Cinemanía > Películas > El callejón de las almas perdidas > Comentario
Destacado: Cynthia Erivo y Ariana Grande protagonizan 'Wicked'
  El callejón de las almas perdidas  (Nightmare Alley)
  Dirigida por Guillermo del Toro
¿Qué te parece la película?
Gracias
Ver resultados

Searchlight Pictures presenta EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, una producción de Double Dare You dirigida por Guillermo del Toro, con guion de Guillermo del Toro y Kim Morgan, adaptado de la novela de William Lindsay Gresham. La película está protagonizada por Bradley Cooper, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Rooney Mara, Ron Perlman, Mary Steenburgen, David Strathairn. El equipo creativo cuenta con los productores Guillermo del Toro p.g.a., J. Miles Dale p.g.a. y Bradley Cooper p.g.a., el director de fotografía Dan Laustsen, la diseñadora de producción Tamara Deverell, el diseñador de vestuario Luis Sequeira, el montador Cameron McLaughlin y el compositor Nathan Johnson.


Sobre la producción
"Estaba muy interesado en una historia sobre el destino y la humanidad. Stanton Carlisle es un hombre que posee todos los ingredientes para cambiar su vida. Tiene personas que creen en él, que lo aman y que confían en él. Sin embargo, su ambición y su arrogancia son tan desmesuradas que se pierde por el camino" - Guillermo del Toro.

Con EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, el visionario narrador Guillermo del Toro viaja al mundo más asombrosamente oscuro, extraordinario y realista: el mundo cinematográfico del cine negro. La película pasa del círculo íntimo de una feria ambulante de los años 30, un reino de fenómenos y maravillas, a los salones de la riqueza y el poder donde residen la seducción y la traición. En esencia es un hombre que vende su alma al arte de la estafa. Así es Stanton Carlisle (Bradley Cooper), un estafador a la deriva que se transforma en un deslumbrante showman y en manipulador tan magistral que llega a creer que puede burlar al destino. Mientras Stanton realiza un delirante ascenso, del Toro rastrea un engañoso sueño americano que acaba descarrilando.

La película de Del Toro está basada en la novela fatalista de William Lindsay Gresham publicada en 1946 sobre un carismático vendedor ambulante al que consume una ambición descontrolada. Atraído naturalmente por el mundo macabro y profundamente humano de los espectáculos de feria, del Toro vio en la novela de Gresham un elemento autobiográfica y quiso explorar las tenebrosas turbias entre ilusión y realidad, desesperación y control, éxito y tragedia. Lo vio como una advertencia sobre el lado oscuro del capitalismo estadounidense.

En EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, Del Toro vuelve a formar equipo con el director de fotografía Dan Laustsen, la diseñadora de producción Tamara Deverell, el diseñador de vestuario Luis Sequeira y el montador Cameron McLaughlin. Esta película es la más descarnada de todas las que ha realizado Del Toro y se trata de una historia dura y realista sobre el crimen, la traición y el castigo merecido. A pesar de sus elementos siniestros, conserva una cualidad mítica y una humanidad inquisitiva que definen películas clásicas de Del Toro como El laberinto del fauno y La forma del agua.

Del Toro afirma que quería que su cine discurriera por nuevos derroteros. “Esta es la primera de mis películas que, aunque posee una atmósfera mágica, no es falsa ni estilizada. Está ambientada en una realidad identificable e inmediata”, dice el director.

“EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS se aparta de los elementos de fantasía por los que se conoce a Guillermo”, añade el colaborador habitual de Del Toro, el productor J. Miles Dale. “Pero aporta a este nuevo paisaje todo su talento para contar historias y para el diseño. En última instancia, cuenta la historia de un hombre que se cargó su propio karma. Uno de los temas más impactantes de la película es que ningún hombre puede escapar de sí mismo”.

Dentro de EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, hay capas inquietantes de corrupción vicio, lujuria, traición y absurdo cósmico que se construyen a medida que Stanton aprende a aprovecharse cínicamente de la necesidad humana de creer en algo fuera más allá de ellos mismos y de nuestro mundo. Del Toro evita los aspectos visuales de la marca cine negro, y logra que la historia avance a toda velocidad, mientras la vida de Stanton se convierte en un círculo desgarrador. Del Toro afirma: “Quería representar una historia clásica de una manera muy viva y contemporánea. Quería que la gente sintiera que está viendo una historia que está de plena actualidad”.

De hecho, en su realismo visceral, la película adquiere la urgencia de una fábula moral: una factura del destino que vence, estructurada para terminar con una explosión. “Cuando el público está interesada en la historia del ascenso de una persona, su mayor miedo es la caída y esa caída puede ser muy fuerte emocionalmente”, dice del Toro.

Cate Blanchett, que aporta una mezcla de fuerza y fuego como la femme fatale de la película, es la brillante y vengativa psicoanalista Dra. Lilith Ritter que se siente atraída por esas emociones. Ve la historia como un cuento con moraleja, sabedora de las diferencias sociales a la vez que está en sintonía con los demonios psicológicos, una historia sobre cómo el desprecio y el pavor pueden acabar con todo, incluso con el amor.

“EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS trata sobre el miedo, la codicia y la manipulación. Tiene todos los oscuros cimientos de lo que, en apariencia, es una sociedad muy culta y sofisticada. El mundo de las ferias puede tener algunos trucos y engaños, pero representa una verdadera comunidad. En esta película, la alta sociedad es mucho más peligrosa y aterradora”, añade Blanchett.

