El concierto Colombia sin Minas recaudará fondos para favorecer a los niños víctimas de las minas antipersonales en este país que es el tercero en el mundo con más minas activas en su territorio. Igualmente se busca denunciar esta barbarie y prevenir a la población sobre el peligro de las minas antipersonal. Se celebrará en Los Angeles el Miércoles 24 de Mayo en el Gibson Amphitheatre y está organizado por Juanes.
"Mucha gente, incluidos los medios de comunicación no están muy informados sobre la gravedad de este problema en Colombia donde cada día muere un promedio de tres personas como consecuencia de estos mortíferos artefactos", dice Juanes.
Desde los inicios de su carrera Juanes ha estado trabajando para ayudar a las victimas de las minas antipersonales y crear conciencia para obligar a los responsables a que no usen este tipo de armas en el conflicto que se vive en Colombia.
"Estoy muy agradecido con todos los consagrados artistas que han aceptado la invitación para este evento que ayudara a muchas victimas, en especial a unos 500 niños que han sido mutilados por las minas y necesitan prótesis que se deben cambiar constantemente debido el crecimiento de las victimas", dice Juanes.
El evento cuenta con el apoyo del Observatorio de Minas de la Vicepresidencia de Colombia, UNICEF Colombia y la Fundación United for Colombia de la cual Juanes es Embajador y la organización Adopt-a-Minefield.
Alejandro Sanz, Ana Gabriel, Carlos Vives, Juan Luis Guerra, Laura Pausini, Luis Fonsi, Ricardo Montaner y Juanes cantaran en formato acústico acompañados solamente por guitarras acústicas y piano para reducir al máximo los gastos de producción y destinar el mayor porcentaje posible de la taquilla a cubrir las necesidades de los niños mutilados por las minas antipersonales.
El valor de las donaciones para adquirir los ingresos al concierto van desde los 40 hasta los 200 dólares por persona y se pueden comprar a través del sistema Ticket Master o en las taquillas del Gibson Amphitheatre ubicado en Universal City Walk en Los Angeles.
La Fundación Wheel Chair ha anunciado que entregaran el doble del valor recaudado en el concierto en sillas de ruedas para ayudar a las victimas. El Club Rotario del Conejo Valley y el Club Rotario de Medellín Colombia también han anunciado que igualaran la suma recolectada en el concierto entregando este valor en prótesis, sillas de ruedas y rehabilitación.
El concierto Colombia sin Minas cuenta con el apoyo de la estación de Radio K Love de Los Angeles, la cadena de televisión Univision, La Federación de Cafeteros de Colombia, American Airlines, y Red Bull . Actualmente se están considerando otros patrocinadores.
Las Minas Antipersonas Matan sin Discriminación
Las víctimas en Colombia (40% civiles y en áreas rurales en el 91% de los casos) no cesan de aumentar: según Land Mine Monitor en 2003 había una víctima por día, en 2004 dos y en 2005 hubo tres víctimas diarias. En el 2006 se han reportado 161 víctimas. Cada mina puede seguir sembrada hasta 50 años. La mitad de las víctimas civiles en Colombia son niños y niñas y el 100% de las víctimas colombianas de las minas están bajo la línea de la pobreza según el representante de UNICEF en dicho país.
Las minas terrestres son poderosos artefactos, que no perdonan. A diferencia de otras armas, para cuya mayoría se precisa que alguien apunte y dispare, las minas terrestres antipersonal son accionadas por las "víctimas". Es decir, están concebidas para explotar cuando una persona tropiece con ellas o las manipule. Una vez sembradas, sus efectos son indiscriminados y - a no ser que sean retiradas o desactivadas- de larga duración. Todavía se siguen descubriendo minas terrestres sembradas durante la Segunda Guerra Mundial, minas que siguen matando o hiriendo 50 años después de finalizado el conflicto. Las minas antipersonal no hacen la "distinción" entre soldados y personas civiles, matan o mutilan a un niño que juega al fútbol con la misma facilidad que a un soldado que patrulla. En las situaciones de posconflicto, es más frecuente que la víctima sea una persona civil ocupada en sus quehaceres cotidianos.
Aunque todas las heridas de guerra son horribles, las que producen las minas antipersonal son especialmente graves. El propósito de estas armas es descapacitar de por vida a las víctimas. Están específicamente hechas para destrozar miembros y vidas sin posibilidad de reparación. La detonación de una mina antipersonal de onda explosiva enterrada mutila la víctima, a la vez que propulsa tierra, hierba, metal, fragmentos de plástico, materia fecal, trozos de calzado, huesos rotos hacia el interior de los músculos y la parte inferior del cuerpo, entre otros. Así, además de la traumática amputación del miembro, hay grave peligro de infección. Dado que los médicos civiles no han visto muy a menudo heridas como éstas, tratar a un paciente herido por una mina puede ser un desafío para el más competente de los cirujanos.
Por lo general, si sobreviven a la explosión de una mina, las víctimas requieren múltiples intervenciones quirúrgicas y un prolongado tratamiento de rehabilitación. Desafortunadamente, la mayoría de los accidentes tienen lugar en países con limitados recursos médicos y de rehabilitación. El acceso a un tratamiento y a cuidados correctos es, por lo tanto, difícil o imposible. Es más, el traslado a un centro médico inmediatamente después del accidente resulta, frecuentemente, arduo. En algunos países, las víctimas pueden tardar entre 6 y 24 horas en llegar al hospital equipado que pueda brindarles atención especializada. Muchas mueren antes de llegar.
Tras haber recibido asistencia médica, la mayoría de las víctimas requiere un largo tratamiento de rehabilitación. A los amputados no sólo hay que adaptarles un miembro artificial para que puedan moverse, sino que hay que ocuparse de su pérdida de dignidad y de sus problemas psicológicos. Pocos sobrevivientes tienen acceso a ese tipo de programas y a una asistencia a largo plazo. Incluso, una vez rehabilitadas, muchas víctimas, no pueden trabajar ni hacerse cargo de sus familias.
Además del impacto en la vida de las personas, las minas tienen graves repercusiones a nivel social y económico, en particular para un país que intenta reconstruirse, una vez finalizado el conflicto armado. La presencia de minas puede hacer que sean inutilizables extensas partes del territorio nacional.
Las tierras de labranza, los pastos y otras zonas para producir alimentos pueden resultar inaccesibles reduciendo, en consecuencia, la capacidad de la comunidad para sustentarse. Las carreteras y las vías férreas minadas dificultan, en sumo grado, el movimiento de personas y de productos, incluida la asistencia humanitaria. La remoción de minas, aunque esencial, es un proceso largo, peligroso y costoso.
En el tratado de Ottawa sólo se prohíben las minas antipersonal. Por lo tanto, se hace la distinción entre las minas concebidas para matar o herir a personas -minas antipersonal- y aquellas cuya finalidad es destruir tanques o vehículos -minas antitanque. Las minas antipersonal son generalmente pequeños artefactos, que contienen entre 10 g y 250 g de explosivo, y explotan con una presión de 0,5 kg a 50 kg Las minas antitanques son más grandes que las minas antipersonal; contienen entre 2 kg y 9 kg de explosivo, siendo necesaria una presión de 100-300 kg para activarlas. En general, la fuerte presión necesaria para activar las minas antitanques, el hecho de que se emplean en menor cantidad y que son fáciles de localizar hace que sean menos peligrosas para la población civil. Sin embargo, en muchos lugares, las minas antitanques enterradas en las calzadas utilizadas por las personas civiles siguen siendo una seria amenaza para la población civil.
¿Te ha parecido interesante la noticia?