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Dirigida por Maria Schrader
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De los oscarizados productores de 12 años de esclavitud, Moonlight, Minari. Historia de mi familia, Selma y La gran apuesta, y la productora nominada al Oscar® de La noche más oscura (Zero Dark Thirty) y La gran estafa americana, AL DESCUBIERTO está basada en la investigación de The New York Times realizada por JODI KANTOR, MEGAN TWOHEY y REBECCA CORBETT, así como en el best seller She Said: La investigación periodística que destapó los abusos de Harvey Weinstein e impulsó el movimiento #MeToo, de Jodi Kantor y Megan Twohey.

Demostrando la incalculable importancia del periodismo de investigación, AL DESCUBIERTO nos descubre el viaje de periodistas y editoras comprometidas con la incansable búsqueda de la verdad y muestra el coraje de aquellas supervivientes y testigos que decidieron dar un paso al frente para poner freno a quien acusaron de un ser un depredador en serie e impedir que siguiera causando daño. Unidas, con su compromiso y fortaleza, lograron encender la chispa de una conversación tabú en todo el mundo, ayudaron a impulsar el movimiento #MeToo y propiciaron el fin del sistema que había dado alas a sus atrocidades.

En esencia, AL DESCUBIERTO es una inspiradora historia real sobre personas, muchas de ellas mujeres, muchas de ellas madres, que encontraron el coraje para alzar la voz y pedir justicia, no solo para ellas sino para el futuro, tanto en EE. UU. como en el resto del mundo. La película es un convincente y conmovedor recordatorio de nuestro poder como individuos para, armados con determinación y coraje, cambiar juntos el mundo.

La cinta cuenta además con la nominada al Oscar® PATRICIA CLARKSON (Shutter Island, Retrato de April) interpretando a la entonces ayudante de dirección editorial Rebecca Corbett, el ganador de dos Premios Emmy ANDRE BRAUGHER (Homicide: Life on the Street, Thief) en el papel del entonces editor ejecutivo Dean Basquet y la ganadora de dos Premios Tony JENNIFER EHLE (La noche más oscura (Zero Dark Thirty) y Orgullo y prejuicio) dando vida a la antigua empleada de Miramax Laura Madden, junto con la nominada al Oscar® SAMANTHA MORTON (Minority Report, En América) como la antigua empleada de Miramax Zelda Perkins, y la nominada a los Globo de Oro ASHLEY JUDD (Doble traición, Bug) interpretándose a sí misma.

Dirige AL DESCUBIERTO la ganadora de un Emmy MARIA SCHRADER (El hombre perfecto, la serie limitada Unorthodox) a partir de un guion de REBECCA LENKIEWICZ, guionista de la película ganadora de un Oscar® Ida. La cinta está producida por los oscarizados DEDE GARDNER y JEREMY KLEINER para Plan B Entertainment, y la producción ejecutiva corre a cargo del ganador de dos Oscar® BRAD PITT y de LILA YACOUB, además de la nominada al Oscar® MEGAN ELLISON y de SUE NAEGLE para Annapurna Pictures.

El equipo artístico de la película incluye a la directora de fotografía NATASHA BRAIER (The Neon Demon), la diseñadora de producción MEREDITH LIPPINCOTT (Nunca, casi nunca, a veces, siempre) y la diseñadora de producción BRITTANY LOAR (Un lugar tranquilo 2). El montaje de la cinta lo firma HANSJÖRG WEIßBRICH (I’m Your Man) y la música es del habitual colaborador de Plan B nominado al Oscar® en tres ocasiones NICHOLAS BRITELL (Moonlight, El blues de Beale Street, No mires arriba).


La historia

Rompiendo la presa. Una investigación enciende la chispa de un movimiento
El 5 de octubre de 2017, las periodistas de investigación de The New York Times Jodi Kantor y Megan Twohey publicaron una historia en portada que sacudió la industria del entretenimiento y reverberó por todo el país: «Harvey Weinstein lleva décadas silenciando con sobornos a quienes le acusan de acoso sexual».

El magnate de Hollywood Harvey Weinstein llevaba tiempo reinando como una de las figuras más prominentes de la industria. Ganador de seis Oscar® a la Mejor Película y productor de superéxitos como Sexo, mentiras y cintas de vídeo, Pulp Fiction y El indomable Will Hunting, Weinstein se había convertido en un hombre cuya tremenda influencia podía fácilmente propulsar o destruir carreras y, durante años, según publicaban Kantor y Twohey, se sirvió de ese poder para acosar y forzar a mujeres a tener encuentros sexuales con él.

En 3321 palabras cuidadosamente investigadas, las periodistas detallaban alegaciones no desveladas hasta la fecha de malas prácticas que se remontaban tres décadas atrás. Se trataba de un reportaje ampliamente documentado a través de entrevistas con antiguos y actuales empleados de Weinstein y trabajadores de la industria cinematográfica, además de registros legales, correos electrónicos y documentos internos de las compañías que este peso pesado de la industria había dirigido, Miramax y The Weinstein Company, ambas marcas dominantes durante mucho tiempo en Hollywood. Sus hallazgos eran intachables. Gracias a su inquebrantable perseverancia y a la valiente cooperación de numerosas supervivientes y otras fuentes, por fin habían logrado desvelar la verdad.

Hacía años que corrían rumores de las atrocidades cometidas por Weinstein, pero los periodistas que habían intentado indagar la verdad tras esas veladas acusaciones se habían topado con la reticencia de las personas que tenían algo que decir y con contundentes tácticas intimidatorias del propio Weinstein. A menudo, las supervivientes tenían demasiado miedo para dar un paso al frente o no podían hacerlo debido a acuerdos y contratos de no divulgación. Y, aunque lo hubieran hecho, hay poca evidencia histórica de que hubiese importado. A lo largo de gran parte de la historia de Estados Unidos (y de todo el mundo), las mujeres que han dado la cara para denunciar abusos sexuales de hombres poderosos han sido tildadas a menudo de locas, despechadas, avariciosas o mentirosas. Los hombres han permanecido en el poder. Las mujeres han sido ignoradas o humilladas. Por ello, a pesar de los intentos de periodistas de prestigio durante todo el reinado de Weinstein en Hollywood, el santuario de silencio a su alrededor (y al de hombres como él) permanecía intacto. Nadie había sido capaz de llegar al corazón de la historia.

La combinación única de amplios conocimientos y experiencia de Twohey y Kantor —y su férrea determinación de sacar a la luz las terribles prácticas— las convirtieron en un equipo irrepetible para llevar a cabo una investigación de meses sobre alegaciones de acosos y abusos sexuales contra Weinstein.

A lo largo de sus carreras profesionales, Twohey y Kantor se han dedicado a hacer rendir cuentas a los poderosos y, en particular, para proteger a mujeres y niños. En 2016, un reportaje de Twohey dio voz a las mujeres que habían acusado a Donald J. Trump de tocamientos y otros abusos sexuales. Descubrió también una peligrosa red clandestina a las que algunos padres entregaban a hijos adoptivos no queridos. Expuso a médicos que habían abusado de sus pacientes y los sistemas que les permitían ejercer profesionalmente. También fue una de las primeras periodistas en desvelar cómo policías y fiscales archivaban pruebas de ADN recogidas tras delitos sexuales, privando a las víctimas de la posibilidad de que se hiciera justicia. Sus historias han enviado a depredadores sexuales a la cárcel y han impulsado nuevas medidas de protección para las víctimas.

