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Emeli Sandé, Heaven

Puesta de larga en España del primer single de su álbum de debut

21/11/2011 | 00:00 CET

Emeli Sandé tiene 23 años y viene del norte rural de Escocia. El piano es su instrumento, su herramienta para escribir canciones desde que tenía diez años. A lo largo de su antebrazo izquierdo exhibe un tatuaje de la artista Frida Kahlo, una heroína decidida, directa e inquebrantable.

Algunos de los nombres más grandes del pop han cantado sus composiciones ávidas de emoción: Tinie Tempah (Let Go), Professor Green (Kids That Love To Dance), Tinchy Stryder (Let It Rain), Chipmunk (Diamond Rings), Wiley (Never Be Your Woman). También ha escrito para grandes divas (Susan Boyle) y artistas que apuntan a lo más alto (Cheryl Cole, The Saturdays). Su padre (de Zambia) y su madre (de Inglaterra), la educaron en la música y la animaron a seguir sus ambiciones. En su "tiempo libre" ya ha cursado la mayor parte de los seis años de la carrera de Medicina en la Universidad de Glasgow, especializándose en Neurociencia Clínica. "Me encanta todo lo que tiene que ver con el cerebro", dice.

Es Emeli Sandé, que lanza en España la canción Heaven como primer single de su álbum de debut, un tema que ya ha entrado directo al nº2 en las listas de Reino Unido. Como todas, es una canción rica en melodía, potente soul-pop retro futurista que ha escrito para su primer disco. Su admiración hacia Nina Simone, Joni Mitchell y Lauryn Hill son obvias, evidentes y se muestra con orgullo. A Emeli Sandé le gusta todo lo que tiene que ver con el alma, las cosas del corazón y lo relacionado con las emociones. No lo sabe mucha gente, pero ella está detrás de algunas de las canciones clave de 2010. Ahora está a punto de ser la voz del debut más fresco del 2011. Como alguien que transpira las composiciones tanto como las canta, sabe que es cuestión de ser contemporánea, a la vez que atemporal.

"Todavía puedo identificarme con una canción de Joni Mitchell, a pesar de haberse escrito hace 25 años", afirma Sandé. "Eso es lo principal e importante para mí. No me preocupa mucho en qué categoría encaja mi música, pero no quiero que sea algo demasiado guay o prepotente. No tiene sentido limitar el público al que puedes llegar. Pero quiero que se respete".

"Llegar a la compañía de discos con cinco canciones (“este es mi sonido”) resulta muy útil", reflexiona. "Hay tantas opciones en cuanto a la dirección en la que se debe ir y se escuchan tantas historias terroríficas de gente que escribe hasta 400 canciones y su disco acaba archivado cogiendo polvo en las estanterías…". "No", dice con firmeza sonriendo, "hay que saber lo que quieres hacer. Y yo lo sé".

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