Martínez Ares por Martínez Ares

Martínez Ares por Martínez Ares no es un disco debut habitual, aunque después de colaborar con Pasión Vega y poner colaborar con sus canciones en el Carnaval gaditano, este es su primer disco.

Un disco trabajado, con profundidad emocional en los textos e interpretaciones apasionadas. Los productores han dejado respirar esas canciones con un tratamiento de menos-es-más que potencia su verdad. Y es que cada uno de estos doce temas tiene su sentido, su granito de vida.

Las canciones:
No sé si volveré
"No se menciona a Cádiz pero explica mi relación con la ciudad. En cierta forma, justifica lo que ahora estoy haciendo, el abandono del carnaval por otra forma de expresión. A la vez, es una confesión de mi necesidad de ver su mar, sentir su luz, tratar a sus gentes. Es una pieza suave que va creciendo hasta ese estribillo que es una lapa, se pega al corazón".

Compay primero
"Un saludo a Compay Segundo, obviamente. Escrito desde la filosofía vital gaditana, que es muy parecida a la cubana: aquí reciclo una cuarteta que escribí para mi comparsa de 2002, La Revolución. Lo curioso es que nunca traté. nunca ví actuar a Compay: las veces que vino a Cádiz, yo estaba fuera, actuando. Al final, hay un sampleo fantasmal de su Chan chan".

Suave
"Cuento mi historia de amor con Esfefanía, mi actual compañera. Es la crónica de nuestro descubrimiento, carnal y afectivo. Está escrita con el ardor del flechazo, una semana después de conocerla. Tiene un punto de rock contenido, siento curiosidad por ver cómo se desarrolla en directo".

Una manera de olvidar
"Una balada de desamor, entre Serrat y Sabina: el protagonista está desesperado y habla con su médico. Pide, no, exige remedios con urgencia, como si la medicina estuviera tan adelantada. La dureza del texto está compensada por la suavidad del arreglo: "como gotitas de agua", dijo Antonio García de Diego.

Sin ti
"Amores perros de la época estudiantil. Hay mucho humor entre líneas, algo que debo a la vocación irónica y sarcástica del carnaval. Viene con una envoltura de swing muy fino. ¿Qué si tengo una libido muy desarrollada? Bueno, digamos que me encanta inventarme canciones eróticas. Y aquí hay mucha ficción".

El último romano
"Pura autobiografía. Nací en la calle Goleta, en el barrio de Santa María, que está construido sobre restos romanos. En sus versos está todo Cádiz, tal vez por haber sido escrita en Madrid, desde el anhelo nostálgico. Suena una guitarra portuguesa que me lleva a las bandurrias del carnaval. Al final, aparece Javier Ruibal, esa oda al amor: pasará, pasará por encima del hombre y del hambre/ pasará, pasará por entre los muros y los alambres".

Esta canción es una carta
"Un retrato de la soledad del individuo, presentado en cascada de metáforas. Me provoca cierto orgullo, tanto por lo literario como por lo musical: el estribillo es muy pop, como un reconocimiento de que yo también crecí con los Beatles".

Echa la llave al mar
"Pues está claro, la evocación de una noche de pasión: "ven a morir al son de las cuerdas del amor/ rompernos, chasqueando el amor, como se rompen los besos." Tiene un estribillo fuerte, que parece querer irse al Caribe hasta que sale la guitarra eléctrica".

Mariposas en la barriga
"Iba a estar en un disco de Pastora Soler pero finalmente me la reservé para mi debut y Pastora mete voces. En texto, una canción muy cruda. Habla de la necesidad de cambiar la vida de una pareja: llega un momento en que debes combatir la rutina y te quedan dos salidas, profundizar en la relación o romperla. Está escrita desde la experiencia vivida".

Otra vez
"Otra canción dramática. Sencillamente, el retrato de una persona que no se encuentra a si misma. Creo que la buena música tiene una función terapéutica y que existen las canciones que, al compartir el dolor del autor, te consuelan y te dan energía".

La vida en gris
"Gordillo me sugirió que rescatara una de las canciones que compuse para Pasión Vega, por aquello de que se me identificara rápido. Y vimos que "La vida en gris" sonaba perfecta por tangos flamencos. Aquí hay una guitarra prodigiosa de José Antonio Rodríguez, que ahora anda tocando con Alejandro Sanz".

Bito Manué
"Viene de los versos de Nicolás Guillén y es una ironía sobre la presión para aprender inglés. Lo dice alguien como yo, negado para las lenguas, que puede entender la frustración de los hispanos perdidos en Estados Unidos. Ha salido como un tema de rock latino, a lo Santana, incluso con un fragmento de rap....gaditano".