Muere un abogado y va al cielo. Lo recibe San Pedro, le da la bienvenida muy calurosamente, le coloca unas guirnaldas y lo guía personalmente hasta su aposento celestial. Se trata de una mansión enorme y muy lujosa, con vista directa al trono de Dios. El abogado, muy contento, pasa toda esa tarde en su nueva morada, y por la noche decide salir a caminar por el cielo. En eso se encuentra con un ángel que le sirve de guía. En eso pasan frente a una casilla, y el ángel le comenta que esa es la morada del Papa Pío XII. Luego pasan por unos apartamentos pequeños y bastante sencillos, y el ángel comenta que allí habitan el Papa Juan XXIII y dos famosos beatos. Todo esto motivó la intervención del abogado, que preguntó al angel: "Cómo es posible que tantos Papas y Beatos vivan en casillas y apartamentos tan roñosos, y que a él, un simple abogado, le hubieran dado una mansión tan grande y lujosa, con vista al trono de Dios". El ángel contestó: "Bueno, lo que ocurre es que aquí está lleno de curas, Papas y beatos; pero abogados....abogados...usted es el único!!!".
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