Nada se escapa

Nada se escapa es el título del primer single y del cuarto álbum de estudio de Pedro Javier Hermosilla. Co-producido junto a Marcel Botella, y masterizado por el neoyorkino Greg Calvi.

Se incluyen 10 canciones; música y textos de PJ Hermosilla.


Notas de Pedro Javier Hermosilla
Este disco ya empezó a estar en mi cabeza desde la grabación del directo "Tres y…". Tenía que dar una vuelta más de tuerca a los discos de estudio, por eso pensamos que era ideal terminar con la anterior discográfica haciendo una interpretación nueva de gran parte del repertorio de los dos discos anteriores y cerrar un ciclo para abrir otro renovados en sonido, composición y compañeros de viaje.

Durante la gira con Antonio Orozco (Cadizfornia 2007) empecé a escribir y componer gran parte de las canciones que se han grabado en "NADA SE ESCAPA". Quería recuperar la sensación de crear sin concesiones y de buscar nuevamente el sonido y la manera de hacer música previa a la entrada en la industria de mi primer disco "Amuleto de agua errante".

Por eso llamé a Marcel Botella, músico y productor que trabajaba conmigo en los años de clubs y salas de Barcelona. Decidí retomar lo que empezamos allá por el 1997 y que dejamos aparcado hasta que encontráramos el momento ideal para hacerlo. Juntamos a la misma banda de entonces con el plus que supone la experiencia y los conocimientos de 12 años después. El único músico que repite de discos anteriores es Javi Martín (actualmente compositor, productor y bajista de Ojos de Brujo), que también tocaba con nosotros en aquella banda y con el que he seguido trabajando todos estos años.

Fui grabando las maquetas de los nuevos temas entre el estudio de casa y los hoteles de la gira y se las iba enviando por internet a Marcel para que las fuera interiorizando y estructurando de cara a la producción.

Nos "encerramos" durante unos 8 meses en su estudio de Vallvidrera, al lado del parque del Tibidabo en Barcelona, para grabar, arreglar, producir y mezclar este nuevo disco.

La consecuencia ha sido un álbum "metódicamente anárquico", con nuestro propio orden, pensando más en lo que queríamos transmitir que en lo que tenía que parecer. Un disco grabado de una manera "modernamente clásica", utilizando la tecnología actual, pero tratado con un equipo y un concepto artesanal, analógico, con un cierto espíritu de los setenta llevado al presente. Un trabajo intenso, denso e inquietante en el que hemos querido plasmar la personalidad y el lenguaje de cada uno de los músicos que han participado. Unos arreglos que permiten que cada instrumento "hable" a su manera, pero sobre todo basados en los riffs de las guitarras acústicas y en mi propio swing (que, como curiosidad, llegamos incluso a contabilizar) para que todo se "moviera" de una forma más personal, sin límites, sin caretas, como somos y sentimos.

Los mismos cinco músicos están en cada una de las canciones consiguiendo así un sonido más compacto, de grupo (Marcel Botella en los pianos, hammonds, Wurli, clavinets y coros, Pere Foved en las baterías, Andreu Martínez en las guitarras eléctricas, Javi Martín en los bajos y PJ Hermosilla en las guitarras acústicas y voces), apoyados, siempre que hemos podido "abusar" de su generosidad, por los coros de Juanjo Ferrer, Alejandro Nazareno Moraes y Dani Galiot, que se han tratado con un concepto muy de banda. A excepción de los coros finales del tema "QUIETOS", con el que se cierra el disco, y en el que Alejandro Nazareno nos regaló una brillante interpretación de su "black-soul" particular. Está claro que eso se lleva en la piel…

En la mezcla he vuelto a contar con Marc Blanes, que ya mezcló el "Tres y…" y que en esta ocasión ha compartido con nosotros lo que buscábamos y queríamos conseguir en el tratamiento de cada instrumento y los planos en la mezcla. Hemos sido muy exhaustivos en este proceso del disco y Marc ha hecho un trabajo excepcional.

Para el mastering teníamos muy claro desde el principio con quien queríamos trabajar y, curiosamente, se ha dado todo lo necesario para que definitivamente fuera así.

Se trata de Greg Calbi, ingeniero de uno de los mejores estudios de mastering del mundo: Sterling Sound, en NYC, y ganador de varios grammys. Habíamos pensado en él revisando la mayoría de los discos que nos gustan, artísticamente y a nivel de sonido. Ya trabajaba en los 70 con John Lennon, David Bowie, Bruce Springsteen y con grandes músicos del Jazz. Y hasta la actualidad su discografía es apabullante en cuanto a genéros y reconocimiento. Desde Michael Brecker, Brad Mehldau, Bill Frisell, Branford Marsalis, Joshua Redman, Harry Connick JR. hasta John Mayer, Ben Harper, Norah Jones, Lenny Kravitz y una lista interminable de discos increíbles.

Curiosamente, durante la gira que realicé con Bob Dylan por españa en el verano de 2008, el ingeniero de sonido de Dylan me comentó, después de enseñarle algunas canciones pre-mezcladas, que sería el ideal para el disco, y que, casualidades, Greg Calbi acababa de re-masterizar los últimos 16 discos de Dylan. Parece que todo estaba "pensado" para ir a NYC.

El propio Greg Calbi nos hizo un comentario al acabar el mastering: "Es un disco de progressive pop a la altura de John Mayer o Raúl Midon". Signifique eso lo que signifique, me lo apunto como un elogio, por si acaso. Al menos alguien ha ensayado una definición. Yo sería incapaz.

Siempre he odiado las etiquetas y la sensación de colocar en "casillas" concretas un trabajo que contiene, a mi parecer, registros distintos. Para mí es difícil poner en un solo lugar el conjunto de esta música, pero, quizá, esa terminología que utilizó, y que ya lleva muchos años utilizándose en el mundo anglosajón, puede significar un poco lo que he dicho al principio: "Modernamente clásico".