Claros del bosque
Indie - PopFecha de publicación del disco: 29 de noviembre de 2024
1.Nubes
2.Arco
3.El río
4.Lamento
5.Détour
6.Telón
7.La vía láctea
8.Ecuador
9.Olas
10.Claros del bosque
Claros del bosque es un álbum de Ibon Errazkin con un single doble: Nubes y Lamento, como anticipo, canciones que deambulan entre lo costumbrista y lo inspirador, entre lo minimalista y lo clasicista, entre lo mediterráneo y lo lírico, entre Nino Rota y Erik Satie.
Los videoclips que acompañan a este lanzamiento están dirigidos por Antonio Morales, rodados por Dani Lisón y con el montaje de Dani Aránega. Es una serie de vídeos para todas las canciones del disco y para la gran pieza final, que llegará más tarde. Todos ellos se rodaron en Tánger y están inspirados en la obra cinematográfica del director malayo Tsai Ming-Liang. Son una walking meditation en la que podemos ver a Ibon en distintos lugares de Tánger demostrando que los silencios pueden decir muchas cosas y que, desde un punto de vista expresivo, menos es más.
El disco por Ibon Errazkin (septiembre 2024)
"El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar; desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada; nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así" - María Zambrano (extraído de “Claros del bosque”, 1977).
"Cuando hace dos años empecé a pensar en grabar un nuevo disco, la idea que más me motivaba era la de componer una pieza extensa, un formato que me permitiera distribuir los sonidos casi como elementos espaciales; algo más parecido a pasear por un jardín – o recorrer con la mirada un jardín vertical – que a la escucha lineal de una pieza musical al uso.
Me interesaba también componer algo parecido a una «divagación». Es decir, no un tema con una estructura que condujera a «algún lugar», sino una simple sucesión de momentos musicales, vagamente relacionados entre sí y sin gran finalidad. Y me atraía la idea de hacer algo extenso «porque sí», utilizando la duración como atributo esencial de la pieza. Inspirado tal vez por el efecto hipnótico que tienen determinadas experiencias – una composición de La Monte Young, una película de Jacques Rivette – por el simple hecho de ser «largas». Me fijé una duración aproximada de una hora para la pieza que iba a componer y, con estas premisas, me lancé a ello.
Cuando el proyecto estuvo ya bastante avanzado, se me ocurrió una idea. ¿Por qué no extraer algunos momentos de esa pieza y convertirlos en canciones? De ese modo, el proyecto podría desdoblarse en dos partes: por un lado, una pieza extensa e ininterrumpida; por otro lado, un disco de diez canciones.
El disco de diez canciones es el que ahora tienes entre manos y se titula “Claros del bosque”.
La pieza ininterrumpida se publicará unos meses después y se llamará "Nubes y claros".
El título de este disco de diez canciones lo tomé de la obra del mismo nombre de María Zambrano. Es un librito entre místico y filosófico que leí durante la preparación del disco y, de algún modo, me pareció que estaba relacionado con lo que tenía entre manos. Animo a todos los oyentes del disco a echarle un vistazo.
La instrumentación del álbum es sencilla: guitarras, piano, bajo, melódica, banjo y algunos sintetizadores. No hay percusión de ningún tipo, como tampoco la había en “Hola” (2020), el último disco de SINGLE (mi proyecto junto a Teresa Iturrioz) y apenas la había en mi anterior disco en solitario, “Foto Aérea”. En este último, los sonidos eran acústicos, pero en muchos casos sampleé lo que había tocado y lo manipulé en el teclado. En “Claros Del Bosque” no he usado esta técnica y el proceso de grabación ha sido más tradicional o «natural».
Al ser fragmentos desgajados de un bloque, las canciones no tienen una estructura al uso de estrofa-estribillo-etc. Las melodías aparecen y desaparecen sin que el conjunto se «resuelva». Para mí, este es el elemento más definitorio del disco. Música sin un sentido concreto, que no conduce a ninguna parte, que simplemente está ahí. Hay dos excepciones: “El Río” y “La Vía Láctea”, que no pertenecen a ese bloque ininterrumpido y que compuse expresamente para el álbum. Son también las dos únicas canciones que he grabado con claqueta (un acompañamiento rítmico estable) y, por todo ello, quizá los momentos más pop del disco. De la primera me gusta pensar que no quedaría mal en un western; la segunda está inspirada en los cielos estrellados de las Baleares.
La portada me la ha hecho, como de costumbre, Javier Aramburu. Si para “Foto Aérea” me plantó una cordillera en la cabeza, esta vez me ha convertido en una arboleda con el arte con el que hace siempre las cosas.
Espero que os guste el disco."