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Babylon cartel reducido Brad PittBabylonDirigida por Damien Chazelle
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Del oscarizado director, Damien Chazelle, BABYLON es una historia épica original ambientada en Los Ángeles durante la década de 1920, protagonizada por Brad Pitt, Margot Robbie y Diego Calva, junto a un reparto coral donde destacan Jovan Adepo, Li Jun Li y Jean Smart. Una historia de ambición y excesos desmesurados que recorre la ascensión y caída de múltiples personajes durante una época de desenfrenada decadencia y depravación en los albores de Hollywood.


Que sea real
En una época en la que un diseñador puede crear digitalmente secuencias enteras de acción en su ordenador, las instrucciones para Babylon eran que la acción que apareciese en pantalla. Siempre que fuera posible, tenía que suceder realmente delante de la cámara, como habría sido el caso en la época muda. Eso significaba replicar las acrobacias y los efectos prácticos de la vieja escuela que los primeros actores y equipos rodaban a diario en aquella época. Sólo la secuencia del campo de batalla requirió más de 30 especialistas de acción, 10 jinetes a caballo, una orquesta completa de 30 músicos, una extensa coreografía de lucha y numerosas explosiones diseñadas y ejecutadas por el coordinador de efectos especiales Elia Popov.

“El reto era que había que manejar a 700 personas en un ambiente muy caluroso en pleno verano en Simi Valley, con especialistas que tenían que representar a gente de la calle en los años 20, así que tuvimos que rebajar su flamante nivel técnico de lucha al de unos presuntos aficionados que nunca habían hecho esto antes”, dice Doug Coleman, que ejerció de coordinador de especialistas en Babylon junto con su hija Whitney Coleman.

“Tuvimos cuatro días de ensayos, porque hay muchas más cosas, además del combate cuerpo a cuerpo”, dice Whitney Coleman, conocida por su trabajo como especialista en Westworld, Jurassic World y El caballero oscuro: La leyenda renace . “Tenemos a una persona arrastrada por un caballo al galope atravesando una tienda, un carro de cámara que se estrella contra una torre y explosiones por doquier, así que sí, fue tarea de todos”.

Igual que hicieron muchos otros jefes de equipo de Babylon, Doug y Whitney Coleman investigaron las películas de la era muda para ver cómo lograron pioneros como Harold Lloyd y Buster Keaton realizar algunas de las primeras acrobacias prácticas captadas en una película.

“Fueron horas y horas de ver películas mudas,” dice Doug Coleman. “Todo el material de Fatty Arbuckle y las películas de Clara Bow. Investigamos todo lo que pudimos, e incluso hablamos con supervivientes de aquella época, para descubrir ejemplos reales de lo que se hacía. Tratábamos de absorber todas las investigaciones que nos encontrábamos; imagínate”.

“En la secuencia del campo de batalla, hicimos la filmación desde un coche cámara moderno, mientras al fondo de la escena se veía un coche cámara de caballos, de los años veinte, lanzado a toda velocidad, así que fue bastante surrealista”, dice Whitney Coleman. “Quedo claramente de manifiesto la diferencia entre nuestra situación hoy en día y la forma en que tenían que trabajar hace cien años”.

Las acrobacias no se limitaron sólo al campo de batalla. En muchas de las secuencias clave de la película, Chazelle quería transmitir sensación de multitudes a punto de descontrolarse, de caer presas de la histeria. Por ejemplo, los especialistas de acción desempeñaron un papel tan importante como el cuerpo de baile en la fiesta inicial de Wallach, y debían sincronizarse con precisión con la música y la posición de la cámara durante los elaborados planos individuales. Con el elefante se logró una integración perfecta de efectos prácticos y visuales; el supervisor de efectos visuales Jay Cooper y su equipo de ILM utilizaron un ciervo de figuración manejado por titiriteros en el plató, sobre el que luego se animó en postproducción un elefante CG totalmente fotorrealista; Coleman y Popov se encargaron de orquestar la destrucción causada a pisotones por el elefante una vez que entró en el abarrotado salón de baile, con mesas que salían por los aires y borrachos que huían despavoridos.

En escenas como ésa, o la turba de admiradores que persiguen a Nellie por las calles de Nueva York bañadas por la lluvia, o la lucha de serpientes en medio del desierto, Chazelle se inspiró especialmente en la puesta en escena en profundidad que encontramos en películas como La regla del juego de Renoir, La Dolce Vita de Fellini y Apocalypse Now de Coppola. Esto significaba que Doug y Whitney Coleman, Chazelle y el primer ayudante de dirección Bob Wagner tenían que dedicar tanta atención a lo que ocurría en los fondos de las tomas como en los primeros planos. Acrobacias que estarían en primer plano en una película normal, en esta se colocaban a menudo en la esquina posterior de una imagen. “La idea era que cada rincón del encuadre estuviera siempre vivo”, indica Chazelle, “para poder apreciar la paranoia de la época de manera visceral. Las multitudes son como seres vivos, y cualquier cosa puede suceder en cualquier momento”.


