En su adaptación de la novela Flores para la Sra. Harris (Mrs. Harris Goes to Paris) a la gran pantalla, el guionista y director Anthony Fabian crea un cuento de hadas acerca de perseguir sueños, del poder de la amistad y de la importancia de ser fiel a uno mismo.
Focus Features, en asociación con eOne y el Instituto Nacional del Cine de Hungría, presenta EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS, con Lesley Manville, Isabelle Huppert, Jason Isaacs, Ellen Thomas, Anna Chancellor, Lambert Wilson, Alba Baptista, Lucas Bravo, Rose Williams. Música, Rael Jones. Montaje, Barney Piling. Vestuario, Jenny Beavan. Diseño de producción, Luciana Arrighi. Fotografía, Felix Wiedemann. Productores, Guillaume Benski, Xavier Marchand, Anthony Fabian. Guion, Carroll Cartwright, Anthony Fabian, Livia Hetreed y Keith Thompson, basado en la novela de Paul Gallico. Dirigida por Anthony Fabian.
De la página a la pantalla: La historia cobra vida
En la encantadora novela Flores para la Sra. Harris, escrita en 1958 por Paul Gallico, una señora de la limpieza muy trabajadora llamada Ada Harris se embarca en la aventura de su vida cuando decide comprarse, nada más y nada menos, que un vestido del modisto Christian Dior. Esta historia optimista, la primera de cuatro en torno a una protagonista llena de recursos, ha alegrado a un sinfín de lectores durante décadas. Incluso se llegó a adaptar para televisión en 1992 con la legendaria Angela Lansbury en el papel de la heroína de Battersea.
El cineasta Anthony Fabian no solo conocía bien a la encantadora Sra. Harris, sino la mayoría de las obras de Paul Gallico. El lamentado escritor había sido uno de los favoritos del guionista, director y productor. Cuando John Brown, el encargado del legado de Paul Gallico, le habló de la posibilidad de llevar la novela a la gran pantalla, se sintió inmediatamente atraído por la idea.
Hasta entonces, las películas de Anthony Fabian habían sido en su mayoría dramas familiares basados en historias reales. De niño vivió en París y luego estuvo en un internado británico, lo que le permitía apreciar las diferencias entre las dos culturas descritas en la novela. “Entendía a la perfección los dos mundos, París y Londres”, dice. “Me pareció que podía contar la historia con mucha autenticidad”.
A pesar de empezar como director contratado, Anthony Fabian acabó haciéndose con los derechos del libro para poder encargarse de la adaptación. Empezó a escribir el guion desde cero mientras buscaba la colaboración de otros socios. Se puso en contacto con Carroll Cartwright, con el que ya había trabajado en el largometraje Más allá de las palabras. Juntos escribieron las primeras versiones antes de que se les uniera el guionista de cine y televisión Keith Thompson. La guionista Olivia Hetreed (La joven la perla) dio el último toque al guion.
Desde el principio, Anthony Fabian estaba decidido a dejar muy claro por qué la Sra. Harris se había obsesionado con conseguir una maravillosa prenda de alta costura. “El libro nos da los huesos de la historia, pero falta la carne”, explica. “Nunca se explica por qué la Sra. Harris está empeñada en tener ese vestido – o si lo hace, es de un modo frívolo y superficial –, pero siempre pensé que debía haber algo más profundo. Se me ocurrió sugerir que el corazón de Ada Harris se cura por fin en este viaje. Es viuda y ha dejado de lado a su corazón. Puede amar un vestido con pasión, es un objeto inanimado, sin ser infiel a su marido. De algún modo, el vestido es el catalizador que abre su corazón y le permite volver a amar”.
Para la producción, Anthony Fabian recurrió a su amigo Guillaume Benski (A Long Way from Home, The Unatainable Story). “Mi intención siempre ha sido hacer películas que conmuevan al público de cualquier país”, dice el productor. “Me interesan las historias que cruzan las fronteras, y creo que este proyecto es exactamente eso. Una historia maravillosa con un guion universal, conmovedor”.
A continuación, Guillaume Benski habló con el productor londinense Xavier Marchand (Espías desde el cielo, Suite francesa), convencido de que le interesaría el proyecto. “Me pareció genial”, dice, refiriéndose al guion. “Me di cuenta de que tenía potencial para llegar a un público amplio. Y era obvio que Tony estaba enamorado del libro, el material formaba parte de él”.
