La hostia de dios es una canción de Zahara que se estrena el 29 de abril de 2022, celebrando el primer aniversario de su álbum PUTA (2021).
Compuesta mientras Zahara terminaba de grabar las voces del disco. Producida por Marti Perarnau IV y la propia Zahara y mezclada por Jake Aron.
En palabras de Patricia Benito: "La primera vez que escuché algo de 'la hostia de dios' fue un domingo de aquel verano tan raro. Durante esos meses tuvimos charlas interminables sobre nuestros aprendizajes, vivencias y miedos; sobre nosotras. Nos analizamos de todas las maneras posibles. También al mundo que nos rodeaba y a nuestra forma de verlo. Sin darnos cuenta, habíamos comenzado la autopsia.
He visto a Zahara en sitios en los que no me hubiera gustado verla jamás, pero a la vez la he observado agujereando milímetro a milímetro la bolsa que la ahogaba. 'La hostia de Dios' es esa bocanada desesperada en el último segundo, y el agotamiento de las que seguimos arrastrándonos hacia un lugar que —por momentos— parece inalcanzable. También es la sensación terrible de que por mucho que lo intentemos hacer mejor, sentir mejor o vivir mejor, lo roto que tenemos dentro no nos lo va a permitir.
Esta canción me revuelve el estómago, como la mayoría de las que la acompañan en el álbum PUTA. La pena es que cuando te acostumbras a escuchar algo demasiado, deja de tener el mismo efecto. De eso habla también este tema. Por eso es tan importante que haya salido ahora y no con todos los demás: para tener su espacio y nuestra atención, para recordarnos que el miedo, el daño y grito de auxilio —por mucho que quieran negarlo— sigue ahí.
Y que no hay nadie a salvo".
La canción se incluye en REPUTA (2022).
Letra
Mientras me secaba
la última lágrima,
con la camiseta que
llevaba puesta desde ayer,
pensaba que estaba cansada,
que todo lo aprendido no era para mí.
Por más que lo intentaba,
nunca lo lograba.
Los viejos mecanismos siempre están ahí.
No importarán la fama, el poder,
ni tu ciudad, la edad o la fe.
No importarán la fama, el poder,
ni tu ciudad, la edad o la fe.
Siento que se han acostumbrado
a escuchar nuestra historia.
Ya no les importa,
no tiene ningún valor.
Seguimos rezando,
pidiendo ayuda
y nadie mira a su alrededor.
Ahora lloramos a solas
cuando la hostia que recibimos no es el cuerpo de dios.
No importarán la fama, el poder,
ni tu ciudad, la edad o la fe.
No importarán la fama, el poder,
ni tu ciudad, la edad o la fe.
El crujir de una mejilla
siempre duele igual.
Al partirse tus caderas
siempre duele igual.
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