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Pa mi genio

Folk

Fecha de publicación del disco: 30 de septiembre de 2004

1.No me vas a embolicar
2.Savia nueva
3.Cabecita de alfiler
4.En mi pecho
5.Pa' mi genio
6.Porque quiero
7.Brindis
8.El mundo que te rodea
9.Todo es pena
10.Entre tus manos

Debut
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Que Carmen París es una mujer con carácter se intuye casi al primer compás, en cuanto esa voz torrencial suya irrumpe a borbotones. El mismo título de este debú en solitario corrobora las sospechas: Pa mi genio, en sus tierras zaragozanas de adopción, bien podría traducirse por un "No me vengas con pamplinas". Este disco es, en efecto, pariente directo de la perseverancia, el fruto minucioso de cinco años de concepción. Justo el tiempo transcurrido desde que la autora se persuadió de que en las viejas jotas de su tierra dormía un vasto filón por explorar.

A París le correspondió nacer en Tarragona por azares del destino, pero la comunión ya la hizo en Utebo, a muy pocos kilómetros de Zaragoza. Aquel día no dudó en subirse a una mesa y amenizar a la familia con unas buenas coplillas. Su padre, un melómano convicto al que la guerra civil arruinó su vocación de trompetista, se había empeñado en que los hijos tuvieran la formación musical que él tanto echó en falta. Y Carmen, la mayor de cuatro hermanos, no desaprovechó la oportunidad: además de solfeo y armonía, aprendió canto, piano, guitarra y violonchelo.

Durante todo este tiempo, Carmen París ha desarrollado una rara vocación callejera, una habilidad prodigiosa para contaminarse del espíritu bastardo del lumpen. Su primer profesor de piano era el titular del café-cantante El Plata de Zaragoza ("un tugurio hortera, almodovariano, de tonos amarillos chillón"), y Chopin brotaba de sus manos con ínfulas de vedettes y cuplé. Más intensa e impura fue aún la mezcolanza de la que Carmen se empapó como inquilina en el barrio del Gancho, una de las áreas más deprimidas de la capital maña. Allí, en plena plaza de San Pablo, desfilaron ante sus ojos cantes gitanos y uruguayos, latidos del África profunda y el retumbar de los tambores de la Semana Santa.

La autora de Savia nueva, En mi pecho o No me vas a embolicar ha vivido intensamente la aventura cotidiana de la música. Pa mi genio es, sí, su primer disco en solitario, pero aporta los sedimentos de casi dos décadas encima de las tablas. La veinteañera Carmen París había sido teclista de una banda zaragozana, Blues Power, especializada en versiones de los Beatles; ella deslumbraba con una lectura arrebatadora de Help. Allá por 1992, la París ya recibió los primeros parabienes de la crítica con un montaje de cabaré contemporáneo, Carmen Lanuit, que Alfonso Plou había escrito ex profeso para ella. En aquella obra aprendió cómo mantener el tipo, durante hora y media, sobre un escenario casi desnudo y sin un micrófono entre las manos.

Un año más tarde se la encuentra en la madrileña sala Morocco, desgranando, semana tras semana, las canciones de Billie Holiday, Nina Simone y Tom Waits (su favorita es I never talk to strangers). Un hombre rubio y de aire poco efusivo golpeó una noche en la puerta de su camerino y exclamó: "Congratulations, madame!". Resultó ser el ex integrante de Police Andy Summers. Muchas otras de las páginas profesionales de nuestro personaje transcurren como vocalista de la orquesta de variedades Jamaica, amenizando verbenas y demás saraos por toda la costa levantina. En efecto, París conoce bien esas catacumbas que los músicos, con sorna gremial, a veces denominan la experiencia BBC: bautizos, bodas y comuniones. De todo se aprende, empero: "Viene muy bien para hacer tablas, improvisar y aprender un repertorio descomunal. Hubo días en que empalmábamos sesiones de vermú, cafés conciertos, bailes de tarde y bailes de noche", rememora.

El destino quiso tirarle los tejos a Carmen París hace cinco años, cuando el baile heterodoxo de Miguel Ángel Berna la persuadió de que la jota podía ser un género rabiosamente contemporáneo y emocionante. Fue entonces cuando decidió contravenir el consejo que, mucho tiempo atrás, le había formulado una profesora de piano: "Si quieres ser cantante de mayor, no te dediques a la jota. Es malo para la garganta".

