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The Boogeyman cartel reducidoThe BoogeymanDirigida por Rob Savage
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“The Boogeyman” está dirigida por Rob Savage (“Host”) con guion de Scott Beck & Bryan Woods (“Un lugar tranquilo”) y Mark Heyman (“Cisne negro”) y una adaptación para el cine de Scott Beck & Bryan Woods basada en el relato de Stephen King. La película está protagonizada por Sophie Thatcher ("Yellowjackets"), Chris Messina ("Air"), Vivien Lyra Blair ("Obi-Wan Kenobi"), Marin Ireland ("The Umbrella Academy"), Madison Hu (“Bizaardvark”), Lisa Gay Hamilton (“El vicio del poder”) y David Dastmalchian (“El estrangulador de Boston”). Los productores son Shawn Levy, Dan Levine y Dan Cohen de Laps ("Stranger Things", "La llegada”), con John H. Starke (“Sicario”), Emily Morris (“Rosalina”), Scott Beck, Bryan Woods, Ryan Cunningham, Adam Kolbrenner ("La guerra del mañana") y Robyn Meisinger como productores ejecutivos.


Expandiendo el mundo del icónico relato de Stephen King
Hace siglos que existe el Boogeyman, una leyenda universal que infunde miedo tanto en niños como en adultos. Pero antes de la película, “The Boogeyman” ya había empezado a aterrorizar a muchas mentes jóvenes e impresionables que leyeron el relato de Stephen King. Todos, desde los guionistas y los jefes del departamento creativo hasta los productores y el director, citan la enorme influencia que tuvo este relato cuando lo leyeron de niños.

“The Boogeyman” se publicó por primera vez en la revista Cavalier en 1973. Después se incluyó en el libro de relatos de King, El umbral de la noche, que se publicó en 1978. Su interpretación de la criatura escondida en el armario se convirtió en un modelo para el desarrollo del género.

“Yo era uno de esos niños a los que les encantaba asustarse”, reconoce el productor Dan Levine. “Mis padres tenían un ejemplar de El umbral de la noche en la estantería de casa y lo leí demasiado joven. ‘The Boogeyman' fue una de las lecturas más impactantes y traumáticas de mi vida. Hizo que me dieran miedo los armarios, no solo un par de días o semanas después de leerlo, sino años”.

“Nos fascina hacer todo tipo de narraciones y nos encanta cuando una gran idea va de la mano del factor humano”, dice el productor Shawn Levy. “Y esta historia, la del propio maestro, es una narración muy rica en los temas que aborda y en los acontecimientos que suceden. Y por eso nos resultó tan atractivo”.

El director Rob Savage, que dirigió los premiados cortometrajes "Salt" y "Dawn of the Deaf", además de la película "Host" que narra unas aterradoras experiencias sobrenaturales durante el confinamiento, recuerda haber leído las novelas de King cuando era niño y quedarse despierto toda la noche. “Sus cuentos siempre me impactaron”, dice el director. “Las historias más aterradoras de King se basan en esa idea pérfida que te ronda por la cabeza al amanecer. Y ‘The Boogeyman' es una de esas historias. Saca partido a ese temor existencial que te hace creer que la persona que está ahí para ayudarte podría volverse contra ti. Me identifiqué muchísimo con ese tipo de oscuridad sigilosa que está justo debajo de la superficie”.

“Todos estamos familiarizados con los relatos de King, pero 'The Boogeyman', ha permanecido en nuestras mentes durante años", dice el guionista Scott Beck, a quien se le ocurrió la idea y que coescribió el guion inicial junto con su amigo de la infancia y compañero de escritura Bryan Woods.

Al principio, el dúo, que también escribió “Un lugar tranquilo”, tuvo problemas con el argumento central de la historia. ¿Cómo se hace una historia para el cine sobre dos personas que hablan sentadas en una habitación? No lograban dar con la solución y seguían dándole vueltas. Al final se dieron cuenta de que Lester Billings no necesitaba ser el personaje principal y que el relato de King podría ser una escena dentro de una narrativa más amplia, la plataforma de lanzamiento hacia otra historia de mayor alcance.

“Cuando nos dimos cuenta de que el guion no tenía que estar centrado obligatoriamente en Lester, pensamos, ¿y si la historia que Lester le está contando a este médico empieza a apoderarse de la vida del médico que ve las mismas cosas extrañas que le estaban sucediendo a Lester y que ahora están empezando a suceder a sus hijas?”, dice Woods.

“Ese es el incidente que lo desencadena todo, el rastro que queda en esta casa y en la vida de esta familia”, añade Beck. “Una vez que dimos con ese punto de partida, fue un poco más fácil”.

