La tierra está sorda
Hard RockFecha de publicación del disco: 3 de noviembre de 2009
1.Desfilan
2.Sotanas
3.Hasta siempre, Tensi
4.Por la libertad
5.Los maestros
6.Matilde Landa
7.Infierno de piedra
8.La estancia
9.22 de mayo
10.Es una carta
11.Pétalos
12.Suela de alpargata
13.Casas Viejas
14.Llegan los cuervos
15.Cierra los ojos
16.Las siete de la tarde
17.Agua estancada
18.Una lágrima en el suelo
La tierra está sorda es un disco-libro de Barricada, con un CD con 18 canciones y un libro de 184 páginas.
Tres años de gestación para un trabajo en el que se explora un pasado "enterrado y desterrado". Un recorrido que ha llevado a Enrique Villarreal, "El Drogas", a sumergirse en las entrañas de la historia, leer decenas de libros y visionar otros tantos documentales, recabar numerosos testimonios vitales y empaparse incluso de las ruinas aún visibles de aquellos lugares donde un día el dolor hizo de la sinrazón humana su más clarividente extensión. "La tierra está sorda" es un viaje alentado en una constante alfombra de lágrimas y rabia.
Macerado y condensado en 67 entrelazados minutos, para entender este disco el trabajado libreto supone el punto de partida desde el que explicar e introducir cada composición, que entre historias personales, "Hasta Siempre, Tensi" o "Es Una Carta", y denuncias generales, "Sotanas" o "Los Maestros", alberga su piedra angular en la trilogía Ezkaba y la doble semilla recogida de La Voz Dormida, de Dulce Chacón. Referencias históricas y emociones personales, desvestidas en la crudeza de una realidad tallada en el sufrimiento, conciben en su conjunción un álbum de largo recorrido, de tensión interpretativa y envolvente emotividad, que nos llevan desde la acústica hasta el ritmo salvaje.
Como primer single, Por la libertad. La historia de la canción: "En la ladera del monte Ezkaba (Navarra), a la sombra del penal franquista de San Cristóbal, los presos asesinados o que morían por enfermedades derivadas de su cautiverio eran enterrados con una botella entre las piernas. Dentro, un simple papel recogía su nombre y las causas de su condena y de su muerte. A ese pedazo de tierra se le conoce como 'El cementerio de las botellas'".