Su argumento se limita a seguir al pie de la letra las reglas no escritas de lo teen. Para entendernos, la trama tiene dos cabezas: por un lado, un guaperas interesado en ganar una apuesta se empeña en transformar a la fea de la clase en la reina del baile; por el otro, unos pardillos con las hormonas debidamente alborotadas por la edad del pavo hacen lo que buenamente pueden para perder la virginidad. Entre una cosa y otra, se celebran partidos de fútbol americano amenizados por cheerleaders complacientes, se organizan fiestas en las que todos acaban desnudos en la piscina y se ironiza con las peores tribulaciones existenciales de la adolescencia.