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El imperio de la luz cartel reducidoEl imperio de la luz(Empire of light)
Dirigida por Sam Mendes
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EL IMPERIO DE LA LUZ es una película escrita y dirigida por Sam Mendes, que cuenta con un reparto estelar encabezado por Olivia Colman, Micheal Ward, Tom Brooke, Tanya Moodie, Hannah Onslow, Crystal Clarke, con Toby Jones y Colin Firth.

El equipo habitual de colaboradores de Mendes incluye a la productora Pippa Harris, al director de fotografía Roger Deakins, que se reúne con Mendes por quinta vez, al diseñador de producción Mark Tildesley, a la diseñadora de vestuario Alexandra Byrne, a la diseñadora de maquillaje y peluquería Naomi Donne, al montador Lee Smith, al mezclador de sonido Wilson, a la directora de casting Nina Gold, al supervisor musical Randall Poster, a los compositores Trent Reznor y Atticus Ross, a los productores ejecutivos Michael Lerman y Julie Pastor y a las coproductoras Celia Duval y Lola Oliyide.


Información sobre la película
Sam Mendes, ganador del Premio de la Academia® (1917, Revolutionary Road, Camino a la perdición, Jarhead, el infierno espera, American Beauty) ha escrito y dirigido EL IMPERIO DE LA LUZ: “Para mucha gente, su período más formativo es la adolescencia. En mi caso, ocurrió a finales de los 70 y principios de los 80: la música, las películas, la cultura pop de ese período me convirtieron en lo que soy. Fue un período de gran agitación política en el Reino Unido, con políticas raciales muy incendiarias, pero al mismo tiempo, fue un período extraordinario para la música y la cultura en general. Fue una época muy creativa, muy politizada y repleta de energía. Pero lo cierto es que EL IMPERIO DE LA LUZ es una película que nació casi en su totalidad durante la pandemia. El confinamiento fue un período de intenso autodescubrimiento y reflexión para todos nosotros. En mi caso, empecé a enfrentarme a esos recuerdos con los que había estado luchando desde la infancia. Ese fue el estímulo para escribir: explorar esos recuerdos y ver si podía desbloquear algo interesante”.

“Las películas tratan sobre paisajes míticos”, continúa diciendo Mendes. “Siempre estás buscando un punto en el que el pasado se vuelve más grande en lo que se refiere a su escala y a su tema y también más imaginaria que el presente. Si vuelvo la vista atrás, para mí, en este período de la historia de Inglaterra se produjo una intersección de las políticas raciales con la música y el cine que fue muy especial y nada habitual”.

Mendes ha creado dos personajes, Hilary y Stephen, interpretados por Olivia Colman, ganadora del Premio de la Academia® (La favorita, La hija oscura) y por la estrella emergente Micheal Ward ("Top Boy", Lovers Rock) y los ha entretejido en una historia que explora algunos de los lazos que nos unen a todos: la música, el cine y las familias de sustitución que nos ayudan a salir adelante. El meollo de EL IMPERIO DE LA LUZ es la relación de estos dos personaje y aunque parecen muy distintos, encuentran un terreno común en un rito de iniciación que ofrece a ambos algo de felicidad y fortaleza.

Una de las primeras personas con las que Mendes compartió el guion de EL IMPERIO DE LA LUZ fue la productora Pippa Harris, con quien había trabajado en 1917 y Revolutionary Road y con quien fundó Neal Street Productions hace veinte años. A Harris le interesaron muchísimo la historia y el contexto. “Es el primer guion que Sam ha escrito desde cero por su cuenta, sin la participación de otro guionista. El texto y en particular la descripción de los personajes, era extraordinaria. Esta historia de un alma perdida que encuentra una extraña familia dentro del cine, me pareció conmovedora”. Mendes había lidiado personalmente con enfermedades mentales dentro de su propia familia así que basó su personaje en sus propios recuerdos.

“Hilary es una mujer de mediana edad que vive sola en la costa y trabaja en el cine desde hace unos años”, explica Mendes. “Tiene un pasado complicado y algunos demonios interiores pero, de la misma forma que las familias tradicionales se apoyan mutuamente, a ella le ha acogido un grupo excéntrico de personas que trabaja en el cine. Lucha por encontrar una relación que dé sentido a su vida. Y aparece Stephen, un chico muy sincero y amable pero aún muy joven, que también va a trabajar en el cine”.

