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  Black phone  Dirigida por Scott Derrickson
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Protagonizada por ETHAN HAWKE – nominado a cuatro Oscar – en un papel aterrador, y por MASON THAMES, en su primero en la gran pantalla. Completan el reparto MADELEINE McGRAW (Ant-Man y la Avispa) en el papel de Gwen, la hermana pequeña de Finney; JEREMY DAVIES (Una historia casi divertida) como el padre de Finney y de Gwen, y JAMES RANSONE (Sinister).

BLACK PHONE está dirigida, producida y escrita por Scott Derrickson, el guionista y director de Sinister, El exorcismo de Emily Rose y Doctor Strange/Doctor Extraño, para Marvel. El guion es de Scott Derrickson y C. ROBERT CARGILL (Doctor Strange/Doctor Extraño, la franquicia Sinister), basado en el premiado relato de JOE HILL incluido en su libro Fantasmas: El pasado no está muerto, ni siquiera es pasado…, que encabezó la lista de superventas del New York Times. Produce la película la empresa Crooked Highway, de Scott Derrickson y C. Robert Cargill, y la presentan Universal Pictures y Blumhouse. Los productores son JASON BLUM, p.g.a., Scott Derrickson y C. Robert Cargill. La producción ejecutiva corre a cargo de RYAN TUREK y CHRISTOPHER H. WARNER.
Director de fotografía, BRETT JUTKIEWICZ (Noche de bodas); diseño de producción, PATTI PODESTA (Amor y otras drogas); diseño de vestuario, AMY ANDREWS (la miniserie “El pájaro carpintero”); montaje, FRÉDÉRIC THORAVAL (Una joven prometedora); música, MARK KORVEN (La bruja).


LA HISTORIA

Más allá del terror. Nostalgia, miedo y una infancia americana
En 2012, los cineastas Scott Derrickson y C. Robert Cargill se unieron al productor Jason Blum y al actor Ethan Hawke para realizar Sinister, considerada hasta la fecha como la película más aterradora del siglo XXI. Todos tenían ganas de volver a trabajar juntos y dio la casualidad de que Scott Derrickson volvió a leer el relato El teléfono negro, de Joe Hill, hijo del legendario autor de terror Stephen King. El relato forma parte de la colección Fantasmas: El pasado no está muerto, ni siquiera es pasado…, publicada en Estados Unidos en 2005 [2008 en España]. “Entré en una librería cuando acababa de publicarse el libro”, dice el director. “En la época no tenía ni idea de quién era Joe Hill y menos que era hijo de Stephen King. Me quedé de pie en la tienda leyendo el relato y pensé: ‘Este tío es genial’. Eran unas veinte páginas como mucho, pero el concepto me pareció fantástico para una película. Nunca se me olvidó. De vez en cuando hablaba de la historia y seguí pensando en llevarla a la pantalla, pero el momento nunca se presentaba. Por fin, hará cosa de un año y medio, supe que había llegado el momento. Mi coguionista, C. Robert Cargill, y yo compramos los derechos del libro a Joe y nos pusimos manos a la obra”.

Cargill también estaba enamorado de la historia de Joe Hill: “Scott me pasó el relato. Me gustó tanto que compré el libro inmediatamente y lo leí de tirón. Hay de todo, y es exactamente lo que se pide a una colección de historias de terror”.

Tanto el relato como la película giran en torno a un niño de 13 años llamado Finney, al que secuestra un raptor y asesino en serie de niños conocido como El Captor en un barrio del norte de Denver. Encerrado en el sótano del asesino, Finney descubre que puede oír a las anteriores víctimas a través de un viejo teléfono negro de disco colgado en la pared que está desconectado. La inspiración del relato nace de un recuerdo de infancia de Joe Hill. “Crecí en Bangor, Maine, en una casa muy vieja”, dice. “Había un teléfono en el sótano que no estaba conectado. Siempre me inquietó mucho. No tenía sentido que hubiera un teléfono en un sótano con el suelo de tierra batida y las paredes de cemento. De niño, lo peor que podía imaginar era que ese teléfono empezara a sonar”.