El ambicioso rodaje comenzó a principios de 2020 con un reparto estelar liderado por Cooper, Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Rooney Mara, Ron Perlman, Mary Steenburgen y David Strathairn. En marzo de ese año, la pandemia mundial obligó a suspender el rodaje y el mundo exterior tomó un cariz igualmente inquietante. En medio de problemas cada vez mayores, del Toro, Dale y Cooper se reunieron, llamaron al estudio y cuando regresaron al set esa noche, anunciaron al equipo que el rodaje se interrumpía en ese mismo momento. “No teníamos ni idea de cuánto tiempo estaríamos sin rodar, días, semanas o meses, pero estaba claro que teníamos que parar”. El compromiso con la película fue firme. “Todos los sets, decorados, elementos del atrezzo y luces se quedaron en ese estudio oscuro durante casi 6 meses, hasta que reanudamos el rodaje a mediados de septiembre”, declaró el productor Dale. “La feria, que ya se había construido en su mayor parte, pasó la primavera y el verano envejeciendo bajo el sol y la lluvia. Continuamos exactamente donde lo dejamos”.

Durante ese tiempo, del Toro vio el arco vertiginoso del viaje de Stanton Carlisle hacia el abismo con aún más claridad. “Durante la pausa, el proyecto se arraigó mucho más profundamente en nosotros y pudimos analizar a los personajes y empezar con el proceso de montaje”, dice el director.


Guión: La adaptación de El callejón de las almas perdidas
Stanton Carlisle comienza siendo un don nadie, un hombre que ha abandonado un pasado repleto de cicatrices y que está tan desesperado por dejar atrás sus orígenes que decide unirse a una feria ambulante y convertirse en miembro de ese mundo. Aquí no se hacen preguntas y a nadie le importa quién eras antes, siempre y cuando te pongas a trabajar inmediatamente. El ascenso de Stanton en las filas de la compañía de la feria continúa en los escalones de la alta sociedad estadounidense, todo en el contexto de la Gran Depresión en Estados Unidos.

Del Toro coescribió el guion con Kim Morgan, quien también es crítica de cine y una periodista apasionada por la historia del cine. Casualmente, ambos eran admiradores de la novela original así que empezaron investigando a William Lindsay Gresham y descubrieron que la vida del autor tenía muchos paralelismos con la de Stanton Carlisle. De niño, Gresham quedó hipnotizado por los espectáculos de las ferias en Coney Island y esa fascinación le duró toda la vida. Cuando combatía en la Guerra Civil Española, entabló amistad con un camarada que le contó historias extrañas y espeluznantes de su trabajo en espectáculos de ferias ambulantes como la atracción "geek" (espectáculos sangrientos con animales vivos como serpientes o gallinas). Después de pasar una temporada editando artículos en revistas de crímenes auténticos, Gresham debutó como novelista con EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, una historia que se sumerge en la vida invisible de la feria donde Stanton Carlisle aprende las excéntricas tradiciones de las ferias ambulantes, aprendiendo de Pete y Zeena la pitonisa que le lleva a realizar su propio espectáculo como mentalista. Comprende que puede causar estragos utilizando el espectáculo de mentalista para ofrecer un falso consuelo a los pobres ricachones. El libro se lee desde el punto de vista de Stanton mientras seduce a la gente para que confíe en él, a pesar de que es incapaz de escapar de sus propios miedos. “Nos interesaba resaltar la idea de que la gente, de entonces y de ahora, ha utilizado la espiritualidad para aprovecharse de personas inocentes”, dice del Toro.

En 2010, la novela volvió a considerarse un pináculo del estilo noir de mediados de siglo, entre las reflexiones más entretenidas y duras de una sociedad moderna. Ese año, el crítico Michael Dirda escribió en el Washington Post: “El libro de Gresham narra una caída absolutamente aterradora hacia al abismo. Sin embargo, estamos ante algo más que un clásico de la novela negra. Como retrato de la condición humana, EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS es una obra maestra espeluznante y desgarradora”.

En su adaptación, Morgan y Del Toro también destacan las historias de mujeres, y vamos conociendo el arco de Stanton mientras se enreda con cada una de ellas. Del Toro afirma: “Temáticamente, estoy muy interesado en explorar el género desde un punto de vista diferente. En vez de una femme fatale, tengo a tres figuras femeninas muy fuertes y a un homme fatal”. La inteligente mentalista Zeena (Toni Collette) disfruta del placer físico con Stanton y le enseña su visión del mundo para funcionar en Estados Unidos. La encantadora e ingenua Molly (Rooney Mara) se enamora de su optimismo engañoso y ambicioso. Y la psicoanalista de la gran ciudad, la Dra. Lilith Ritter (Cate Blanchett), una superviviente de maltratos físicos y psíquicos, ve a través de Stanton y se propone manipular al manipulador en un intento de hacer justicia. Cada uno de estos personajes ayuda a Stanton a sacar provecho de sus habilidades, pero todos ven como elige el camino más pérfido en cada bifurcación del camino.

Una vez que aprende lo rentables que pueden llegar a ser la ilusión y el engaño, Stanton no vuelve a mirar atrás. Lo vieron como un tema de la América actual, pero del Toro y Morgan también quisieron que el guion reflejara el estado de ánimo que reinaba en Estados Unidos después de la Gran Depresión. La adaptación está ambientada en 1939, justo cuando la nación se estaba recuperado de una Guerra Mundial y había entrado en otra, y cuando el país se enfrentaba a divisiones de enorme calibre. “Esa época fue, en muchos sentidos, el nacimiento de la América moderna", observa del Toro.