El reportaje de Kantor sobre madres trabajadoras y lactancia inspiró a dos lectoras a crear salas de lactancia de uso libre para dar el pecho, ahora disponibles en aeropuertos y otros enclaves en Estados Unidos y muchos otros países. Su artículo sobre el caos causado por los sistemas de planificación automatizados en las vidas de los trabajadores de Starbucks ayudó a impulsar un movimiento nacional en favor de una planificación más justa. Sus reportajes sobre Amazon han tenido impacto en repetidas ocasiones: después de que David Streitfeld desvelara las prácticas punitivas en la sede central corporativa en 2015, la compañía introdujo el permiso de paternidad. Investigando un almacén de Staten Island en 2021, Kantor, Karen Weise y Grace Ashford descubrieron serios problemas en los sistemas de empleo corporativos, entre ellos una tasa de reemplazo de trabajadores del 150 % anual y un amplio historial de errores de pago y despidos improcedentes, como el de trabajadores en permiso por paternidad. Los empleados del almacén se sirvieron de esta información en el proceso que emprendieron hasta ganar una histórica votación en favor de sindicarse.

La investigación de Kantor y Twohey sobre Weinstein, editada por Rebecca Corbett, fue la punta de lanza de una oleada de reportajes, entre ellos la investigación de Ronan Farrow publicada en The New Yorker ese mismo mes, sobre alegaciones contra Weinstein. En el transcurso de las siguientes semanas y meses, más testimonios de mujeres salieron a la luz compartiendo historias sobre desgarradores encuentros con Weinstein y con otros hombres en posiciones de poder. El movimiento #MeToo, fundado por la activista Tarana Burke en 2006, se vinculó con estas historias y rápidamente se convirtió en un grito de llamada a la lucha, primero en Estados Unidos y luego globalmente, amplificando las voces de decenas de miles de supervivientes de acosos y abusos en todos los rincones del mundo. Es como si una presa se hubiera roto de repente. Tras décadas de hacer oídos sordos a multitud de alegaciones creíbles de maltratos e incluso violaciones, mucha gente había comenzado finalmente a escuchar e incluso a creer a las mujeres.

El reportaje de Kantor y Twohey acabó ganando un Premio Pulitzer por el servicio público prestado, y sería la semilla del best seller que publicaron en 2019 sobre su labor: She Said: La investigación periodística que destapó los abusos de Harvey Weinstein e impulsó el movimiento #MeToo.

Para esta generación y la siguiente. La historia se convierte en película
Solo unos meses después de que la investigación de Jodi Kantor y Megan Twohey saliera publicada en The New York Times, en abril de 2018, los productores Dede Gardner and Jeremy Kleiner de Plan B Entertainment y las productoras ejecutivas Megan Ellison y Sue Naegle de Annapurna Pictures se hicieron con los derechos cinematográficos de la historia. «La investigación de Jodi y Megan fue un momento de inflexión total, no solo para la industria del cine, sino para toda la cultura. Era una historia que había que contar en la gran pantalla», asegura Dede Gardner. «Lo sentíamos como un momento único en una generación para afrontar un asunto que ha afectado y sigue afectando a las vidas de millones de mujeres y hombres, y es un honor que Jodi y Megan confiaran en nosotros para contar esta historia en pantalla».

Además, era una historia que resonaba más allá de los hechos de la investigación. «Muchísimas mujeres de esta historia, entre ellas Jodi y Megan, son además madres», nos cuenta Gardner. «La principal labor de Jodi y Megan era, por supuesto, contar la verdad y darle una respuesta, pero, subyacente a ese impulso ético y periodístico, hay un elemento emocional más profundo. Tanto para ellas como para las supervivientes y testigos que hablaron con ellas, la esperanza era que se hiciera justicia. Aunque aún estamos lejos de impedir que se reproduzca este tipo de comportamiento en el futuro, nos parecía esencial intentar incluir el periodismo de Jodi y Megan en el canon que queremos dejar para nuestros hijos e hijas».

Para las periodistas, depositar su confianza en los cineastas representaba un salto de fe. Tanto Twohey como Kantor se sintieron alentadas por el hecho de que Plan B tenía un historial probado adaptando historias sobre personas y eventos de la vida real, como en 12 años de esclavitud, Selma y La gran apuesta. Con todo, querían asegurarse de que la historia de la investigación se contase honrando la verdad y con respeto. «Desde el primer momento en que hablamos con Dede y Jeremy, nos quedamos alucinadas», dice Twohey. «Estábamos impresionadas no solo con su trayectoria haciendo películas significativas y de gran calidad, sino también con su compromiso, queriendo contar la historia con la mayor precisión e integridad posible. Como periodistas, esas cosas eran vitales para nosotras». Kantor añade: «Creemos firmemente que esta historia pertenece a gente de todo el mundo, especialmente a las mujeres de todo el mundo».

Gardner y Kleiner, a partir de sus conversaciones con Twohey y Kantor, tuvieron una idea atrevida y en cierto modo antiintuitiva para el final de la película: que acabase con un clímax repentino y dramático, más que con una resolución. «Todo el mundo sabe lo que ocurrió tras la publicación del primer artículo de Jodi y Megan», asegura Gardner. «Lo que la gente no sabe, y de eso va la película, es todo lo que hizo falta de todas las personas implicadas para que esa primera historia viera la luz. El final era una incógnita, pero nos mantuvimos fieles a esa visión desde el principio. El final, en nuestra opinión, habla del poder del momento».

Con los derechos de la película asegurados, los productores comenzaron su búsqueda de un guionista para adaptar la historia a la gran pantalla. «Ante todo, queríamos que esta historia se contara con integridad y honestidad», afirma Jeremy Kleiner. «Dede y yo sabíamos que queríamos mantener el foco de la historia en la investigación y en las supervivientes y testigos, y necesitábamos a un guionista que supiera maridar un punto de vista rabiosamente emocional y temático con una destreza profundamente técnica y meticulosa».

La búsqueda los llevó hasta la galardonada dramaturga y guionista Rebecca Lenkiewicz, cuyo trabajo en el teatro y en películas como Ida y Disobedience parecían convertirla en la candidata ideal. «Rebecca es capaz de tomar situaciones con temas profundos en juego y convertirlas en algo extremadamente personal y visceral», asegura Kleiner. «Queríamos adentrarnos realmente en la investigación y en los sentimientos y las sensaciones que suscitaba. Creíamos que Rebecca podría hacerlo con algún que otro toque estructural inesperado, que es una característica de su trabajo».

Para Lenkiewicz fue un honor encargarse. «Era una historia sísmica», asegura Lenkiewicz. «Sentí la importancia de la investigación y su resultado a una escala tanto profundamente personal como mundial. Admiraba el coraje y la resistencia de las supervivientes con gran profundidad y la fuerza y determinación de las periodistas. Veía que esta historia podía empoderar y ser inspiradora a pesar del tema tan oscuro que trataba».

Kantor y Twohey estaban trabajando en su libro cuando Lenkiewicz se reunió con ellas por primera vez para preparar el guion. «Comencé a escribir el guion en base a nuestras conversaciones y no tardaron en mandarme capítulos y borradores del libro», relata Lenkiewicz. «Así fue como empecé a insertar los detalles y la perspectiva del libro en el guion. Incluso incluí alguna conversación literal. La valentía y la resistencia de las supervivientes fue clave para el guion, así como el absoluto respeto de las periodistas hacia estas y su determinación a la hora de sacar la historia a la luz. Llevaba décadas silenciada. Aparte del libro, añadí retazos de la vida personal de las periodistas... para que se viera cómo es la gente en su propia casa, frente a la versión que presentan en el trabajo o en público».