Beck y Woods establecieron la hoja de ruta de la historia y escribieron los primeros borradores, pero cuando la película recibió luz verde, estaban en la preproducción de "65", que también dirigían. Así que Mark Heyman ("Cisne negro") se incorporó al proyecto para pulir el guion, trabajando en estrecha colaboración con Savage para ampliar la historia y crear más personajes.

“Cuando me llegó el guion, Scott y Bryan habían creado una serie de circunstancias que convertían este relato en una película”, dice Heyman. “Lo que hice fue sumergirme más profundamente, comenzando por la realidad psicológica a la que se enfrentan los personajes y, en última instancia, incorporando lo que significa el terror más allá de la presencia de un monstruo aterrador. Construir esta criatura mitológica y sobrenatural condujo a crear un monstruo que es la encarnación del dolor, un enemigo que se apodera del sufrimiento de una experiencia traumática y la convierte en metástasis. Es algo que puede pudrir toda tu casa y destruir toda tu vida. Me gustó muchísimo esa metáfora”.

Según Cohen, "el original era un relato de ocho páginas en el que nunca sales de la consulta del terapeuta y al final te enteras de que el terapeuta es el Boogeyman. Pero a Mark se le ocurrió un punto de vista muy original que ensanchaba mucho más la historia”.

Heyman estaba acostumbrado a trabajar estrechamente con los directores en el proceso de escritura del guion y Savage contaba muchos puntos de referencia para el tipo de historia que quería contar. Las películas de género favoritas del director incluyen “Amenaza en la sombra”, “The Innocents”, “The Ring (La señal)”, “The Haunting (La guarida)” y “Terroríficamente muertos”, entre muchas otras. “No creo que puedas hacer películas de terror a menos que te apasione este género y entiendas de verdad su psicología y su lenguaje”, dice el director.

“Rob es una de las personas que mejor conoce este género”, dice la productora ejecutiva Emily Morris. “Ha visto todas las películas de terror que existen. De hecho, en su oficina siempre hay una película de terror en fase de preparación y por eso sabe cuándo darle al público lo que quiere y cuándo sorprenderlo. Tiene un talento indescriptible”.

Para los realizadores era de vital importancia asegurarse de que la historia estuviera bien anclada en la experiencia humana y en la veracidad del terror del mundo real. La inclusión del terror sobrenatural debía servir para exacerbar aún más lo que están viviendo los personajes. Así que elaboraron un esquema detallado y Heyman se puso a trabajar en el nuevo borrador.

Una incorporación clave a la narrativa fue desarrollar el personaje de Sadie Harper como una de las protagonistas. Hasta ese momento, Will Harper había sido el centro de la historia. Pero Savage quería explorar el terror sobrenatural del Boogeyman que parasita la disfunción nacida de un dolor extremo y eso hizo que Sadie se convirtiera en un personaje más atractivo.

“Sadie era el personaje más interesante porque estaba atrapada entre el mundo de la infancia y el mundo de la edad adulta”, explica Savage, “y el Boogeyman existe en los dos ámbitos, como terror infantil y como escepticismo de los padres. Sadie está en medio de todo eso y es un intermediario entre ambos mundos”.

Sadie está frustrada porque no la toman en serio como adulta, pero lo cierto es que todavía tiene un pie en la infancia. Ella acepta lo que dice Sawyer cuando empieza a ver al Boogeyman, pero se debate entre racionalizarlo o creer a su hermana pequeña. Por esa razón, el personaje de Sadie tenía más posibilidades dramáticas.

“Nos basamos en el concepto del relato de un padre que pierde a un hijo y le dimos la vuelta para convertirlo en el punto de vista de unas hermanas que experimentan por primera vez la pérdida de un progenitor", explica Cohen. “Su padre es el terapeuta que se entera de la existencia del Boogeyman y después la historia va tomando forma a partir de ahí”.

El objetivo principal era crear una película de terror con varias capas basándose en un acontecimiento real y aterrador con el que uno puede identificarse como es la muerte de una madre. Después, a todo esto se añade el terror sobrenatural, en este caso el Boogeyman. De esa forma, la historia se convierte en una historia en la que las complicaciones del duelo y la falta de comunicación derivadas del acontecimiento inicial desencadenan la aparición de lo sobrenatural. Después, ese dolor se vuelve más fuerte debido a la creciente división entre Sadie y Sawyer y su padre, Will.

Por desgracia, el trabajo de Will como terapeuta es un obstáculo cada vez mayor ya que se enfrenta a su incapacidad para superar el duelo familiar con sus hijas. Cuanto más se aíslan los unos de los otros, más poderoso se vuelve el Boogeyman y la única forma de conquistarlo será a través de su fuerza común como familia.