Con el proyecto en marcha, el siguiente paso por parte de los productores era ponerse en contacto con Dior, dada la importancia que tiene en la historia. (Es curioso, pero EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS es la primera película que se centra en la Casa Dior en el apogeo de su gloria a mediados del siglo XX). “La película gira en torno a Dior”, añade Guillaume Benski. “Dior está en casi todas las escenas, es la textura de la película. Aunque no se vea mucho a Christian Dior, todo se basa en lo que representa la marca”.
Anthony Fabian y los otros productores escribieron a la emblemática marca, que no dudó un instante en ofrecerles su total cooperación y apoyo. Olivier Bialobos, el director de Comunicaciones Internacionales de Christian Dior Couture, fue un aliado muy valioso. “El proyecto tenía mucho sentido para la marca”, sigue diciendo Guillaume Benski. “Representa sus valores, además de plasmar la belleza y el lujo de la Casa Dior”.
Los cineastas aprovecharon para ir a la exposición “Christian Dior: Diseñador de sueños”, que pudo verse del 2 de febrero al 1 de septiembre de 2019 en el Museo Victoria y Alberto de Londres, y que contaba con más de 500 objetos, entre los que había 200 vestidos de alta costura, fotografías, ilustraciones, perfumes, accesorios y… la novela de Paul Gallico.
“El libro estaba en una de las primeras vitrinas”, recuerda Xavier Marchand. “Me di cuenta de que formaba parte de la historia y del ADN de Dior”.
Buscando a la Sra. Harris: El cásting de la película
Ada Harris no es una mujer cualquiera. Tiene un corazón de oro y una resiliencia admirable; es de fiar y está segura de sí misma, además de ver siempre lo mejor en los demás o, al menos, ver más allá de sus defectos más obvios. “La Sra. Harris es un personaje muy auténtico y si cae bien a todo el mundo es porque es genuina y fiel a sí misma”, explica el director Anthony Fabian. “No lleva máscara, desenmascara a los que la rodean, les ayuda a convertirse en lo que realmente son”.
A la hora de buscar a una actriz que encarnara su calidez y encanto, Anthony Fabian recurrió a Lesley Manville, nominada a un Oscar, conocida por sus numerosas colaboraciones con Mike Leigh y por su aclamada interpretación junto a Daniel Day Lewis en El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson. “Lesley Manville posee cualidades extraordinarias, su enorme gama interpretativa le permite pasar de la dulzura de Ada a su fuerza. Es un personaje con un gran arco dramático que se embarca en una aventura tremenda. No hay muchos actores con el talento necesario para interpretar a un personaje semejante”.
Lesley Manville está muy familiarizada con la vida en Inglaterra en los años cincuenta y con el mundo de la moda de entonces al haberse documentado en profundidad para su trabajo en El hilo invisible. El papel intrigó a la actriz, y además era una oportunidad para utilizar sus aptitudes dramáticas de otro modo. No solo aceptó protagonizar la película, sino también participar como productora ejecutiva.
“He interpretado papeles complicados en cine y en teatro”, dice. “Me gustó la idea de enfrentarme a un papel que me exigía concebir a una persona muy creíble, pero con un agradable toque de ligereza. Ada es una luchadora y, a la vez, tremendamente generosa, afectuosa, nada egoísta. Las mujeres de 50 años en esa época estaban atrapadas en una trayectoria cerrada de antemano, pero Ada no lo acepta. Tiene carácter, sentido del humor, es alegre, honrada y justa. Está dispuesta a todo, abierta a las oportunidades, la suerte y la casualidad, abierta a la idea del amor”.
Al principio de la película, el adorado marido de Ada lleva años muerto: nunca regresó de los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. La vida de Ada no carece de afecto, tiene una amiga íntima, Vi Butterfield, que también limpia casas. “La amistad entre Vi y Ada es fundamental”, explica la actriz. “No podrían vivir la una sin la otra”.