En el transcurso de los siguientes tres años, Gardner y Kleiner trabajaron con Lenkiewicz, Kantor y Twohey para establecer el marco, la intención y las directrices de cómo se contaría la historia. Harvey Weinstein no aparecería en pantalla. No se mostraría ninguna de las agresiones contra mujeres en la película y la descripción de cualquier abuso sería solo de boca de las supervivientes, con sus propias voces y en sus palabras. «Trabajando con Rebecca, Jodi y Megan, el guion pasó por múltiples borradores y estuvo sometido a un proceso de perfeccionamiento constante para lograr la mayor precisión y profundidad posibles», dice Gardner. Los productores también establecieron contacto y relaciones con supervivientes y testigos. «Era de vital importancia para nosotros asegurarnos de que las personas que vivieron de verdad esta historia fueran parte del proceso», dice Gardner. «La historia solo podía ganar así en precisión, autenticidad y riqueza, como en efecto pasó».

La película desvela no solo el costoso proceso de investigación y publicación de Kantor y Twohey, sino información sobre sus vidas privadas, como la batalla de Twohey con la depresión posparto tras el nacimiento de su hija. Para estas dos periodistas veteranas, de pronto convertirse en protagonistas de la historia fue un poco desconcertante al principio. «Nuestra relación con esta producción es de lo más inusual»; confiesa Kantor. «Para que pudiera hacerse una película, tuvimos que ceder cierto control sobre el material. Y no es nada fácil, cuando hablamos de material tan delicado. Salimos representadas en pantalla, y la película está adaptada a partir de un libro escrito por nosotras, así que nuestra presencia en el proyecto es doble, sin ser una película hecha por nosotras. No es una producción de The New York Times Ambas estamos acostumbradas a tener el control hasta de la última coma y punto de los artículos que escribimos. Ver a otra persona tomar los mandos en ese cometido fue algo totalmente nuevo para nosotras».

Cuando Lenkiewicz terminó su primer borrador, Gardner, Kleiner y ella se reunieron con Twohey y Kantor en una sala de conferencias de The New York Times para repasar minuciosamente el guion. La reunión tuvo lugar a las puertas de la pandemia, en febrero de 2020, justo antes de que Harvey Weinstein fuera condenado por un jurado de Nueva York. Meses más tarde, AL DESCUBIERTO resultaría ser el primer largometraje de esta escala que se rodara en una sala de las oficinas de The New York Times. «Una de las pocas ventajas de la pandemia fue que el periódico retrasó la vuelta presencial al trabajo», dice Gardner. «Vimos así la posibilidad de rodar en el edificio real y nos propusimos como prioridad conseguir que así fuera».

Las periodistas querían que la película mostrara de manera honesta el funcionamiento interno de The New York Times y el importante papel de los editores, como Rebecca Corbett, que guio el proceso de informe sobre Weinstein, y Dean Baquet, que también ofreció un apoyo y una orientación inestimables a las periodistas. «No hay muchas representaciones fieles de cómo es trabajar en The New York Times en la cultura popular», dice Kantor. «Además, vivimos una época en la que los periodistas somos objeto de acosos, críticas, ataques y desconfianza, y en la que nuestro trabajo a veces se desprestigia tildándolo de “fake news”, o con otros calificativos. The New York Times no es un periódico perfecto. Y los periodistas que trabajamos allí no somos perfectos. Pero sí creemos en la sinceridad y la profesionalidad del lugar y en la sagrada búsqueda de la verdad, y queríamos que alguna película representase nuestro lugar de trabajo tal y como nosotros lo vemos, y a nuestros compañeros tal y como los vemos». Twohey añade: «No se trataba solo de representar con precisión e integridad a los periodistas de The New York Times , sino también a nuestras fuentes: esas mujeres, esas supervivientes y demás personas que habían tenido el coraje de participar en la investigación».

A comienzos de 2021, el guion de Lenkiewicz estaba prácticamente terminado y comenzó la búsqueda de un director. Una clara candidata emergió de entre la multitud: Maria Schrader. Actriz y cineasta, Schrader se sintió atraída por la grandeza y la especificidad del guion de Lenkiewicz y la profundidad de las capas emocionales de la historia. «El guion me dejó totalmente impactada por su complejidad, su inteligencia y sus valientes elecciones ciñéndose fielmente al detallado proceso de periodismo de investigación. Además, también me impresionó la cantidad de personajes que aparecen en la historia y contribuyen a ella», explica Schrader. «El guion de Rebecca dejaba claro que esta película no iba principalmente de Weinstein, sino de las periodistas y de todas las mujeres que se plantaron para contar su historia. Era algo que trascendía los confines de Hollywood».

De las páginas a la pantalla. Capturando la verdad en cámara
La cineasta Maria Schrader afrontó una serie de desafíos únicos en el proceso de llevar AL DESCUBIERTO a la gran pantalla. Para empezar, debía representar con exactitud las experiencias vividas por las dos periodistas, Jodi Kantor y Megan Twohey, en el centro de la narrativa, así como las complejidades de su investigación. «Esta historia va de lo importante que puede ser el periodismo de investigación», dice Schrader. «Mostrar todo lo que implica —el nivel de dedicación, la investigación, la perseverancia— así como el impacto que puede tener, era un objetivo primordial en sí mismo. Quería que el público viviese la experiencia de las reporteras investigando esta compleja historia, con todos sus giros y complicaciones, sus éxitos y sus reveses, tal y como Jodi y Megan lo vivieron, con toda su implicación personal».

Eso significaba encontrar el modo de dramatizar la verdadera recopilación de información, un proceso muy exigente que implica hacer llamadas de teléfono, enviar correos electrónicos, conseguir y revisar documentos, celebrar intensas reuniones con los editores..., todo ello de una forma que resultase verídica y entretenida. Para eso, tanto ella como los productores tomaron como referencia ciertas convenciones establecidas por destacados thrillers de investigación del pasado, principalmente la nominada a Mejor Película en 1976 Todos los hombres del presidente y la ganadora de esa misma estatuilla en 2015, Spotlight.

«No cabe duda de que nuestra película cumple los aspectos de su género: lo que hay en juego, la paranoia, los muros infranqueables infinitos...», comenta Schrader. «Es una historia muy dramática con personajes fuertes que se enfrentan a adversidades casi insuperables y a un poderoso antagonista, en diferentes partes del mundo y saltando adelante y atrás en el tiempo. El material era tan potente de partida que el trabajo era más bien sonsacar los pormenores, no resaltar ni sobredramatizar lo que ya estaba ahí».

Por importante que fuera para los cineastas representar la veracidad de la historia, AL DESCUBIERTO no es un documental. A través de la narrativa, los cineastas esperaban capturar una verdad emocional más profunda, iluminadora incluso, o tal y como dice Schrader: «los espacios en blanco entre las palabras: la emoción, los riesgos personales, la duda, la experiencia inmediata, todo lo que se queda sin decir, las imágenes, las caras, el lenguaje corporal, el comportamiento».

Cabe destacar que la película no muestra abusos sexuales en pantalla, y todos los ataques que se describen se cuentan usando las palabras exactas de las supervivientes. «No me interesa añadir otra escena de violación al mundo», dice Schrader. «Ya hemos tenido suficientes». Incluso el propio Harvey Weinstein juega un papel extremadamente limitado. La película incluye solo una grabación de sonido con su voz, y en el resto de limitadas escenas en las que aparece en la película, lo vemos solo de espaldas. El público no llega a ver la cara del actor que lo interpreta. «Nuestro material de base fue el libro y las vidas de las periodistas», nos cuenta Schrader. «Sus perspectivas y experiencias, y el testimonio de aquellas personas con quienes hablaron fueron nuestras guías. Weinstein apenas aparece en pantalla, pero su presencia se deja sentir sin duda, y sus acciones son el motor de gran parte de la película. Imagino que así fue para Jodi y Megan durante el proceso de informarse. Ellas tampoco tuvieron mucho contacto con Weinstein».