Mendes dice que escribió el papel de Hilary para Colman. Cuando empezó a escribir el guion durante la pandemia, el director estaba viendo “The Crown”. “Olivia estaba impresionante así que pensé que debía interpretar a Hilary.’ No conocía personalmente a Olivia, pero empecé a escribir el guion pensando en ella”.

Para Colman, la idea de que Mendes estuviera escribiendo un papel para ella era “bastante surrealista”, dice la actriz. “Yo había estudiado teatro yendo al Teatro Donmar y sabía todo sobre Sam y American Beauty. Pero no conocía a Sam personalmente cuando mi agente me llamó y dijo que Sam Mendes quería hacer un Zoom. Por supuesto le dije que sí”.

Colman no se puso nerviosa ni se sintió intimidada a pesar de lo que significaba hablar con el director. “No sabía lo que me esperaba, pero él fue increíblemente amable conmigo", dice la actriz. "Y eso se refleja en la forma que dirige en el set. “No te suelta la mano. Sabe cómo hablar a cada persona de forma que lo entienda perfectamente. Se convertía en el personaje: me hablaba como lo haría Hilary o se movía como lo haría ella”.

Mendes comenta: “Olivia está muy disponible y es muy abierta pero también es misteriosa. Eso es lo que la hace tan extraordinaria, además de su increíble talento”.

Micheal Ward dice que cuando leyó el guión por primera vez, incluso antes de que lo eligieran para el papel, Mendes le pidió su opinión sobre el personaje. “Fue genial que Sam hiciera eso”, dice el actor. “Él no necesitaba hacerlo, soy un actor nuevo y no llevo mucho tiempo en esto. Pero valoró mi opinión. Así que fue maravilloso saber que estaba dispuesto a colaborar en el personaje. Sam vivió ese período pero reconoce que no es un hombre negro, por lo que, aunque se había percatado de la tensión que había en el ambiente, no podía saber lo que había vivido”.

Si los espectadores ven ecos del momento actual en la pieza de época de Mendes de los años 80, no se trata de una coincidencia. “En pleno confinamiento hubo un ajuste de cuentas racial en el mundo. Nos quedamos solos para contemplar cómo se había conformado nuestras políticas raciales y si habíamos fracasado en nuestros intentos para asegurarnos de que el mundo estaba evolucionando. Cuando escribí el guion de la película también había otra obsesión muy extendida: a todos nos preocupaba si el cine iba a morir y también los espectáculos en directo. Así que la película toca todos esos temas y en ese sentido es bastante cruda”, dice el actor.

Harris también escucha otros ecos en el guion del momento actual. “La relación entre el Sr. Ellis de Colin Firth (El discurso del rey, Un hombre soltero) y Hilary es bastante degradante para ella, pero ella cree que tiene que soportarla y eso es algo que seguimos viendo en el mundo actual. En un aspecto, EL IMPERIO DE LA LUZ parece muy lejano pero en otro aspecto seguimos viendo a diario todas esas problemáticas en vida contemporánea”.

La película es una recuperación de los recuerdos no solo para Mendes, sino también para sus amigos de la infancia: Harris y el actor Toby Jones (El topo), que interpreta el papel de Norman, el proyeccionista. “La primera vez que recuerdo haber visto a Sam fue, casualmente, con Toby Jones”, continúa diciendo Harris. “Crecimos en Oxfordshire en los años 80. Yo tenía unos 14 años y ellos eran un poco mayores, tal vez 16. Habíamos ido a una fiesta bastante insalubre en un salón de fiestas y al otro lado de la atestada pista de baile vi a estos dos figurines con sus trajes elegantes y sus sombreros 'pork pie'. Estaban bailando al son de algunas de las canciones que hay en esta película, creo que eran de The Specials. Me parecieron geniales y como eran amigos de amigos, nos pusimos a hablar, y el resto es historia”.