Para el papel de la efusiva y fiel Vi, los productores escogieron a Ellen Thomas, conocida por sus numerosos trabajos en los escenarios y en la pequeña pantalla. Es una consumada actriz idónea para trabajar con Lesley Manville y estaba feliz de tener la oportunidad de ayudar al director a demostrar la gran contribución del pueblo afrocaribeño al Reino Unido durante la guerra. “Puede decirse que las mujeres afrocaribeñas fueron una parte vital de la economía del país en los años cincuenta. Sin embargo, nunca se habla de ellas en el cine”, dice la actriz. “Me fascinó documentarme sobre una época en que había pancartas con: ‘Prohibido perros, negros e irlandeses’, cuando los afrocaribeños no encontraban alojamiento ni trabajo”.
Lesley Manville y Ellen Thomas hablaron de cómo se conocieron sus personajes y nació su gran amistad. Ambas creen que fue mientras Ada y Vi debieron trabajar en la misma fábrica durante la guerra y se hicieron amigas. “Lesley y yo hablamos de cómo ocurrió para llegar a estar constantemente metidas una en casa de la otra, saberlo todo una de la otra y ser el ancla una de la otra”, explica la actriz, que admiró varios rasgos de su personaje. “Me gustó que fuera tan directa, como también lo es Ada. Las dos son honestas, sinceras. Sigue teniendo acento caribeño y no se esfuerza en pasar desapercibida. Se muestra tal como es”.
Anthony Fabian reconoce que ver a Ellen Thomas en el papel fue un auténtico descubrimiento. “Ellen tiene una alegría innata que siempre lleva consigo, es irresistible. Las dos juntas, Ellen y Lesley, son la perfecta combinación del yin y el yang, un sueño hecho realidad”, dice el cineasta.
Ada y Vi quedan a menudo después de trabajar para tomarse algo en un pub, y allí conocen a un adorable granuja irlandés llamado Archie, un corredor de apuestas que coquetea con las dos señoras desde el más absoluto respeto. Fruto de la imaginación de los guionistas, Archie se convierte en un personaje clave en el empeño de Ada por conseguir bastante dinero para comprarse el vestido soñado, y quizá acabe jugando un papel aún más importante en su vida.
El actor encargado de dar vida a Archie es Jason Isaacs, que tiene en su haber películas como El fin del romance, La muerte de Stalin y el papel del malvado Lucius Malfoy en las entregas de Harry Potter. “No se parecía en nada a los guiones que había leído últimamente”, dice. “Es tierno y optimista, pero no simplista; un canto a la Sra. Harris sin la menor condescendencia. También es una historia muy moderna y matizada acerca del comercio, el capitalismo y la sociedad, con un barniz de cuento de hadas. No deja de sorprender”.
Ada también se sorprende a sí misma cuando se queda prendada del vestido de Dior colgado en el armario de la arrogante Lady Dant (Anna Chancellor), una clienta que gasta el dinero sin mirar, pero que se queja de ser pobre a la hora de pagarle por dud servicios. “Anna Chancellor tiene los mismos orígenes que Lady Dant, su padre también era militar”, explica Anthony Fabian, hablando de la actriz británica. “Entiende el personaje a la perfección. Además, su malvado sentido del humor y su porte majestuoso encajan a la perfección con el papel”.
Pero Lady Dant no es la única clienta de Ada. También trabaja en la casa de la actriz en ciernes Pamela Penrose, la típica rubia al estilo Jayne Mansfield que alquila un piso en el próspero barrio de Belgrave, en el centro de Londres. “Vive por encima de sus posibilidades”, dice la actriz Rose Williams (las series “Sanditon” y “Reign”), que se hizo con el papel de alocada ingenua. “Está bastante desquiciada, además de ser caótica y dramática. Lo pasé muy bien con este personaje”.
Cuando Ada decide que quiere el vestido, no le queda más remedio que trabajar muchas más horas, incluso de noche, para reunir bastante dinero. Pero la suerte le echa una mano en varias ocasiones y puede viajar a París, donde no tardará en descubrir que comprarse un Dior no es tan sencillo como entrar en la tienda y pagar con un dinero ganado con tanto esfuerzo.
A la temible directora de la Casa Dior, Madame Colbert, ni siquiera se le pasa por la cabeza que Ada pueda pisar la sala con los modelos, sobre todo la misma mañana en que Monsieur Dior en persona presenta la muy esperada décima colección ante un grupo de personas selectas. Por suerte para Ada, el rico y aristocrático marqués de Chassagne llega a tiempo para ser testigo del enfrentamiento entre la Sra. Harris y Madame Colbert. El marqués, un verdadero caballero, invita a la Sra. Harris a que le acompañe a ver el pase.
