Una ópera egipcia
Pop-Rock - IndieFecha de publicación del disco: 13 de abril de 2010
1.La llave de oro
2.Una corona de estrellas
3.Soy un pobre granaino (Colombiana)
4.Siete faroles
5.No sé como te atreves
6.Señora de las alturas
7.La veleta
8.Romance de Juan de Osuna
9.Atravesando los montes
10.Virgen de la soledad
11.La pastora divina
12.Los poetas
Romance de Juan de Osuna es uno de los temas del álbum de Los Planetas para 2010, Una ópera Egipcia (anunciado en principio como "El libro del universo"). Un tema que también se incluye en el EP Cuatro palos, y homenaje a Manolo Caracol.
"El disco recoge cosas del anterior, de la historia de Los Planetas, se introducen elementos nuevos
", comenta J.
Una colección de 12 temas, con las colaboraciones de La Bien Querida en "No sé como te atreves" y "La veleta"; y de Enrique Morente en "Atravesando los montes".
El primer single es el mencionado No sé como te atreves, con la voz invitada de Ana Fernández Villaverde (La Bien Querida). Compuesta por J: "No sé cómo puedes atreverte a venir a pedirme que te acepte cuando tú no has aceptado ni una sola de las cosas que te digo". El vídeo se presenta con estética de road movie, se ha rodado en Puebla (México) y ha sido dirigido por el mexicano Alejandro Romero "Chicle" (Julieta Venegas, Plastilina Mosh, Molotov, Cake, Belinda, One AM Radio).
UNA ÓPERA EGIPCIA. Los gitanos llamaban así a las obras maestras que agotan los superlativos, aquellas cuyo origen parece sobrenatural. J la escuchó referida a La Niña de Los Peinas, pero la expresión tiene casi 140 años y fue acuñada a raíz de que a Verdi le encargasen una ópera para la inauguración del Canal de Suez ("Aída" se estrenó tarde en El Cairo, pero impactó con su escenografía grandiosa y espectacular,usando sorprendentes efectos especiales y un riquísimo vestuario, con coronas de oro puro y espadas de plata).
Oro y plata aparecen en el octavo álbum de Los Planetas, un digno sucesor del monumental LA LEYENDA DEL ESPACIO de 2007, aquel en el que la banda granadina se reinventó reivindicando el flamenco para definir un lenguaje propio y único. UNA ÓPERA EGIPCIA es un disco más abierto, que recuerda los más clásicos de Los Planetas, con canciones de pop psicodélico y espacial, melodías pegadizas entre laberintos de guitarras y sinfonías de emocionante ruido. Sin embargo,y aquí radica su mayor conquista, consigue eso con canciones en su mayoría inspiradas en la tradición musical andaluza y expresadas en ese idioma sonoro suyo particular, en el que el rock es ya prácticamente indistinguible del flamenco e incluso integra otros elementos novedosos como la experimentación electrónica.
Y es que el disco parece repasar los cánones de Los Planetas a lo largo de su trayectoria. Hay canciones que remiten directamente a la frescura de sus singles pop, como "Una corona de estrellas", que aunque esté basada en unas romeras, tiene el sonido del pop ruidoso más chispeante de Los Planetas. "Soy un pobre granaíno" (ya incluida en PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA ASTRONOMÍA) es la adaptación de una colombiana pero también recuerda a Los Planetas más contagiosos de pildorazos como "De viaje".
La más alejada del flamenco es "No sé cómo te atreves", una conmovedora balada noise-pop que continúa la ruidosa línea trazada desde el pop eterno de Phil Spector al de The Jesus And Mary Chain y que canta J junto a La Bien Querida. Es un hit inmediato tan irresistible como lo fue "Segundo premio". Otra candidata a single es "Siete faroles", unas cantiñas de Córdoba apoyadas en un riff de teclado efervescente con guitarras burbujeantes y un extraordinario bajo a cargo de Antonio Arias (líder de Lagartija Nick). Suena a psicodelia pop saltarina y pegadiza, con un puente fascinante que, aún siendo propio de las alegrías, remite al pop barroco de los años sesenta. Algunos temas están más a caballo entre el rock jondo de LA LEYENDA DEL ESPACIO y sus medios tiempos con lento desarrollo de guitarras, como la estremecedora "Señora de las alturas", unas alegrías de Manuel Vallejo con guitarras inflamadas en un espectacular mano a mano entre Florent y Banin o "Atravesando los montes", una malagueña con afilados trenzados de guitarra y ritmo que muestran lo bien encajada que está la banda en su asimilación del flamenco. Ambas lucen unas guitarras inspiradísimas.