Las canciones que pueblan la película son la banda sonora de la vida de Mendes y una parte clave de la película. “Las políticas de ese periodo, especialmente las políticas raciales, el 'no existe eso que denominan sociedad' de Thatcher, el racismo de Enoch Powell y el Frente Nacional, los disturbios de Brixton, los disturbios de Toxteth, la elevada tasa de desempleo y la polarización de la sociedad alimentaron la música y la cultura de la época”, dice Mendes. “Stephen adora a The Specials, The Beat, The Selecter y todos esos artistas que combinan el ska y el punk, un estilo que estaba viviendo sus mejores horas. Esas bandas lograron hacer buena música sin dejar de emitir un mensaje político. Canciones sobre el desempleo y la muerte en los barrios marginales, sobre el embarazo de adolescentes y niños que se dedicaban a beber por aburrimiento y sobre Thatcher... una canción como 'Ghost Town', por ejemplo, podía colocarse directamente en el nº1 de las listas. Esas canciones formaban parte de la cultura popular, y esas bandas eran un gran crisol creativo de blancos y negros que no ha vuelto a cuajar desde entonces”.


Creando los personajes
Al comienzo de la historia, Hilary, que interpreta Olivia Colman, acaba de sufrir un episodio de salud mental y está siguiendo un tratamiento con medicamentos. “Está como anestesiada, no siente nada”, dice Colman. “Lo hace todo mecánicamente, tanto en el trabajo como con el Sr. Ellis. Vive sola, no habla con nadie. Lleva una existencia bastante solitaria y quiere más. Ella quiere sentir más”.

Y ahí es cuando el Stephen de Michael Ward entra en su vida. “Está deslumbrada por él”, continúa, explicando que la relación le cambia la vida. “Ella se transforma, de no sentir nada a sentir escalofríos por todo el cuerpo. Deja la medicación y después pasa por fases hasta un punto en el que se muestra heroica en su locura. Me ha encantado encarnar a Hilary por los diferentes estados emocionales que va atravesando”.

Hilary es una mujer que vive con una enfermedad mental y, juntos, Mendes y Colman le dan vida con sensibilidad, matices, dulzura y complejidad. “Sam está muy comprometido emocionalmente”, dice Colman, destacando esa cualidad tan especial que se manifiesta en todo su trabajo. “Él entiende lo que es la amabilidad y que es necesaria. Lo que le está pasando no es culpa suya y puedes ver los detonantes que la desencadenan cuando sufre un episodio”.

De la misma forma, Stephen, el personaje de Ward, debe abrirse camino en un mundo racista, ya sea por culpa de un gobierno reaccionario o de jóvenes violentos, pero se mantiene fiel a sí mismo y aunque parezca extraño, logra conectar con Hilary también con el cine. “Las universidades lo han rechazado está en una encrucijada tratando de encontrarse a sí mismo”, dice Ward. “Cuando te quitan algo así, tienes que encontrar otra cosa que te satisfaga. Es un joven negro, entusiasmado con las oportunidades que le brinda la vida; le gusta la gente, le encanta conectar con la música y las películas y se niega a que una sociedad opresiva defina quién es”.

Mendes dice que Stephen es implacablemente positivo a pesar de todo a lo que debe enfrentarse, desde la política thatcherista que limita sus oportunidades hasta la violencia de los cabezas rapadas que representa una amenaza diaria. “Es un vaso medio lleno”, explica el director. “Stephen no es ingenuo, el racismo que experimenta es real y doloroso, pero no deja que su trauma lo defina”.

“Para Stephen, la película es una historia sobre la llegada a la edad adulta donde se encuentra a sí mismo y encuentra su lugar en el mundo”, dice Ward. “Pero cuando leí el guion por primera vez, mi reacción se centró en el impacto que podría tener el personaje, no solo en la historia, sino también para muchos jóvenes negros. Es muy importante que se vean reflejados en un personaje como este porque se darán cuenta de que todas las historias son importantes y vale la pena contarlas”.

Ward dice que la relación entre Stephen y Hilary es un intercambio único ya que cada uno ayuda al otro a crecer. “Stephen transmite a Hilary mucho optimismo, mucho amor, mucho entusiasmo, la exposición a diferentes culturas y artes y también sus experiencias”, dice Ward. “Ella le ofrece su perspectiva, su manera de ver la vida, su amor por la poesía y las palabras, y también le infunde ánimo. Ella ve a través de él. Ambos están un poco excluidos de la sociedad, y ese tejido conectivo los une, se den cuenta o no. Es un intercambio de energías y amor. Se dan cosas que ni siquiera saben que necesitan. Hilary nunca había conocido a alguien como Stephen, y eso también le permite darse cuenta de quién es ella como persona”.