En una era anterior a la televisión, las ferias ambulantes representaban la forma de entretenimiento de las masas. Los visitantes transformaban el terreno enfangado de un pequeño pueblo prometiendo desconcertar, provocar y hacer que la vida tan dura que llevaban sus habitantes fuera un poco más mágica. Aunque ofrecían al público cuentos de hadas atractivos, debajo de los colores brillantes, los oropeles y las provocaciones, los artistas también sufrían explotación y situaciones inhumanas. Pero también eran comunidades alternativas para personas que de otro modo se hubieran quedado al margen de la sociedad.

A del Toro le cautivó ese mundo de contrastes humanos y quiso profundizar más. “La feria es una sociedad hermética increíblemente unida. Es un lugar donde la gente guarda sus secretos y donde muchos están escapando de una vida delictiva o tienen un pasado que quieren dejar atrás. Sin embargo, forman una sociedad fuerte. Es casi como un microcosmos del mundo. Todo el mundo está ahí para estafar a todo el mundo. Pero al mismo tiempo, saben que se necesitan y se protegen”.

Del Toro y Morgan también se documentaron sobre la historia de los espectáculos "geek" que adquieren un significado épico en EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS. Aunque estaba prohibido en varios estados, a menudo era el mayor atractivo económico de una feria, y la verdad que escondía el espectáculo 'geek' era mucho más inquietante. “Era importante que esta película estuviera ambientada justo después de la Primera Guerra Mundial, porque en ese momento muchos hombres regresaban de la guerra con adicciones”, explica del Toro. “Algunos de esos adictos que se convirtieron en 'geeks' estaban dispuestos a comer animales vivos a cambio de su sustancia favorita”.

Los 'geeks' de las ferias solían ser adictos al opio o alcohólicos privados de su dosis, dispuestos a hacer cualquier cosa para satisfacer su adicción. En la jerarquía de la feria, el 'geek' era el más bajo en la pirámide social, vilipendiado y compadecido incluso por los mismos feriantes. El 'geek' surge de los callejones más siniestros en la oscuridad de la noche y es todo lo que Stanton teme ser.

Del Toro y Morgan no solo buscaron las sorprendentes descripciones de Gresham para crear el evocador mundo de las ferias, también se fijaron en una de las películas más controvertidas de principios del siglo XX y que se ha convertido en un clásico de culto: La parada de los monstruos de Tod Browning. El drama de 1932 contaba con un grupo diverso de artistas reales de estos espectáculos de feria en lo que entonces se consideró una película de terror escandalosa que se internaba en territorio prohibido.

“EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS rinde homenaje a la importancia de La parada de los monstruos”, dice el productor Dale. “Browning demostró que cuando miras detrás del telón de la feria, lo que ves es gente normal que confía en los demás, que se quiere y que forma parte de una familia. Eso encaja muy bien con la narración de Guillermo”.

Para del Toro, el proceso de narración es casi infinito y el guion no es un punto final. Durante el casting, como es habitual en del Toro, algunos actores recibieron una biografía personalizada de su personaje, repleta de antecedentes de su infancia, características psicológicas e incluso secretos que los actores no debían divulgar nunca.

“Los secretos biográficos de los personajes que describe Guillermo son extraordinarios”, dice David Strathairn, que interpreta a Pete, el mentalista que enseña a Stanton todos sus trucos, regalándole todos esos conocimientos que ha adquirido con tanto esfuerzo. “Era una manera muy divertida de meterse en la cabeza de Guillermo. Como actor, solo puedes interpretar el momento que vive el personaje, pero la biografía me ayudó a conocer los tonos y las cualidades del comportamiento. Era como contar con un pequeño currículum sobre tu personaje”.


Localización

La feria llega al pueblo
La primera mitad de EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS comienza con una inmersión fascinante, aunque deliberadamente confusa, en el corazón palpitante de la feria. Desde el principio, del Toro tuvo una visión de este mundo: un mundo duro y trabajador, a veces espeluznante, pero que nunca es estrafalario o de fantasía. Sabía que no se iba a parecer a ninguna de sus películas anteriores, pero volvió a trabajar con algunos de sus colaboradores visuales favoritos porque sabía que su registro era amplio, incluido el director de fotografía Dan Laustsen, la diseñadora de producción Tamara Deverell y el diseñador de vestuario Luis Sequeira.

Desde el principio, la estrategia de diseño consistió en construir su propia feria desde cero en un lugar con mucho espacio para que los actores tuvieran libertad de movimiento. Del Toro comprendió que un plató no podría evocar nunca el estado de ánimo que deseaba: esa inquietante belleza que contrarresta la oscuridad moral de Stanton.

La Markham Fairground vacío a las afueras de Toronto se convirtió en el lienzo en blanco en el que trabajaría el equipo técnico. Allí, Deverell (Star Trek: Discovery, X Men) erigió varias atracciones clásicas como una noria de verdad, un tiovivo que funcionaba, una casa de los horrores, así como varios escenarios y carpas que anuncian las atracciones estrella de la feria.

“No hay nada como este tipo de localización para tener un ambiente real”, dice Dale. “Pasamos muchos meses investigando y diseñando todos los aspectos de la feria. De hecho, nuestro equipo buscó una noria de época y atrezzo original de los años 30”.