En el casting, Anthony Fabian buscó autenticidad por encima de todo, por lo que siempre estuvo convencido de que Madame Colbert debía ser interpretada por una actriz francesa, e Isabelle Huppert, nominada a un Oscar, encabezó la lista de posibilidades desde el primer momento. Por suerte, la veterana actriz aceptó el papel. “Isabelle aportó un aspecto multidimensional al personaje, lo convirtió en una excéntrica que no carece de humor en vez de una mujer antipática y fría”, explica. “En principio, Madame Colbert debe aparentar ser la enemiga, una mujer desagradable, pero su historia y circunstancias acaban conmoviéndonos. Solo una actriz del calibre de Isabelle Huppert podía interpretar a un personaje tan complejo”.
“Funciona tan bien porque es francesa”, sigue diciendo el director. “La película se basa en dos mundos opuestos, el de Ada y lo que descubre en Francia. Al escoger a una actriz con las imponentes cualidades de Isabelle Huppert se puede subrayar el contraste clave en la historia”.
Entre otras razones, Isabelle Huppert aceptó el papel porque el guion le pareció muy divertido y no era nada superficial. “La amistad que acaba uniendo a la Sra. Harris y a Madame Colbert es tan profunda como bonita”, dice. “Madame Colbert entiende quién es Ada porque las dos son luchadoras, comparten el mismo sentido de la justicia. El guion es muy tierno, pero también profundo, emotivo, interesante y, en el buen sentido de la palabra, un poco político”.
Los cineastas se inclinaron por el actor francés Lambert Wilson para encarnar al atractivo marqués de Chassagne. “Lo maravilloso de Lambert es que no solo es encantador, elegante y distinguido, también habla un inglés impecable perfectamente adecuado para alguien que de adolescente hubiera estado en un internado”, dice Anthony Fabian. “Es la encarnación ideal de cómo uno se imagina a un aristócrata francés”, añade el productor Xavier Marchand.
Madame Colbert acaba por rendirse y permite a la Sra. Harris que compre uno de los modelos de la nueva colección. Al descubrir que el maravilloso vestido rojo llamado “Tentación” ya está apalabrado, se decanta por el elegante “Venus”, de color verde. Pero Ada se queda consternada cuando se entera de que tardarán semanas en entregárselo, ya que lo harán a medida y deberá probárselo varias veces. No tiene dónde quedarse ni tampoco dinero para alquilar una habitación, y está convencida de que no podrá superar esta última e imprevista dificultad.
Es entonces cuando el tímido y encantador André Fauvel, el contable de la Casa Dior, encarnado por el actor francés Lucas Bravo (Emily en París), aparece en escena e invita a la Sra. Harris a quedarse el tiempo que necesite. Su hermana no está y su dormitorio ha quedado vacío. “Lucas es una persona intensa, su mirada es intensa, su inteligencia es extraordinaria”, dice el guionista, director y productor. “André Fauvel es un personaje muy guapo, pero muy inseguro, y Lucas ha dado en el clavo en la interpretación. Ha sabido crear un personaje auténtico con esa cualidad tipo Clark Kent. Le basta con quitarse las gafas para transformarse y ser glamuroso”.
Pero por muy bien parecido que sea, André no se atreve a declararse a Natasha, una inteligente y cautivadora modelo Dior, a la que invitan a numerosas fiestas y estrenos, pero que preferiría llevar una vida más tranquila y un poco más intelectual. “Me basé en cómo era yo a los 18 años”, reconoce Lucas Bravo. “No era capaz de hablar con una chica sin pensar que iba a aburrirla. André me conmovió porque siente el amor más puro. Puede olvidarse de sí mismo y sufrir en silencio. Me gusta la poesía de una soledad semejante”.
Para el papel de Natasha, Anthony Fabian escogió a la actriz portuguesa Alba Baptista, que protagonizó la popular serie “La monja guerrera”. “Alba es como se describe al personaje en el guion”, dice Anthony Fabian. “Es seria, pero cuando sonríe, toda la habitación se ilumina. Cuando hablamos por primera vez, me dijo que no estaba segura de querer seguir actuando, quizá estudiaría Filosofía. En la película, Natasha tampoco está convencida de querer seguir siendo modelo, quizá estudie Filosofía. Estas coincidencias no deben ignorarse”.
