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Low Cost Festival: Producto nacional despiadado

Reseña con These New Puritans, Editors, Los Coronas, Niños Mutantes, Layabouts, Placebo, The 1990’s, The Right Ons y The Chemistry Set

Cristina Cardín
27/07/2010 | 00:00 CET

Benidorm se erige entre rascacielos, mar antiguo y variopinta muchedumbre, pero estos días de bochornoso Julio algo cambia en sus calles: Camisetas de Placebo, Los Planetas, Beach Boys o The Who. El festival Low Cost es un producto relativamente nuevo, pero también es una evocación al pasado. Una evocación que te permite viajar en el tiempo, y hacerlo con un frenesí inigualable. Es la magia del directo.

Empezar criticando quizá no sea una buena idea, pero hay que hablar de la caminata del festivalero: Un recinto concebido de punta a punta no es lo ideal para disfrutar de todos los conciertos, ya que si quieres llegar a tiempo al grupo mainstream de turno programado en la plaza de toros de uno de sus extremos, mientras estás disfrutando de un suspiro de underground en el escenario Jack Daniels, te ves obligado a realizar un verdadero Tour de Francia que pasa por cabinas de tickets, barras con mojitos y millones de puestos de una famosa franquicia de pizza. Eso sí: Un diez para el que sugirió que un mini grupo de versiones amenizase la espera de los presentes en las largas colas de entrada, que se convierten en deliciosas si las pasas escuchando los ecos de los Sonics o los Buzzcocks arrojados con frescura y desparpajo.


These New Puritans, Editors, Los Coronas y Niños Mutantes
Así las cosas, llegamos el viernes con ganas de algo diferente, y vaya que si lo encontramos. These New Puritans, banda experta en no dejar a nadie indiferente, se colocan su bandera de art rock y acompañan su recital con videoarte puramente british y elegancia forjada en la clase obrera. A destacar sus instrumentistas de viento y un arrogante clon de Thom Yorke a la voz. El público vibró con Elvis, su hit más rompepistas, pero se apuntó varias claves para la próxima. Una carrera después hacia la multitudinaria plaza de toros donde Editors está pidiendo la vez como cabeza de cartel. Tom Smith se lleva el premio al frontman del año y reinventa uno a uno demoledores proyectiles de Noise como A end has a start, Munich, All Sparks o Papillion, desglosando sus tres discos acercándonos a unos tremendos Bauhaus o Joy Division. Solo hay que echarles en cara que parte de su show esté pregrabado, pero se les perdona gracias al gag de la noche: Smith se sienta al piano y comienza lo que para él debía estar siendo una explosión de placer, pero no para el público, que no oímos ni una nota. Técnico de sonido se acerca y le saca de su nube, Smith primero se sobresalta y luego se ríe, como cualquier guitarrista de rock de tu ciudad.

Acaban los cabezas y es la mía la que empieza a hervir, de pura emoción porque al fin voy a conseguir ver a Los Coronas (llevo tiempo intentándolo, porque no me sirve aquel Universimad en el que, completamente ebria, ni vi, ni escuché ni hablé a la banda surf española por excelencia). Fernando Pardo y los suyos irrumpen en escena como un tropel de comanches y nos deleitan con su virtuosismo, su buen rollo y su experiencia. La temperatura sube con Supertubos y Secret Agent Man, pero su último disco, El baile final de los locos y los cuerdos, es otra joya muy pulida a golpe de trompeta y desmedida técnica rítmica. Soberbios. Otra carrera, esta vez al escenario Xtí, nos lleva a Niños Mutantes y su más que correcta defensa de Las noches de insomnio, otra linda historia de los de Granada. Repasan además grandes golpes de efecto de su trayectoria, como Te favorece tanto estar callada, pero no nos regalan ninguno de sus grandes éxitos de otros. No importa, volvemos al hotel canturreando Errante tras unas cervezas en el césped. El poco cielo que atisbamos presagia nubes negras.


Layabouts, Placebo, The 1990’s, The Right Ons y The Chemistry Set
El sábado se despierta con lluvia, pero en un momento de tregua podemos acercarnos a la playa y bailar con las olas en vez de con sonidos alternativos. La noche llega a punto de caramelo con los madrileños Layabouts, que una vez más nos guiñan un ojo dispuestos a hacernos saltar como no vamos a conseguirlo en todo el festival. …And they ran into the Woods es un excelente pasaje bañado de años 60 y 70, pero con la marca de la casa. Vibrantes Desertika – su nuevo single - , Sleeping o Cut my strings, del primer disco. Jon, bajista y voz, acaba la fiesta a lo King Kong en una de las torres que flanquean el escenario Xtí, no sin antes escupirnos su Inside looking out, asalvajado cover de The Animals. Son el sudor que precede al cabeza de cartel del día, las divas Placebo. Los de Londres hacen su entrada bajo una oleada de histeria y espíritu 90s, y cumplen con las expectativas… a medias. Si sudo es porque estoy en quinta fila atrapada en una avalancha de veinteañeros, no porque la banda me llegue al corazón. Placebo son fríos, una mezcla de divinas de Chueca y juventudes nacionalsocialistas, pero nadie puede negarles sus joyas de la corona: Nancy Boy – perfecta para iniciar el show -, Taste in men – perfecta para clausurarlo -, This Picture, Teenage Angst, una inesperada Special Needs y una sorprendente versión del All Apologies de Nirvana, sitúan a Molko y su troupe en la retaguardia de las viejas glorias que ahora electrifican su testamento.

The 1990’s presentan su pop-rock del de toda la vida, a lo Dandy Warhols. Si no fuera por la creciente melopea de su vocalista, Jackie McKeown, los de Glasgow podrían ser un buen aperitivo para escenarios de andar por casa. Aún así, no convencieron ni siquiera cuando llegaron a su éxito You made me like it, aporreada más que ejecutada. Toca carrerita hasta The Right Ons, la banda de funk que animaría hasta a un muerto. Demuestran profesionalidad a toda mecha con temazos como Do your thing, babe, Thanks o That’s New York. Estos madrileños, que tuve la suerte de entrevistar hace dos o tres años, son tal y como los ves. De lo mejorcito y más original del festival. Pero si hablamos de originalidad, la palma se la lleva The Chemistry Set. Psicodelia, New Wave, electrónica… todo lo tocan y le dan un baño de oro, sin perder un ápice de lo que fueron en los primeros 80. Nos vamos como empezamos: con videoarte, y con una señora rave montada en la plaza de toros, algo que jamás pensé que diría… Dejamos Benidorm, sus rascacielos y los grupos que no hemos visto por suerte (Los Planetas, que paren ya) o por desgracia (Arizona Baby, nos oleremos cuando la sombra de Placebo no sea tan alargada) pero nos llevamos nuestras camisetas de los Beach Boys y los Who. Para que no se acostumbren.

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