Bienvenidos a la fiesta
Nada capta mejor la decadencia lasciva que Chazelle quería retratar en Babylon que la secuencia de la primera fiesta en la mansión del productor de Hollywood Don Wallach (Jeff Garlin). Sea cual sea la imagen que tenga el espectador de la vida en los locos años veinte, Chazelle y su equipo de producción la llevan a otro nivel con un enfoque sin tapujos de la gente que se dejaba la piel trabajando de día y se dejaba aún más la piel divirtiéndose de noche.

“Cuanto más investigaba sobre aquellos primeros días de Hollywood, más me daba cuenta de lo demencial que fue ese periodo de tiempo,” dice Chazelle. “Era una especie de conjura de inadaptados que, desafiando todos los límites de la realidad, se juntaron y construyeron una ciudad y una nueva industria de la nada. No tenía la sensación de que ese tipo de comportamiento desquiciado se hubiera captado antes con precisión en una película, y quería presentar sus vidas y estilos de vida de una forma descarnada y sin filtros”.

Desde los momentos iniciales, nos vemos envueltos en un frenético recorrido de cuerpos que se retuercen, conductas aberrantes y libidinosas, perversiones de todo tipo que se adueñan de la situación y no ceden hasta que sale el sol a la mañana siguiente.

“Mientras hacíamos la película, describíamos esos primeros días de Hollywood como un circo de punkies”, dice Matthew Plouffe. “Hollywood creaba películas de éxito para los mercados de masas, pero también seguía siendo marginal y estaba lleno de una troupe de circo marginal. Queríamos captar el espíritu sexo, drogas y rock ‘n’ roll de aquella época de una forma que nunca antes se había plasmado adecuadamente en una película”.

Manny Torres (Diego Calva) entra en la fiesta salvaje con la misma expresión de asombro e incredulidad que tendría cualquier forastero en ese momento. Se queda embobado ante la arrebatadora belleza de la gente, que contrasta con la simultánea atrocidad de su comportamiento, todo ello en el mismo fotograma. Se instaló una Spidercam de una esquina a otra de la sala y se lanzó al vuelo sobre la multitud, captando a bailarines, borrachines que caían de los balcones y dos docenas de imágenes de encuentros sexuales.

“Desde el principio, sentí que teníamos que tratar de empezar la película con una secuencia de fiesta gigante que dejara en mantillas a todas las otras secuencias de fiesta”, dice Chazelle. “En la historia del cine ha habido algunas secuencias de grandes fiestas, así que teníamos que escapar de las sombras de figuras gigantescas”.

Para el exterior de la mansión Wallach, Florencia Martin y el jefe de localizaciones Chris Baugh encontraron el castillo de Shea en las estribaciones de la sierra, al oeste de Palmdale, a unos 100 kilómetros de Los Ángeles. Baugh eligió el enclave tanto por su ubicación remota y sus vistas como por su historia como patio de recreo de las estrellas.

“El Castillo de Shea fue construido originalmente por un empresario llamado Tommy Lee en la década de 1920, y fue construido para fiestas como las que se retratan en Babylon,” dice. “Se tardaba un par de horas en llegar en coche a la casa desde Los Ángeles, así que Lee construyó una pista de aterrizaje, para que pudieran llevar a la gente en avión desde Los Ángeles a la fiesta. Los miembros de la alta sociedad solían volar hasta aquí y quedarse el fin de semana haciendo todo lo que les apetecía, sin que nadie curiosease”.

También había mucha historia auténtica de Hollywood en el salón de baile de la fiesta de Wallach, que se rodó en el Ace Theatre del centro de Los Ángeles.

“Fue construido originalmente por Charlie Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks para poner en marcha su nueva compañía, United Artists”, dice Baugh. “El Ace Hotel compró esa propiedad hace unos diez años y la restauró, e hicieron un trabajo fantástico”.

El lugar se eligió a instancias de Martin, para aumentar la lista de elementos de arquitectura histórica y elementos del espacio preexistentes que se utilizan en la película.

“Simplemente tenía todos los elementos que encajaban con la visión de Damien de cómo se iba a rodar la secuencia, de cómo Manny ve por primera vez la fiesta desde el balcón del tercer piso y ve este sindiós de gente enloquecida..”. dice Martin. “Nos enamoramos de la riqueza de detalles de este teatro, y de que no se pareciera a nada que hubiéramos visto antes”.

