SOS Estrella de Levante 2010
Así fue el festival con The Sunday Drivers, Franz Ferdinand, Delorean, Nada Surf, We Are Standard, Madness, y Fatboy Slim, como destacados
Calor, cerveza, Indie, electrónica. Son los cuatro pilares en el SOS Estrella de Levante, el festival con el que hemos dado los dos besos de rigor al buen tiempo. ¿Cumplirán lo prometido? Vamos a comprobarlo.
Viernes 30 de Abril
19:45 Con los toledanos The Sunday Drivers empieza la tarde, primaveral y de celeste techado. Y empieza con la energía de todos los festivaleros, que llegaban despiertos al primer concierto de la jornada, coreando los temas más conocidos de la banda: Do it y My Plan. Con otros, como Paranoid, la banda suena más clara y más cercana al blues que al pop, pero es mala hora para arrancar saltos. No era así en el escenario, donde hay que hacer una mención especial al teclista Martí Perarnau, alguien que suena siempre por encima de sus posibilidades y que demuestra su gran entrega para llevar varios instrumentos a la vez. El gran final, con Little Heart Attacks, dejó paso a The Horrors, una banda que lleva por delante el ser conocidos como unos liantes de cuidado. Aquí, por lo visto, llegaron sedados o simplemente les apeteció comportarse, porque no hubo ni un signo de la fama que les precede. Oscuros y con pocas ganas de deleitarnos con temas más movidos, para mí fue una de las bandas que sobró en el SOS.
22:35 La expectación por Los Planetas es la misma en cada directo: ¿será uno de 10, o será un suspenso como una catedral? En esta ocasión, quizá para acompañar a la catedral murciana, fue lo segundo. Su último trabajo, Una ópera egipcia, es más de lo mismo. Aunque el álbum se puede escuchar en casa sin prestarle mucha atención y tomándolo como lo toman Jota y los suyos (no sé si a guasa o con relajación), los granadinos han perdido toda la fuerza de sus conciertos de siempre y, lo que es peor, han perdido a los incondicionales que quieren rescatarles y que esperan algo más que un setlist tan descuidado como Flores del campo, Santos que yo te pinté, Ya no me asomo a la reja o No sé cómo te atreves (¿nombre premonitorio?) A las pruebas me remito: Miré hacia atrás y parte del público se había esfumado. Y no es de extrañar: un bajo que sonaba como la puerta de atrás del infierno y unos temas sobre-revolucionados (lo de Reunión en la cumbre era de manual) son provocaciones de divos que saben que los festivales de todo el país se pelean por contratarles, hagan lo que hagan, incluso si no hacen nada. Con un final punk con Pesadilla en el parque de atracciones intentaron ocultar la verdadera esencia de su despropósito. Mejor al Suma Flamenca.
00:40 Escribo esto con cerveza debajo del brazo y perdidos mis amigos. Vamos, el típico momento de decadencia de todo festival que se precie. Menos mal que llegan sustitutos con los que practicar la exaltación de la amistad y con Franz Ferdinand de fondo, nada menos. Lo curioso es que este grupo nunca me ha gustado, pero me habían recomendado tanto su directo, que al final he accedido
y es lo mejor que he podido hacer. Una ejecución impecable, un setlist hilado con maestría y un sonido inmejorable que deja cada instrumento en su lugar y acompaña cada cadencia con su nota o silencio correspondiente. Con razón es el grupo al que más gente viene a ver al festival. Un 9, ya que su interacción con el público podría mejorar. El resto es simplemente talento, tablas, brillo a raudales y entretenimiento limpio pero con esfuerzo. A veces me recuerdan a los Pixies y su olor tejano al estilo de melodías como Cecilia Ann; otras, a los Editors y otras a clásicos como Sisters of Mercy. Ellos nos bautizaron como 'Marcia' y después de más de hora y media de sudor y profesionalidad, lección de percusión incluida, nos dejaron en manos de la Madre Electrónica.
03:00 No me gustan Hot Chip (y mira que lo he intentado) Además prefiero el producto nacional si este es innovador, y Delorean lo son. Llevan años creyendo en lo suyo, intentando reinventarse a cada pequeño paso que dan, y acercándose todo lo que pueden a las mentes del respetable. Y qué bien lo hacen. Hace meses les fui a ver, una vez más, habiendo lanzado Deli, y en este festival se han dejado esa experimentación de lado: han ido a lo esencial, al baile, a lo bueno, a lo que todos estábamos esperando. Los de Zarautz son originales, por más que me duela que hayan abandonado las guitarras. Tienen su propio estilo y son más abiertos y más personales cada vez. Buen fin de fiesta pasadas las 5 de la mañana.