Colin Firth, ganador del Premio de la Academia® , que ya trabajó con Mendes en1917, asume el papel del Sr. Ellis, el gerente de la sala de cine. Ellis es un hombre que usa y abusa de las personas que lo rodean y se aprovecha especialmente de la fragilidad de Hilary. “Sam y yo hablamos bastante sobre la relación entre Ellis y Hilary, porque la respuesta fácil es que es un depredador”, dice Firth. “Engaña a su mujer y trata muy mal a Hilary. De hecho la maltrata sin piedad”.

¿Cómo se interpreta un personaje tan despreciable? “Mi trabajo como actor es encontrar por qué es así”, dice Firth. “Creo que está frustrado porque soñaba con cosas más grandes profesionalmente. Creo que se preocupa por su mujer y por Hilary, o eso cree él. Pero no habla con fluidez el lenguaje del consentimiento, y eso es especialmente evidente en un hombre de su edad y de esa época”.

Ellis es particularmente egoísta pero Hilary se rodea de un grupo de personas -la familia que se crea en el cine- que le brindan el apoyo que necesita. Los personajes de Norman y Neil son amigos leales de Hilary y lo demuestran aceptándola tal y como es. “Es una familia de outsiders, inadaptados y marginados. No encajan en ningún lugar, pero dentro de las cuatro paredes de ese cine se convierten en algo parecido a una familia. Norman y Neil quieren mucho a Hilary y la cuidan de la misma manera que ella los cuida a ellos”.

Toby Jones asume el papel de Norman, el proyeccionista. “Es un proyeccionista de la vieja escuela, un trabajo muy especial; y se lo toma totalmente en serio. Como tiene que cambiar de rollo cada 15 minutos, vive casi todo el tiempo en la sala de proyección ya que tiene que estar presente en todas las sesiones”, explica Jones. “Nos enteramos que, al igual que muchos de los personajes de la película, ha encontrado un refugio en el cine”. Dice que ese espacio inspirador es lo que le permite comprender y empatizar con la problemática mente de Hilary. “Le encanta el cine, y es un enigma… hasta que deja de serlo”.

Hoy en día, las películas están en formato digital y el arte de la proyección ha desaparecido prácticamente. Pero Norman vive en una época en la que las películas las proyectaba un profesional experto usando dos máquinas y el celuloide pasaba por un arco de luz, buscando señales secretas para cambiar de carrete. Norman lleva décadas trabajando de proyeccionista así que era necesario que Jones dominara esa especialidad. “Hay un elemento de temporización porque cuando cambias de proyector debes tener mucho cuidado en cómo manipulas el celuloide a medida que pasa por el proyector. Es imposible dominar su profesión ya que la lleva ejerciendo 20 años. ¡Pero aprendí lo suficiente para parecer mejor de lo que soy!”

Mendes continúa diciendo: “La gente dice que la técnica de rodar con celuloide está desapareciendo, pero para mí la gran pérdida es el arte de proyectar una película. El proyeccionista transmite la película al público y la gente sabe que ahí arriba, en la oscuridad, hay alguien que está mostrándoles la película. Cuando hablas con proyeccionistas, ellos se consideran parte del mundo del realizador. Se ven a sí mismos como el último eslabón de la cadena. Si están proyectando 'Lawrence de Arabia', sienten que están representando a David Lean”.

Tom Brooke, que ya trabajó en la producción de Mendes de 2014 de "El rey Lear" en el National Theatre, dice que la primera escena que rodó como Neil, el ayudante del gerente del cine, también es su favorita, y la más complicada de la película para él. “El guion dice: 'Neil entretiene a todos.’ Neil le parece gracioso a todo el mundo. Tienes que ser divertido y además serlo todo el día. Aunque hagas 40 tomas tienes que seguir siendo divertido. Así que me preparé a fondo: improvisaciones, ajustes, diversos tonos, voces, sonidos, ese tipo de cosas que lo hacen parecer encantador y siempre en movimiento”.

Hannah Onslow (“Esto te va a doler”) encarna a Janine y también trabaja en el cine. “Tiene 18 años así que está en esa etapa intermedia entre la adolescencia y la edad adulta”, dice la actriz. “Es un punto de inflexión en su vida y no sabe lo que quiere hacer así que se centra en la música, salir con amigos y buscar novio. Al igual que Hilary, entabla una relación bastante sólida con Stephen, pero es diferente a Hilary. Janine tiene toda la vida por delante mientras que Hilary acumula muchos 'podría haber sido' y 'debería haber sido.’”