Cuando Schrader y los cineastas se sentaron a designar a los responsables de departamento para la producción, buscaron a los candidatos más potentes disponibles, reuniendo un equipo creativo mayoritariamente compuesto por mujeres. «Nuestro principal objetivo era dar con las personas idóneas para hacer la película», dice Schrader. «Es una historia sobre mujeres que se plantan, alzan la voz y reclaman su poder, y parecía lo suyo que fueran mujeres quienes liderasen el esfuerzo por trasladarlo a la pantalla. Dicho lo cual, tengo ganas de que llegue el día en que un equipo liderado por mujeres no sea algo digno de mención».

Impacto y consecuencias. Cómo una historia sacudió el mundo
El 8 de octubre de 2017, justo tres días después de que Jodi Kantor y Megan Twohey publicaran su historia en The New York Times, The Weinstein Co. anunció que Harvey Weinstein había sido fulminantemente despedido. EL 31 de mayo de 2018, un jurado de Nueva York condenó a Weinstein por violación y un delito de agresión sexual. El 24 de febrero de 2020, fue hallado culpable de un delito de agresión sexual en primer grado y violación en tercer grado; el 11 de marzo de 2020, el acusado, por aquel entonces de 67 años, fue sentenciado a 23 años de prisión.

Un segundo juicio en el que Weinstein se enfrenta a 11 cargos de violación y agresión sexual, con cinco supuestas víctimas, arrancó en Los Ángeles el 10 de octubre de 2022. En agosto de 2022, Weinstein logró recurrir su condena de Nueva York. El año que viene tendrán lugar los alegatos orales. Tanto en el caso de Nueva York como en Los Ángeles, Weinstein siempre ha negado los cargos y ha asegurado que todos los encuentros sexuales fueron consentidos.

Gracias al trabajo de Twohey y Kantor, siguieron apareciendo reportajes de otros y sobre el crescendo global del movimiento #MeToo que han hecho cambiar la cultura de Hollywood de diversas maneras. Más supervivientes han decidido alzar la voz y los hombres poderosos acusados de agresión sexual y acoso han sido apartados de sus trabajos y/o llevados a juicio. Además, la industria ha tenido que hacer un profundo examen de conciencia para rendir cuentas. Ahora es una práctica común tanto en cine como en televisión contratar coordinadores de intimidad para que estén presentes en el set, o al menos los días en los que se ruedan escenas de naturaleza sexual, y salvaguardar así a los actores y actrices.

«El impacto de aquel artículo y del subsiguiente movimiento han sido enormes», dice la directora Maria Schrader. «Por supuesto, siempre hay cambios obvios, como el modo en que los estudios, los festivales y las organizaciones han hecho esfuerzos conscientes por diversificar a los cineastas y a los narradores a los que ensalzan y dan oportunidades». Pero la oleada de cambios se ha extendido mucho más allá de Hollywood. «Quizá, el cambio con mayores consecuencias es el modo en que tanto hombres como mujeres están reconsiderando sus experiencias personales de acoso y abuso»; dice Schrader. «Es en este nivel más personal e íntimo donde yo creo que el cambio ha sido realmente tremendo. Sentimos mayor libertad para compartir nuestras propias experiencias; es como si se hubiera hecho la luz y todos estuviéramos ajustándonos en consecuencia. Creo que todos somos más críticos ahora con nuestro propio comportamiento y el de la gente a nuestro alrededor. E imagino que este es un legado que pasaremos a nuestros hijos y las futuras generaciones».

A escala mundial, se pueden observar reverberaciones en todo mundo a medida que las mujeres deciden alzar la voz y plantar cara a la justicia y la discriminación. Los cineastas y el reparto esperan que AL DESCUBIERTO ayude a promocionar una comprensión más amplia de la importancia del periodismo de investigación y de un turbulento momento de nuestra cultura colectiva en el que los periodistas se ven a menudo sometidos a ataques. Como queda en evidencia una vez más, un reportaje verídico puede hacer cobrar conciencia al mundo y ser la chispa de un cambio real. «Nuestro trabajo es forjar confianza en la gente contando la verdad y nuestra mayor esperanza es que esta película pueda encontrar el modo de ayudar en eso», dice Jodi Kantor. Megan Twohey añade: «Mi esperanza es que esta película no solo ponga de manifiesto los fallos del sistema que han permitido que se generalice el acoso y el abuso, sino que además sea un ejemplo inspirador de cómo personas individuales, con su valentía y la verdad, pueden ser el motor de cambios increíbles».

Para las estrellas de AL DESCUBIERTO, la oportunidad de ser parte de la película importaba más allá de su labor como actores, actrices y narradores. «Lo más significativo para mí es ver a estas dos mujeres, Jodi y Megan, trabajar con esa diligencia y esos estándares férreos para sacar a la luz una historia sin fisuras, una historia que nadie puede cuestionar, y apoyar a estas mujeres a quienes pidieron dar un paso al frente», dice Zoe Kazan, que interpreta a Jodi Kantor. «Ver cómo eso ocurre, ver cómo se construye, poco a poco y con grandes saltos de fe, ver la valentía de las supervivientes que dan un paso al frente y lo que les supone hacerlo y lo que les reporta, ha sido increíblemente significativo para mí. Es algo que va mucho más allá de Hollywood».

Carey Mulligan, que interpreta a Megan Twohey, se sintió conmovida por el coraje colectivo que supuso hacer realidad esta historia. «Es inspirador ver a mujeres demostrando semejante heroicidad y jugándoselo todo», dice Mulligan. «Esta película está repleta de ejemplos de esos momentos heroicos, lo que la convierte en una historia que merece la pena contar».


Los personajes

Megan Twohey – Carey Mulligan
En octubre de 2016, casi un año antes de la fecha en la que la historia sobre Weinstein se hizo pública, Megan Twohey firmó junto con el reportero Michael Barbaro un artículo detallando alegaciones de que el por entonces candidato a la presidencia Donald Trump había iniciado contactos sexuales no consentidos con dos mujeres en años anteriores. Después de aquello, Twohey se convirtió en objetivo de los seguidores más acérrimos de Trump y recibió numerosas amenazas a su integridad física. Pero Twohey no es alguien que se deje acobardar por tácticas intimidatorias. Hija de dos periodistas (su padre trabajó en el Chicago Tribune y en The Washington Post, su madre fue presentadora de noticias), Twohey nunca se ha apartado de su compromiso con perseguir la verdad sobre cualquier figura u organización poderosa. De hecho, ha demostrado en repetidas ocasiones una audacia incondicional a la hora de plantar cara a conductas reprobables y una calidez y una empatía absolutamente genuinas a la hora de hablar de aquellos que han sido perjudicados.

Esa combinación de rasgos única impresionó tanto a la nominada en dos ocasiones a los Oscar® Carey Mulligan que accedió encantada a retratar a Twohey en AL DESCUBIERTO. «Hacer la película fue un intento por mi parte de intentar entender la psicología que debes tener para ser periodista de investigación», dice Mulligan. «Para Megan, me parece que el periodismo es una vocación. No es un trabajo. No podría haberse dedicado a ninguna otra cosa. Es increíble las agallas que debes tener para aparecer en la puerta de alguien, llamar y soltarle: “He venido a preguntarte por lo que probablemente sea el mayor secreto de tu vida. Quiero que me lo cuentes y que confíes en que el hecho de contarlo puede o va a mejorar las cosas”».

Además, Mulligan sintió una fuerte conexión con un aspecto concreto de la vida personal de Twohey. Ambas lidiaron con una depresión posparto tras el nacimiento de sus hijas y, para ambas, el trabajo se convirtió en un medio fundamental para recuperar un equilibrio saludable. La historia de Weinstein fue la primera investigación que Twohey asumió tras su permiso de maternidad.