El bunga-bunga-bunga de la música en la fiesta de Wallach sirve de ritmo para la multitud de juerguistas, con los cuerpos retorciéndose y ondulándose al compás en un trance casi hipnótico, captado por una cámara que entra y sale en picado de la acción mientras la banda sigue tocando.

“La complejidad de esa escena de fiesta no se parece a nada de lo que yo haya formado parte”, dice Jovan Adepo, que interpreta al virtuoso trompetista Sidney Palmer. “Había una cámara girando en una grúa a mi alrededor y acercándose a escasos centímetros de mi cara mientras tocaba la trompeta, así que mi ejecución debía ser perfecta, o me arriesgaba a arruinar toda la toma”.

Cuando el personaje de Margot Robbie, Nellie LaRoy, se abre paso en el mar de cuerpos de la fiesta, deja que la música se adueñe de su alma y ella se apodera de la atención de los presentes, simplemente con el movimiento de su cuerpo y el fuego de su mirada.

“Nellie tiene muy buenos instintos, y creo que su superpoder consiste en saber cuándo algo funciona, y cuándo no,” dice Robbie. “Así que es perfectamente consciente de que cuando se sube a una mesa para bailar, la gente va a mirarla y se va a sentir excitada, escandalizada e intrigada”.

Cuando la mano derecha de Wallach, Bob Levine (Flea), empieza a recorrer la fiesta, buscando una actriz para el rodaje del día siguiente, se fija en Nellie al otro lado de la abarrotada sala, señala y dice: “Ella”. Los instintos de Nellie para asegurarse de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno han dado sus frutos.

“Las escenas de fiesta a lo largo de la película son parte integral de la historia, porque puedes aprender casi todo lo que necesitas saber sobre una sociedad por sus fiestas”, dice Chazelle. “Dentro de una fiesta de Hollywood, la gente sube y la gente baja en un abrir y cerrar de ojos”.


El lugar más mágico del mundo
Una de las creaciones más elaboradas para Babylon fueron los decorados exteriores de rodaje de los estudios Kinoscope, en los que se ruedan cuatro películas mudas una al lado de la otra al mismo tiempo. Los decorados se construyeron desde cero con una vista completa de 360 grados, sin ningún signo de industrialismo moderno.

“Cuando toda la gente del cine original salió huyendo de las restricciones y regulaciones de la Costa Este para rodar en California, no había infraestructura para filmar en ese momento,” dice el jefe de localizaciones Chris Baugh. “Se instalaron en granjas y graneros y los convirtieron en estudios de cine, y eso mismo es lo que hicimos nosotros con la localización de Kinoscope. Estamos rodeados de graneros y caballos y, cuando estás allí de pie, la mugre se te mete en los zapatos, no hay nada más alrededor en kilómetros, y realmente te haces una idea de cómo debían sentirse aquellos primeros pioneros del cine”.

“Encontramos esta localización en Piru, completamente desolada y sin edificios, porque así eran los estudios cuando empezaban de cero en la época del cine mudo”, dice la diseñadora de producción Florencia Martin. “Tuvimos 14 semanas de preparación y empezamos a construir seis semanas antes del rodaje, trabajando con un increíble equipo de obreros, maestros de atrezzo, decoradores de escenarios, artesanos y pintores”.

El equipo de producción instaló postes de iluminación, trazó carreteras y construyó graneros y chozas para ilustrar la floreciente industria construida a partir de la nada. El coordinador de la construcción se esforzó por ser lo más fiel a la historia posible, desde el envejecimiento y el corte de la madera al tamaño estándar de los años 20 hasta el uso exclusivo de clavos, ya que en aquella época no existían los tornillos Phillips.

“Todo se construyó con madera en bruto, sin tratar, como la que se puede comprar en la tienda, para que pareciera que llevaba allí 10 años”, dice Martin.

“Unas semanas antes del rodaje del primer día de Nellie en los escenarios exteriores de los estudios Kinoscope, aquello era un campo completamente vacío”, dice Chazelle. “Era una infraestructura muy destartalada, que es lo que intentábamos recrear, a imagen y semejanza de lo que podría haber sido un nuevo estudio de la época”.

Mientras investigaba sobre la construcción y el diseño de decorados en la época muda, Martin leyó historias sobre equipos que rodaban películas simultáneamente y una al lado de la otra, porque no rodaban con sonido.

