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Postales

Pop-Rock - Blues

Fecha de publicación del disco: 8 de marzo de 2005

1.Jerusalén 2.0
2.Tenemos que hablar
3.¿Quién?
4.Postales
5.Boleros
6.Amore
7.Incapaz
8.Comedia Divina
9.Polizón
10.Todo perdido
11.Sin tí
12.Canto

Bonus tracks edición de lujo
Todo cambia
Como si nada

Canciones en tiempos difíciles
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Desde la publicación de Gente (2001), Presuntos Implicados no había vuelto a publicar un disco con nuevas canciones, el décimo en su carrera. Las 12 nuevas composiciones de Sole Giménez, Nacho Mañó y Juan Luis Giménez, han sido producidas por ellos mismos y se han grabado durante los meses de octubre a diciembre de 2004 en diversos estudios de Valencia, Madrid, Londres y Praga. Parte de las mezclas han corrido a cargo del ingeniero y productor Mike Pela (Sade, Maxwell, Everything But the Girl).

Postales cuenta con dos sorprendentes colaboraciones. El trio de hip hop revelación de 2004 La Excepción participa en Tenemos que hablar, el primer sencillo y Las Niñas participan en ¿Quién?, otra de las canciones del álbum.

El disco se publica en dos formatos. La edición de lujo contiene el CD con dos temas extra inéditos y una selección de 12 postales artísticas, mientras que la edición normal contiene los 12 temas.

Canciones en tiempos difíciles
No hay quien pare la saeta del reloj. Postales, la novena entrega en estudio de Presuntos Implicados, sirve para conmemorar en este incipiente 2005 el vigésimo aniversario de aquel ya lejano álbum de debut (Danzad, danzad, malditos) y constatar cómo hemos ido cambiando, que diría la canción. Las doce nuevas composiciones de Juan Luis Giménez, Soledad Giménez y Nacho Mañó, catorce en la edición especial, son hijas de un tiempo de frustraciones y perplejidades en el que, pese a todo, el trío aún ha querido dejar entreabierto algún resquicio para la esperanza. Gente (2001), su anterior colección de crónicas musicales, había llegado a los anaqueles aquel mismo otoño en que el mundo se estremecía bajo los escombros de unas torres neoyorquinas y el discurso alucinado de un eremita que aún hoy sigue vagando entre sabe Dios (o Alá) qué remotas montañas. Desde entonces, las invasiones de Afganistán e Irak, las (estériles) manifestaciones contra la guerra, la barbarie del 11-M y hasta el inconmensurable desastre del tsunami en el Sureste asiático han dibujado un panorama de incertidumbres al que el siempre lúcido trío valenciano no se ha podido sustraer.

"Postales quiere ser, como su propio nombre indica, una colección de instantáneas a priori muy dispares y sin un concepto común, igual que en esos cajones de postales en los que encuentras imágenes del campo, la montaña o el mar", explica Nacho. Cada integrante escribió y preparó por su cuenta nueve o diez canciones, "en un proceso de sana rivalidad", y luego el trío desbrozó todo el material hasta dar con una selección satisfactoria y equitativa entre las distintas percepciones. Curiosamente, las angustias e inquietudes de estos tiempos difíciles afloran en los discursos de los tres: el tono más concienciado y reivindicativo lo encarnan Quién (Sole), Canto (Juan Luis) y Jerusalén 2.0 (Nacho), igual que las borrascas del alma (y el corazón) se manifiestan en Comedia divina (Nacho), Incapaz (Sole) o Tenemos que hablar, una reflexión de Juan Luis sobre los fracasos de la vida en pareja que sirve como primer sencillo del álbum.

No hay quien pare la saeta del reloj. Han pasado 20 años y los argumentos frívolos y traviesos de aquel entonces quedan a muchos kilómetros de distancia emocional de este flamante y nostálgico ramillete de postales para 2005. "Hace tiempo que la tristeza es una seña de identidad en Presuntos Implicados"; reflexiona Juan Luis. "Nosotros somos artistas de canciones melancólicas, como Llovió o Nunca es para siempre, aunque excepcionalmente también hayamos sido capaces de componer Todas las flores". "Yo, en concreto, me siento en un momento de mi vida particularmente triste e intenso", se sincera Sole, "y todo eso acaba desbordándose e impregnando las canciones. No atravieso mis días más luminosos, pero sobrellevo la amargura razonablemente bien".