«Cuando estaba estrenando Sufragistas hace siete años, mi hija tenía apenas tres semanas y yo tenía que irme a hacer un tour de prensa promocional», dice Mulligan. «Durante las primeras tres semanas, lloraba todos los días. Casi lo mando todo a tomar viento, pero me di cuenta de que necesitaba seguir adelante y ponerle al mal tiempo buena cara. Las cosas mejoraron mucho gracias a mi trabajo y a la comunidad del trabajo, toda esa gente que está a tu alrededor. Me sacaron de aquel hoyo. Cuando leí el guion pensé: “Yo he vivido eso”. Esa parte me resultaba muy familiar».

A modo de preparación, Mulligan leyó muchas historias elaboradas por Twohey y escuchó entrevistas y podcasts en los que Twohey hablaba de investigaciones concretas, como las representadas en AL DESCUBIERTO. Mulligan y su familia también pasaron tiempo con Twohey, su marido y su hija en quedadas por Brooklyn, donde vive Twohey y donde Mulligan se mudó para el rodaje. Su objetivo era hacerse idea de cómo era la mujer fuera de la sala de prensa.

«Le hice a Megan cien mil preguntas», confiesa Mulligan. «Es muy segura e irradia una gran calma. Puede contar una historia y ser divertida, pero a la vez muy seca. Es profundamente apasionada con ciertas cosas, pero no emotiva. La mayoría de los personajes que he interpretado se pasan toda la película llorando, así que me di cuenta de que en esta ocasión, tocaba interpretar un papel sin lágrimas. Siente las cosas muy intensamente, pero no vive en la superficie; eso era lo que yo quería transmitir».

Para Twohey, fue raro dejar al descubierto tantos detalles de su vida, pero se mostró satisfecha con el modo en que Mulligan la interpretó. «Como reporteras, estamos acostumbradas a ser las que observamos y narramos, así que dar totalmente la vuelta a esa dinámica me hizo sentir un poco cohibida, debo confesar», dice Twohey. «Pero, cuando vi la película, fue extraordinario ver toda aquella investigación plasmada en pantalla».

Jodi Kantor – Zoe Kazan
Como nieta de supervivientes del Holocausto, Jodi Kantor creció en Staten Island (Nueva York) y Nueva Jersey obsesionada por todo tipo de preguntas en torno al mal. De pequeña se sumergía todos los días en el periódico, su ventana al mundo. Tras abandonar la carrera de Derecho por la de Periodismo, con 28 años consiguió un trabajo en The New York Times como responsable de la sección de arte y ocio. Pero su verdadera pasión era ser reportera, y estaba especialmente interesada en temas de género, aunque en aquella época hubo gente que le dijo que esa especialización sería un callejón sin salida.

Kantor empezó a ser reportera al mismo tiempo que madre, y mientras criaba a sus dos hijas, sus labores de periodista y madre empezaron a mezclarse. Vio que el periodismo podía ser una vía para el debate cultural y el cambio social, y decidió dedicar su vida profesional a trabajar en algo que tuviera un impacto en la lucha contra las desigualdades y las injusticias.

Durante los años que fue reportera de investigación antes de la historia sobre Weinstein, Kantor utilizó el género como una lente a través de la cual revelar los secretos de la cultura empresarial, y para llamar la atención sobre todas las formas de tratamiento desigual e injusto. «Durante años me he preguntado cuáles son las dinámicas de poder entre empleados y empleadores, y qué factores son los que frenan a las mujeres en el trabajo», explica Kantor. «El género no es solo un tema por sí mismo, también es como un abrelatas para una investigación: si comprendías lo que las mujeres experimentaban realmente en una organización, podías ver cómo funcionaba de verdad el poder».

Esta pasión y esta perspectiva inspiraron a Kantor a decirles a sus superiores que quería investigar a Weinstein. Algo que resultó ser un reto único en su carrera. «Mi trabajo consiste en ganarme la confianza de las personas para que cuenten la verdad, pero, con el caso de Weinstein, chocamos contra un muro de miedo», cuenta Kantor. Durante la investigación, la periodista estuvo en la mirilla de exmilitares israelíes que, actuando a favor de Weinstein, trataron de engañarla. Aunque al principio de la investigación Kantor tenía ya algunos contactos en la industria del entretenimiento, conectó y creó estrechos lazos con Zelda Perkins, Laura Madden, Ashley Judd, Gwyneth Paltrow y Amy Israel, haciendo crecer así la confianza de estas mujeres en la investigación. Además, Kantor convenció a Irwin Reiter, contable de Weinstein durante 30 años, para que aportara datos clave.

La elegida para encarnar a Kantor fue la actriz y guionista Zoe Kazan, cuya filmografía incluye la aclamada miniserie La conjura contra América, la comedia candidata a los Premios Oscar® La gran enfermedad del amor, la galardonada miniserie Olive Kitteridge, por la que estuvo nominada a un Premio Emmy, y la película Ruby Sparks, que Kazan escribió y protagonizó, además de ser productora ejecutiva.

AL DESCUBIERTO es la tercera colaboración entre Kazan y Carey Mulligan, que se conocieron y se hicieron amigas en 2008 mientras protagonizaban La gaviota en Broadway. Una década más tarde, Mulligan protagonizó Lo que arde con el fuego, basada en la novela de Richard Ford y escrita por Kazan y su marido Paul Dano, director de la cinta. Para Kazan, la oportunidad de volver a trabajar con Mulligan era un enorme atractivo, dada además la estrecha relación que tienen sus respectivos personajes en la película.

«Vimos que el compañerismo entre Jodi y Megan era una de las partes importantes de la historia que queríamos contar», dice Kazan. «Es algo que raramente se ve en pantalla. Quiero decir, ya es muy raro que puedas actuar con otra mujer, punto. Y menos aún que formen equipo en pantalla. Para mí fue muy inspiradora la simbiosis entre estas dos mujeres y lo que fueron capaces de conseguir apoyándose la una en la otra, y equilibrando su inteligencia, integridad y perseverancia».

Para conocerse, Kazan y Kantor quedaron para cenar en Brooklyn, cerca de donde ambas viven, y a continuación se vieron más veces antes del comienzo del rodaje. «Lo más importante de conocer a Jodi era obtener una impresión de ella como persona», cuenta Kazan. «En su increíble libro están todos los detalles que podía necesitar sobre su trabajo periodístico. Pero yo tenía preguntas como “¿Cómo cuidas de tus hijas?, ¿cómo te sientas cuando entrevistas a alguien?, ¿llevas un cuaderno de notas?, ¿llevas una grabadora?». Quería conocer los detalles prácticos de su vida. No estudié sus gestos ni traté de imitar su voz. Se trataba más bien de empaparme de las cualidades que Jodi atesora: su fina inteligencia, su empatía, su incansable perseverancia y su profundo empeño en enmendar lo que está mal».

Kantor, por su parte, agradece la sinceridad que Kazan transmite en pantalla. «En ocasiones los periodistas quedan retratados como unos oportunistas, o algo mucho peor, así que agradezco a Zoe que transmita la devoción que muchos tratamos de aportar a este oficio», se sincera Kantor. La periodista también agradece a Kazan la claridad con la que la actriz explicó el retrato que hacía de ella. «Zoe fue honesta y generosa», dice Kantor. «Una de las cosas que me dejó claras desde el principio fue que no iba a interpretar una versión exacta de mí. Claro que hay cosas mías reales que ha tomado prestadas, pero me dijo que otras cosas las había sacado de sus propias emociones y experiencias vitales».

Aun así, Kantor explica que hay escenas —como esa en la que Ashley Judd le dijo que declararía públicamente su caso— en las que Kazan plasma en la pantalla exactamente lo que ella sintió en la realidad. También descubrió que incluso en las escenas que están ligeramente ficcionalizadas, la actriz sabe transmitir la relación entre su trabajo y su papel de madre. «Las niñas distraen del trabajo, pero también lo alimentan», dice Kantor. «Es muy raro ver retratada en pantalla de forma realista esa combinación de trabajo y maternidad, y estoy muy agradecida a Zoe por cómo lo ha conseguido hacer, con tanta dignidad y sensibilidad».

