Ultramar

Ultramar es el título del segundo gran álbum en solitario de El Pescao. El origen se remonta a finales de 2012, cuando David Otero decidió emprender un viaje a Argentina en busca de nuevas ideas y sonidos. "Necesito nuevos paisajes, sorprenderme incluso con las cosas pequeñas", comentó antes de partir, y eso es justo lo que encontró. 11 canciones desde el otro lado del Atlántico. Todas compuestas en Buenos Aires (Argentina), en un pequeño estudio de veinte metros cuadrados en el barrio de Palermo, con un ventanal acristalado desde donde podía ver sin ser visto. El resultado se anuncia como "un disco sin prejuicios y con un sonido propio, en el que hay pop clásico, pero también experimentos bien logrados con la electrónica, sonidos orgánicos o incluso hip hop".

Gestado en Argentina, pero grabado en Londres, en compañía del productor Max Dingel (Miss Caffeina, Muse, Goldfrapp, The Killers, Weezer). "Es el disco de un español viviendo fuera de España", explica David. "Cuando me fui sabía perfectamente que tenía que volver aquí para contarlo. Me gusta bromear y decir que es como un disco de Erasmus".

Un álbum que nos recomiendan escuchar con auriculares para no perder detalle. "Yo lo he disfrutado paseando por la calle", asegura El Pescao. Porque 'Ultramar' es un disco de ciudad. También de amor, no necesariamente romántico.

"El título se me ocurre tras escuchar una canción de Zoé, donde dice la palabra 'ultramar'", recuerda el artista. "Me pareció muy sugerente, así que la apunté y luego la busqué en el diccionario para ver el significado exacto: 'Lo que viene del otro lado del mar'. Era la definición perfecta del disco".

Como primer single Azul y blanco.

Un proyecto innovador desarrollado junto a MUWOM, en el que los fans del artista juegan un papel fundamental. Tras un viaje de inspiración y búsqueda, el músico decidió realizar este trabajo alejado de la grandes compañías, de forma autogestionada y tratando de romper las reglas habituales del juego discográfico.

Los fans eligieron la última canción del álbum, opinaron sobre el proceso creativo a través de reuniones con el propio artista en un hangout, grabaron coros para alguna de sus canciones e, incluso, algunos viajaron a Londres para escuchar las primeras mezclas del disco, en las que trabajó con Max Dingel.