Scott Derrickson siempre había querido hacer una película que explorara la complejidad emocional y el dolor de la infancia, así como la capacidad de los niños para superar la tragedia. “En la película Los cuatrocientos golpes, de François Truffaut, hay una de las mejores interpretaciones infantiles que he visto nunca en la pantalla”, dice. “No solo retrata los traumas que persiguen a un niño, sino también su resiliencia. Sabía que quería hacer algo en esa dirección, pero no encontraba una historia con esa sensación. Bueno, hasta que leí El teléfono negro. Después de leerlo, Cargill y yo empezamos a estudiar cómo encajar el relato con el concepto que nos rondaba”.

El resultado es una película que va más allá del género. “Scott y yo estamos convencidos de que una buena película de género no se limita a uno solo, se escoge un género que realmente te gusta para contar la historia, pero en el camino se mezcla con otro”, explica Cargill. “Aquí se trataba de escribir una película del paso de la niñez a la adolescencia interrumpida por una historia de terror”.

En la mayoría de las películas en las que un asesino secuestra a niños, la víctima debe ser rescatada por un detective o un adulto tan valiente como intrépido. En BLACK PHONE, a pesar de que los adultos tienen buenas intenciones, son unos auténticos inútiles, mientras que los niños – el mismo Finney, las voces de los chicos asesinados que se oyen por el teléfono y sobre todo Gwen, la hermana pequeña de Finney – son los únicos que pueden impedir que El Captor torture y mate a Finney. Aparte del terror escalofriante de una buena historia de miedo, la película se centra en la fuerza de los niños, en su facilidad para creer en fuerzas invisibles, y en el poder del cariño y de la familia para ayudar a soportar las situaciones más oscuras.

El escritor Joe Hill quedó encantado con la adaptación. “El cuento nació queriendo ser una novela, pero nunca encontré la forma de alargarlo sin llevarlo a lugares a los que no me apetecía entrar”, dice. “Fue fascinante que Scott y Cargill juntaran el rompecabezas, y enriquecieran el relato con más personajes, historias y sabiduría”.

Una vez acabado el guion, la productora Blumhouse, de Jason Blum, fue la primera puerta a la que llamaron, y también la única. “No ofrecimos el guion a nadie más”, comenta Scott Derrickson. “Le dijimos a Jason que nos haría muy felices si producía la película. Nunca contestó, se limitó a mandarme una caja con un teléfono negro de disco. Supongo que fue su forma de decir sí”.

Al igual que con Sinister, trabajar con Blumhouse fue perfecto. “Jason Blum es un productor que apoya al director, y sabía que yo podía hacer la película que imaginaba”, sigue diciendo el director. “Nunca me presionó para realizar algún cambio. Sabe reconocer una buena historia y a la persona que puede plasmarla en la pantalla, luego nos entrega las riendas. Se limita a ofrecer el mejor entorno para que hagamos un buen trabajo”.

No es sorprendente que Blum y su equipo se alegraran de volver a trabajar con Scott Derrickson y C. Robert Cargill. “Estábamos impacientes por ver a Scott sentado de nuevo en la silla del director”, reconoce Jason Blum. “Tanto él como Cargill son maestros del género. Creo que Sinister es una de las películas más aterradoras que hemos hecho en Blumhouse. Nos alegramos mucho de que nos ofrecieran BLACK PHONE. Encaja a la perfección con el recorrido de Blumhouse y esperábamos tener un proyecto como este. Ha sido fantástico. Es una de las películas más escalofriantes que hemos hecho hasta la fecha”.

El dúo formado por Derrickson y Cargill ocupa un puesto envidiable entre los creadores de películas de terror porque sus historias van mucho más allá del simple susto. “Si quitamos todos los elementos del género en una buena película de género y si la historia sigue funcionando, entonces vale la pena verla”, explica Scott Derrickson. “Supongamos que retiramos la acción, los decorados, las escenas de miedo y los sustos, pero sigue habiendo una buena historia; significa que se tiene algo entre manos con el potencial de conectar realmente con el público”.

Más que memorables, sus películas son inolvidables. “La primera vez que vi Sinister, supe inmediatamente que había alguien inquietante con una imaginación desbocada detrás de la cámara”, reconoce el productor ejecutivo Ryan Turek. “Esa película afianzó a Scott y a Cargill como cineastas de género con la capacidad de mantener en vilo al público. Y ahora, con BLACK PHONE, han vuelto a hacerlo. Pero esta vez se han centrado en los traumas y peligros que asediaban a los niños en los años setenta y principios de los ochenta. Los niños disfrutaban de más libertad, lo que les ponía en un mayor peligro, pero eran más espabilados. La película consigue sumir al espectador en la historia y mantenerle en tensión todo el tiempo”.