Rebecca Corbett – Patricia Clarkson
Rebecca Corbett, jefa de redacción adjunta en The New York Times en la época de la investigación, y actualmente jefa de redacción de reportajes de investigación de dicho medio, tiene un largo e impresionante historial dirigiendo investigaciones merecedoras del Premio Pulitzer. Antes de su etapa en The New York Times, estuvo trabajando dos décadas en The Baltimore Sun. Dotada de una inteligencia formidable y un fino olfato periodístico, Corbett es una figura que impone, tiene una ética laboral inamovible y no escatima esfuerzos para confirmar la integridad de toda investigación. La noche antes de que el caso de Weinstein saliera a la luz, Corbett trabajó hasta las 7 de la mañana revisando escrupulosamente cada palabra del texto para asegurarse de que el artículo era lo más claro y conciso posible.

Patricia Clarkson interpreta a Corbett en la película. «Hablé con varias personas que conocen y han trabajado con Rebecca, y fue muy emocionante y revelador», cuenta Clarkson. «La adoran, pero también hay en ella una faceta de mujer trabajadora, normal, que yo quería que estuviera presente en el personaje». Por su parte, la actriz se declara «adicta a las noticias». Tener la oportunidad de experimentar «las interioridades de la vida periodística era una de mis fantasías», confiesa la intérprete.

Clarkson decidió no entrevistarse con Corbett antes de rodar. En lugar de basar su interpretación en la persona real, Clarkson quiso crear de forma más orgánica el personaje que encontró en las páginas del guion de Lenkiewicz, una mujer motivada por un poderoso impulso interior y un inquebrantable compromiso por apoyar a Twohey y Kantor.

«Tomé esa decisión porque no quiero interpretar a alguien, quiero ser ese alguien, y eso ya es muy difícil cuando te toca encarnar figuras reales y heroicas de la vida real», dice Clarkson. «Quise pensar en ella como una extensión de mí misma, y para ello tuve que echar mano de lo mejor de mí para plasmarla a ella, su metódica forma de ser y su fe en estas extraordinarias mujeres que tenían sus propios problemas cuando se conocieron. Tuvo que surcar esas aguas con ellas, y lo hizo».

Dean Baquet – Andre Braugher
Como redactor jefe de The New York Times en la época del reportaje, Dean Baquet supervisaba todo lo que ocurría en la redacción, no solo las investigaciones. Pese a ello, para Jodi Kantor, Megan Twohey y Rebecca Corbett, Baquet fue una figura capital para crear un entorno en el que estas profesionales fueran libres para dar lo mejor de sí mismas, les ofreció consejo cuando fue necesario y las protegió de presiones externas mientras desarrollaban esta compleja investigación. En la película, es Andre Braugher quien lo interpreta.

«Lo que más me impresionó de Dean fue su deseo de fomentar la excelencia a la hora de escribir, de hacer periodismo, y su liderazgo tranquilo», cuenta el actor. «Quise transmitir su deseo de inculcar en todas las personas que trabajaban con él esa misma honestidad y rigor intelectual necesarios para contar una noticia de la forma correcta».

Para prepararse para el papel, Braugher vio El cuarto poder, la serie documental de 2018 sobre la cobertura de The New York Times en la Casa Blanca, que incluye una entrevista con Baquet. Esa grabación ayudó a Braugher a dar forma al hombre que encontró en las páginas del guion y en el libro de Twohey y Kantor. «Creo que Dean comprendió y reconoció el enorme peaje que este trabajo de investigación se cobró en las periodistas, y cuán importante es no limitarse a rellenar columnas de un periódico, sino también intentar, me atrevería a decir, cambiar el mundo», afirma Braugher.

Laura Madden – Jennifer Ehle
La irlandesa Laura Madden se encontraba luchando contra el cáncer de mama en Swansea (Gales) cuando el pasado llamó a su puerta. Madden recibió una serie de mensajes de un antiguo compañero de trabajo recordándole la época en la que trabajó para Harvey Weinstein y preguntándole si había contactado con ella alguna «periodista sabandija husmeando en busca de historias que contar». Poco después, Jodi Kantor llamó a Madden para preguntarle si estaría dispuesta a contar su experiencia como antigua empleada de Miramax.

Empujada por el fuerte deseo de ser un ejemplo para sus hijas, y para proteger en el futuro a otras mujeres de abusos sexuales, Madden se convirtió en una de las valientes supervivientes que aceptaron declarar públicamente para el reportaje de Jodi Kantor y Megan Twohey. En la película, a Madden la interpreta Jennifer Ehle. «Queríamos mostrar que nuestro personaje de Laura es una madre apasionada, y también alguien que en su vida y su trabajo ha decidido no vivir bajo el escrutinio público, que no tiene un perfil público», explica Ehle. «Todas las personas que dieron un paso adelante demostraron tener un enorme coraje. Para nuestro personaje de Laura, parte de ese coraje fue ponerse bajo el foco público».

Ehle leyó el libro de Twohey y Kantor cuando se publicó, y lo encontró inspirador, así que estaba deseosa de encarnar a Madden en AL DESCUBIERTO. «Sentí como un gran honor que me invitaran a ser parte de la historia de estas compasivas y tenaces periodistas, y de sus valientes fuentes que dieron un paso adelante», dice Ehle, que añade que sintió un vínculo creativo especial con la cineasta Maria Schrader. «Siempre es una experiencia valiosísima trabajar en la historia que una directora extraordinaria y un grupo de personas enormemente talentosas y apasionadas se sienten motivadas a contar».

Zelda Perkins – Samantha Morton
Zelda Perkins era una joven ayudante en las oficinas de Londres de Miramax cuando una compañera, Rowena Chiu, le confesó que Harvey Weinstein la había agredido sexualmente. Según la investigación de Jodi Kantor y Megan Twohey en su artículo de The New York Times en 2017 y su libro de 2019, Perkins, enfurecida, se encaró con Weinstein y después denunció su comportamiento a los responsables de la compañía. Pero, en lugar de actuar contra Weinstein, los ejecutivos de Miramax forzaron a Perkins a firmar un acuerdo de confidencialidad por el que se le prohibía hablar de lo que sabía con cualquier persona, ni siquiera con su familia. Perkins decidió abandonar la industria del entretenimiento.

Según la investigación de Kantor y Twohey, Perkins cumplió durante dos décadas los términos de su contrato, una herramienta que supuestamente Weinstein usó con frecuencia para silenciar a toda persona que pudiera revelar su comportamiento a la prensa o las autoridades. A pesar del acuerdo de confidencialidad, Perkins habló con valentía con Jodi Kantor durante meses para el reportaje de The New York Times de 2017 (en la película, este período de tiempo se ha comprimido). Perkins le leyó a Kantor material relacionado con su propio acuerdo de confidencialidad que resultó ser de enorme valor para la investigación. Samantha Morton interpreta a Perkins en la película.

Morton conocía el reportaje de Kantor y Twohey antes de que le ofrecieran el papel, y había conocido a Perkins mucho antes de que la contrataran para el film. Morton cuenta que, a la hora de decidir si aceptaba el papel, sintió el enorme peso de la responsabilidad de asegurarse de que su interpretación iba a ser sincera y respetuosa. «Lo que Zelda hizo fue muy influyente», dice Morton. «Es un honor interpretarla. Creo que es importante que se defienda a estas mujeres».