“Me enamoré de Natasha en cuanto leí el guion”, reconoce la actriz. “Las dos pasamos por una crisis existencial, empaticé con ella inmediatamente, y me pareció maravilloso encarnar a este magnífico personaje”.
A medida que transcurre la historia, los personajes principales descubren que su vida se enriquece gracias a su relación con la sorprendente Sra. Harris, incluso el mismísimo Monsieur Dior, que aparece en unas cuantas escenas y al que encarna Philippe Bertin.
El diseño: Recreando la Casa Dior y más
EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS se rodó en Budapest y Londres en 2020 con algunas localizaciones en París en 2021. Se respetaron los protocolos Covid para proteger al reparto y al equipo técnico, y se intentó trabajar a distancia siempre que fue posible.
“Nos adaptamos para hacer las pruebas, siempre usamos equipo de protección e intentamos no estresar a los intérpretes”, explica el productor Guillaume Benski. “El capítulo de viajes fue algo más complicado porque la situación cambiaba casi a diario en los países europeos, pero nunca nos planteamos no hacer la película”.
Mientras los productores solucionaban la logística, el director Anthony Fabian se dedicó a reunir un equipo creativo de primera línea que le ayudaría a llevar la historia a la pantalla. Siempre había imaginado la película como un musical sin los números musicales para que las escenas tuvieran ritmo y cadencia.
“Hablamos de realismo mágico”, dice. “La película hunde sus raíces en la realidad, pero también es un cuento de hadas para adultos, todo está intensificado. Pero si se exagera la magia, la credibilidad desaparece, y sin magia ya no hay chispa”.
Anthony Fabian estaba convencido de que una colaboración con un director de fotografía joven aportaría una vitalidad que reflejaría la alegría de vivir de la Sra. Harris. Lesley Manville le sugirió que hablase con Felix Wiedemann, con quien había rodado el telefilm “The Go-Between” (2015) y el largometraje Una cita en el parque (2017). Anthony Fabian y el director de fotografía no tardaron en compenetrarse a la perfección.
“Es un director de fotografía exquisito”, dice Anthony Fabian. “Su iluminación es espléndida y entendió a qué me refería cuando le hablé de un musical sin números musicales. Planeamos muchas escenas como si fueran una sola toma, lo que aporta una coreografía especial a través de la cámara. Son movimientos fluidos, que imprimen una sensación musical a las imágenes”.
Con la idea de que EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS debía reflejar la época con autenticidad y, a la vez, tener un toque de fantasía, Anthony Fabian habló con la diseñadora de producción Luciana Arrighi (Regreso a Howards End, Sentido y sensibilidad, Ana y el rey). Además de una impresionante lista de títulos en su haber, la diseñadora fue modelo de Yves Saint Laurent en los años sesenta y sabe perfectamente cómo funciona una casa de alta costura.
Mientras hablaban de los diversos decorados de la película, desde el modesto piso de la Sra. Harris, pasando por las diversas residencias de sus clientas en Londres, hasta los lugares que ve en París, Anthony Fabian y Luciana Arrighi siempre imaginaron París y Londres como ciudades visualmente discretas, cada una con una estética muy específica. El Londres de posguerra es algo triste, con tonos grises, verdes y marrones. París es más atractiva y atrevida, con tonos cremas, negros y azul marino.
“Es una película llena de contrastes acerca de un pez fuera del agua, alguien que entra en un universo totalmente diferente del suyo”, explica Anthony Fabian. “La Sra. Harris casi llega a otro planeta en cuanto a las diferencias entre Londres y París. Eran dos ciudades muy diferentes en la época, mucho más que ahora”.
Una de las principales prioridades de la diseñadora de producción fue la recreación de la Casa Dior en 1957. La empresa Dior entregó los planos del edificio, que sigue en el nº 30 de la Avenida Montaigne. Luciana Arrighi y su equipo recrearon la impresionante escalera, el salón principal y los cambiadores a escala en los estudios de Budapest, permitiendo que los actores pasaran de un espacio a otro como se hace en la Casa Dior. La empresa también dejó parte del mobiliario y de los accesorios que se usaron en los decorados.
Representar correctamente la arquitectura de la Casa Dior y su decoración siempre fue una prioridad para los productores y sus colaboradores. “Nos basamos íntegramente en la auténtica Casa Dior”, comenta la diseñadora, “y no fue fácil. Los decorados debían ser fieles, no podíamos inventar nada. Siempre pensamos que habría espectadores parisinos que conocerían el interior de la Casa Dior”.