“Si los actores no conectan entre sí, entonces la película no funciona”, dice Levine. “En el buen cine de terror, si quitas todos los efectos especiales, tu historia tiene que seguir siendo un drama atractivo. Y esa es la esencia de 'The Boogeyman’: una familia con problemas con los que nos podemos identificar y que se ve obligada a lidiar con su dolor porque sucede algo extraordinario”.

“Muchas de las mejores películas de terror se basan en el dolor”, dice Savage, “pero en nuestra historia, el Boogeyman representa lo que no se dice. Todos los miembros de esta familia viven bajo el mismo techo pero lo hacen en sus propias islas separadas. Están procesando su duelo individual solos, sin hablar entre ellos, sin valorar las experiencias de los demás, lo que crea algo que crece y se alimenta del dolor que experimenta cada uno por su cuenta. La única forma de superarlo es compartir lo que sienten. Creo que esa es la única forma en la que todos nosotros podemos superar el dolor”.

Para Savage, el verdadero referente de una inquietante ruptura de la comunicación familiar y del dolor que provoca es la obra maestra de Robert Redford de 1980, "Gente corriente”. En el cine moderno, no hay otra película que refleje tan bien la desgarradora desintegración de una familia estadounidense, cuya incapacidad para hablar sobre su dolor los separa con tanta intensidad que resulta muy dolorosa de ver, pero que es tan auténtica que no podemos apartar la mirada.

“En las escenas de 'Gente corriente' nunca pasa una sola cosa”, dice Savage. “Lo que me fascina de 'Gente corriente' son las capas de complejidad y los matices debajo de cada línea y de cada gesto. Es una película sobre tres personas que no se comunican entre ellas y ver esta desintegración resulta devastador. Es como un puñetazo en el estómago”.

“Al dejar que las cosas se enconen en la oscuridad, Will está destrozando a su familia”, reconoce Levine. “Si quitamos al Boogeyman, podría ser un drama. Podría ser 'Gente corriente.’”

Levy añade: “El público no está seguro de si se trata de una historia de monstruos o de una alegoría para afrontar el dolor, pero esa es la belleza de la obra de Stephen King. Sus historias son aparentemente triviales, escapistas y fantásticas, pero siempre están imbuidas de temas humanistas. Y queríamos hacer una película que hiciera precisamente eso”.

“Para sobrevivir, los Harper deben madurar”, añade Cohen. “Si el Boogeyman no hubiera aparecido, esta familia podría haberse disuelto por completo, pero como aparece, tienen que unir fuerzas y hacer frente a lo que está pasando”.

“Si no hubiera venido el Boogeyman”, apunta Levine, “esta familia habría ido a peor”.


Reparto de personajes nuevos y familiares
En el relato de Stephen King solo hay tres personajes: Lester Billings, Will Harper y el Boogeyman. Los lectores también conocen la existencia de la esposa de Lester y de sus hijas. Sin embargo, la película presenta al público nuevos personajes de la familia Harper y al grupo de amigos del colegio de Sadie.

“Como productores, nuestro trabajo es conseguir buenos actores y después rezar para que se produzca una buena química entre ellos”, dice el productor Dan Levine. “En el caso de 'The Boogeyman' tuvimos mucha suerte. Sophie Thatcher irrumpió en escena con 'Yellowjackets' y todo el mundo quería trabajar con ella. He seguido la carrera de Chris Messina desde siempre. Y me parece un tipo maravilloso. Vivien Blair fue un descubrimiento. Ese papel se escribió originalmente para un niño, pero Rob nos pidió que llegáramos más lejos. Han crecido juntos como una familia y te lo crees porque ese tipo de química no se puede fingir”.

“Contratamos a personas buenas, amables, empáticas y maravillosas”, añade el director Rob Savage, “y eso no es casualidad; eran el tipo de personas que queríamos incluir en esta película. Sabíamos que lograrían que esta película fuera especial, que crearían la atmósfera adecuada para hacer algo excepcional todos juntos”.

A la actriz Sophie Thatcher le atrajo el proyecto por la autenticidad de la historia, el guion de varias capas que entreteje el dolor de la pérdida con la frustración de lidiar con un padre que no puede o no quiere escuchar, la relación cambiante entre las hermanas y el verdadero horror del instituto. Y ser fan de las películas de terror, a pesar de las exigencias físicas y psicológicas que conlleva el género, no estaba de más. “El terror funciona mejor cuando consigues sentir empatía con un personaje”, dice Thatcher, “Se necesita mucho tiempo para construir los personajes y crear un arco dramático en lugar de centrarte únicamente en el miedo. Creo que eso distingue a 'The Boogeyman' que no es una película de terror más”.