Doce bocados de realidad hermanados por tres sensibilidades afines y una gran sinceridad. A veces inesperadamente guitarrero y enrabietado, en ocasiones evocador de épocas color sepia que ya nunca volverán y casi siempre comprometido con el tiempo en el que le ha correspondido nacer y desarrollarse. Ese mismo tiempo en que grupos a priori tan alejados de Presuntos como La Excepción o Las Niñas también pueden enarbolar inquietudes y discursos bien parejos.

No hay quien pare la saeta del reloj. Ha habido que esperar tres años y pico para conocer estas historias de Presuntos Implicados, por mucho que la antología de 2002 (Selección natural) y el debut en solitario de Sole Giménez (Ojalá, 2004) hayan hecho la espera más liviana. "El tiempo va pasando tras cada disco y, hasta que no retomas el trabajo, no vuelves a sentir la ilusión. En estos últimos meses hemos tenido que combatir un cierto complejo de que llevábamos muchos años embarcados en esta aventura. Luego reparas en que Luz Casal también lleva tanto tiempo en activo como nosotros, y U2 unas cuantas temporadas más, y en ese momento recuperas las ganas y la frescura" nos comenta Juan Luis.


Las doce Postales, una por una:

Jerusalén 2.0 (Nacho)
Un sitar muy beatle sirve como arranque para esta melodía que Nacho tenía escrita desde los tiempos de Siete (1997) y que, precisamente, ha necesitado siete años más para encontrar unas palabras que la llenaran de significado. La espita de la inspiración se abrió durante las multitudinarias manifestaciones contra la guerra en Irak y se expresó como un grito esperanzado, un mensaje de confianza en el prójimo que se alterna con una estremecedora (por extensa) retahíla de ciudades y geografías en conflicto. El 11-M sorprendió a su autor trabajando en este tema e incorporó, dolorosamente, el nombre de Madrid al primer estribillo.

Tenemos que hablar (Juan Luis)
El primer sencillo de Postales es un tiempo medio que desgrana la angustia de Juan Luis Giménez ante el cúmulo de separaciones que se multiplican en su entorno más cercano. En cierta medida, Tenemos que hablar constituye la actualización, en clave matrimonial, de lo que expresaba Cómo hemos cambiado (1991) sobre el deterioro de las viejas amistades. La sorpresa llega con la colaboración de La Excepción, que aporta su característico sentido poético a pie de calle. "En el arte siempre me han gustado los contrastes, el choque de visiones culturales distintas", argumenta Juan Luis. Y confiesa: "En realidad, la canción ya la había dado por finalizada un día que mi hijo andaba escuchando en casa el disco de La Excepción. Y, de pronto, me di cuenta de que tenía que llamarles".

Quién (Sole)
Otra pieza concienciada y dolorida en este catálogo de postales, Quién retrata a la Soledad Giménez más reivindicativa, una mujer que siente la necesidad de preguntarse "ciertas cosas" después de "todo lo que ha estado pasando". Una canción hija de su tiempo que se complementa de forma muy natural con el desparpajo y el picante de Las Niñas. "Me conquistaron la primera vez que oí Ojú en la radio", recuerda Sole. "Pensé que ya era hora de que alguien hiciera cosas interesantes en el rap español. Tienen mucho, mucho arte".

Postales (Manuel Veleta)
El ideario poliédrico y algo descreído de Presuntos Implicados en pleno año 2005 encontró su leit motiv, paradójicamente, en el único tema nacido de una pluma ajena al trío. Postales es una composición que ya aparecía el año pasado en el primer disco en solitario del cantautor Manuel Veleta, nombre artístico del hermano pequeño de Juan Luis y Sole, José Manuel Giménez. "Es una canción deliciosa", reivindica Sole, "una pieza optimista pero con ese punto melancólico del fin del verano y el inexorable paso del tiempo". El resultado es un corte contagioso que arranca desde el estribillo y desarrolla un discurso muy evocador. El grupo lo ensayó al principio con ritmo funk, pero lo desechó en favor de ese aire casi country que puede disfrutarse aquí.

Boleros (Nacho)
La historia de un cantante de boleros a ritmo de bolero surge, naturalmente, de la inspiración de Nacho Mañó, enamorado confeso de un género que considera "la forma más evolucionada de la canción de amor en español". No en vano, Mañó creció abrazado por las voces de Antonio Machín, Armando Manzanero o Lucho Gatica, las casetes favoritas que escuchaba su padre en el coche, juntos de camino al colegio. "Es una canción muy autobiográfica, aunque la haya adornado con algo de literatura", reconoce su autor. "Por eso, le agradezco especialmente a Sole que haya logrado su lectura más emocionante, en este estilo, de toda la historia de Presuntos".