Rowena Chiu – Angela Yeoh
Rowena Chiu era una ayudante en las oficinas de Londres de Miramax en 1998 cuando, según cuenta ella en el libro de Jodi Kantor y Megan Twohey, Harvey Weinstein trató de violarla en el Festival Internacional de Cine de Venecia de ese año. Ella le contó lo ocurrido a su compañera Zelda Perkins, quien se enfrentó a Weinstein. Tanto Chiu como Perkins firmaron bajo presión un férreo acuerdo de confidencialidad, y les advirtieron de que nunca volvieran a hablar del asunto. Chiu ha contado que, en los años que siguieron a la agresión, ha luchado por superar la devastación emocional del trauma y el silencio forzado que había vivido. En última instancia, abandonó el negocio del cine, se casó y comenzó una nueva vida en California, aunque nunca le contó a su marido lo ocurrido en Italia unos años antes. Aunque Chiu no habló con Kantor y Twohey para su reportaje de 2017, sí lo hizo en 2019 para su libro. En la película, este período de tiempo se ha comprimido y Chiu está interpretada por Angela Yeoh.

«Quería asegurarme de que se vieran reflejadas tanto la resiliencia como la vulnerabilidad de Rowena», dice Yeoh. «Quería plasmar su fortaleza y su dignidad, y transmitir los matices y la complejidad de gestionar una experiencia traumática de agresión sexual, incluida la difícil decisión de atreverse a hablar de ello».

Yeoh aportó una perspectiva única al proyecto. Cuando era veinteañera, trabajó como periodista internacional en Brasil, Francia y China. «Siempre me ha apasionado la fuerza de la palabra para iluminar lugares oscuros, sorprender a la gente, desvelar la verdad e inspirar cambios». Además, ella misma ha sufrido abusos.

Yeoh cuenta que, preparándose para el papel, «sentí, interpretando a una superviviente real de una historia tan importante, una responsabilidad aún mayor para hacer todo lo que estuviera en mi mano para honrar la verdad de Rowena. Vi y leí todas las entrevistas que pude encontrar. Contraté a un instructor de voz para asegurarme de que estaba perfectamente preparada. Aproveché mi propia experiencia sobre las dinámicas de abuso. Y también tuve la suerte de conocer a Rowena».

Efectivamente, Yeoh y Chiu tuvieron ocasión de encontrarse cara a cara antes del rodaje e intercambiar, según cuenta Yeoh, «experiencias comunes a la hora de crecer en una familia de inmigrantes: gestionar las expectativas de los padres, las diferencias generacionales, las divisiones culturales y los malentendidos, tanto los divertidos como los dolorosos».

Cuando se vieron en Londres, donde Chiu estaba visitando a su familia, Yeoh eligió una cafetería en el centro de la ciudad para quedar para desayunar. Al comienzo de la cita, Chiu le hizo notar a Yeoh una inquietante coincidencia, totalmente fortuita: la cafetería en la que estaban —de hecho, justo la mesa en la que se habían sentado—, estaba directamente frente a la entrada de las antiguas oficinas de Miramax. «Era un lugar que Rowena no pisaba desde 1998», relata Yeoh. «Yo estaba estupefacta, completamente anonadada. El universo parece funcionar de forma inescrutable».

Durante sus conversaciones, Yeoh quedó sorprendida por la fortaleza, el humor, la elocuencia y el intelecto de Chiu. «Cuanto más conocí a Rowena, más triste me sentí por que hubiera abandonado la industria del cine», confiesa la actriz. «Me pregunto con qué tipo de historias habríamos podido disfrutar si Rowena y Zelda —ambas aspirantes a productoras y dotadas de gran fuerza, integridad y pasión— hubieran podido seguir trabajando en el cine».

Ashley Judd – Ella misma
Ashley Judd, la intérprete más conocida que decidió hablar públicamente con Twohey y Kantor sobre sus experiencias en el artículo de 2017, sirvió de ancla para la historia, y su decisión de pronunciarse públicamente animó a muchas de las otras mujeres a aportar sus voces a la investigación. Cuando la adaptación cinematográfica del libro She Said se acercaba a la fase de rodaje, el equipo de cineastas la invitó a participar. Al final, Judd accedió a interpretarse a sí misma en la película.


El diseño de producción
Para crear el mundo de AL DESCUBIERTO, la diseñadora de producción Meredith Lippincott conectó con su periodista interior, y entrevistó a Megan Twohey y Jodi Kantor, observándolas en sus respectivos hogares para poder crear los ambientes adecuados que las actrices Carey Mulligan y Zoe Kazan habitarían en la película. Lippincott quería comprender las similitudes y diferencias entre Kantor y Twohey, descubrir qué las había empujado a ser periodistas, y sentir quiénes eran, estudiando sus casas al completo: desde la decoración hasta los electrodomésticos que usaban en su día a día. Su objetivo era crear una base sólida para el diseño del film, de forma que fuera preciso, inmersivo y bien documentado.

«La película tiene mucho que ver con la condición general de ser una mujer en un entorno laboral dominado por hombres, pero también subraya las diferencias entre las respectivas experiencias de estas mujeres», explica Lippincott. «Al comienzo del film, Jodi y Megan están en momentos diferentes de su vida personal, y queríamos dejar constancia de ello: Jodi ya tiene dos hijas, y es dueña de su casa junto a su marido Ron Lieber, que también es periodista de The New York Times. Megan, por su parte, está camino de conocer a su marido, Vadim Rutman. A lo largo de la película, vemos cómo Megan se convierte en madre, y cómo eso cambia su físico y su mentalidad».

Lippincott también se tomó muchas molestias en presentar los hogares de las supervivientes de forma veraz y honesta, para mostrar que «eran personas normales con familia y trabajo, preocupaciones cotidianas y una vida activa», afirma Lippincott. «De nuevo, enfocamos el diseño de estas casas con la atención puesta en el realismo y los detalles, y así vemos que Jodi y Megan hablan con gente real en casas reales, interrumpiendo vidas reales. Vemos que esas mujeres tienen que dejar a un lado sus obligaciones y responsabilidades para contar sus historias».

Para la mayoría de las escenas situadas en la redacción de The New York Times, el equipo pudo rodar durante dos semanas en las auténticas oficinas del periódico, sitas en el centro de Manhattan. «The New York Times fue un socio entusiasta a la hora hacer la película, y nos dio la oportunidad de rodar en su maravilloso edificio de Times Square», explica la directora Maria Schrader. «Es la primera vez que dejan rodar ahí un film de esta magnitud».

En la época del rodaje, muchos de los periodistas, jefes de redacción y otros empleados todavía trabajaban desde casa debido a la pandemia de Covid-19, así que los cineastas se encontraron con un espacio casi vacío, preservado como una cápsula del tiempo desde la primavera de 2020. «Resultó un poco inquietante explorar el edificio: había cientos de escritorios que se habían quedado tal cual, con ejemplares de periódicos de marzo de 2020 que seguían allí, amarilleándose», recuerda Schrader. «Era como Pompeya».

Para Lippincott fue una mina de oro para investigar. «Pasé mucho tiempo en el departamento de periodismo de investigación, donde están los auténticos escritorios de Jodi y Megan, adquiriendo las sensaciones de sus puestos de trabajo», recuerda Lippincott. «Visualmente, el departamento de investigación es maravillosamente caótico. Hay papeles por todas partes; allí los periodistas trabajan en reportajes largos y serios. Y su labor de investigación enseguida se acumula en forma de montañas de papeles, y no deja de acumularse. Hay mucha narrativa desplegada en esos montones de papeles y libros. Es un departamento con un aspecto totalmente diferente al de los otros departamentos del periódico».

Sin embargo, en lugar de rodar en el departamento de periodismo de investigación, los cineastas recrearon ese espacio en la zona en la que normalmente está la sección de cultura. «La distribución y la luz natural de la sección de cultura invitaba más a rodar, y nos permitía controlar totalmente el diseño del espacio donde tiene lugar gran parte de la película», explica Lippincott, que también diseñó una réplica exacta de la sala de reuniones y el pasillo (hasta la moqueta era igual), construidos en un plató cercano para aquellas escenas que no se pudieron terminar de rodar en las dos semanas acordadas.