Para Joe Hill, la recreación de la época se convirtió en algo personal. “Recuerdo perfectamente que, en 1978, las cosas eran así, nuestros padres se comportaban así, y no suele ser algo que se vea mucho en el cine”, dice. “La nostalgia suele describirse con una cálida luz dorada para que todo sea más bonito de lo que era en realidad, borrando las asperezas y la fealdad”.

Scott Derrickson siempre estuvo empeñado en conseguir una veracidad emocional, además de una exactitud técnica, en cada fotograma. “No solo debíamos plasmar las imágenes y los sonidos de una época, también las sensaciones”, explica el director. “Quería que BLACK PHONE hiciera sentir lo que fue para mí el final de los setenta cuando tenía 12 o 13 años”.

Para la generación X fue una época carente de toda iniciativa contra el acoso de cualquier tipo. Sobre todo para los chicos, aprender a defenderse de los matones del colegio o del barrio se consideraba parte del aprendizaje. “Mi mayor recuerdo hasta que fui al instituto es la violencia que reinaba en el barrio donde vivíamos”, sigue diciendo. “Y la sensación que más recuerdo de niño es el miedo. Era el más pequeño en una calle llena de matones”.

También fue una época marcada por el miedo en Estados Unidos debido a una serie de crímenes espantosos y asesinos en serie como la Familia Manson, el Estrangulador de la Colina, el Asesino del Zodíaco, el Hijo de Sam, John Wayne Gacy y Ted Bunty, que salían constantemente en las noticias, dando una nueva forma a las pesadillas de los estadounidenses. “Recuerdo que cuando todavía estaba en primaria, al menos en la zona norte de Denver, los asesinos en serie eran noticia”, añade el director. “A mediados de los setenta, todo el mundo contaba leyendas urbanas con los peores asesinos en serie. Y esos horrores se convirtieron en reales en la mente de la gente”.

Ya en los ochenta, los asesinatos de niños empezaron a ocupar los titulares. El primero fue en 1981, con el secuestro y decapitación de Adam Walsh, un niño de seis años, en Florida. Sin previo aviso, de la noche a la mañana, la infancia cambió radicalmente en Estados Unidos. “Cuando asesinaron a Adam Walsh, no había ninguno de mis compañeros que no supiera su nombre, cómo había muerto y la horrible historia de cómo habían encontrado su cuerpo”, explica Cargill. “Teníamos pesadillas e incluso dio pie a un diálogo en el guion: ‘Pasas de ser un chico desconocido durante años, y luego todos saben tu nombre’. Creo que describe bastante bien la época en que crecimos”.

Quizá no sorprenda a nadie que las primeras semillas del futuro artístico de Scott Derrickson fueron plantadas entonces. “Al crecer con tanto miedo siendo niño, llegué a entender la sensación y allí nació mi pasión por el género de terror”, reconoce. “Tanto en la faceta de espectador como en la de creador en el género de terror, me obligo a enfrentarme a algo que me da miedo. Me gusta sumirme en el género. Se trata de mirar a los ojos a algo de lo que no se habla o que da tanto miedo que no puede describirse. Siempre me ha parecido una experiencia catártica, como espectador y como artista”.


LOS PERSONAJES

El Captor (Ethan Hawke)
Pocas películas colocan al malo en una posición central, y los cineastas sabían desde un principio que el papel del Captor, un asesino en serie de niños y la encarnación del mal en su estado más puro, que atemoriza a una zona de la parte norte de Denver, debía recaer en un actor con la suficiente profundidad, capacidad de matizar y dignidad para anclar BLACK PHONE. Ethan Hawke, nominado al Oscar en cuatro ocasiones y con quien ya habían rodado Sinister, encabezaba la lista, desde luego. “Quería que una figura como la suya se convirtiera en algo casi mitológico para los niños”, explica el director Scott Derrickson. “Alguien que asusta, pero que también emociona. Fascinante y aterrador”. Pero se enfrentaban a un gran inconveniente. “Ethan no está muy dispuesto a trabajar en películas de terror porque le dan mucho miedo”, dice Derrickson, riendo.