Cryistal Clarke (Assassin's Creed) es Ruby, que mantiene una relación intermitente con Stephen. “Ruby es muy despreocupada”, dice la actriz. “Ella representa el hogar, una sensación de confort, algo familiar. Me divertí mucho interpretando a este personaje porque en la mayoría de sus escenas con Stephen hay un poco de coqueteo y ella es encantadora. Es maravilloso interpretar a alguien que siempre está de buen humor”.

Tania Moodie (“El hombre que cayó a la Tierra”) completa el reparto y encarna a Delia, la extraordinaria e inquebrantable madre de Stephen. Aunque su hijo es británico de primera generación, Delia es una inmigrante que vino de Trinidad. Cuando llegó al Reino Unido, sus experiencias con el racismo causaron a ambos mucho dolor lo que la ha llevado a desconfiar de los blancos. Moodie, al igual que Ward, participó activamente en las conversaciones con Mendes para asegurarse de que el director entendiera bien la situación. “Sam no rehúye las cosas difíciles”, dice Moodie. “Durante las semanas de ensayos, hablamos sobre los elementos del guion que podíamos precisar más basándome en experiencia y la de Micheal, como afrocaribeños. Eso es lo que convierte a Sam en un maestro: trabaja mucho los diálogos y nosotros aportamos toda la información posible tanto a la película como a los personajes basándonos en nuestras experiencias vitales”.


Sobre la producción
EL IMPERIO DE LA LUZ reúne a Mendes con uno de sus más importantes colaboradores: el director de fotografía Roger Deakins (1917, Blade Runner 2049, Skyfall, Cadena perpetua) ha sido nominado en 15 ocasiones al Oscar® y lo ha ganado dos veces. Esta es su quinta colaboración con Mendes.

Deakins dice que su trabajo se fundamenta en la colaboración. “Cuando leo un guion, es como si leyera una novela”, dice. “No estoy pensando en la fotografía; me implico en la historia. No me gusta centrarme en demasiadas cosas hasta que hable con el director, porque es la visión del director, no la mía. Sam y yo pasamos varios días hablando sobre cómo abordar esta película; barajamos la posibilidad de rodarla con una cámara de mano, como un docudrama. No sé si fue una reacción a1917 que es una película en la que la cámara no deja de moverse, pero ambos llegamos a la conclusión de que esta película exigía algo más estilizado, más silencioso, mucho más estático para que los personajes tuvieran espacio en el fotograma”.

Como usuario de cámaras ARRI durante toda su carrera, Deakins volvió a recurrir a la cámara de gran formato Alexa de esta marca y sus lentes Signature Prime, pero con una diferencia clave con respecto a 1917. “En1917 usamos una lente porque todo el concepto de la película se centraba en una sola perspectiva. En esta película hemos utilizado una gama más amplia de lentes: 35, 40, 47”.

Una vez que se pusieron de acuerdo en esto, Deakins se implicó en cuerpo y alma en el rodaje como hace siempre. “Estoy muy presente en el set porque me la camaradería que surge cuando trabajas con el equipo. Siempre me he ocupado yo mismo de la cámara. Cuando miro por la lente es como si estuviera viendo algo muy especial por primera vez”.

La película se rodó en localizaciones de Margate, una ciudad en la costa norte de Kent. “Crecí en un pueblo costero en el suroeste de Inglaterra, así que el rodaje me trajo muchos recuerdos”, señala Deakins. “Margate le dio realismo a esta película. Creo que Sam tenía en mente algo diferente a lo que exploramos: Brighton, Worthing y Eastbourne... Margate se parece más a un pueblo costero Yorkshire”.

“Este lugar me atrajo porque ofrecía muchas oportunidades en la escala del paisaje visual”, dice Mendes. “Es donde J. M. W. Turner pintó la mayoría de sus cuadros más famosos. Decía que eran los mejores cielos de Europa. T. S. Elliot también escribió allí La tierra baldía, sentado en una parada de autobús justo fuera del cine mirando hacia la playa y el mar gris en el horizonte. Hay una gran amplitud lo que le da un toque poético y un gran alcance cinematográfico”.