Chris Messina está de acuerdo. “Hablamos sobre encontrar el alma, el personaje y también la verdad. Eso es lo que realmente me atrajo de esta película. El guion trata sobre una familia que intenta seguir adelante y lidiar con una pérdida terrible. ¿Cómo te enfrentas al duelo? Will Harper está más bloqueado emocional y psicológicamente que cualquier otro personaje que haya interpretado a lo largo de mi carrera. Y como actor, me interesó mucho abordar esa circunstancia”.

Lo más atractivo del guion para Vivien Lyra Blair, que interpreta a Sawyer Harper, es la fuerza de su personaje. “Me gustó cómo evoluciona Sawyer a lo largo de la película. Pasa de ser esa chica que tiene miedo de lo que hay en su armario a hacer algo al respecto”, dice Blair. “Eso es lo que me atrajo del personaje. Porque no se limita a esperar que su hermana mayor la salve. Ella sale y pelea con Sadie. Y admiro mucho a Sawyer por eso”.

Blair recuerda un momento en el set cuando ella y Thatcher tuvieron que reaccionar ante el Boogeyman, que posteriormente creó el equipo de efectos especiales visuales (VFX). Una de las herramientas que utiliza el departamento de VFX para recrear las condiciones de iluminación en el ordenador es una pelota de espejos. Blair recuerda que se tomaba a la ligera la pelota en el set pero cuando Savage hizo una observación lo comprendió por fin.

“Siempre bromeábamos sobre esa gran pelota aterradora y Rob decía: 'Sabes, en realidad da bastante miedo porque es un espejo que nos refleja la realidad, que es lo más aterrador de todo.’ Eso hizo que me diera cuenta de que para hacer una buena película de terror, una película de terror realmente aterradora, tienes que hacerla lo más real posible. La historia sobre lo que tienen que afrontar los Harper es muy real. El Boogeyman es la única pieza de fantasía de la película”.

El reparto está totalmente de acuerdo con que se produjo química entre ellos y con Savage. “Vivien es una pequeña joya extraterrestre y muy especial. Puede hacer cualquier cosa”, dice Thatcher. “Y Chris está siempre muy presente; nos ayudó a improvisar para empaparnos del ambiente y crear una dinámica relajada”.

“Sophie y Viv son dos actrices muy especiales”, dice Messina con admiración. “No solo son fabulosas -no hubiera podido tener mejores hijas- sino que además estaban totalmente comprometidas con los papeles. Ambas tuvieron que hacer un trabajo mucho más difícil que el mío”.

El reparto no ahorra en elogios a su director. “Rob supo afinar magistralmente la tensión de la película”, dice Messina. “Es un auténtico prestidigitador”.

“Rob tiene una nueva perspectiva sobre el género y no dudé en trabajar con él por la pasión que siente por las películas de terror realmente raras y de culto”, añade Thatcher. “Confiaba totalmente en él y al sentirme tan próximo a él, pude dárselo todo. A veces, en proyectos anteriores, tenía miedo de entregarme por completo, pero en este caso teníamos una buena dinámica y pude dejar de lado otras ansiedades y no darle demasiadas vueltas a las cosas”.


Entre bastidores
El rodaje de “The Boogeyman” tuvo lugar en Nueva Orleans, Luisiana, de febrero a abril de 2022. El extraordinario equipo que ha ayudado a hacer realidad la visión del director Rob Savage incluye al director de fotografía Eli Born ("Hellraiser"), al diseñador de producción Jeremy Woodward ("Antebellum"), al montador de cine Peter Gvozdas ("The Purge: La noche de las bestias"), al compositor Patrick Johnson y a la diseñadora de vestuario Kari Perkins (“Boyhood [Momentos de una vida]”).

Cuando llegó el momento de decidir dónde rodar la película, todos los realizadores coincidieron en que Nueva Orleans era el lugar perfecto. Además de los ventajosos incentivos fiscales locales, la ciudad es rica en historia y cultura y cuenta con paisajes maravillosos y una arquitectura impresionante.

“Es cierto que, en el plano creativo, nos permitió crear y mostrar una comunidad aparentemente segura donde criar una familia, aunque al final se vuelve aterradora”, dice la productora ejecutiva Emily Morris, “pero los equipos y los artistas de Nueva Orleans están entre los mejores del mundo y lograron llevar nuestra película a un nivel superior”.