De hecho, el actor no estaba nada convencido al principio, y no solo porque se trataba de una película de miedo. “No me importa encarnar a personajes imperfectos o que caen mal, pero una vez que los espectadores ven a un personaje realmente malvado, no pueden dejar de verlo, y cambia la forma en que ven al actor que lo interpreta”, explica Hawke. Pero el guion, y sobre todo la relación entre Finney y su hermana Gwen, le hicieron cambiar de opinión. “Me pareció muy especial porque, de acuerdo, es una película de terror, pero tiene un corazón de oro”, añade. “Además, estaba el hecho de que me apetecía mucho volver a trabajar con Scott, así que no fue difícil decidirme”.

También volvió a recordar sus miedos mientras crecía en los setenta: “Hubo muchos casos de secuestros de niños y una explosión de asesinos en serie, todos teníamos miedo. Nos perseguía la idea de que un loco sin moral estaba por ahí cerca”.

En el relato de Joe Hill, El Captor se inspira en John Wayne Gacy, conocido como El Payaso Asesino, que mató al menos a 33 muchachos y hombres entre 1972 y 1978. “Cuando pensaba en un depredador de este tipo, siempre imaginaba a alguien como Gacy”, recuerda Joe Hill. “También hubo un asesino de niños a finales de los noventa en los alrededores de Boston. Leí unas cuantas noticias sobre él y me persigue desde entonces. No sé por qué me impactó tanto. A veces nos inclinamos por la ficción porque la vida real no siempre ofrece justicia. En la vida real ocurren cosas horribles y no hay forma de arreglarlas; intentamos hacerlo a nuestro modo, con historias”.

El Captor es un mago frustrado envuelto en sombras. “Algunas partes del alma del Captor están tan deterioradas que es capaz de justificar cosas que la mayoría de nosotros no nos atrevemos ni a imaginar”, explica Ethan Hawke. “Cuesta interpretar semejante nivel de maldad porque es totalmente injustificable”.

A pesar de haber dejado atrás sus días en el mundo de la magia, El Captor sigue usando horribles máscaras para taparse la cara, cada una con una expresión diferente. “El hecho de que se esfuerce tanto en que no se le vea la cara quiere decir algo”, sigue diciendo el actor. “Está claro que se odia a sí mismo. Y llegar a tal nivel de autodesprecio probablemente le permite hacer daño a otros. Me gustó la idea de interpretar a un personaje con una máscara, y Scott quería a un actor dispuesto a esconderse. Cuando leí el guion, pensé que solo habría una máscara, pero Scott pensó en una especie de sistema para que la máscara funcionara como un extraño símbolo, adaptándose a lo que realmente nos enseña El Captor”.

Para Ethan Hawke la mayor dificultad de llevar una máscara fue descubrir la forma de comunicarse con los otros actores con ella puesta. “Nos ha bastado esta pandemia para entender hasta qué punto una mascarilla puede cambiar nuestra forma de entender a la persona que tenemos delante”, explica. “Cuando alguien se tapa la cara, nos fijamos automáticamente en sus gestos. Estamos acostumbrados a entender a la gente leyendo sus expresiones, y si no disponemos de eso, nos apoyamos en el lenguaje corporal y en la energía. Por eso era un buen reto interpretar este personaje. ¿Cuál es su postura? ¿Está erguido, ligeramente encorvado? ¿Cómo se mueve? ¿Cuál es el tono de su voz?”

La interpretación de Hawke es inolvidable, pero lo que realmente cuenta para él es la relación entre Finney y Gwen. “Cuando Ethan vio la película terminada, su reacción fue muy fuerte, muy personal”, recuerda Scott Derrickson. “Me dijo que era aterradora, pero que estaba contada desde una mirada muy cariñosa. Creo que es el mejor comentario que me han hecho hasta ahora”.

Finney (Mason Thames)
BLACK PHONE está contada desde el punto de vista de Finney, un niño de 13 años maltratado por sus compañeros de colegio y su padre alcohólico (Jeremy Davies). Es un chico generoso, inteligente y con muchos recursos, pero bastante tímido y un poco torpe. Es el perfecto blanco para los bullies, y su mejor amiga es su hermana pequeña Gwen (Madeleine McGraw). Mason Thames, en su primer papel para la gran pantalla, encarna a Finney. “En cierto modo, Finney es un paria”, explica el joven actor. “Antes de leer el guion solo sabía que era una película de miedo. Pero después de leerlo, no estaba del todo de acuerdo. Era una película oscura, pero también muy chula. Sentí una fuerte conexión con Finney, mucha empatía. Creo que todo el mundo querrá defender a Finney”.