Las cuerdas vocales de Carmen han resistido sobradamente la grabación de Pa mi genio. Lo que no mata, ya saben, hace más fuerte. Y París ahora se sonríe al recordar los primeros comentarios con que le obsequiaban sus amigos del jazz. "Así que te has hecho jotera. Muy interesante, muy interesante", le espetaban con todo el retintín de que eran capaces. Más de uno enmudeció cuando Chano Domínguez decidió apadrinar a Carmen tras escucharla en una maqueta casera. Se habían conocido por puro azar, tomando una cervecita en el Candelas, epicentro del barrio de Lavapiés. Chano y sus habituales (Colina, McGill...) figuran ahora en los créditos de este disco.

Pa mi genio es, en definitiva, una explosión de genio, el autorretrato de una mujer a la que la vida ha enseñado a creer en sus (muchas) posibilidades. Carmen París ha hecho un disco hermoso, temperamental. Pero ella lo explica con otras palabras: "Es un disco por bemoles".

Pues eso.


Pa mi genio, canción a canción
"Carmen París comenta los diez temas de su debú"

No me vas a embolicar
"Un pequeño homenaje a un verbo muy de la Corona de Aragón: en castellano más académico, diríamos ‘No me líes’ o ‘No me engatuses’. Habla de una relación herida por la incomunicación y la ruptura, y está salpicada de una larga lista de influencias musicales: andalusí, tanguera, flamenca, pasodoble y hasta candongue. Un poco como soy yo (entre otros ingredientes)".

Savia nueva
"Por lo que respecta a la parte literaria, la veo como una de las letras más rotundas de todo el álbum. La música la escribí imaginándome que a una cantante de jota le inoculábamos un cierto aire tanguero, rioplatense, y también algo del compás de doce por ocho afrocubano. Quiero creer que este tema puede llegarle a un público bastante variado".

Cabecita de alfiler
"He aquí un tema irónico, con una dosis de guasa más que evidente. Arranca con un importante ramalazo moruno y sefardí, pero desemboca en un estribillo más o menos latino y contagioso. Me gusta esa herencia árabe que late todavía en la música aragonesa; porque la inspiración orientalizante de este tema proviene de la jota, no de más al sur".

En mi pecho
"Una canción de amor a pecho descubierto, y nunca mejor dicho. En directo la interpreto a piano y voz, sin ningún acompañamiento adicional; creo que ése es el formato en el que mejor comunica. Está inspirada en una preciosa balada a la manera mallorquina, El silenci d’estimar, que Eliseo Parra incluyó en su disco Tribus hispanas".

Pa mi genio
"La escribí como un arranque de ídem, y puede que nos encontremos ante la pieza que mejor describe mi carácter, para lo bueno y para lo malo... Se concibió originalmente para que la bailaran Miguel Ángel Berna y Antonio Canales, por lo que debía mantener un pie en el territorio de la jota y el otro, en el del flamenco".

Porque quiero
"El jotero José Oto cantaba hace años esa letra como diciendo: ‘Vaya pedregada que me va a caer encima’. Encierra, en el fondo, un mensaje de reafirmación, de autoestima, una invitación a hacer aquello en lo que verdaderamente crees. Está dedicada al bailarín Miguel Ángel Berna, porque sus dos Premios Nacionales de Danza bien lo merecen".

Brindis
"En un viaje por la isla de la Gomera me compré un disco de coros y danzas locales cuando... de pronto descubro una jota, Aunque vendo castañas asadas, que asocié mentalmente con la jota de Utebo, mi pueblo de adopción. Al final salió una jota festiva y algo latinizada, dedicada a Alejandro Sanz porque mentalmente imaginaba su voz en esos coros".

El mundo que te rodea
"Es el tema de composición más reciente en todo el álbum y, de alguna manera, forma parte ya de otra etapa de mi vida. Quiere ser una canción bailable y de corte moderno, pero con personalidad, sin caer en los tópicos. Las programaciones resultan evidentes en el estribillo, pero no como una concesión a ese culto por la electrónica que ahora tanto se estila. La electrónica sólo me gusta si juega a favor de la música. Como hace Sting, por ejemplo".

Todo es pena
"Una canción algo dolorida, fruto de un momento sentimental no del todo reconfortante... Es un trago amargo en el conjunto del disco, un paréntesis para la tristeza, pero bien puede servir como catarsis. En la vida creo haber aprendido de lo bueno y de lo malo, pero más de esto último".

Entre tus manos
"La melodía proviene de un vídeo sobre la Semana Santa aragonesa al que yo puse música hace tres años. Recuerdo aún, por solemne, el título de aquel documental: Conviene que muera un hombre por todo el pueblo. Se trata de una jota de estilo "pulida magallonera" que en su origen hablaba de la Virgen, claro, pero aquí ha terminado adquiriendo un significado más terrenal...".

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