El escenario es parte integral de la naturaleza de una historia, especialmente de las historias de terror. En “The Boogeyman”, la casa en la que vive la familia Harper está inextricablemente conectada con su estado mental y psicológico. Es el escenario de su dolor y, la encarnación literal de un monstruo que sale del armario es intrínseco a la arquitectura misma, dice Jeremy Woodward, diseñador de producción.

En lo que respecta al diseño de producción, hay elementos básicos que marcan la pauta en las películas de terror. Los sets suelen albergar rincones misteriosos y habitaciones oscuras pero son lo suficientemente abiertos para mostrar lo que acecha a la vuelta de la esquina y, al mismo tiempo, ofrecen posibilidades para encerrar a los personajes en espacios reducidos. El lienzo genera es oscuro, melancólico y desagradable y aunque los sets de "The Boogeyman" incorporan estos temas, hay muchas más cosas en juego.

Antes de que el Boogeyman aparezca en casa de los Harper, ya existe una palpable sensación de pérdida, una nota discordante que nos dice que falta algo. Para Woodward, la relación entre historia, personajes y escenario está entrelazada. No se puede contar una historia en un escenario que no representa a los personajes que lo habitan, lo que Woodward denomina una “relación indeformable”.

Las representaciones del dolor dentro de la casa de los Harper son palpables. Todos los que viven allí siente la presencia de la madre, por lo que su ausencia resuena con fuerza por todas partes. Como espectador, tenemos la impresión de que falta alguien; lo sentimos porque cuando alguien muere repentina e inesperadamente, deja atrás espacios vacíos. En cada lugar en donde solía estar su madre, vemos que hay océanos de tristeza donde antes había consuelo y amor. Woodward nos presenta un escenario donde podemos comprender el vacío de la pérdida y el silencio del dolor a través del cual el Boogeyman entra en sus vidas dejando un reguero de señales visuales.

“Hay una familia nuclear en la que falta la madre”, explica Woodward, “y espacios en la casa que pertenecen a ciertas personas. El padre tiene un despacho que hace las veces de consulta y las niñas tienen sus dormitorios. Pero otros dos espacios importantes, el estudio de arte de la madre y su vestidor pertenecen a alguien que murió recientemente y a la que todos extrañan muchísimo. El terreno donde se ubican el dolor y la tristeza que hay en esta película es inseparable de la creación y representación de esas habitaciones”.

En un principio, la casa de los Harper era de estilo victoriano, pero Woodward quería desbaratar las expectativas del género e introducir un estilo de arquitectura diferente que permitiera capas más complejas. “Las casas victorianas se han utilizado a menudo en los relatos de fantasmas”, explica Woodward, “y no quería hacer una casa que contara al espectador la historia desde el principio de la película”.

Así que Woodward eligió una casa clásica de estilo Craftsman que no es la típica del género y que refleja más lo que él denomina "la energía de papá”. “Will Harper tiene buenas intenciones pero es muy cerebral y se aísla en sí mismo emocionalmente”, dice Woodward. “Quería un estilo de casa que desprendiera una belleza clásica. Una casa Craftsman tiene un aspecto atractivo y racional que encarna su energía”.

Para la consulta de Will, el diseñador de producción quería colores más fríos que reflejaran su emotividad distante. Y como su consulta de terapeuta está en la casa, se esfuerza en demostrar que se trata de una consulta profesional de alguien respetable. Está más ordenada que el resto de la casa y es más limpia y menos rústica. El mobiliario es más nuevo, de gama alta, con una gran exhibición de libros y diplomas de psicología, un barniz exterior pulido para mostrar a sus pacientes que están en el lugar correcto y en buenas manos. “La luz más cara de la casa es la lámpara de escritorio del padre”, dice riéndose el decorador de escenarios Tim Cohn (“Percy Jackson y el mar de los monstruos”).

Como la consulta de Will está recién hecha, surgió la necesidad de un equilibrio con el estudio de arte de la madre. Mientras que la consulta se ha añadido a la casa, el estudio de Cara es una reinvención de un espacio existente que es tan peculiar como funcional. La historia de fondo de la reforma supuso que Cara dispusiera de un vestidor enorme donde guardaba reliquias de su vida anterior.

“Su estudio es la energía de la madre en su forma más pura: caótica, inventiva y disruptiva”, dice Woodward. “Está repleto de pensamientos e ideas. Los colores son muy intensos y tiene más luz natural que cualquier otro lugar de la casa”.

Cuando entras en su estudio, te apetece rebuscar entre sus pilas de fotos, recortes y objetos efímeros y después coger un pincel y empezar a pintar, o coger un poco de arcilla y comenzar a esculpir, es decir, hacer cualquier cosa que sea creativa. El espacio tiene tantos detalles y es tan auténtico que resulta inspirador. Aunque es un set, parece real y vivo. Esto se debe en parte a que muchos elementos de atrezzo provenían de un colectivo de artistas del barrio de Bywater en Nueva Orleans.