· Lippincott tuvo que crear para AL DESCUBIERTO un total de 100 decorados que abarcaban 20 años de historia y tres continentes, y la mayoría se hicieron realidad dentro de un radio de 80 kilómetros desde la ciudad de Nueva York.

· Una segunda unidad realizó algunas grabaciones en Los Ángeles, Venecia y Londres para recrear exteriores e interiores más específicos.

· Lippincott hizo que la paleta de color de la película se mantuviera «apagada, sobria y contemporánea» para reflejar la realidad de las oficinas de The New York Times y los espacios personales de Twohey y Kantor, a las que describe como «contemporáneas y funcionales».


El vestuario
· Como con todos los aspectos de AL DESCUBIERTO, la autenticidad y la atención al detalle eran lo más importante en la mente del equipo de cineastas. Megan Twohey y Jodi Kantor compartieron con la diseñadora de vestuario Brittany Loar fotografías de ellas mismas en la oficina, en entregas de premios y en situaciones más personales. Twohey incluso le envió una foto de la ropa que llevó puesta en su primera cita con su marido, una escena que se incluyó en la película. «Todo eso me ayudó a dar forma a su vestuario», dice Loar. «Ver lo que una persona elige para llevar en el trabajo y, luego, para el fin de semana ayuda mucho a comprender su estilo personal».

· Loar y la directora Maria Schrader estaban de acuerdo en que los atuendos no debían parecer «de película». «Muchas de estas mujeres estaban poniendo muchísimo en juego, y con frecuencia se encontraban estresadas y vulnerables, así que quería contribuir a mostrar eso», cuenta la diseñadora. «Elegí tejidos que mostraran el sudor si la mujer que los llevaba empezaba a transpirar durante su entrevista, o prendas en las que se notaran las arrugas para reflejar que Megan, Jodi y el resto de periodistas estaban echando muchísimas horas en la oficina».

· Loar repitió prendas con cierta frecuencia, especialmente con las actrices que encarnan a Megan Twohey y Jodi Kantor: Carey Mulligan y Zoe Kazan. «En aquella época Jodi tenía dos hijas, y he querido transmitir que ella no pensaba demasiado en la ropa que llevaba, sino en lo que intentaba conseguir», explica Loar. «Y lo mismo con Megan. Su investigación en pos de revelar la verdad gobernó sus vidas en aquella época».


La fotografía
Para la fotografía de AL DESCUBIERTO, el equipo de producción fichó a la directora de fotografía argentina Natasha Braier. Braier quería que AL DESCUBIERTO tuviera un aspecto realista, pero que al mismo tiempo resultara «vivo e interesante, aunque sin cruzar la línea de dirigir la atención hacia mi labor», dice la directora de fotografía. «Queremos que el espectador sienta que está viendo un fragmento de vida real, no una pieza de entretenimiento, que sienta que es testigo de algo a través de una ventana, sin la manipulación de las cineastas».

En el aspecto creativo, las escenas en las que las supervivientes narran sus experiencias resultaron ser de las más difíciles de rodar. Braier y la directora Maria Schrader querían que la narrativa audiovisual capturara las emociones que sostenían las interpretaciones de las actrices. «Hay muchos momentos del guion que van más allá de la “película de periodismo de investigación”, son momentos impresionistas o subjetivos, instantáneas de la vida familiar, así como conexiones íntimas y emocionales con nuestros personajes», explica Braier. «Hablamos acerca de esos dos mundos y de cómo podían encontrarse y mezclarse sin fisuras».

· Braier cita el trabajo de Gordon Willis en Todos los hombres del presidente como una influencia importante para AL DESCUBIERTO. Según ella, esa película está compuesta «en su mayor parte por planos estáticos, cada uno de ellos cuidadosamente planificado y ejecutado, y pese a ello parece real, no algo fabricado». «La cámara solo se mueve cuando hace falta, motivada por una emoción o por algún desarrollo en la trama. El artificio cinematográfico no llama la atención del espectador. En su lugar, mantiene al espectador enganchado con un sentimiento de pura conexión con la realidad al tiempo que apoya la historia».

· Braier también vio la serie documental El cuarto poder, sobre The New York Times, para comprender mejor cómo funciona la redacción del periódico y cómo la gente habita ese espacio. Como las oficinas del rotativo estaban vacías durante la pandemia, «no pudimos ir y pasar algo de tiempo en el periódico y verlo “en vivo”», cuenta Braier. Así, ver el documental «fue la única forma de reunir datos y poder reproducir de forma realista la energía del edificio».

· Las cineastas visitaron la redacción varias veces antes de rodar para adquirir un total entendimiento del espacio y de cómo organizarían las escenas de las oficinas. «Lo bueno fue que pudimos filmar en ese edificio enorme y único, y capturarlo tal y como es», añade Braier.

· El único inconveniente de rodar en las oficinas de The New York Times eran las luces fluorescentes de la redacción, que emiten un resplandor amarillento. Por ello, el equipo de producción cambió la iluminación de la sección de cultura, donde se recreó el departamento de periodismo de investigación. «Pero cuando nos movimos a otros despachos fuera del departamento de investigación, tuve que tolerar la presencia de los fluorescentes e inundarlos con toda la luz diurna que pudiera, para así “enjuagar” el amarillo», explica Braier. «Mezclar todo eso fue a ratos como una partida de ajedrez».


La música
La emotiva y fascinante música de AL DESCUBIERTO es obra de NICHOLAS BRITELL, nominado tres veces a los Premios Oscar®, colaborador habitual de la productora Plan B y responsable de la música de películas como Moonlight, El blues de Beale Street y No mires arriba. La banda sonora de Britell cimenta la creciente tensión de la película y el firme compromiso de las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey en su camino para sacar a la luz la historia que rompió décadas de silencio, y que impulsó un cambio en la cultura estadounidense que continúa a día de hoy.

El hábil trabajo de Britell está en sintonía con los viajes interiores de los personajes, así como con lo que está en juego a gran escala, y ayuda a unir la amplia gama de sentimientos de esta historia: el arrepentimiento, la esperanza, el miedo y la lucha de los sueños robados. Britell consigue esto gracias a sus delicadas texturas orquestales y los exquisitos y dolorosamente hermosos solos de violonchelo, interpretados por la esposa de Britell, la célebre violonchelista CAITLIN SULLIVAN. Esta es la primera banda sonora que Britell y Sullivan han producido juntos.

Para Britell, componer y grabar la banda sonora en la ciudad de Nueva York era connatural al proceso creativo para AL DESCUBIERTO, ya que la historia está enraizada en las vivencias de las dos periodistas de The New York Times. También fue así en su colaboración con Sullivan, no solo al grabar las secuencias de violonchelo que ella interpretó, también cuando experimentaron juntos con sonidos y efectos de violonchelo específicos, al ser ambos productores. «Para mí fue absolutamente fundamental tenerla como socia creativa para esta película, y poder contar con su perspectiva acerca de cómo la música debía contar las historias de estas dos mujeres», cuenta Britell.

Cuando el compositor empezó a preparar la banda sonora, comenzó elaborando temas clave que luego actuarían como motivos musicales para los personajes de Jodi Kantor y Megan Twohey, ya que representaban sus luchas internas y externas. «Esperaba que la música que las rodea diera sostén a sus vivencias en casa, con sus maridos y familia, así como a la creciente presión que sufrieron hasta que pudieron desvelar su monumental reportaje», explica Britell. «Estos temas —y el tema de su viaje general— incorporan emociones muy variadas, desde el arrepentimiento y la esperanza, hasta la incertidumbre y el miedo.