“Hay historias buenísimas de cómo se robaban extras y atrezzo de un escenario a otro, así que incorporamos eso a la configuración del estudio Kinoscope...,” dice Martin. “Damien tenía en mente una toma específica con Steadicam, con la que podíamos pasar de una película de acción en la selva junto a un cocinero en una cocina, para pasar a la antigua China y luego a un bar del Oeste en las Rocosas, todo en una sola toma”.

Es una escena caótica con ayudantes de dirección maldiciendo, asistentes de producción corriendo y cámaras ruidosas arrancando bajo el sol abrasador en un campo abierto, y aunque suene a circo cacofónico, en realidad es el centro neurálgico de una máquina creativa de contar historias.

“Es una de las pocas veces en las que Nellie se queda estupefacta en la película, porque está tan desconcertada por el ambiente de circo de tres pistas que descubre al entrar por primera vez en un plató de cine...,” dice Robbie. “Nellie es bastante caótica, y ese ha sido siempre el origen de su ventaja: ser la persona más alocada de la sala. Cuando entra en el plató de una película por primera vez, dice: “¡Joder!, ¡Estos están aún más locos que yo!”.

“Quería que el público tuviera una experiencia sonora realmente envolvente,” dice Chazelle. “Una especie de experiencia sónica tridimensional para que se sintiera completamente absorbido”.

Para crear esa experiencia, Chazelle recurrió a Ai-Ling Lee y Mildred Iatrou Morgan, que habían trabajado como editoras de sonido supervisoras en First man (El primer hombre), y a Steven Morrow, el encargado de las mezclas de sonido con el que Chazelle había trabajado en La La Land. Colocaron docenas de micrófonos entre los actores de fondo, para que el público pueda oír lo que Nellie escucha mientras se enfrenta por primera vez a lo que es un ajetreado plató de cine.

“Así que mientras Nellie camina entre la multitud, teníamos sonido de todo el mundo,” dice -Morgan, el supervisor de edición de sonido de Babylon. “Se puede oír a la gente hablando y peleándose y tocando música, y todo eso sirvió de base sonora para la escena”.

“Tomé la grabación multipista realizada por Steve y filtrada por Millie, y, usando el volumen y el balance, intenté entrelazar los sonidos con los movimientos de la cámara”, dice Lee, el diseñador de sonido de Babylon. “Era una especie de caos controlado. Comienza con unos sonidos muy definidos, pero a medida que nos adentramos en la escena, las capas comienzan a superponerse cada vez más”.

“Intentamos dar mucha libertad a todos los actores para que puedan actuar de la forma que quieran”, dice Morrow. “No se trata de decir esta línea en este momento, porque hay muchos diálogos superpuestos que se entrecruzan, pero el objetivo es siempre proteger el diálogo, así que se usan muchos micrófonos de radio y muchas jirafas. Si hay un actor en la escena, le ponemos un micro, aunque según el guion no tenga que hablar, porque lo más probable es que acabe diciendo algo”.

Correspondió entonces al mezclador de regrabaciones Andy Nelson, ganador de un Oscar y que ya había colaborado con Lee, Morgan, Morrow y Chazelle en La La Land, mezclar todos estos sonidos en un guiso envolvente.

El resultado es una secuencia deslumbrante en la que parece que podría suceder cualquier cosa en cualquier momento, y ése es exactamente el tipo de relámpago en una botella que intentaban capturar aquellos primeros cineastas.

“La forma de narrar la historia resulta muy contemporánea y, sin embargo, la acción transcurre en la época de los años 20 y 30. Se siente el polvo de Los Ángeles en los años 20. Se siente el calor del sol o de las luces en el escenario mientras se rueda una película. Se siente la belleza de la cinematografía. La capacidad de integrar todos esos aspectos del cine, fotograma a fotograma, es lo que provoca una respuesta tan visceral en todas las películas que hace Damien”, afirma Platt.

“Por mucho que se vincule la era muda de Hollywood a los locos años veinte, no creo que ese apelativo capte plenamente la atmósfera del “salvaje oeste” de aquella época,” dice Chazelle. “Había un grupo increíblemente diverso de pioneros construyendo una industria desde cero, en combinación con un ritmo maníaco de creatividad que creó un extraño brebaje de sexo, drogas y música que quizá nunca se pueda reproducir. Es esa alquimia la que atrajo a tantos personajes fascinantes al borde del desierto para crear una nueva industria y convertir el cine en una nueva forma de arte que aún estaba realmente en pañales cuando comienza la película. Eso es lo que quería explorar: la locura, la ambición y la fuerza que impulsaba a las personas pioneras en crear esta forma de arte y esta industria, porque a despecho de todo el dolor y la angustia, de los altibajos de sus vidas desquiciadas, de todo lo que ganaron y todo lo que perdieron, lo que fundaron sigue vivo hoy en día”.