“Pudimos alquilar materiales usados de artistas reales que trabajan”, explica Cohn. “El suelo del estudio de la madre es de goma espuma para niños que encaja como las piezas de un rompecabezas, pero lo cierto es que se ha utilizado en el estudio de un artista de verdad y lleva años pintado. Todo el material de las mesas y de las estanterías, los tubos de pintura usados, las paletas, los pinceles y el caballete con su distintiva pátina se alquilaron a artistas en activo”.

Al entrar en la habitación de Sawyer, sabes inmediatamente que es la habitación de un niño pequeño repleta de color, baratijas, juguetes y carteles. Si lo miras más de cerca te das cuenta de cómo es ese niño.

“Quisimos que Sawyer fuera un marimacho”, explica Cohn. “Sawyer es sin lugar a dudas un marimacho”, confirma Blair, “pero también es un poco friki aunque de manera simpática. Tiene muchos libros y material escolar en su cuarto y también hay videojuegos”.

Algunas de las cosas que ves en la habitación de Sawyer, como piedras, palos, musgo y plumas, incluso huesos de serpientes de cascabel, se acumulan en el alféizar de la ventana porque le gusta la vida al aire libre y son el tipo de cosas que recogería y se guardaría en los bolsillos para estudiarlos y exponerlos en su cuarto. También hay dibujos de hadas y elementos de fantasía y ciencia ficción como el póster de la ballena espacial en la pared.

Además, el mundo de Sawyer está poblado de luces debido a la infiltración del Boogeyman y su miedo a la oscuridad. “Hay muchísimas lámparas de noche”, dice riendo Woodward.

“Conseguí lámparas en todas partes”, añade Cohn, “en Internet, en tiendas de segunda mano, en almacenes, incluso fabricamos algunas. No tienen nada que ver las unas con las otras; no encajan en absoluto con su habitación, excepto por el hecho de que necesitas 27 luces para protegerte del Boogeyman. Así que son cosas que no hubiera escogido una niña pequeña. Eso fue algo que se me quedó grabado en la cabeza”.

Para Sophie Thatcher, la música es una piedra angular para casi todo, pero especialmente para meterse en la piel de un personaje. Creó una playlist de canciones que envió a Savage desde el principio para ayudarlo a comprender el espacio mental de Sadie y, con el permiso de Thatcher, el director hizo circular la playlist entre los jefes del departamento creativo. “La música es la mejor manera de meterse en la piel del personaje”, dice Thatcher, “es lo primero que me traslada al espacio mental del personaje. Crear una playlist y concebir una atmósfera es como crear el mundo en el que vive Sadie. Es la forma de que parezca real”.

Para el departamento de arte, la playlist de Sadie fue fundamental para recrear el estado de ánimo y el tono que definiera su espacio. “Lo que más nos ayudó fue la playlist”, dice Cohn. “Nos permitió colocar los posters de grupos de música reales que están en la pared junto a su cama y pequeñas cosas como la guitarra en un soporte y el equipo de grabación que está en su escritorio. Un día estaba comprando en una tienda de 'todo a un dólar' y vi una batería de juguete. La coloqué en el último momento porque tenía sentido para su historia de fondo”.

Como Sadie es más retraída, se expresa en su habitación de una manera más discreta, en lugar de exhibir ese ambiente recargado típico de un adolescente con el que afirma su personalidad. “No es un dormitorio llamativo”, sostiene Woodward. Decidió que Cara había ayudado a Sadie a elegir el color de la pared, animándola a adoptar una paleta más atrevida que no habría elegido la niña.

“La habitación tiene un color canela quemada muy intenso que no creo que ella hubiera escogido nunca sin la intervención de su madre", dice Woodward, "pero, en cierto modo, gracias a ese color, su madre todavía sigue cerca de Sadie cuando está en su habitación”.

Son pequeños detalles como estos los que ayudan a construir a los personajes en la mente del público a un nivel subconsciente siempre que se hagan de la forma correcta. “El público tiene que sentir que todo tiene un significado”, dice Cohn, "y los actores deben sentir que es un lugar real, pero a pesar de todas las ideas, el tiempo y la intención que implican todos esos detalles, nada de lo que hagamos tiene que distraer al público de la historia”.


El lenguaje cinematográfico de pintar con luz sobre un lienzo digital
Rodar un thriller de terror mientras en la oscuridad se dispara la adrenalina con una criatura digital y seguir siendo creíble, recreando un mundo visualmente realista en el que el público puede sentir empatía con la familia a pesar del terror, es una tarea sumamente difícil. Pero cuando el director de fotografía Eli Born se reunió por primera vez con Savage, se compenetraron inmediatamente ya que ambos hablan el mismo lenguaje cinematográfico.