Amore (Juan Luis)
He aquí una de esas melodías que nacen de un tirón, "como si en realidad llevara ya escrita más de 50 años", apunta Juan Luis. Se trata de una bossa con un sabor deliberadamente rancio, como de película antigua, para desarrollar una historia complementaria, según su autor, al Penélope de Serrat. "Mientras Joan Manuel cantaba a la eterna espera amorosa de un hombre, aquí sucede justo al contrario: alguien que ya no aguarda nada de la vida, que se ha rendido y tirado la toalla, recibe el inesperado regalo del amor".

Incapaz de sonreir (Sole)
La cantante de Presuntos Implicados se sincera, hasta el borde mismo del pudor, con la crónica dolorida de "un amor que no se alcanza o no madura, un amor definitivamente imposible". "Incapaz constituye el reflejo fehaciente de un momento amargo en mi vida", admite su compositora. "Supone la constatación por escrito de que la vida no es de color de rosas y debe afrontarse así, con la sinceridad como bandera y sin avergonzarse". Y remacha: "Sí, en efecto: supongo que es la canción más triste que he escrito nunca".

Comedia divina (Nacho)
Aquí está un retrato en buena medida autobiográfico de lo que fue 2004 en la vida de Nacho Mañó, "una temporada difícil y reflexiva en la que el cuerpo me estaba pidiendo a gritos que parase". A ritmo de shuffle, muy infrecuente en la discografía de Presuntos, Comedia divina recapitula lo bueno y lo malo hecho en el camino de la vida, el cielo y el infierno del hombre. "Con el tiempo he llegado a la conclusión de que mis canciones me gustan cuando hablan de cosas auténticas en vez de adentrarse en el terreno de la ficción", admite Mañó.

Polizón (Juan Luis / M. Veleta)
Existe unanimidad en el seno del grupo: Polizón es la mejor canción que Juan Luis ha entregado para estas Postales. Lo pregona el propio interesado, orgulloso de una composición compleja y acaso enigmática que va enamorando con el tiempo y adquiriendo ya un cierto sabor a clásico. "Nunca aparecerá en un Grandes éxitos, pero estoy convencido de que será uno de esos temas que acaba demandando y reivindicando el público más fiel", pronostica su autor. Por todo ello, porque el tema prometía "y merecía una gran letra", su ingrediente literario ha corrido a cargo del menor de los Giménez, el emergente Manuel Veleta.

Todo perdido (Nacho)
Presuntos Implicados se reencuentra aquí con unas hechuras clásicas en su cancionero, un medio tiempo que remite a títulos como Mil mariposas, Fallen o Nadie como tú y en el que el trío se siente muy cómodo. "Quise poner música a esa sensación incómoda de llegar a un lugar por el que antes ha pasado alguien que no tuvo el menor cuidado, como cuando entras en el baño y te encuentras con una toalla tirada en medio del suelo", dice Nacho. Por supuesto, todo ello debe interpretarse en clave de metáfora: también hay veces en la vida en que alguien, con intención o sin ella, nos lo deja todo perdido.

Deshabilitada (Sole)
Esta nueva canción desesperanzada de Sole constituye el complemento perfecto de Incapaz, una balada "más tímida y pequeñita" que conserva el mismo aire triste de su principal mentora, aunque no deje un regusto tan amargo y descarnado. En el puente, incluso, la melodía evoluciona de tono menor a mayor, lo que pudiera indicar que, incluso en las temporadas más aciagas, siempre queda un atisbo para la esperanza.

Canto (Juan Luis)
La canción más combativa de Juan Luis completa, junto a Jerusalén 2.0 (Nacho) y Quién (Sole), una trilogía acaso involuntaria sobre la conciencia social en estos inquietantes primeros compases del nuevo siglo. En Canto suceden muchísimas cosas en poco más de cuatro minutos: se entrelazan dos canciones en apariencia muy dispares ?la estrofa más rhythm 'n' blues de todo el disco y un estribillo de vibrante power pop?, y a todo ello se le agregan unos coros ascendentes "en clave Beatles" y un redoble de batería que Giménez confiesa inspirado en el Sowing the seeds of love de Tears for Fears.

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