En una calle de París, Joan Verra se encuentra con su primer amor. Abrumada, huye a su casa de campo para rememorar los últimos 40 años construyendo una imagen fantástica de su vida. Su hijo Nathan, recién llegado de Montreal, la acompaña en estos momentos. Un viaje tan esperado como liberador sobre la aceptación de las historias que nos contamos a nosotros mismos.