Deverell, que siempre basa su trabajo en una investigación exhaustiva, buscó colecciones de objetos de feria. Armbruster Manufacturing, el fabricante de carpas más antiguo de Estados Unidos, construyó 40 carpas siguiendo unas especificaciones estrictas. También aprovechó su imaginación. Por ejemplo, el escenario de la pitonisa Zeena y el escenario eléctrico de Molly se basan en referencias de espectáculos reales, pero también incluyen detalles sutiles de los personajes que dan pistas sobre sus antecedentes y características personales. A Deverell le encantó crear esos carteles sensacionalistas de colores fuertes para los espectáculos, imprimiéndolos en una muselina cruda de verdad y envejeciéndolos después con arena y mugre para mostrar el desgaste que se deriva de viajar de pueblo en pueblo.

En última instancia, el equipo de Deverell produjo cuatro versiones diferentes de la feria principal, así como un feria definitiva aún más oscura y lúgubre para la asombrosa última escena de la película.

En lo que se refiere al estado de ánimo, la paleta y la textura, del Toro quiso que el equipo se inspirara en el trabajo de tres famosos pintores realistas estadounidenses: la iluminación muy definida y la potente soledad de Edward Hopper, los duros retratos de Andrew Wyeth y los dramáticos callejones urbanos de George Bellows, así como las obras del pintor danés Vilhelm Hammershøi, conocido por sus interiores sombríos y lúgubres.

“Guillermo quiso que también hiciéramos referencia a varias películas”, dice Deverell. “'El cartero siempre llama dos veces', por ejemplo, influyó en las escenas de la granja de Zeena”.

Deverell y del Toro solían comunicarse con imágenes en lugar de con palabras, pasándose fotos. “Guillermo me traía una foto y yo respondía con un render. Posteriormente él respondía dibujando sobre ella. Ese era el tipo de conversación visual que existió entre nosotros”, explica Deverell.

Para reflejar la estructura circular de la historia y la trampa que Stanton se hace a sí mismo, del Toro le pidió a Deverell que desarrollara un tema geométrico de círculos que impregnara sutilmente la película. Comenzó con el espantoso pozo donde el geek de la feria (que interpreta Paul Anderson) realiza su espectáculo. (La producción utilizó serpientes y gallinas creados por ordenador para esas escenas).

“A Guillermo le gusta jugar dando al público pistas temáticas emocionales o ciertos guiños. Me encanta hacer eso, así que fue muy divertido meter todos los círculos que pude”, dice el director.

A medida que van aumentando las habilidades de Stanton y se convierte en un artista consumado, el mundo de la feria da paso a un reino de la ciudad mucho más brillante y ostentoso en la superficie, pero que destila ansiedad por debajo.

“Guillermo siempre quiso representar un fuerte contraste visual entre la primera y la segunda mitad de la película”, dice Dale. “Pasamos de un lugar sucio pero lleno de vida, a un lugar extremadamente limpio pero completamente alienante”.

Stanton en la gran ciudad
Una vez que Stanton y Molly se van a las brillantes luces de la ciudad de Buffalo, donde se hacen ricos con un espectáculo en un club nocturno muy elegante, la película y el ambiente dan un giro de 180 grados. La elegante estética Art Deco que refleja las nuevas tendencias de finales de los años 30 prevalece en la segunda parte de la película.

La película avanza varios años y vemos a Stanton y Molly en el escenario de una lujosa sala esférica en la ficticia Copacabana. El club se creó en Toronto, dentro del histórico Carlu Round Room de la ciudad, erigido en 1930 y diseñado por el arquitecto francés Jacques Carlu, la muralista Natacha Carlu y el arquitecto René Cera en el 7º piso de los grandes almacenes de Eaton's College Street. Hoy en día se considera uno de los máximos ejemplos del estilo Art Moderne audaz y aerodinámico, donde el Art Deco alcanzó una gran elegancia. Para permitir que la cámara capturara el deslumbrante techo abovedado de la sala en 360 grados completos, Deverell también diseñó un piso elevado para que los actores estuvieran más cerca.

La suite del hotel de Stanton y Molly, donde su futuro juntos está en cuestión, se construyó a mano en un plató, pero siguiendo el modelo de otro hito de Toronto: el Parkwood Estate de estilo Beaux Arts que hay en Ontario, que también sirvió de localización clave para el cuidado jardín de Grindle.

El diseño de la pieza central de la segunda mitad de la película es la oficina de la Dra. Lilith Ritter, donde Stanton trama su pieza de ilusionismo más elaborada y donde empieza a desmoronarse. Allí, Deverell se fijó en otro asombroso diseño de finales de finales de 1920: el llamado “estudio Weil-Worgelt”, un famoso interior diseñado para un cliente de élite por la oficina en Nueva York de la firma de decoración parisina Alavoine. Tiene revestimientos de madera de palisandro y olivo y grandes paneles de laca abstracta estilo Art Deco. Allí, Deverell situó a la Dra. Ritter para que se sintiera como en casa en ese tipo de lujo elegante donde puede estar separada de los traumas de sus pacientes.

“La mayoría de las veces vemos a Lilith en su consulta, así que debía parecer el escenario de una mujer muy poderosa, una mujer más inteligente, más hermosa y más despiadada incluso que Stan", explica Deverell. “La consulta rezuma calidez y brillo y su diseño geométrico es el mejor ejemplo de la fuerza de Lilith, mientras que el uso de arcos y curvas representa su poder femenino”.

La creación del set de la consulta definitiva implicó muchas conversaciones con del Toro, pero valió la pena. Así como Gresham había introducido referencias psicológicas en su novela, Deverell pensaba en términos de símbolos del psiquiatra Jung. “Los patrones de la madera representaban una especie de mancha de tinta del test de Rorschach que arrojan una luz inquietante sobre la personalidad de Lilith”, señala Deverell.

