El pasado fin de semana se estrenaba en las salas de cine de Estados Unidos, Disturbia, la última película de D.J. Caruso (Apostando al límite, Vidas ajenas). Ha debutado en el primer puesto del box office con una recaudación aproximada de 23 millones de dólares.
Disturbia, cuyo estreno está programado en España para el 8 de junio, cuenta en el reparto con Shia Labeouf (Bobby; próximamente en Transformers e Indiana Jones 4), Carrie-Anne Moss (Sospechoso Cero, Matrix), David Morse (16 calles, Doble visión) y Sarah Roemer (El grito 2), entre otros.
La génesis de Disturbia, un thriller de suspense en el que las casas acomodadas y los perfectos céspedes de las zonas residenciales de las afueras de la gran ciudad podrían ser el escondite perfecto para un asesino en serie, se fraguó cuando el guionista Christopher Landon fue a visitar a su hermana, que vive en el valle de San Fernando, al lado de Los Ángeles, un barrio de urbanizaciones perfectas. "Casi todo el mundo piensa que vivir en una zona residencial es fantástico, ideal, pero a mí siempre me ha producido escalofríos", dice el guionista. "Una noche, después de salir de casa de mi hermana, empecé a pensar en una historia acerca de un chico metido en casa que empieza a notar cosas extrañas al otro lado de la calle. Acaba sospechando que el vecino es un asesino en serie".
Sinopsis
Kale (Shia Labeouf) tiene la vida con la que sueña la mayoría de adolescentes. Pasa el tiempo con videojuegos, navegando por la red, comiendo comida basura y mirando la tele por cable. Está solo en casa, y una joven preciosidad llamada Ashley (Sarah Roemer) acaba de mudarse a la casa de al lado.
Sólo hay un problema: no puede salir de casa. Kale ha sido condenado a tres meses de arresto domiciliario, y si pone el pie a más de 35 metros de su casa, irá a una cárcel de verdad. No hay tele ni videojuegos en las celdas.
Pero la vida no siempre fue así. Hace un año, Kale, su madre Julie (Carrie-Anne Moss) y su padre formaban una familia feliz. Pero el padre murió en un accidente de coche del que Kale se siente en parte responsable. Los efectos psicológicos del trauma han sido devastadores. El que fuera un chico extrovertido, se ha convertido en un joven retraído y cerrado. Cuando un profesor insensible saca el tema de su padre, Kale pierde el control y le da un puñetazo. No va a la cárcel gracias a su madre.
Y ahora, enjaulado en su casa, se vuelve loco mientras su madre trabaja día y noche para llegar a fin de mes. Las habitaciones parecen ser cada vez más pequeñas, lo que obliga a Kale a volcar su atención hacia el exterior. Se hace con un equipo de vigilancia de segunda mano y empieza a espiar a los vecinos, sobre todo a Ashley, que no tarda en descubrirle. Sorprendentemente, la chica se interesa por el pasatiempos de Kale.
Pero lo que empezó como un juego se convierte en algo muy grave cuando Kale y Ashley empiezan a sospechar que uno de los vecinos (David Morse) es un asesino en serie. Ahora bien, ¿quién va a creerlos? También puede que tengan demasiada imaginación... Pero, ¿y si han descubierto un secreto que puede costarles la vida?
Incluso los asesinos viven al lado de otras personas...
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