Pero la principal razón por la que Mendes eligió Margate fue porque el diseñador de producción Mark Tildesley(Sin tiempo para morir, El hilo invisible, En el corazón del mar, 28 días después) encontró allí Dreamland: un antiguo cine y salón de baile con un impresionante exterior art déco al lado de un parque de atracciones junto al mar.

Cuando Mendes vio este sitio, reescribió el guion para que coincidiera. Las escenas que se habían ambientado en un balcón en desuso se reescribieron para aprovechar el salón de baile de Dreamland y se añadió una escena en la pista de patinaje del parque de atracciones.

El equipo de Tildesley sometió a la localización, que había conocido días mejores, a una enorme transformación. El auditorio del cine, que se había transformado en una sala de bingo verde guisante, se convirtió en el espléndido cine Empire: todo el interior, desde los asientos hasta el material de las paredes y el arco del proscenio, lo instalaron Tildesley y su equipo. También se renovaron otros aspectos del edificio: el salón de baile se sometió a un lavado de cara muy necesario y se reconstruyeron los baños art déco de señoras. Después los decorados se envejecieron para que fueran apropiados para la época que retrata la película. “Tiene un maravilloso estilo art déco: da la impresión de que se construyó en los años 1930 y ahora, en 1980, empieza a desmoronarse”, dice Tildesley. “Es una analogía con la historia: los protagonistas son personas maleadas y frágiles que necesitan atención y cuidados".

La única parte importante de la visión y la historia de Mendes que Dreamland no pudo proporcionar fue que carecía de un gran vestíbulo art déco con vistas al mar. Pero Margate ofreció una solución: un poco más abajo, en la misma calle del Dreamland, había un gran espacio abierto donde Tildesley podía construir un decorado con el interior del vestíbulo. “El vestíbulo es una pieza central, es donde se conocen todos los personajes. Tenía que ser visualmente cautivador”, dice Tildesley. “Entras desde el paseo marítimo, que en invierno es frío y tormentoso y te encuentras con este precioso vestíbulo con montones de chucherías y palomitas y después ves una película que te transporta a otro mundo. Ese es el feeling que queríamos reproducir”.

Las ventanas y puertas del plató daban al mar con una vista que coincidía con las tomas exteriores del Dreamland. Supuso un pequeño desafío para Deakins, pero le encantó. “Había que filmar en una localización. Es un plató, pero en realidad es el paseo marítimo y la luz cambia todo el tiempo porque la mayor parte del trabajo se hizo de día”, dice Deakins. “Sam podría haber construido un set en un plató con una pantalla verde, pero se hubiera perdido el naturalismo. No creo que hubiéramos conseguido el mismo realismo en un plató cerrado”.

Otro desafío de diseño para Tildesley fue sustituir la señalización exterior de neón de Dreamland con una que anunciara el cine con el nombre de Empire, además de darle a Deakins suficiente luz para capturar las escenas nocturnas. “Desmontamos todo el neón y lo reemplazamos con el nuestro, y reconstruimos la fachada frontal. Lo llaman el dosel”, dice Tildesley. “Roger se preguntaba cómo diablos íbamos a iluminar esas escenas nocturnas, así que, siguiendo sus instrucciones, instalamos guirnaldas de luces a lo largo de todo el paseo marítimo”.

El estudio improvisado en el paseo marítimo también fue donde Tildesley construyó otros sets como las oficinas del cine, donde el Sr. Ellis lleva a cabo su relación ilícita con Hilary. La cabina de proyección, con paredes móviles para acomodar la filmación, y los interiores de los apartamentos de Hilary y Stephen, se construyeron en un hangar cercano al aeropuerto de Manston. El piso de Hilary supuso un gran reto para el equipo de diseño. “Sam quería filmar de forma cronológico tanto como fuera posible así que debíamos tener todo preparado desde el principio y luego redecorar el set tal y como ocurre por orden en el guion”, dice Tildesley. “El set va transformándose de la misma manera que lo hace la historia; proyectamos las batallas que libra Hilary en el set y mostramos una progresión a medida que se deteriora y se recupera. A Sam se le ocurrió que el personaje decidiría volver a pintar la habitación con colores muy extravagantes (morado y verde oscuro), pero cuando llega a la mitad se da por vencida. También decidimos que empezaría a escribir algunos de sus pensamientos en la pared. Esos detalles dan más pistas sobre su estado de ánimo que una simple habitación desordenada”.