Blanchett se quedó alucinada con este tipo de matices. “Cuando entré por primera vez en la consulta de Lilith pensé que era la viva imagen del personaje. La forma en que se abría la puerta, el aspecto del escritorio, la ornamentación, la forma en que se ocultaban los dispositivos de grabación, el color del sofá... todo ayuda a construir el personaje”, dice la actriz.

Deverell creó otro despacho imponente para Evan Grindle, utilizando la Planta de Tratamiento de Agua RC Harris en Toronto, que se ha utilizado de diferentes maneras en varias películas de Del Toro, incluida LA FORMA DEL AGUA, para el exterior. Para el interior, Deverell y su equipo construyeron a medida los enormes candelabros de la habitación, la chimenea de mármol y las incrustaciones de bronce esculpido.

“Guillermo tenía en la cabeza una visión muy concreta del despacho de Grindle y tardó un poco en concretarse”, recuerda Deverell. “Las referencias son sobre todo Art Deco, pero también me inspiré en los hoteles modernos de Hong Kong, especialmente en las ventanas y en las formas circulares”.

La sensación que producen estos lugares, repletos de brillo y esplendor curvilíneo, sirvió para reforzar la tensión de Stanton en su plan para llevar a cabo una treta peligrosa. Dale lo resume así: “El mundo al que Stan aspira en Buffalo es muy bonito pero tiene algo de artificial; los personajes son más mundanos y menos honestos que los que hemos conocido en el feria. Debajo de toda esa elegancia acecha el peligro”.


Fotografía: Rodar en el callejón
Si del Toro es conocido por su imaginación desbordante, EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS es su película más terrenal hasta la fecha. Como es habitual, el aspecto de la película está meticulosamente estudiado para crear un ambiente inconfundible. El director se reunió con el director de fotografía Dan Laustsen, que recibió una nominación al Oscar® por trabajos muy diferentes como La forma del agua. Ambos hablaron sobre cómo recrear el ambiente de folletín de esa época: espeluznante, vívido, pero implacable. Mientras del Toro buscaba un trasfondo de traición oscura y lúgubre, también quería evitar los conocidos motivos del cine negro. Se alejó sobre todo del aspecto frío y desaturado y se sumergió en un ambiente repleto de colores, aunque simbólicamente eran colores oscuros y profundos. También quería que la película tuviera envergadura utilizando muchas tomas amplias de forma que la cámara ayudara a crear la creciente sensación de fatalidad.

A pesar de los aspectos divergentes entre EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS y LA FORMA DEL AGUA, el director de fotografía Laustsen dice que él y del Toro siguieron las mismas reglas. “A los dos nos gusta contar una historia con luz, con color y con movimientos de cámara”, dice. “Guillermo es un maestro en esas cosas independientemente del estilo de la historia”.

La primera decisión que tomaron fue rodar EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS como un thriller del siglo XXI, no como una película de los años 40. “Ambos estuvimos de acuerdo en que no queríamos que pareciera una película rodad en esa época. Queríamos que pareciera más moderna y actual”, describe Laustsen.

Al rodar digitalmente, Laustsen eligió la cámara Alexa 65 por su capacidad para mejorar la atmósfera incluso en las condiciones más oscuras. “Es una cámara de formato medio con grandes sensores”, explica el director de fotografía. “Me gusta porque la profundidad de campo es fantástica para los tonos de piel y para el rostro. Los resalta un poco más. Normalmente soy un director de fotografía al que le gustan las cosas bastante oscuras. Pero en esta película, Guillermo no paraba de decirme: '¡Hagámoslo más oscuro!' Casi me da un infarto, pero todo salió bien. La Alexa 65 consigue un aspecto maravilloso a pesar de que hay muy poca luz”.

La iluminación cambia a medida que avanza la historia; pasa de tenue y naturalista a cada vez más brillante y dura. “En la consulta de Lilith, volvemos a un estilo más típico de los años 30, con luces directas que resaltan las caras de Cate y Bradley. Es muy posible que el público no note una gran diferencia, pero deja traslucir algo”, dice Laustsen.

La expresividad de las películas de Cooper queda patente en la iluminación de esta cinta. “La cara de Bradley es fantástica a la hora de filmarla”, reflexiona Laustsen. “Buscábamos constantemente formas de iluminarla para reflejar aún más la creciente oscuridad interna de su personaje”.

Rodar el set de la feria, tan detallado que la cámara podía apuntar en cualquier dirección, fue estimulante para Laustsen, aunque señala que exigió una planificación logística exhaustiva. “Usamos muchas grúas grandes y no se puede mover una grúa de 90 metros en un espacio tan grande como el de la feria; se necesita todo el día”, señala el director de fotografía. “Así que aprendimos a adaptarnos. Pero estamos encantados con el aspecto tan maravilloso de la feria”.

Uno de los pocos guiños a la vieja escuela del cine negro es el feeling sofisticado y empapado de lluvia que destilan algunas escenas. “Hay bastante lluvia en esta película, pero queríamos que aportara una tercera dimensión en la pantalla”, explica Laustsen. Esto exigió la construcción de torres de lluvia intensa, rotámetros para agua y ventiladores que reproducían condiciones frías y empapadas de agua para el reparto y el equipo. Laustsen lo explica: "Trabajar con torres de lluvia puede ser una tarea complicada para los actores, pero sus interpretaciones mejoran con estos elementos auténticos”.

