Actor incansable, Saturnino García se ha tomado el arte con una garra y empeño envidiables. Ha apoyado proyectos por el simple gusto de verse involucrado en una historia que le gusta y ha apoyado el cine independiente participando en muchos cortos y en el largometraje Shevernatze, una epopeya marcha atrás.
Actor de teatro, cine y televisión, este leonés de nacimiento (Barriones de la Vega, 1935) y vasco de sentimiento fue peón metalúrgico, más tarde representante comercial para luego pasarse definitivamente a la interpretación. Sus inquietudes culturales le llevaron a alternar su labor profesional con actuaciones teatrales en grupos populares. En 1966 entró a formar parte de un grupo de teatro universitario que obtuvo grandes éxitos en sus montajes. En 1969, por fin, fundó una compañía de teatro infantil abrazando ya de forma total la profesión de actor, actuando como mimo, mago o payaso y alternando esta actividad con el cine y el teatro.
En la gran pantalla sus primeros papeles los obtuvo con directores importantes del cine español, como el inolvidable El viaje a ninguna parte (1986), de Fernando Fernán Gómez; El tesoro (1988), de Antonio Mercero; A solas contigo (1990), de Eduardo Campoy; Amantes (1991), de Vicente Aranda, y No me compliques la vida (1991) de Ernesto del Río.
En los años noventa trabajó con la nueva generación de cineastas vascos en obras como el celebrado cortometraje Mirindas asesinas (1990), de Alex de la Iglesia con quien volvería a trabajar más tarde; Todo por la pasta (1991), de Enrique Urbizu; Acción mutante (1993), de Alex de la Iglesia, y Cómo ser infeliz y disfrutarlo (1994), de Enrique Urbizu. Trabajó también en Siete mil días juntos (1994) de Fernando Fernán Gómez antes de lograr su papel decisivo como protagonista de Justino, un asesino de la tercera edad (1994) de Luis Guridi y Santiago Aguilar (La Cuadrilla). Su acertada composición del jubilado que encuentra un nuevo sentido a la vida asesinando con saña a sus infortunadas víctimas le convirtió en una estrella logrando premios tan importantes como el de Mejor Actor del Festival de Sitges, el Premio Goya al Actor Revelación, el Premio de los directores de cine de España, el Premio al Mejor Actor de El Mundo en la IV edición de los premios al Cine Vasco, entre otros galardones.
A partir de este momento su carrera fue enriqueciéndose con títulos del cine español en los que interpretó tanto personajes siniestros e inquietantes, como cómicos: Salto al vacío (1994), de Daniel Calparsoro; Sálvate si puedes (1994), de Joaquín Trincado; Cuernos de mujer (1994), de Enrique Urbizu; Eso (1995), de Fernando Colomo; Así en el cielo como en la tierra (1995), de José Luis Cuerda; Boca a boca (1995), de Manuel Gómez Pereira.
La década de los noventa también le brindó trabajar con Chus Gutiérrez en Alma gitana (1995) e Insomnio (1997); repetir con Ernesto del Río en Hotel y domicilio(1995) y con Alex de la Iglesia en El día de la bestia (1995). También participó en Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto (1995), de Agustín Díaz Yanes; Una casa en las afueras (1995), de Pedro Costa; Matías, juez de línea (1996), de Santiago Aguilar y Luis Guridi (La Cuadrilla); Atilano, presidente (1998), de Luis Guridi y Santiago Aguilar; La mujer más fea del mundo (1999) de Miguel Bardem, Goya en Burdeos (1999) de Carlos Saura; Lista de espera (2000), de Juan Carlos Tabío, entre muchos otros.
Ha realizado una serie de cortometrajes, entre ellos La raya (1997), Premio al Mejor Actor en el X Festival de Cine LAlfàs del Pi (1998), de A. M. Koppel.
Saturnino García también ha colaborado durante su carrera en series televisivas como Fantasmas en herencia, Juntos y revueltos, Lleno por favor, Villarriba y Villabajo, ¿Quién da la vez?, ¡Qué loca peluquería!, La noche de los castillos, Menudo es mi padre, ¡Oh España!, Este es mi barrio, Hermanas, Señor alcalde o Paraíso. En teatro ha participado de Luces de bohemia, Rómulo el Grande, Andorra, Peter Pan, Proceso a Jesús, La coartada, Papa Borgia, entre otras.