Sábado 1 de Mayo
20:45 Un diluvio universal (¡¡¡en Murcia!!!) además huracanado, echa por tierra el pilar del calor levantino, y también los horarios del SOS. Los neoyorquinos Nada Surf, con su gran bajista madrileño Dani Lorca, comienzan su lección magistral de pop del de siempre. Tocan 80 windows, Inside of love (resuena preciosa y aúna los espíritus de todos los presentes, con baile incluido), I like what you say
Sus clásicos y alguna que otra versión de su nuevo disco, If I had a Hi-fi. También algunos temas de su Lucky, joya que hace dos años pulieron, madurando progresivamente. Invitaron a Caléxico a subir al escenario, y dieron al público todo lo que pidió. Profesionales.
21:45 We Are Standard, They Are Your Dance, como me gusta llamarlos, salen bajo una ovación de sus incondicionales, entre los que me cuento. Y es que los getxotarras siempre van directos al grano, nunca dejan a nadie sin bailar y alguna que otra vez provocan. Deu, Jon, D.W Farrington, Leta y Juan, cinco músicos en pie de guerra que atacan con su último disco homónimo y solo salvan de su anterior repertorio la versión de la Velvet, Waiting for the man, y el hit On the floor, pasando por alto esta vez su irrefrenable locura Jam #256 (imperdonable que nos dejaran sin ella) Su sonido es potente, in crescendo y seguro de sí mismo, así que se nota que su periplo por tierras yanquis les sienta cada vez mejor. Un éxito del que alegrarnos, porque está más que merecido y cultivado. Tras ellos, L.A atronando de buen pop-rock el escenario Jagermeister. Al rato, tocaba hacer cola en los coches de choque que Estrella de Levante instaló con entrada gratuita, a fin de que por una vez en la vida, la banda sonora de nuestra mítica atracción no pasara por Camela y similares. Aunque sí lo fueron The Magic Numbers, banda que pasó sin pena ni gloria, al estilo de los Horrors. Nada recomendables para un festival ni para la hora en que los programaron.
00:45 Uno de los cabezas de cartel irrumpe arrolladoramente en el escenario principal y trae todas sus tablas londinenses. Los Madness más reggae y más Stranglers logran quedar por encima del bajo sonido y demuestran que están en plena forma bailando desde el primer minuto. Lo hacen con su poderosa intro One step beyond, y siguen con el elegante ska de NW5, Missing you o House of sun, imperturbables tras el paso del tiempo. El SOS se convierte en eclecticismo gracias a trompetas, piano y frontman espectacular, y por supuesto a abandonar por un momento a la comunidad Indie y unirse aquellos de quintas ochenteras. No faltaron Our house y It must be love, perfectos para acabar una regresión que a todos nos dejó satisfechos.
02:30 Gracias una vez más al descuadre horario, había que debatirse entre contemplar el vitoreado video arte de Chris Cunningham o dar una oportunidad a un dúo electrónico que regresa: Orbital. Optamos por estos últimos y nos sorprendimos con su fusión de estilos clásico y moderno. Su revisión del Ambient, que tiene hasta nombre propio (IDM Intelligent Dance Music) entretiene, acaricia otros estilos, y nos sitúa de nuevo en los años 90, con esos tintes futuristas que nos acercan a los Daft Punk más breakbeat. No en vano algunos de sus temas se han incluido en películas como Pi o Johny Mnemonic. Grandes evocadores de sensaciones y dignos teloneros del rey de la fiesta.
04:40 El maestro de los dj's hace su aparición, y más de 40.000 alumnos se inquietan por cómo serán sus enseñanzas. Capta la atención de todos con Praise you, y empieza la fiesta: Como era de esperar, no nos muestra apenas su disco más experimental como fue Palookaville, pero revisa sus temas más techno y se atreve con versiones de gente tan dispar como Bob Marley o los Stones. Su sesión gustó más a extraños que a propios (había extranjeros por doquier) pero lo cierto es que nadie bajó el ritmo, ni siquiera en los momentos más melódicos o en los menos cañeros. Fatboy Slim es un Vieja Escuela, alguien que disfruta pinchando y buscando música que llegue cada vez a más gente. Sus ya míticos Right Here, Right Now y The Rockafeller Skank son solo una pequeña muestra de cómo este artista puede montar un verdadero sarao en el que domine el buen rollo y el espíritu musical de cualquier tiempo pasado que fue mejor.
Muchas críticas recibe este festival, pero sinceramente creo que puede defenderse de casi todas. La organización no es mala, aunque tiene un fallo interno que hay que descubrir: No es normal que el número de asistentes se multiplicara 'misteriosamente' dejando así poco espacio a la movilidad. Por lo demás, chapeau por sus empleados, por sus informadores y por la gente que está detrás luchando y creyendo en el mundo de la cultura. In FatBoy we trust, en SOS confío.