El complicado decorado permitió al director poner en escena la acción tal como habría transcurrido en la realidad. “Lo maravilloso de recrear un decorado tal como era de verdad es que la distancia entre cada espacio es perfecta, tal como debe ser”, comenta el director. “La distancia entre los vestidores y el salón es la que debe ser. Permite crear un fantástico movimiento entre los diferentes espacios, tal como fue en la realidad”.
Vestir a la Sra. Harris: Alta costura
“Los vestidos lo son todo para mí”, escribió Christian Dior en sus memorias.
El emblemático diseñador de moda, que murió a los 52 años de un infarto fulgurante estando de vacaciones en Italia en octubre de 1957, redefinió la alta costura en solo diez años. La primera colección que presentó en la Casa Dior en 1947 incluía la prenda que se convertiría en su firma, el traje “Bar”. Según la revista Vogue, “una maravilla arquitectónica”. La chaqueta estaba hecha con cuarto metros de seda de color marfil a la que acompañaba una falta “corola” plisada negra.
El efecto era impactante y durante los diez años siguientes, las mujeres más famosas del mundo se precipitaron al taller de la Casa Dior para que les realizaran prendas “New Look” con faldas acampanadas a media pantorrilla y cintura de avispa. Se dice que Dior las vistió a todas; la princesa Margarita de Inglaterra, Evita Perón, Ava Gardner, Marlene Dietrich, Rita Hayworth… Y la lista sigue.
Desde el primer momento, el director y los productores sabían que para crear el vestuario de EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS debían recurrir a una de las mejores diseñadoras de la industria, concretamente Jenny Beavan, ganadora de tres Oscar (Cruella, Mad Max: Furia en la carretera, Una habitación con vistas). La diseñadora ya se había ocupado del vestuario de Lesley Manville en la miniserie “Cranford” y había trabajado con Luciana Arrighi en seis ocasiones.
“Siempre fui consciente de que era el sueño de un diseñador de vestuario y de que tenía la posibilidad de hablar con los mejores”, reconoce Anthony Fabian. “Jenny Beavan es una de las mejores diseñadoras de vestuario del momento. Su preocupación por el detalle impresiona, pero también es muy intuitiva, y su enfoque hacia el color es único”.
El momento no podía ser más oportuno. Jenny Beavan acababa de terminar el diseño del complicado vestuario de Cruella (por la que ganó su tercer Oscar), que también transcurre en el mundo de la moda. “Siempre me pareció que la baronesa, el personaje de Emma Thompson en Cruella, está muy influenciado por Dior y, curiosamente, eso me llevó hasta EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS”, dice Jenny Beavan. “Me interesé por Dior, leí cosas sobre él, su vida y la extraordinaria relación que tenía con sus modelos. Hay muchísimos desfiles suyos en YouTube, maravillosas imágenes de las modelos de Dior hablando de lo que significaba trabajar con él. Me empapé de todo esto”.
Jenny Beavan también tuvo la oportunidad de trabajar directamente con representantes de Dior, que le dieron acceso a archivos históricos con los dibujos originales, muestras de las telas y otras cosas. “Era fascinante”, recuerda la diseñadora. “Me traían un montón de información: ‘Jenny, espera, esto te va a encantar. Fíjate, así es como trabajaba, te interesará’”.
La diseñadora sirvió de enlace entre Dior y los productores. “Sin Jenny no habría salido tan bien”, reconoce Guillaume Benski. “Se aseguró de que los vestidos fueran del todo auténticos, lo más parecidos posible a los originales”. El productor Xavier Marchand añade: “Hizo maravillas. Con las joyas, los sombreros y zapatos que nos prestó la empresa Dior, pudimos replicar con exactitud lo que era la Casa Dior”.
Pero cuando el público ve a Ada por primera vez, ella ni siquiera sabe lo que es la Casa Dior. Pertenece a la clase obrera británica y tiene un número limitado de vestidos sumamente prácticos con motivos florales, pero aun así, se esmera en mejorar su apariencia. La actriz, con la ayuda de Jenny Beavan y la diseñadora de maquillaje Csilla Horvath, se basó en fotos de su madre hechas en los años 50 para replicar el look de entonces.