Es exactamente lo que el director Scott Derrickson quería para el personaje, un actor que hiciera que Finney tuviera un fuerte impacto emocional en el espectador. “El relato de Joe Hill es muy compacto, muy sencillo”, comenta. “Pero a pesar de la sencillez de la estructura, sentí una gran empatía por el protagonista. Me entusiasmó la idea de agrandar el personaje y ofrecer al público la oportunidad de compartir su terror. Vimos a muchos chicos y tuvimos la enorme suerte de encontrar a Mason para encarnar a Finney. Aporta muchísimo a la película con una interpretación muy matizada, fuerte y emocional”.

Varios aspectos de Finney y de su vida se basan en los recuerdos de niñez de Derrickson. En una de las primeras escenas, Finney está viendo la clásica de terror de 1959, Escalofrío, de William Castle. “Construía casas encantadas en el sótano cuando era pequeño”, confiesa el director. “Fui ese niño que ve Escalofrío, y nunca olvidé la película. Recuerdo que fue la primera película de terror que vi solo. Es en blanco y negro, y en una escena aparece de golpe un color rojo superfuerte; se me quedó grabada, nunca la olvidé. No pasa una semana sin que piense en las imágenes de esa película. Los niños sienten fascinación y una necesidad innata por esas cosas tan horribles. Quizá sea una compresión instintiva de lo aterrador que es vivir en este mundo, sobre todo para un niño”.

Finney se hace amigo de Robin (MIGUEL CAZAREZ MORA), que le defiende de unos bullies muy al principio de la película. “Hay una escena en la que Finney y Robin hablan en los lavabos del colegio. Los diálogos corresponden palabra por palabra a lo que me dijo un amigo mío en el colegio”, explica Derrickson. “Era el chico más duro de la escuela y, por alguna extraña razón, le caí bien. Me parece increíble que algunos momentos de la infancia puedan impresionarnos tanto”.

Aunque Mason Thames era perfectamente consciente de que la película no era real, las escenas entre el niño y Ethan Hawke en el papel del Captor podían llegar a ser desgarradoras. El actor siempre se preocupó por proteger a su joven compañero de reparto. “La película no debía ir más allá de lo que el joven actor en el papel de Finney podía soportar”, dice Hawke. “Mason es un chico tremendamente alegre y le encanta actuar. Fue muy fácil trabajar con él, pero siempre me aseguré de que, cuando se apagaban las cámaras, entendiera a qué jugábamos”.

No cabe duda de que las escenas en que Mason Thames se lo pasó mejor fueron las que rodó con Ethan Hawke. “Cuando vi las primeras escenas que habíamos rodado, pensé: ‘Qué guay, me ha secuestrado Ethan Hawke y estoy en su sótano’”, dice Mason Thames, riendo. “Pero, la verdad, Ethan y El Captor no tienen nada que ver. Eso sí, Ethan en el papel del Captor es aterrador. La primera vez que vi la máscara, me quedé helado. Incluso me preguntó si estaba bien. Siempre he admirado su trabajo y verle en acción ha sido una experiencia alucinante”.

El joven actor tiene experiencia en danza y en fútbol, lo que le vino muy bien para algunas escenas de acción. “No me costó mucho seguir las indicaciones del coreógrafo porque estoy acostumbrado a los movimientos que me pedían”, explica. “Soy rápido y flexible. A veces, en la danza no puedes mostrar que estás cansado, y eso me ayudó para la acción”.

Gwen (Madeleine McGraw)
El corazón emocional de BLACK PHONE es la relación de Finney con Gwen, su hermana de 11 años. Aunque tiene dos años menos que Finney, es su mejor defensora, su confidente y su amiga. Es una chica con mucho carácter, intrépida e inteligente que siente un enorme cariño por Finney y está decidida a encontrarle cueste lo que cueste.