Aunque la mayor parte de la película se creó con la cámara, las mejoras que proporcionaron los efectos visuales especiales desempeñaron un papel fundamental en las imágenes finales. “Fuimos lo más lejos que pudimos, pero el equipo de efectos visuales lo mejoró aún más”, describe Laustsen. “Cuando cuentas con un director como Guillermo que tiene una visión tan concreta, necesitas que todos los miembros del equipo estén unidos para conseguir ese objetivo y lo cierto es que ese espíritu de equipo existió”.

La película está dividida en dos partes muy diferentes así que Laustsen debía conseguir que pareciera un viaje sin escalas. Dice que la cohesión de la producción desempeñó un papel importante para conseguir ese objetivo. “Todos los elementos de la película estaban perfectamente preparados, desde los decorados hasta el vestuario, la peluquería, el maquillaje y los efectos visuales”, afirma Laustsen. “Todos querían que la visión de Guillermo de esta pesadilla fuera exactamente lo que él quería”.


Música: Componer la música de la película
Como artista multidisciplinario, Nathan Johnson (Puñaladas por la espalda) colaboró con del Toro en Los Ángeles para componer la música de la película. Su música original (para Looper y Brick, entre otras) y sus cortometrajes (vídeos para Son Lux, Lucius) difuminan constantemente las líneas entre escenario, pantalla y narrativa audiovisual.

Del Toro señala: “Nathan y yo hablamos durante un desayuno. Nos reunimos y hablamos sobre los personajes. Le dije: 'No quiero hablar contigo sobre qué instrumentos tienes que utilizar o cómo veo la música de esta película.’ Solo hablamos de Stan y Lilith, y también de Molly. Eso es todo”.

En EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, la música de Johnson es innovadora y variada, pero tradicional. Durante la primera mitad de la película que discurre en la feria, se establece el ambiente que a veces es esperanzador y en otras ocasiones representa una premonición. En la segunda mitad que discurre en la ciudad, se trata de una película tradicional de esa época que se adapta a los diferentes ritmos de la película, donde asistimos a un siniestro dueto entre Lilith y Stanton mientras su inevitable destino se acerca en espiral.

“Comenzamos con este personaje solitario, no solo con un tema, no solo con un motivo, sino con una nota”, añade Johnson. “Ese era mi concepto. Es una sola nota de piano y es lo primero que escuchamos en la película. Y luego, durante el transcurso de la película, Stan se pone esas máscaras. Incorpora esas personas a su vida”.

EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS acaba representando una debilidad, una fisura. Comienza en el feria y luego se agranda cuando Stan va a la gran ciudad. Durante ese tiempo, el tema de Stan, que empezó como una nota de piano, ahora está acompañado por la trompeta, y luego, de repente, con una orquesta completa con un piano de cola exuberante.

“Es una película sobre un tipo que nunca cambia. Le ponemos máscaras, lo adornamos, y luego se lo quitamos todo. Cuenta una historia muy concreta”, dice Johnson.


Sonido: Diseñando el tono
El editor de sonido canadiense Nathan Robitaille, que también fue nominado a un Premio de la Academia® por su trabajo en La forma del agua, habló al principio con del Toro sobre EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS. Estas conversaciones tuvieron una gran influencia en la forma en que el sonido podía ayudar a establecer la diferencia entre la feria y la gran ciudad. En el feria, hay libertad en la pobreza. En la gran ciudad, la riqueza viene acompañada de aislamiento y soledad. Esos dos mundos son muy diferentes y la pandemia amplificó esa diferencia. Esta pausa prolongada dio tiempo y espacio para que la feria tuviera un sonido más fresco.

“A Guillermo le interesa mucho el sonido”, comenta Robitaille. “Se fija en cada sílaba, respiración y tonalidad de las palabras y en cada capa del diseño de sonido, elemento BG, volumen y ubicación en la habitación. Para él era importante mantener un equipo esquelético remoto durante unas semanas para finalizar el trabajo de sonido que habíamos empezado en la gran ciudad a través de videoconferencias”.

Cuando se reanudó el rodaje, las grabaciones del set, como las multitudes en la feria, las atracciones, los coches de choque, los juegos, las carpas, todos los vehículos de época, etc. se utilizaron para construir un mundo repleto de vida y textura con una sensación de estar al aire libre.

“Una vez que llegamos a la gran ciudad, todo lo que aparece en la pantalla suena premium y caro”, añade Robitaille. Desde las copas de cristal del cóctel cantante en la consulta de Lilith hasta la riqueza de las telas y las superficies de mármol. Cada puerta tiene un sello de succión, como una esclusa de aire, que aísla del mundo exterior.

“Todos esos elementos se combinan para colocar al público en una realidad donde los muros se van cerrando de forma tan gradual que no nos damos cuenta en qué lío nos hemos metido hasta que es demasiado tarde”, concluye.


Vestir El callejón de las almas perdidas: Los trajes
EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS contó con Luis Sequeira, el habitual diseñador de vestuario del Toro Luis Sequeira que también trabajó en La forma del agua, con unos 242 cambios de vestuario, que van de los trajes andrajosos a los ostentosos, desde atuendos kitsch para espectáculos de feria hasta vestidos glamurosos fabulosamente elegantes de los años 30. De acuerdo con el diseño general de la película, el equipo trabajó con dos paletas divergentes. “En el mundo de la feria todo es cálido, con tonos tierra que se remontan a mediados de los años 30. Cuando nos trasladamos a la ciudad, nos volvemos muy cool y monocromáticos con un toque de alta costura”, explica el diseñador de vestuario.

