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Jotera lo serás tú

Folk

Fecha de publicación del disco: 27 de marzo de 2005

1.Jotera lo serás tú
2.Chavalica
3.Cuerpo triste
4.Guaraní
5.Me buscas y me encuentras
6.Ave del paraíso
7.Zaragoza la romana
8.La chata mandinga
9.Para qué tú me oigas
10.Revelación
11.Rompiendo la hora

Jotera de aquella manera
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Mucha voz y muy buenas percusiones. He aquí la fórmula con la que la cantante, pianista y compositora Carmen París se aprestó el verano pasado a revalidar el éxito de su debú, Pa mi genio (2002), que ha despachado más de 40.000 ejemplares gracias a esa revolucionaria concepción de la jota aragonesa y al feliz contagio del boca a boca entre un público ansioso por descubrir formulaciones musicales sinceras y genuinas. La voz, claro, corre por cuenta de la propia Carmen, una garganta de expresividad y tesitura privilegiadas que ha exprimido hasta la última gota –coros incluidos? en los once cortes que configuran este muy esperado segundo disco. Y para el asunto de la percusión surgió enseguida el nombre del gran Tino di Geraldo, ese asturiano medio flamenco al que las fronteras estilísticas, como a la París, siempre le han importado más bien poco.

Con Di Geraldo ya asegurado para las tareas de producción (una labor que antes había desempeñado con Tomasito y El Bicho), a Carmen París le vino a la memoria el trabajo a buen seguro más inquieto, desprejuiciado e iconoclasta de su nuevo socio musical. Se titulaba Flamenco lo serás tú, vio la luz en 1998 y compartía con la autora de Pa mi genio el mismo escaso aprecio por los encasillamientos y las etiquetas. En homenaje a ese espíritu libertario musical, Carmen decidió que su nueva entrega discográfica se llamaría Jotera lo serás tú y que aún le faltaba por escribir una canción: la que abriese y diera título a todo el trabajo.

Y es así como Jotera lo serás tú va desplegando ante el oyente los encantos de un repertorio concebido paso a paso, a fuego lento y con el firme propósito de mandar a la porra a cuantos pusilánimes y prejuiciosos en el mundo siguen siendo. Son once canciones hermosas y vitalistas, de aromas acústicos y terruñeros, en las que la jota, siendo argumento sustancial, consiente compartir protagonismo con el pasodoble, el bolero, el chotis madrileño, la música oriental o el candombe uruguayo. Y todo ello desde la perspectiva ecléctica y mestiza de una mujer de 38 años, definitivamente instalada en la jungla madrileña, a la que el genio interpretativo alienta cada verso, cada giro, cada fraseo.

La Carmen París de 2005 es una artista tan temperamental como la que descubrimos hace tres temporadas, pero estas nuevas canciones también destilan un poso confesional que nos permite perfilar un retrato más completo del personaje; a ratos frágil, otras veces orgulloso y siempre mucho más maduro. "Soy una mujer más baqueteada", ratifica ella con aplomo, "pero también más consciente del mundo que me rodea y más dispuesta a afrontar la vida sin perder un cierto sentido del humor".

El resultado es "un disco en el que se nota que estoy más cerca de los 40 que de los 30, justo al contrario que con Pa mi genio", el testimonio musical actualizado de una persona que ha aprendido a sentirse a gusto dentro de su pellejo y a la que ya no le importa mostrar su lado más íntimo. Lo podrá ratificar el oyente en piezas como Chavalica, Cuerpo triste o Revelación.

El álbum se ha fraguado a caballo entre Madrid y los estudios de Marc Parrot a las afueras de Barcelona, con las colaboraciones vocales de Eliseo Parra (Chavalica), Javier Ruibal (Ave del paraíso) y Mercedes Ferrer (Revelación) y la complicidad de instrumentistas tan solventes como el acordeonista Josean Goikoetxea, las percusiones de Luis Delgado, Carles Benavent en calidad de mandolinista (Guaraní, Cuerpo triste y Zaragoza la Romana) y el saxo de Jorge Pardo para Revelación. Pero, más allá de aportaciones sin duda valiosas, Jotera lo serás tú es un disco personal y sentido en cada uno de sus surcos. Adquiere así todo su valor la segunda obra de una artista cabal e inclasificable, esta "jotera de aquella manera" que no quiso dar por concluido el álbum hasta sentirlo propio desde la primera a la última estrofa.

"Palabra que no he sentido ese famoso miedo del segundo disco", subraya. "Yo sólo me pongo nerviosa, en un estudio o un escenario, cuando no me creo del todo lo que estoy haciendo. Y Jotera lo serás tú gustará más o menos, pero lo puedo cantar de cabo a rabo con la mirada alta".


Jotera lo serás tú, canción a canción

Jotera lo serás tú
Todo un reto compositivo: primero era el título y de ahí había que sacar una canción. Salió esta jota que hermana la Corona de Aragón con el chotis madrileño y la ranchera mexicana, tres géneros que la París siempre sintió muy próximos (como queda demostrado). La letra constituye una pequeña venganza contra quienes la estigmatizaron por "destrozar" la jota. "Lo mío no es nada más que una visión personal. Nunca he pretendido resultar aberrante ni definir patrones nuevos, sino sólo ser yo misma. Y eso es lo que explico aquí, con algo de guasa y de chulería…".

Chavalica (con Eliseo Parra)
El estribillo corresponde a una jota clásica que Carmen aprendió de labios de su padre: "Los chopos de la ribera / ya tienen todos tu nombre…". Ella le cambió la letra y adaptó una estrofa completamente distinta para alumbrar esta "jota africana" de argumento nostálgico y confesional. "La escribí para reconciliarme con mi infancia, mi adolescencia y la figura de mi padre, que falleció cuando yo tenía 18 años", reconoce la compositora. Y añade: "Desde luego, los higos nunca me han vuelto a saber tan deliciosos como aquellos que comía con 12 o 13 primaveras…".