El papel recayó en Madeleine McGraw, a la que hemos visto no hace mucho en Ant-Man y la Avispa. El guion describe a Gwen como “un rayo de sol en medio del apocalipsis” y por eso mismo se escogió a la joven actriz. “Es una de las mejores frases del guion y exactamente lo que aportó Madeleine al papel”, dice el director Scott Derrickson. “Madeleine en el papel de Gwen es una auténtica sensación”.

Después de ver la última prueba de Madeleine McGraw, el director supo que era la actriz idónea para el papel, pero ya estaba contratada para trabajar en otra película que empezaba más o menos en la misma época. “Cuando me enteré de que no podía hacer el papel, le expliqué a Jason que era imposible buscar a otra actriz, Madeleine era perfecta”, dice. “Decidimos cambiar el plan de rodaje para que fuera parte de la película”.

En el cuento de Joe Hill, el personaje es menos importante, pero la idea de dar un papel mayor a Gwen gustó mucho al autor: “En el relato, Gwen solo era una semilla, un personaje muy pequeño, pero en la película florece hasta que se vuelve una figura enorme, llena de energía, electrizante, fresca y divertida. Una de las cosas que más me gusta de la película es que Finney y Gwen sean el yin y el yang de la historia, las dos mitades de un todo”.

Gwen, como su madre – que murió –, tiene un poder especial: ve cosas en sueños que luego acaban convirtiéndose en realidad. Su padre Terrence (Jeremy Davies) se opone frontalmente a las visiones de su hija. Se niega a oírlas y le prohíbe hablar de ellas. Incluso antes de la desaparición de Finney, su hermana ya soñaba con los niños secuestrados anteriormente. Cuando El Captor rapta a su hermano, los sueños se hacen más intensos. Gwen decide no hacer caso a su padre e intenta entender las visiones para encontrar a su hermano antes de que sea tarde.

“Gwen es dura, valiente y fuerte”, dice Madeleine McGraw. “Quiere a su hermano Finney y no está dispuesta a dejar que le ocurra algo. Me lo pasé muy bien haciendo esta película, todo el mundo fue muy amable conmigo, y Scott es un director maravilloso. Escucha a los actores y me encantó cómo me hablaba de mi personaje. Me ayudó a saber mucho más de Gwen”.

Los dos hermanos en la ficción también se llevaron muy bien en la realidad. “Mason y yo nos divertimos mucho juntos”, dice la joven actriz. “Es muy gracioso y supersimpático. Cuando visionábamos las escenas que habíamos rodado juntos, sobre todo las más sensibles, se emocionaba. Verle así, tan metido en el papel, me ayudó mucho”.

Además de pasárselo bien en el plató, quizá lo que más le gustó fue tener la oportunidad de trabajar en escenas de acción. “Siempre había soñado con estar en una escena de acción”, dice Madeleine McGraw. “Uno de los matones tira a mi personaje al suelo. Ensayamos sobre una colchoneta, fue genial, pero sabía cómo hacerlo porque mi hermano gemelo y yo ya lo habíamos probado. Siempre damos volteretas en una colchoneta, así que fue muy divertido hacer ese tipo de cosas en la película”.

Terrence (Jeremy Davies)
Terrence, el padre de Finney y Gwen, está encarnado por Jeremy Davies, ganador de un Emmy (las series “Justified: la ley de Raylan”, “Perdidos”, Salvar al soldado Ryan). Terrence es un hombre desanimado, alcohólico, que no ha superado la muerte de la madre de los niños, una mujer torturada por sueños y visiones. Al descubrir que a Gwen le pasa lo mismo, reacciona con violencia y se niega a creerla. Finney y Gwen tienen mucho cuidado si está cerca y a menudo hablan de él como si fuera un niño, y ellos, los padres. Cuando Finney desaparece, Terrence se hunde del todo, dejando a Gwen que tome las riendas.

Max (James Ransone)
Max, al que interpreta James Ransone (It: Capítulo dos), es un solitario misterioso, un exadicto que vive en el barrio de Finney y Gwen. Obsesionado por las desapariciones de los niños, lleva tiempo investigando por su cuenta, pero la policía local no le toma en serio. Sin embargo, puede que no vaya desencaminado.