En su investigación, consultó catálogos de cientos de imágenes para los personajes de la película de forma que cada uno de ellos tuviera un look icónico propio. Casi todo se hizo a mano y Sequeira encontró telas auténticas en todo el mundo recorriendo mercadillos en busca de accesorios. “Elaboramos el 80% de los trajes y también zapatos, guantes, sombreros y lencería”, señala.

En el caso de Stanton, Sequeira elaboró un guardarropa para Bradley Cooper que cambia radicalmente a medida que pasa de vagabundo de mala suerte a feriante, a showman rico y vuelta a empezar. “Stanton sufre una enorme transformación”, describe Sequeira. “Usamos el cambio en el corte y la caída de los trajes de Bradley para ayudar a contar la historia de una persona nada poderosa que se convierte en una persona muy poderosa”.

Al diseñador de vestuario le intrigaba particularmente el look de Stanton en la segunda mitad de la película. “1941 es una época maravillosa para la moda masculina y pude adquirir telas increíbles en Italia, España y el Reino Unido. Ver cómo esas telas se convierten en trajes fue muy emocionante”, dice Sequeira.

Para contrastar las raíces pobres de Stanton con Grindle, una élite que nació en la riqueza, Sequeira vistió a uno con tonos marrones y al otro con tonos grises. “Stanton destaca entre los ricos de Buffalo”, señala el diseñador. “Grindle viste con un estilo sencillo e impecablemente confeccionado pero Stanton tiene esa faceta chillona. Es un nuevo rico mientras que Grindle tiene ese aspecto de dinero de toda la vida”.

Sequeira fue muy creativo con las mujeres de la película y cada una tiene look muy bien definido que es de la época pero también absolutamente único. Para Molly, trabajó con distintos tonos de rojo, un color que él y del Toro asociaron con el espíritu de la feria, y que se hace eco del vestuario utilizado en la película en blanco y negro de 1947. Para Molly creó outfits muy llamativos como un vestido de lentejuelas negro y dorado con una capa roja y un vestido de terciopelo negro adornado con una mariposa roja. “Dejamos atrás el color rojo cuando salimos de la feria. A partir de entonces solo existe en Molly y en el cartel del Ejército de Salvación”, comenta del Toro.

Sequeira también elaboró una de las prendas más importantes de EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS: el vestido que lleva Molly para representar a la mujer que ha perdido Grindle y que es el clímax de la película. Para jugar con esos temas fantasmales, vistió a Molly con un vestido fluido y semitransparente de organza blanca, ligeramente envejecido para darle un tono lila sutilmente sobrenatural. Luis dice: "Todo en la feria tiene tonos bastante cálidos y terrosos con una reminiscencia a mediados de los años 30, y cuando nos trasladamos a la ciudad, fuimos muy cool, con colores monocromáticos que se codean con la alta costura”.

Llegó aún más lejos en la alta costura con los suntuosos trajes pantalón y vestidos de Cate Blanchett, confeccionados en ricos tonos de verde, ciruela y negro, e inspirándose en íconos cinematográficos como Greta Garbo y Joan Crawford. Uno de sus diseños favoritos de la película es el vestido estampado de terciopelo de la Dra. Lilith Ritter con sus llamativas incrustaciones en cobre. “¿Cuándo tienes la oportunidad de hacer vestidos de noche de alta costura de los años 40? No muy a menudo”, reflexiona Sequeira. “Y poder vestir a Cate Blanchett es un grandísimo honor”.

Sequeira continúa diciendo: “La Dra. Ritter es elegante y rica, así que busqué siluetas bonitas y detalles lujosos, pero quería que su ropa fuera real, que no fuera un disfraz. Quería que pareciera intemporal”.

A Blanchett le encantó el trabajo de Sequeira y fue una gran inspiración para interpretar a su personaje. “Tuvimos conversaciones realmente creativas”, dice. “Muchos de los atuendos de Lilith son fruto de esos diálogos”.


Maquillaje y peluquería: Las prótesis de las atracciones
Algunas de las personas que figuran la feria de EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS se basan en la vida real, en artistas de principios del siglo XX que aparecen en la película La parada de los monstruos de Tod Browning, como Zee Zee Cabeza de Alfiler, Fifi la Chica Pájaro y JoJo el Hombre Perro. Del Toro recurrió a Mike Hill, el escultor que diseñó al fantasioso hombre anfibio de La forma del agua, para rendir homenaje a esos artistas dotándolos de prótesis detalladas y naturalistas.

Es un tipo de tarea completamente diferente a las que había realizado anteriormente para Del Toro. “Al desarrollar los personajes de EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS, nunca quisimos que fueran personajes de fantasía”, dice Hill. “A pesar de que todo está muy exagerado, absolutamente todo se basa en la realidad”.

Sin embargo, la filosofía de Hill y del Toro en lo relativo a las prótesis no cambió. No solo debían parecer orgánicas, también debían dejar suficiente espacio para que el actor sacara a la luz el alma del personaje. “Si pones mucha de espuma y látex, entierras al actor”, dice Hill.

Del Toro dio a Hill total libertad para explorar el aspecto de los artistas de los espectáculos de feria. “Guillermo fue muy generoso. De hecho, me permitió elegir a los actores, lo que es algo inaudito. Decidí elegir a una mujer para el Zee Zee masculino y a un hombre para representar a Fifi la Chica Pájaro’. De esa forma, ambos personajes parecían andróginos. Me gusta que el público no esté seguro de qué es lo que está viendo en realidad”, dice Hill.