“Mi madre era ama de casa, pero tenía un lado glamuroso”, recuerda. “Llevaba el pelo corto e iba a la peluquería una vez a la semana. Le duraba siete días si se ponía rulos para mantener el peinado. Sabía lo que hacían las mujeres en esa época. Ada es meticulosa y cuida de su apariencia. No tiene dinero para gastar en ropa, pero siempre va limpia y bien arreglada”.
Ya que la Sra. Harris no es una mujer a la que preocupe ir a la moda, sorprende aún más su deseo irrefrenable de poseer un vestido de Dior. Filmar el auténtico vestido Dior de época planteaba ciertos problemas porque nadie se lo pone nunca. “Normalmente, una prenda cobra vida cuando alguien se la pone y aporta su lenguaje corporal, sus formas”, explica Jenny Beavan. “Pero este vestido debía tener vida propia. La Sra. Harris, que parece sentir una gran predilección por los motivos florales, se queda atónita cuando lo descubre. No tiene nada que ver con lo que ha visto hasta entonces”.
El estilo sensato de Ada llama la atención cuando aparece en la Casa Dior con un bolso lleno de dinero dispuesta a comprarse un vestido. Su apariencia contrasta fuertemente con las elegantes empleadas y clientas del modisto. Al lado de la impecable Madame Colbert, la Sra. Harris parece llegada de otro mundo. “Todas las mujeres que trabajan en la Casa Dior visten de negro”, dice la diseñadora. “Tienen un aspecto severo, pero también maravilloso”.
Dior prestó cinco trajes de su colección a la producción. Jenny Beavan y su equipo debieron ocuparse de todo el resto del vestuario que sale en la película. Para conseguirlo, la diseñadora recurrió a dos vestuaristas londinenses, John Bright, con el que trabaja desde la época de los dramas de Merchant Ivory, y Jane Law, con la que colaboró en Cruella. “No hay nadie mejor que John para la ropa de época y Jane es una de mis vestuaristas favoritas. Me ayudaron muchísimo en la realización del resto del vestuario”, reconoce la diseñadora.
El desfile de moda
Uno de los mayores retos del rodaje fue la puesta en escena del desfile de moda que presencia la Sra. Harris como invitada del marqués de Chassagne. Ada no intenta esconder la alegría y el placer que le proporciona ver pasar unas prendas increíbles, a cual más maravillosa. Todos los vestidos son diseños de Christian Dior, excepto dos, “Tentación” y “Venus”, que diseñó Jenny Beavan de acuerdo con la estética del gran modisto. John Bright y Jane Law se encargaron de fabricarlos.
“Los dos entienden la moda”, dice Jenny Beavan, hablando de sus colaboradores. “Les encanta Dior y se apasionan cuando consiguen que las prendas queden perfectas. Dior usaba telas que pesaban, que se mantenían. Además, eran más espesas, no había mucha calefacción, unas telas más espesas ayudaban a mantener el calor. También teñimos muchas telas para conseguir los colores apropiados, basándonos en fotografías”.
“Encontrar la cantidad de tela necesaria para los vestidos ya requería bastante ingenuidad”, recuerda el director. “La sensación que da el ‘New Look’ de Dior es que hacen falta metros y metros de tela para cada prenda. Siempre que hablábamos de uno de los vestidos, Jenny me decía que había encontrado una tela maravillosa, pero que no había bastante. Necesitaba muchos metros para cada vestido. Dior ofreció una lujosa explosión a una Europa de posguerra hambrienta de moda, y parte de su éxito se basa en esto”.
Para los dos vestidos que más gustan a la Sra. Harris, “Tentación” y “Venus”, Jenny Beavan basó el primero en el elegante “Diablotine”, un traje de noche rojo que Dior diseñó para la primera supermodelo del mundo, Victoire Doutreleau. El segundo es un vestido largo verde sin tirantes decorado con un amplio volante asimétrico inspirado parcialmente en un vestido llamado “Miss Dior”. (Dior diseñó un vestido sin tirantes para su colección de 1949-50, pero plateado y perlado en vez de verde).
“A menudo añadía un volante inesperado que era el toque perfecto para ese vestido”, dice Jenny Beavan. “Fue muy estresante honrar a Dior y asegurarme de que el equipo actual de la Casa Dior estuviera satisfecho con lo que habíamos hecho”.