LA PRODUCCIÓN

Diseño de producción y atrezo
· El sótano. El sótano del Captor se rodó en un espacio de 12 por 6 metros, aproximadamente, bastante más grande de lo que parece en la película. La diseñadora de producción Patti Podesta y Scott Derrickson consideran que el sótano es un espacio metafísico expresionista donde el terror siempre está presente.
· Diseño de memoria. De niño, el director Scott Derrickson vivió en Denver, ciudad en que transcurre la película. Gran parte de los decorados se inspiran en sus recuerdos de entonces.
· El teléfono. El teléfono negro de disco en el sótano del Captor tiene un papel clave en la película uniendo dos mundos, el físico y el metafísico. Después de realizar una larga búsqueda del teléfono perfecto, la diseñadora de producción Patti Podesta y su equipo encontraron uno lo suficientemente robusto como para ser de los años setenta. Compraron varios y los envejecieron para que parecieran haber estado colgados allí durante años. En el rodaje, el teléfono estaba conectado al sistema Viking, lo que permitía al director Scott Derrickson hacer que sonara y hablar con Mason Thames.
· La casa de muñecas de Gwen. La casa de muñecas de Gwen, que utiliza para sus visiones, fue construida por la ayudante de atrezo KRISTEN CROUT, siguiendo las indicaciones de Patti Podesta y del departamento artístico. Después de obtener el modelo en un programa 3D, Kristen Crout trabajó con un programa benéfico para jóvenes necesitados que aprenden carpintería.

Vestuario, maquillaje y peluquería
· El estilo de los setenta. La diseñadora de vestuario Amy Andrews y su equipo crearon un vestuario enfocado a reflejar la estética de los setenta con tonos cálidos.
· Peinados huecos. Los peinados en la película corresponden exactamente a los años setenta con un estilo más libre, muy hueco. Los miembros del equipo de peluquería y maquillaje tuvieron en cuenta el clima sumamente seco de Colorado cuando diseñaron los maquillajes y los peinados.
· Las trenzas de Gwen. En cuanto al peinado de Gwen, lo importante es que pareciera que se peina ella misma. Por eso pasa la mayoría de la película con trenzas.
· El chubasquero de Gwen. El chubasquero que lleva Gwen cuando sale bajo la lluvia e bicicleta se diseñó muy cuidadosamente. Los chubasqueros ya no se fabrican con la misma tela que entonces. Además, la capucha es puntiaguda, algo muy típico en los impermeables anteriores a los años ochenta.
· Los chicos de las sombras. Cada uno de los chicos de las sombras a los que mató El Captor murió de un modo diferente, y eso está reflejado en el maquillaje. Al principio se pensó en recurrir a efectos de posproducción para aplicar las sombras y el maquillaje en los chicos fantasma, pero el director Scott Derrickson prefirió recurrir a los efectos prácticos.
· Las máscaras. Las máscaras que lleva El Captor son obra de TOM SAVINI, conocido sobre todo por el maquillaje de efectos especiales en numerosas películas de terror, como Viernes 13: Capítulo final, El día de los muertos, Maniac y La matanza de Texas, entre otras. Savini y su socio JASON BAKER también han creado máscaras para grupos de heavy metal como Slipknot y para el World Wrestling Entertainment (WWE) (Lucha libre profesional).

Fotografía
· Autenticidad vintage. Para emular la auténtica estética de los años setenta, el director de fotografía Brett Jutkiewicz vio numerosas películas de la época y utilizó objetivos anamórficos, que aportan una calidad más suave, más clásica.
· Los sueños de Gwen. Brett Jutkiewicz y Scott Derrickson decidieron rodar los sueños de Gwen en Super 8 para captar la sensación de nostalgia requerida por las escenas con la estética de una ensoñación.
· Un naturalismo intensificado. Toda la estética de la película puede describirse como un naturalismo intensificado, pero había que subrayar ciertos momentos clave. La película nunca llega a ser hiperestilizada, pero el equipo intentó dar mayor intensidad visual con el fin de crear una experiencia inmersiva y dinámica,

Acción
· Acoso brutal. Para las peleas entre los chicos, el director Scott Derrickson le dijo al coordinador de acción MARK RICCARDI que debían ser violentas porque así las recordaba él de cuando era pequeño en los años setenta.
· Una gran búsqueda para pequeños. Encontrar a dobles adultos para hacer de niños de menos de 1,50 metros no fue nada fácil. El coordinador de acción Mark Riccardi recorrió varias ciudades para encontrar dobles que encajaran con esa altura.


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