Pero lejos de acomodarse, en este álbum Los Planetas añaden nuevos descubrimientos a su revolucionario concepto de flamenco eléctrico para el siglo XXI. Algunos casi por accidente: el disco se abre por tangos ("La llave de oro") en los que tendría que haber entrado la voz de Enrique Morente, pero una guitarra de Banin acabó sustituyéndola para inventar el flamenco-surf en un instrumental poderosísimo y con mucho arte. "La veleta" es una sevillana de Las Niña de Los Peines adaptada por Los Planetas para la dulce voz de La Bien Querida ¡con sintetizadores!, un insólito maridaje entre la electrónica pop y el flamenco, con el referente de New Order y un encantador acabado entre el tecno-pop y la indietronica. El "Romance de Juan de Osuna" ya lo conocíamos de su EP de finales del año pasado (CUATRO PALOS fue el mejor del año según la prestigiosa revista Rockdelux). Concebido como homenaje al gran Manolo Caracol en su centenario, es un interesantísimo invento que amplifica la tensión eléctrica y maquinal del kraut-rock de Neu! con el palpitar del flamenco más sangrante. Si el principio del disco concentra las canciones más fáciles y accesibles, el final es un escalofriante viaje cargado de intensidad psicodélica. La Orquesta Química en su máximo esplendor tomando las raíces de la tradición flamenca.
En "Virgen de la Soledad" la oscura nebulosa lisérgica de Los Planetas se torna jonda por una saetas de Fosforito, con una intensidad que asciende hipnótica desde los infiernos entre efluvios de guitarras envenenadas de psicodelia y flamenco. "La pastora divina" reúne a los creadores del seminal "Omega": Antonio Arias, Erik y Enrique Morente. Se trata de una seguirilla tradicional electrizada con la voz volcánica de Enrique, la cavernosa tensión rítmica de Antonio y Erik y las guitarras caleidoscópicas de Los Planetas, entre todos invocan el dolor del alma flamenca en llamas con un crescendo espeluznante.
Cierra la trilogía final la asombrosa "Los poetas", una letanía inspirada en la lectura coránica del Antiguo Testamento, interpretada casi enteramente con secuenciadores, forjando una mezcla de noise espacial y electrónica experimental que acaba siendo un narcótico himno espiritual para recuperar la épica mística de Los Planetas, en la línea de "La caja del diablo", "La copa de Europa" o "La guerra de las galaxias". Es un final intrigante y cautivador, un mantra que queda grabado a fuego en el subconsciente como un cruce entre "Tomorrow never knows" de The Beatles y Syd Barrett.
En definitiva, estamos ante el álbum quizás más variado y completo de su discografía, una "ópera egipcia" que revisa el sonido clásico de Los Planetas desde el pedestal que se erigieron en LA LEYENDA DEL ESPACIO. La banda muestra una cohesión y una inventiva instrumental colosal que le permite avanzar en una senda en la que siguen abriendo camino solos y sin límites apreciables en el horizonte. De manera análoga a lo que hicieron en su día The Byrds, Gram Parsons, The Band o el propio Bob Dylan, recurren a la tradición de la música popular para alimentarse, reivindicándola y a la vez reinventándola para darle nueva vida en un contexto de música rock. Los Planetas son ahora mismo la banda más innovadora de la música en castellano, y con este nuevo álbum demuestran que en el flamenco eléctrico hay mucho todavía por decir, y a ellos no se les acaban las ideas.