Alba Baptista reconoce que la idea de rodar la secuencia del desfile la ponía nerviosa y decidió documentarse previamente viendo antiguas filmaciones. “Sobre todo me fijé en el lenguaje corporal de las modelos, en su postura y forma de moverse”, dice. “Ensayamos con un coreógrafo y, además, me preocupé de convertirme en Natasha con las manos, los pies, la forma de mover las caderas. En los años cincuenta, las modelos no se movían para nada como las de ahora”.
La apariencia de la Sra. Harris cambia radicalmente después del desfile de moda. Quiere comprar “Tentación”, pero ya ha sido apalabrado y escoge “Venus”. Descubre que deberá quedarse en París varios días mientras hacen el vestido a medida, pero ella solo contaba con estar un día en la capital francesa. Todo cambia cuando André la invita a que pase ese tiempo en su piso y empieza a ponerse la ropa que encuentra en el armario de su hermana.
La hermana en cuestión nunca aparece en pantalla, pero la diseñadora y su equipo tuvieron que imaginársela para saber qué tipo de ropa llevaría en Francia. Incluso le pusieron un nombre, Sandrine. “Estamos convencidos de que trabaja para una editorial probablemente de izquierdas”, sigue diciendo Jenny Beavan. “Es obvio que André lee a Sartre y a los existencialistas. No nos fue difícil colarnos por esa puerta”.
Sandrine es más joven y sofisticada que una señora de la limpieza afincada en el barrio de Battersea de Londres, y Jenny Beavan diseñó elegantes modelos para la estancia en París de la Sra. Harris, que incluso llega a pintarse los labios en algunas ocasiones. Sin embargo, tratándose de calzado, Ada sigue llevando unos zapatos sensatos y cómodos de cordones. “Decidimos que Sandrine tenía los pies más grandes que Ada”, acaba diciendo la diseñadora.
Una fábula optimista: En busca de los sueños
Incluso cuando su increíble experiencia en París está a punto de llegar a su fin, la Sra. Harris descubrirá que le esperan muchas sorpresas agradables. La bondad y amabilidad que muestra hacia todos hace que su mundo se abra ante inesperadas posibilidades románticas.
Ada encuentra la felicidad, y EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS concluye con una nota llena de esperanza. La película puede describirse como una refrescante adaptación del cuento de la Cenicienta, donde una mujer modesta se propone conseguir algo y transforma su vida gracias a su entereza y persistencia.
“Es la historia de una mujer en busca de un sueño, pero en vez de casarse con un príncipe, se compra un vestido”, dice el productor Guillaume Benski. “Y el vestido le permite dejar de ser invisible, los otros empiezan a ver a Ada y a darse cuenta de que es una mujer generosa y abierta, siempre dispuesta a ayudar. Espero que viendo la película, algunos espectadores piensen: ‘Bueno, si una señora de la limpieza de Battersea en los años cincuenta consigue un vestido de Dior, ¿por qué no puedo hacer algo equivalente ahora en 2021?’”
Isabelle Huppert añade: “El vestido de la Sra. Harris puede verse como una metáfora. Se enamora del vestido, desde luego, pero porque quiere que su vida sea más grande. El vestido se convierte en el símbolo del logro, representa un mundo diferente, es la felicidad”.
Lesley Manville reconoce que la fuerza de la Sra. Harris es inspiradora. “Esa pequeña mujer está llena de energía”, explica, “pero el vestido simboliza el hecho de que puede conseguir lo que cualquiera consideraría imposible. Simboliza su recorrido desde la muerte de su marido hasta que llega a ser una mujer a cargo de su destino. Ha superado el horrible esnobismo con el que se ha cruzado y ha demostrado que todo el mundo es importante. Es una maravillosa historia que entrega el poder a la gente de todos los días”.
La actriz Ellen Thomas cree que la película representa “un regreso al amor, a los valores de antaño. Esta película es nuestra esperanza, nuestro rayo de sol”.
El director Anthony Fabian concluye diciendo: “Al final, Ada consigue lo que quiere a través del cariño que genera en la gente que se cruza en su camino. Vivimos momentos muy difíciles y me parece que la gente quiere salir de tanta tristeza y oscuridad. EL VIAJE A PARÍS DE LA SRA. HARRIS ofrece esta oportunidad al espectador”.