Los realizadores y los directores de fotografía tienen diferentes habilidades y diferentes interpretaciones del lenguaje cinematográfico, pero Born se entusiasmó cuando descubrió que Savage comprendía muy bien el mecanismo de las lentes y cómo puede afectar emocionalmente a la audiencia. “A Rob y a mí nos interesan mucho los matices del trabajo de la cámara y de las lentes”, dice Born. “Es un cinéfilo total. Tenía una carpeta con más de 500 fotos de diferentes películas sobre iluminación, lentes de las cámaras y referencias de composición”.

Born dice que a Savage le interesaban mucho las imágenes que utilizaban una iluminación de contraste espectacular, un encuadre dentro de un encuadre y el uso del espacio negativo. “The Boogeyman” tiene mucha oscuridad por razones obvias, pero para ambos era importante encontrar un término medio para que el lado oscuro de las imágenes no pareciera turbio.

“El control de la iluminación que rige en el cine de terror es más complicado que en otros géneros. Haces muchas cosas en el límite de la oscuridad”, dice Born.

“Es importante encontrar zonas de brillo en una escena oscura”, dice Born, “ya sea una ventana, la llama de una vela o una luz nocturna porque quieres ver ese contraste en el encuadre. Ver caras es importante, pero a veces no quieres ver que la cara de una persona esté totalmente iluminada. Así que una imagen oscura no puede limitarse a parecer embarrada; debe tener puntos brillantes”.

Born cita la influencia de los viejos maestros de la pintura como Rembrandt y Caravaggio al describir la forma de iluminar un encuadre oscuro, favoreciendo una sola fuente de luz suave que se centra en el ángulo correcto en la cara de un sujeto.

“La luz suave se ve muy bien en personas y objetos, pero puede ser difícil de controlar porque tan pronto como suavizas la luz, se derrama en todas direcciones”, dice Born. “Lo bonito en un cuadro de Rembrandt es que tienes un grupo de personas y una luz entrando justo en el ángulo correcto desde un lado. Eso es bastante difícil de recrear en la vida real, pero cada vez es más fácil”.

Para Born, el mérito también es de la evolución de la tecnología de iluminación, sobre todo de las luces LED alimentadas por batería. Para él es uno de los mayores avances de los últimos años. Utilizó muchos tubos led Titan Astera por su índice de difusión, su versatilidad y su facilidad para ocultarlos. “Puedes esconderlos en cualquier lugar", dice, "y proporcionan una forma sencilla de pintar el encuadre de forma inocua”.

Born comprendió desde el principio el núcleo emocional de estos personajes y lo tuvo en cuenta, asegurándose de que los momentos más emotivos se filmaran de una manera que resaltara las relaciones entre ellos. “Da muchas pistas”, dice. “Hay maneras de rodar que hacen que las cosas parezcan hiperrealistas o surrealistas y hay formas de rodar que resaltan la autenticidad”.

El ojo humano comprime el mundo de una forma muy específica y el cristalino puede simular o desviarse de esa visión. Cuanto más se aleje la cámara de esa compresión, menos real le parecerá al público. La altura de la cámara y el movimiento de la cámara también influyen en la experiencia.

“Si la cámara está por debajo de la línea de los ojos o fuera de la línea de los ojos y la empuja dentro de ellos, parecerá muy dinámico y melodramático, pero es posible que no conectes con ese personaje de la misma manera que si estuvieras justo delante de él, mirándole a los ojos a través de una lente de 50 mm”, explica Born.

Born filmó “The Boogeyman” con la cámara de gran formato ALEXA Mini LF usando lentes Cooke Anamorphic 1.8x para cámaras de gran formato. La elección de filmar usando LF y anamórfico tuvo mucho que ver con la localización física. La mayor parte de la historia y el intenso drama de terror que se desarrolla dentro de la casa de los Harper o de la casa de los Billings así que la combinación de la cámara y el paquete de lentes sirvió para ampliar muchísimo los interiores, dando más espacio al encuadre y propiciando que el entorno tuviera un aspecto más épico, en lugar de contenido.

“Pero eso plantea algunos desafíos; hay que tener cuidado para que el encuadre no sea demasiado ancho y resulte difícil acercarse físicamente a las cosas, pero es un encuadre increíble”, dice Born. “Sigues teniendo esa poca profundidad a la que estás acostumbrado con lentes más largas, pero en su lugar usas una lente más ancha, por lo que se ven muchas más cosas sin sacrificar el estilo cinematográfica.

