En la era digital en la que nos encontramos, con mercados saturados de opciones para los consumidores, las opiniones de los usuarios se han convertido en una herramienta de gran importancia, influyendo en gran medida en las decisiones de compra. Ya para el año 2021, el 70% de los compradores en línea afirmaron leer entre una y seis reseñas antes de tomar una decisión final de compra y tan solo el 10% de consumidores aseguraba no tener en cuenta las valoraciones de clientes previos. A día de hoy, el porcentaje de consumidores que afirman tomar en consideración las reseñas online ha aumentado hasta alcanzar el 93%. Especialmente, los usuarios le dan más peso al contenido audiovisual, siendo más probable que compren un determinado producto si encuentran fotos y vídeos de otros clientes. De este modo, 2 de cada 3 consumidores afirman que es más probable que realicen una compra después de ver un vídeo testimonial, según los datos aportados por la empresa del sector Trustmary.
El ecosistema del entretenimiento es consciente de todo lo anterior, entendiendo el impacto que tienen las reseñas en su reputación. Sin embargo, también tienen constancia de que las críticas exclusivamente positivas no transmiten confianza en los consumidores, debido a la existencia de valoraciones falsas. Es este el motivo por el que la valoración media que buscan los negocios desde hace unos años se encuentra entre un 4.2 y un 4.5 sobre 5, conocedores de que una calificación superior no transmite credibilidad en el público.
En la industria del entretenimiento esto último cobra una importancia aún mayor, debido a su naturaleza puramente subjetiva, en la que priman más las experiencias y emociones generadas que los elementos técnicos de los productos o servicios. Además, hay que tener en cuenta que el sector del ocio, especialmente el online, destaca por ser un mercado saturado de opciones prácticamente ilimitadas. Así, las reviews actúan como un filtro de confianza que ayuda a los usuarios a elegir entre las distintas alternativas, actuando estas como un “boca a boca” digital.
Por otro lado, las actividades de ocio representan un gasto que los usuarios evalúan con sumo cuidado, especialmente en los casos en los que el presupuesto es limitado. El entretenimiento, al no tratarse de una necesidad básica, se percibe como un gasto opcional cuya única finalidad es proporcionar satisfacción y enriquecer el tiempo libre. Este carácter no esencial es fundamental a la hora de entender el miramiento con el que los consumidores toman sus decisiones de compra en este sector del mercado.
Si nos adentramos especialmente en el sector de los juegos de azar, esto último se puede apreciar con facilidad. Y es que, en los últimos años, no solo ha crecido el número de operadores, sino también el de plataformas dedicadas a la calificación de casas de apuestas. Páginas como Apuestasdeportivas24.com se han convertido en auténticos sitios de referencia para los jugadores, quienes acuden a ellas para comprobar las mejores apuestas que ofrecen las distintas casas, ya sean las apuestas 22bet o de otros medios de entretenimiento online.
En el caso de la industria cinematográfica, se ha comprobado que las calificaciones negativas de una película tienen un gran peso en taquilla. Redes sociales como TikTok o Instagram se han transformado en herramientas con el poder de convertir opiniones individuales en percepciones generalizadas. De este modo, se ha comprobado que la calificación de una película como “mala” en estas plataformas logra crear un prejuicio colectivo, condicionando la experiencia de los espectadores antes incluso de ver la película.
Aunque en un menor nivel (debido a una demanda inferior), en la industria editorial se da un suceso similar. Actualmente, plataformas como Goodreads o Amazon tienen un impacto más que significativo en la decisión de compra de libros, pudiendo catapultar o hundir las ventas de una publicación. Lo mismo ocurre con la música a través de páginas como YouTube, a donde los usuarios no solo acuden para escuchar música, sino también para comprobar los comentarios de los posibles lanzamientos. Al final, todo se reduce a la confianza en el factor humano y no tanto en la publicidad de los productos o servicios, puesto que los consumidores prestan más atención a las experiencias de personas reales, considerándolas más sinceras y menos influenciadas por intereses comerciales.
Fuente: Pexels
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