Para JoJo el Hombre Perro, el propio Hill asumió el papel y creó un look que se aleja escrupulosamente de la caricatura. “Intenté que el rostro tuviera diferentes capas de pelo, con tonos más pálidos en algunas zonas, y hacer que la nariz fuera un poco más prominente y las mejillas algo más oscuras. No quería que pareciera una fregona de pelos con unos ojos saltones. Quería dotarlo de cierta humanidad”, explica Hill.

La prótesis también ocupó un lugar en la creación de Enoch, el “punk en escabeche" que tiene un tercer ojo que vigila todo lo que ocurre en la feria, una característica que adquiere un significado mítico dentro del mundo de la feria. El punk en escabeche era el término tradicional para referirse a los fetos humanos que se conservaban en frascos de formol, otro espectáculo que atraía muchísimo a los espectadores. Podían ser auténticos o falsos, pero solían representar extrañas malformaciones congénitas que recordaban al público los cuentos de hadas y las fábulas.


La pandemia: Toma dos
Cuando estaban a mitad del rodaje, EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS decidió parar ante las terribles noticias sobre las posibles víctimas de la pandemia mundial del Covid-19. Aunque todavía no era obligatorio, del Toro no estaba dispuesto a poner en riesgo la salud y la seguridad de su familia cinematográfica. Por supuesto, en ese momento no tenía ni idea cuándo iba a durar ese limbo.

“Cuando decidimos parar el rodaje, nadie se lo esperaba”, recuerda del Toro. “Todos se fueron a comer y después no volvimos a vernos en muchos meses”.

En medio de esa incertidumbre, del Toro, Cooper y Dale se consolaron utilizando ese tiempo para revitalizar las ideas para la película. Al final, pudieron incorporar esa experiencia tan inusual al proceso creativo. “Guillermo tuvo la oportunidad de reflexionar sobre lo que ya se había rodado, hacer un montaje exhaustivo y refinar aún más el material”, dice Dale.

Cuando se reanudó el rodaje, nada volvió a ser igual. Se implementaron extensos protocolos para que el rodaje pudiera retomarse en la feria que se había construido en septiembre de 2020. Dale cuenta lo complicado que fue volver al trabajo.

Los protocolos eran muy minuciosos pero lo más importante es que funcionaron. Se realizaron más de 17.000 tests de COVID durante las 13 semanas de rodaje que quedaban y solo hubo 5 positivos y ninguno de ellos cerca del set.

Se testaba a todo el reparto y el equipo tres veces por semana y los que venían de fuera tenían que cumplir un cuarentena de dos semanas. Los miembros del equipo que trabajaban estrechamente con los actores se aislaron en hoteles durante cinco semanas y los artistas que figuran en segundo plano llevaban mascarillas codificadas por colores. Cuando del Toro pronunciaba la palabra "acción" y "corten", el primer ayudante del director también decía "fuera mascarillas" y "mascarillas puestas”.

Si EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS termina con una nota de ajuste de cuentas para un hombre que voló demasiado alto sin tener en cuenta a los demás, el rodaje terminó con la nota opuesta: que la película había sobrevivido a las dificultades gracias al amor y la prevención.

Cooper afirma: “Ha sido una experiencia única... vivir la pandemia, tomarse seis meses de descanso y después volver a visitar la historia. Se trata de una experiencia artística que no se parece a ninguna otra porque lo que ocurría en el mundo se mezclaba con la naturaleza de esta historia”.


El callejón de las almas perdidas, basado en la novela fatalista de William Lindsay Gresham (1909-1962). Ficha técnica
· William Lindsay Gresham es un novelista y autor estadounidense de no ficción nacido el 20 de agosto de 1909. Es muy popular entre los lectores de novelas negras. Sus obras incluyen: El callejón de las almas perdidas (1946), Limbo Tower (1949), Monster Midway: An Uninhibited Look at the Glittering World of the Carny (1954), Houdini: The Man Who Walked Through Walls (1959), y The Book of Strength: Body Building the Safe, Correct Way (1961)
· Nació en Maryland y se mudó a Nueva York con su familia y quedó fascinado con Coney Island.
· En 1926, se graduó en el Erasmus Hall High School en Brooklyn. Después del instituto, pasó de un trabajo a otro y fue voluntario en la Guerra Civil española en 1937. Allí se hizo amigo de un empleado de un espectáculo de feria, Joseph Daniel “Doc” Halliday, que inspiró gran parte de su trabajo a partir de las largas conversaciones que mantuvieron.
· Regresó a Estados Unidos en 1939 y sufrió problemas psicológicos pasando un tiempo en un hospital para tuberculosos y en un primer intento de suicidio.
· En 1942, Gresham se casó con la poetisa Joy Davidman y tuvo dos hijos. Su matrimonio terminó en divorcio en 1954.
· Gresham era un alcohólico que buscaba la espiritualidad y que se convirtió en alcohólico anónimo después de su divorcio.
· El callejón de las almas perdidas se publicó en 1946 y pasó la mayor parte de su tiempo escribiendo la novela en el Hotel Carter de Manhattan. En 1047, la novela se adaptó para el cine, película que protagonizó Tyrone Power.
· En 1962, a Gresham le diagnosticaron cáncer y empezó a perder la visión de un ojo. Finalmente se quitó la vida en el mismo hotel donde había escrito años antes El callejón de las almas perdidas.