Los de atrás vienen conmigo

Calle 13, el dúo puertorriqueño de hip-hop, lanza un tercer disco centrado en las personas a las que una sociedad de privilegiados ha marginado y dejado atrás; el título Los de atrás vienen conmigo. Con el mismo espíritu que inspiró la canción Pal norte (un tema sobre la inmigración que fue el gran éxito de su anterior disco).

René Pérez Joglar (Residente) y Eduardo José Cabra Martínez (Visitante) lanzan un disco con 16 temas, tres de ellos breves, de más de 56 minutos de duración, largo, reivindicativo, bailable, mezclando instrumentos electrónicos y acústicos. "Hay algo bien chévere en este disco, y es que exportamos e importamos música", dice Residente. "Agarramos música del mundo y la regamos por Latinoamérica y por Puerto Rico. Y la música de Puerto Rico la llevamos a Europa y al resto del mundo".

"Yo no lucho por un terreno pavimentado, ni por metros cuadrados, ni por un sueño dorado. Yo lucho por un paisaje bien perfumado y por un buen plato de bistec encebollado. Por la sonrisa de mi madre que vale un millón. Lucho por mi abuela meciéndose en su sillón. Lucho por unos pinchos al carbón y por lo bonito que se ve La Perla desde un avión". Así canta Calle 13 en La Perla, una canción de siete minutos dedicada a este barrio de San Juan de Puerto Rico y que es una declaración de principios.

"Es el principio de lo que va a ser Calle 13 en el futuro", afirma Visitante. "Se tomaron elementos de otros lugares, como la música de la región de los Balcanes y el candombe en la Argentina".

Los de atrás vienen conmigo se abre con (Intro) Crónica de un nacimiento ("Y es que sin música el Residente Calle 13 no puede vivir. Escuchándolo es la única manera de volverlo a revivir"), la historia radiada de René Pérez, que da paso a Que lloren ("Mi música es pa’ sembrar una semilla en un par de cabezas huecas... pero tú eres un charro, feca, grasa con manteca. Tu letra es más deprimente que una novela de TV Azteca") una canción con aportaciones de la música balcánica "dedicada a todos los llorones del género del reggaetón", crítica directa y agria a los productos musicales prefabricados, puro rap combativo, con un interesante arreglo de metales que lo aleja de lo habitual del género. Después, No hay nadie como tú cuenta con la colaboración de los mexicanos Café Tacuba y es un canto a la autoafirmación: "Hay inocentes, hay homicidas, hay muchas bocas y poca comida. Hay gobernantes y presidentes, hay agua fría y agua caliente. En el mundo hay micrófonos y altoparlantes. Hay seis mil millones de habitantes, hay gente ordinaria y elegante, pero... No hay nadie como tú", canta Calle 13 en el tema, a ritmo de raggamuffin, mezclado con cumbia, mezclado con...

El álbum continúa con Gringo Latin Funk, que recorre el camino inverso de aquella La inglesa de Vico C (a quien rinden en los créditos "respetos infinitos") embriagada por la sensualidad latina y que Calle 13 cambia por una feroz diatriba a los que reniegan de su identidad latinoamericana: "Es un idiota de mentira, es un fake, para colmo es fanático de Justin Timberlake. Lo más que le jode como ampolla es que por más que se peine no puede negar su cara criolla. Es una vergüenza latina". Ven y critícame es otra colección de rimas ("Yo soy un tipo tranquilo, calmado, quieto, bastante pasivo, con casi nadie me meto excepto con los religiosos, los reguetoneros, los políticos, los moralistas, Puff Daddy, el FBI, la policía y por ahí sigue la lista"), autobiográfica, sarcástica, con buenas dosis de humor y ritmo de funk-swing. Esto con eso ("Llegó el dueño de la tienda, el que tiene todo súper controlado, fríamente calculado. El que pone a la cultura latina a mover esos glúteos como terremoto en China") es una canción para el baile, desenfadada, que refleja la otra cara de Calle 13, que reafirma que su música "no es reggaetón ni hip hop, sino música urbana y alternativa, con unos textos que priman tanto el sexo como la diversión y el contenido político".

Con una base de riqueza musical, en La Perla aparecen junto a Calle 13 los argentinos de la escuela de percusión La Chilinga y el panameño Rubén Blades en una canción que camina con el mismo vaivén que aquella "Paseo por la negra flor" de Radio Futura y con carga de poesía popular, y presión reivindicativa: "Esto se lo dedico a los que trabajan con un sueldo bajito pa’ darle de comer a sus pollitos". Precede a Electro movimiento, un tema que se acerca al funk, mira al pasado con humor ("Vámonos pa’ atrás, pa’ los años 80, pa’ cuando Madonna era virgen y John Travolta en el piso daba vueltas") y es otro canto al baile. Fiesta de locos ("Nena, yo sé que mi letra es obscena pero con ella es que pago la quincena") respira cierto aire de rock latino cercano al reggaetón y también con la sexualidad por bandera.

Después suena Los de atrás vienen conmigo, que da título al álbum: "Soy la mezcla de todas las razas, batata, yuca, plátano, yautía y calabaza. No me vendo ni aunque me pagues, a mi orgullo le puse un candado y me tragué la llave". Un canto a la identidad panamericana, que da paso a Tal para cual, otra canción para el baile sensual con aires caribeños, populares: "Llegó el macho cabrío, el que hace que la clase alta baile como en el caserío, con las barrigas conectadas, bien pegadas, bailando como si fuera lambada". Y en la recta final del álbum, Bienvenidos a mi mundo ("La disquera molesta porque ya este tema no lo pueden sonar en la puta radio. No importa; lo canto en el estadio y hago que se muevan en masa") y John el esquizofrénico ("Me gusta caminar solo, así hablo con el viento") son dos temas peculiares, esquemáticos, sónicamente diferentes, que dan paso a un epílogo instrumental de 47 segundos que cierra el álbum.