Cuerpo triste
No, no es salsa sino candombe, un ritmo de la comunidad negra uruguaya que Carmen conoce bien a través de Héctor "Coco" Fernández, el pianista que la acompaña en esta interpretación. Su principal inspirador ha sido esta vez Rubén Rada, un cantante muy popular en Uruguay que comparte ese tono jocoso y burlón tan presente aquí. He aquí, por lo demás, otra letra muy en primera persona, con unos hilarantes coros que la propia París grabó con la nariz tapada, a modo de Pepito Grillo de sí misma.

Guaraní
El primer sencillo de Jotera lo serás tú tuvo una génesis pintoresca. París pensó en aprovechar una breve melodía de aire moruno, Danza de los gatos, que había escrito para un montaje teatral de Paloma Pedrero, Noches de amor efímero. A la hora de amoldarle una letra surgió el gran problema: la única palabra que le venía a la mente paras las tres primeras notas era una francamente extraña, "guaraní". De pronto, el idioma de este pueblo indígena paraguayo sirvió para erigir una guasona metáfora sobre la incomunicación. No necesariamente amorosa, sino la que surge en cualquier momento y lugar (sobre todo, en las grandes metrópolis) entre quienes tienen el vicio de no escuchar.

Me buscas y me encuentras
La balada por antonomasia de este álbum había nacido habanera y con arreglo de cuerdas, pero la guitarra flamenca de Dieguito el Morao la acercó más a los territorios del bolero, digamos que con aires mediterráneos. "Es un canto al amor interporal y no personificado", explica su autora. "Pretende servir para un chico y una chica, o dos chicas, o dos chicos, o dos primos o una madre y su hijo. Pretendí otorgarle un significado más universal".

Ave del paraíso (con Javier Ruibal)
Un tributo merecido y una muy grata sorpresa. En el repertorio de Jotera lo serás tú se desliza esta versión de un tema que Javier Ruibal había entregado en su penúltimo disco, Contrabando. París lo interpretó con su autor más de una noche sobre el escenario de la sala Galileo Galilei, así que decidió recrearlo aquí como "un acto de justicia" para con el cantautor gaditano. "Que Ruibal no haya triunfado a lo grande es uno de esos fenómenos incomprensibles de nuestra cultura", se lamenta París. "Hay muy poca gente en España que cante así, que toque de esa manera la guitarra y que sea capaz de escribir letras tan maravillosas como ésta".

Zaragoza la Romana
Una osadía. La París, bregada en largos años de "ambientaciones musicales" en hoteles y bebecés ?bautizos, bodas, comuniones?, rescata la melodía de Paquito el chocolatero, la canción que año tras año encabeza las estadísticas de la SGAE sobre verbenas populares (ojo: en reñida disputa con Islas Canarias y Viva el pasodoble). La vieja pieza de Gustavo Pascual Falcó se dota aquí de una letra con la que Carmen rinde tributo a su ciudad y su barrio de toda la vida, el de San Pablo, aquel pedacito deprimido del casco viejo que vio nacer sus primeras canciones.

La chata mandinga
Una de las primeras canciones nacidas para el disco fue este nuevo ejemplo de humor socarrón y talante musical radicalmente híbrido; en esta ocasión, una copla del pueblo de Bujaraloz, en la comarca de los Monegros, sirve como génesis para un ritmo brasileño que subraya el gran percusionista Rubem Dantas. La letra aborda los conflictos que ha de sufrir una mujer moderna y rebelde (¿la propia cantante?) en un entorno rural y poco comprensivo. Una curiosidad sabrosa: la París llegó a presentar este tema para el festival chileno de Viña del Mar (por eso lo de "para que la baile la América entera"), pero la organización acabó prefiriendo a Gisella. Sí, la de O.T.

Para que tú me oigas
He aquí la contribución de Carmen París al disco-homenaje a Pablo Neruda que coordinó el año pasado Víctor Manuel (Neruda en el corazón), coincidiendo con el primer centenario del nacimiento de este gran poeta chileno. La canción se estrenó en julio en el Fórum de Barcelona y adopta como título su primer verso, aunque a Carmen le hubiera gustado llamarla Mis palabras. "En cualquier caso", anota, "con letristas como Neruda siempre resulta sencillo trabajar…".

Revelación (con Mercedes Ferrer)
El corte más experimental del álbum es este dúo de corte indio con la cantante madrileña Mercedes Ferrer, gran amiga de París desde el viaje que compartieron a Palestina en febrero de 2004. Revelación iba a ser al principio una adaptación al castellano del Within you without you de George Harrison, con el que aún mantiene algún lazo literario (el verso "La gente que vive bajo una ilusión"). La escala hindú y el repiqueteo de la tabla –gentileza de Nantha Kumar? acentúan el aire espiritual de esta pieza. "De unos años a esta parte me atrae el sincretismo, la búsqueda de las esencias comunes en las tradiciones místicas", revela, nunca mejor dicho, la autora.

Rompiendo la hora
Y para acabar, otra buena dosis de experimentación. Escrita a última hora, casi ya dentro del estudio, constituye una visión poética y comprometida sobre el conflicto entre israelíes y palestinos. La idea surgió en Cisjordania, cuando a Carmen la llevaron a conocer el campo de refugiados de Qalandia. Imposible que le pasara inadvertido el parecido entre aquel topónimo y Samper de Calanda, el pueblo de su padre. Y así fue cobrando forma esta "fusión etérea" entre Oriente Medio y los tambores con los que, en las principales procesiones aragonesas, se "rompe la hora" todas las noches de Jueves Santo.

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