La música El imperio de la luz
La película de Mendes está repleta de música de la época. Las canciones más importantes las seleccionó el mismo Mendes y forman parte de su juventud en el Reino Unido. Son las que escuchan Stephen y el personal joven del Empire. Estas canciones de principios de los 80, junto con temas folk de finales de los 60 y principios de los 70 que Mendes eligió para la música que Hilary escucha en casa, acompañan una banda sonora compuesta por Trent Reznor y Atticus, ganadores de dos Oscar®.

“Los años 80 fueron una época increíblemente prolífica y extraordinaria en la música; había muchas fuerzas diferentes que convergían al mismo tiempo”, dice Mendes. “Cada uno pertenecía a una tribu: algunos eran Nuevos Románticos con el pelo liso, otros llevaban trajes de dos colores, a otros les gustaba el heavy metal, y algunos otros eran Góticos como la Janine de la película y escuchan a Joy Division, a Siouxsie and the Banshees y The Cure”.

Las canciones que aparecen en la película como "Do Nothing" y "Too Much Too Young" de The Specials y "Mirror In The Bathroom" de The Beat representan la escena musical del género 'Two-Tone' que surgió en ese momento y cambió a Reino Unido tanto en el aspecto musical como cultural y político. La película también incluye "Love Will Tear Us Apart" de Joy Division y "Spellbound" de Siouxsie and the Banshees que reflejan el estilo gótico de la época.

“Si eras un niño que vivía en Londres, esa era tu música”, dice Ross. “Era muy parecida a la era anterior, el punk rock. Fue un catalizador del cambio y creo que para mejor. Hubo un aspecto inclusivo que transformó la cultura en Gran Bretaña”.

Mendes continúa diciendo: “Todos formaban parte de una tribu y tenías la impresión de que la gente representaba algo. La música y la cultura no eran tan accesibles como ahora así que había que hacer un esfuerzo para ir a escucharlas y verlas. Había que salir y encontrarlas en el mundo”.

La música es obra de Trent Reznor y Atticus Ross, que colaboran por primera vez con Mendes después de cosechar excelentes críticas por su trabajo en películas tan diversas como La red social, En los 90, A ciegas, Soul, Mank y la serie de televisión “Watchmen”.

“El trabajo de Sam nos intrigaba y lo admirábamos muchísimo. Así que la idea de ver qué daría una colaboración y qué nos inspiraría resultaba muy interesante”, dice Reznor. “Es inspirador estar rodeado de personas que trabajan a pleno rendimiento y se entregan en cuerpo y alma a un proyecto. Cuando nos presentaron a Sam, superó todas las expectativas que teníamos sobre su integridad y su inteligencia”.

Mendes implicó enseguida a Reznor y a Ross en el proceso de la película cuando él todavía estaba escribiendo el guion. “Es como si te hubieran invitado a entrar en la cámara secreta”, explica Ross. “Hablamos con Sam al menos una vez al mes y a veces dos durante los seis meses anteriores al rodaje. Compartió con nosotros mucha información personal que íbamos a necesitar para expresarla emocionalmente a través de la música”.

Los compositores señalan que tienen "todos los sonidos del mundo" a su disposición, así que el primer paso fue establecer límites para encajar con el feeling de EL IMPERIO DE LUZ. “A menudo, nuestras primeras dos rondas de composición se producen antes de que haya una imagen”, explica Reznor. “Absorbemos toda la información y las pistas que podemos. Después, nos sentamos y pensamos de forma muy editorial sobre la paleta que encajaría con la música. ¿Cuál es el ADN de este mundo? Elegimos algunos instrumentos o enfoques y pasamos unas semanas improvisando, componiendo, poniendo en la licuadora la música que se podría escuchar en ese mundo”.

Para Reznor y Ross, Mendes fue muy preciso en sus indicaciones, muy amable a la hora de animar e inspirar a los demás a mejorar su trabajo. “Sam es muy claro en lo que quiere decir y expresar”, explica Reznor. “Teníamos libertad para componer, no nos coge de la mana, pero en lo que se refiere a la narrativa, al feeling y al viaje emocional, sabía perfectamente lo que quería expresar”.

