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  La lección de alemán  (Deutschtunde)
  Dirigida por Christian Schwochow
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En un pequeño pueblo del norte de Alemania, se desarrolla un drama acerca del deber frente a la conciencia individual y la moralidad durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Alemania, poco después de la Segunda Guerra Mundial. En un correccional a orillas del río Elba, el joven Siggi Jepsen (Tom Gronau) tiene que escribir una redacción sobre el tema "Las alegrías del deber". No sabe por dónde empezar, su cuaderno permanece en blanco.

Al día siguiente, tiene que completar la tarea castigado en una celda y es entonces cuando comienza a escribir obsesivamente los recuerdos de su infancia.

Recuerdos de su padre, Jens Ole Jepsen (Ulrich Noethen), que era policía en una pequeña aldea del norte de Alemania donde estaba totalmente dedicado a las obligaciones de su cargo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Jens recibe instrucciones para vigilar a su amigo de la infancia, el pintor expresionista Max Ludwig Nansen (Tobias Moretti), al que los nacionalsocialistas han prohibido pintar, calificando su obra como arte enfermizo y degenerado. El policía le vigila cuidadosamente y Siggi (Levi Eisenblatt), de once años, se muestra dispuesto a ayudarle. Pero Nansen se resiste y también confía en la ayuda de Siggi, que es como un hijo para él.

El conflicto entre los dos hombres se irá intensificando y Siggi tiene que nadar entre dos aguas: la de la lealtad al padre y la de la lealtad al pintor admirado. ¿Adaptación o resistencia? Esta es la cuestión crucial para Siggi...


Sinopsis larga
Alemania, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Siggi Jepsen, un joven en un centro de detención juvenil a las orillas del río Elba, tiene que escribir un ensayo sobre "Las alegrías del deber". No puede empezar, su cuaderno permanece en blanco. No porque no tenga nada que contar, sino todo lo contrario: el joven se ve superado por la cantidad de información que se acumula en su cerebro. Cuando tiene que completar el ejercicio al día siguiente, esta vez en una celda de castigo, escribe sus recuerdos obsesivamente.

En un continuo viaje desde el presente hasta el pasado y viceversa, Siggi nos conducirá a su infancia en Rügbull, un pueblo bañado por las aguas del mar del Norte y cercano a la frontera con Dinamarca, donde viviremos, a través de los ojos confusos del niño de 11 años, cómo el régimen nazi prohíbe pintar a Max Ludwig Nansen (personaje inspirado en los pintores expresionistas Emil Nolde, Max Beckmann y Ernst Ludwig Kirchner, calificados por el nacionalsocialismo como degenerados y de arte enfermizo).

El encargado de hacer efectiva tan real como absurda prohibición es el padre de Siggi, Jens Ole Jepsen, único agente de policía de Rügbull que se dedicará en cuerpo y alma a obedecer a sus superiores de Berlín y asegurarse de que Nansen cumpla la prohibición de pintar.

Nansen y Jepsen son amigos de la infancia, el pintor es el padrino de Siggi. Pero a pesar de estos estrechos lazos, Jens Ole Jepsen está decidido a seguir las órdenes de la capital hasta el último detalle.

Cuando Siggi descubre una nueva pintura en el estudio de Nansen, que caricaturiza al policía, Gaviotas de servicio riéndose, informa a su padre que decide que el niño le ayude a supervisar al pintor. "La gente útil tiene que adaptarse, trabajarás para mí y haré de ti un hombre útil", le dice Jepsen a su hijo.

Pero Max Ludwig Nansen también confía en la ayuda del niño. Enseña a Siggi a pintar, también porque es una manera de eludir la prohibición a la que se enfrenta.

Cuando Klaas, el hermano mayor de Siggi, es gravemente herido en un ataque aéreo Siggi busca a su padre para que lo ayude. Jens trae a su casa al hijo mayor herido, pero no duda en entregar al desertor a las autoridades: el deber es el deber.

Nansen ve cómo sus pinturas de los últimos cinco años están siendo confiscadas y reacciona con indignación. "Solo cumplo con mi deber", se defiende el policía. "¡A veces tienes que hacer algo que va contra del deber!", responde el pintor. El conflicto entre los dos hombres se intensifica continuamente y la presión sigue aumentando en el niño de 11 años, que quiere ser amado por los dos; así se inicia una guerra dentro de la guerra: la que enfrenta a la obediencia contra la necesidad, a la autoridad contra el arte, a la sumisión contra la libertad.

Entonces la guerra ya ha terminado. Pero los viejos conflictos siguen ardiendo. Dentro de la familia y también entre el policía y el pintor, que ahora goza de gran éxito. El Siggi de 11 años ahora se ha convertido en un joven de 21 años, y se hace cada vez más evidente lo mucho que su alma ha sido dañada por el pasado.