Un niño está acostado, despierto en su habitación, en una nevada Nochebuena, excitado y alerta. Respirando silenciosamente. Casi sin moverse. Esperando. Está atento a ver si oye un sonido que teme que podría no oír nunca - el tintineo de las campanillas del trineo de Santa Claus.
Faltan cinco minutos para la medianoche. De repente, un atronador estruendo sobresalta al muchacho. Al quitar el vaho de la ventana ve algo increíble - un reluciente tren negro frena estruendosamente justo delante de su casa, el vapor de su potente motor silbando a través del cielo nocturno y de los copos de nieve que caen suavemente.
El muchacho sale corriendo, vestido sólo con un pijama y unas zapatillas, y es recibido por el revisor del tren que parece estar esperándole. "Bueno, ¿vienes?", pregunta el revisor.
"¿A dónde?"
"Al Polo Norte, por supuesto. ¡Éste es el Polar Express!"