Mendes exige que todo el mundo dé lo mejor de ellos mismos y eso hizo que la música de EL IMPERIO DE LA LUZ fuera el mayor desafío al que se han enfrentado Reznor y Ross hasta ahora. “Cuando empezamos este proyecto no nos pareció demasiado difícil. Pero supuso un auténtico desafío en todo momento. A mí me gustan los desafíos así que eso no nos echó atrás. No había manera de fingir. Había mucho en juego. Al principio me sentí intimidado. Pero eso es lo que hizo que fuera una experiencia tan valiosa. Estoy increíblemente orgulloso de lo que ha resultado y ahora soy mejor compositor”.

Una pista de la que Reznor y Ross están especialmente orgullosos es una de las primeras escenas de la película, cuando Hilary abre el Imperio. Mendes había escrito en el guion que debía coincidir con una canción particular del pianista de jazz Bill Evans. “Cuando escuché esa pieza al principio de la película, sentí nostalgia, consuelo y la verdad es que funcionaba bien. Pero como compositores, nos preguntamos si podíamos sustituirlo con una composición original que fuera menos nostálgica, menos familiar, para ayudar a establecer el tono de la música y, en cierto sentido cambiar las expectativas de lo que estás viendo desde el principio”.

“Bill Evans, con razón o sin ella, nos estaba colocando en un lugar en el que podías hacer algunas suposiciones sobre la película”, añade Ross. “Ahora, con esa apertura, no estás seguro de lo que va a venir después. Vimos que Sam no estaba seguro de colocarlo ahí y, 24 horas después, dijo: "Lo vi en un cine de verdad y teníais razón. Hace que la escala de la película pareciera diferente’”.

La música de Reznor y Ross se basa en gran medida en el piano, pero eso solo cuenta la mitad de la historia. Además de las composiciones para piano, hay voces humanas, cuerdas y otros instrumentos, que proporcionan un marco en el que se asienta el piano. Para lograrlo, Reznor y Ross aplicaron un método que es solo suyo. “La música tiene un sonido tradicional; no es experimental por naturaleza”, dice Reznor. “Si escuchas atentamente, oyes muchas más cosas además del piano. Es muy sutil. Se trata de una orquestación bonita y cálida que gira alrededor de la base del piano”.

Los compositores utilizaron bucles de cinta para proporcionar esa capa tan sutil. “Teníamos un micrófono conectado a un pedal de looper que grabamos durante dos horas seguidas. Y en ese micrófono añadí un violonchelo y empezó a convertirse en una textura”, explica Reznor. “Añadimos una línea de cuerdas o una voz o cualquier otra cosa que estuviera en el estudio en ese momento. El resultado final es muy orgánico y natural. Suena familiar, cálido. Así es como pudimos dar forma a la atmósfera adecuada”.

Estas técnicas proporcionan una textura que subraya la experiencia emocional de la película. “El viaje de Hilary la lleva de un tipo de amor a otro y por último a su propia aceptación. Esperamos que el público pueda sentirse transportado, que no sea consciente de su entorno y que se sumerja en la película”.

EL IMPERIO DE LA LUZ es un regalo de San Valentín no solo para las películas, también para las películas tal y como se exhiben en las salas de cine. “Como dice Stephen en la película: “Ese pequeño rayo de luz representa la evasión” y creo que evadirse de la vida real es una necesidad humana; hay que dejar que nuestra imaginación se libere para ir al encuentro de nosotros mismos, ya sea a través de los libros, la música o el teatro o en este caso el cine”, explica Mendes. "Está claro que EL IMPERIO DE LA LUZ refleja la preocupación general de que la gente ha dejado de ir a este tipo de sitios. Creamos templos para vivir esos sueños iluminados, esos hechizos con los que nos hipnotizaban los realizadores. ¿Y ahora se van a quedar vacíos? Harris añade: "Son un faro y un lugar que une a la gente, eso es lo que el cine siempre debería ser. Es un lugar al que va gente que es posible que no encaje en otro lugar. Es su forma de encontrar un hogar y esa felicidad que proporciona ver una película juntos”.

Mendes continúa diciendo: “El grupo de personas que integra EL IMPERIO DE LA LUZ encuentra la amistad y todos se reúnen en este extraordinario edificio. En esencia, la película trata de esas familias que creamos a nuestro alrededor y que nos ayudan a sobrellevar la vida. Se unen para cuidarse mutuamente a través de la bondad, la compasión y la empatía. Creo que vale la pena recordarlo en este nuevo mundo en el que nos encontramos…”.