Michèle Laroque es una de las actrices más codiciadas del panorama francés. Destaca por su encanto y su vis cómica. Empezó su carrera como actriz de teatro en 1987.
Un año después participó en la serie cómica “La Classe”, a través de las cual se fue convirtiendo en una de las caras más conocidas de la televisión.
A partir de 1989 da sus primeros pasos en el cine con papeles menores en títulos como La maté porque era mía (Tango), de Patrice Leconte o Nelly y el señor Arnaud, de Claude Sautet.
Sin embargo, fueron los papeles en La crisis, de Coline Serreau y en Todos están locas, de Gabriel Aghion los que cimentaron su trayectoria dentro del cine francés. Este último papel le mereció una nominación a los premios César en la categoría de mejor actriz de reparto.
Laroque ha dado réplica a Daniel Autueil en el thriller Passage a l’acte, a Gérard Depardieu en ¡Qué suerte ser profe! y a Gérard Jugnot en Caiga quien caiga, me caso.
Mi vida en rosa, de Alain Berliner; Serial Lover, de James Huth; Salir del armario, de Francis Vebe y ¡Tengo hambre!, de Florence Quentin, son otros títulos en los que ha trabajado. Algunos más recientes son La casa de tus sueños, de Dany Boon; Cartas a Dios, de Eric-Emmanuel Schmitt; Monsieur Papa, de Kad Merad, Embrasse-moi!, de Océan y Cyprien Vial, o Alibi.com, agencia de engaños, de Philippe Lacheau, una de las películas más taquilleras de Francia en 2017.
El año 2018 supone un antes y un después en su carrera, puesto que debuta tras la cámara con Una mujer brillante, adaptación de su exitosa obra “Mon Brillantisime Divorce”.
Dios mío ¡los niños han vuelto! es su segundo trabajo como directora.