“Sabíamos que queríamos lograr algunas imágenes bastante estilísticas. Queríamos que todo se asemejara a un recuerdo de la infancia y por eso nos decantamos por la lente anamórfica. También sabíamos que la criatura se movía por las paredes y los techos de las casas así que teníamos que establecer con mucha firmeza la geografía arquitectónica. La combinación de estas dos cosas nos llevó a utilizar lentes anamórficas de gran formato. “


El Boogeyman
Antes de que el público va al Boogeyman, nos advierten de su presencia a través de una especie de podredumbre o moho que crece dentro de la casa de los Harper. El diseñador de producción Jeremy Woodward investigó la formación de hongos para diseñar las diferentes etapas de la plaga que infesta la casa de los Harper. Comienza con una especie de mancha de agua mohosa que crece y se oscurece hasta que genera fibras peludas repugnantes que se convierten en pequeños tentáculos y estructuras gruesas similares a raíces.

“Los hongos son organismos que se alimentan de la muerte y la descomposición, pero en esta historia se alimentan del dolor y del sufrimiento”, dice Woodward. “Es como un hongo asqueroso que crece sobre tu dolor”.

“Queríamos mostrar el avance de la podredumbre porque cada vez que la vemos se ha vuelto más mala, más dura y más desagradable”.

Woodward trabajó con sus pintores escénicos para crear el aspecto que deseaba. El aspecto inicial de los daños en el techo provocados por el agua se logró con la aplicación de pintura combinado con pegamento en aerosol, goma laca y otros materiales para que reaccionaran y produjeran texturas interesantes.

El aspecto de la siguiente etapa, el micelio (el cuerpo del hongo), se creó con una mezcla de fibras de hilo y cuerda separadas y tratadas con plásticos negros pegajosos y pinturas a alta temperatura. “Era como un caldero de bruja lleno de compuestos y materiales con los que tratábamos todas esas fibras”, dice Woodward, “guata de algodón gris oscuro desgarrado y estirado, que tiene un aspecto extraño y etéreo, como si fuera humo colgando de la pared”.

El aspecto final es una enredadera robusta y pesada, gruesa y parecida a una raíz, con una sensación de madera resistente.

Integrar una criatura aterradora nunca vista, construida solo digitalmente y moverla en un entorno físico fue el trabajo del veterano supervisor de efectos visuales especiales Paul Graff. Graff es un artista totalmente entregado que cree que para poner en contexto una criatura o un paisaje digital de forma auténtica, necesita estar totalmente integrado en el proceso creativo, trabajando con el director, el director de fotografía y el diseñador de producción.

“Es un trabajo de equipo”, dice, “Somos como una banda de rock. Todo el mundo tiene sus instrumentos, pero necesitas sentir el ritmo para entender a dónde vas. Por supuesto, la persona más importante es nuestro director, Rob”.

Revelar el aspecto del Boogeyman es un proceso que va ocurriendo a lo largo de la historia, un acto de equilibrio entre la ambigüedad y la burla para generar un suspense que culmina en una revelación sorprendente. Para Graff, no solo es importante entender dónde está la criatura en una toma o una escena o cómo se mueve por el encuadre, sino que es fundamental conocer a la criatura en sí misma, de dónde viene y qué le motiva.

“El Boogeyman es una antigua entidad depredadora que existe desde el principio de los tiempos”, explica Graff. “Se siente atraído por el dolor y se aprovecha del miedo. Literalmente ve el miedo. Eso es lo que alimenta al Boogeyman. Encuentra gente que sufre y cultiva el miedo, haciéndolo crecer hasta que esté listo para la cosecha y luego se lanza a matar”.

“Todo el mundo, en algún momento de su vida, ha tenido miedo de un monstruo aterrador que podría estar dentro de su armario y esta historia nos muestra al monstruo del armario”, dice el productor Shawn Levy. “Pero también nos cuestiona y nos ofrece la posibilidad de que el monstruo represente algo más, algo más humano, que es el duelo y el sufrimiento desgarrador que atenaza a esta familia a raíz de la pérdida a la que han sobrevivido”.

Según Graff, el Boogeyman ha adoptado una forma humanoide demacrada para reflejar nuestro lado más oscuro.

“Lo más aterrador de esta criatura es la ausencia de amor y la falta de compasión”, continúa Graff. “No es un monstruo enfadado; no tiene sentimientos. Solo le motiva el hambre. El núcleo de esta criatura es insondablemente frío”.

“No hay nada mejor que asustarse con gente a tu lado”, dice la productora ejecutiva Emily Morris. “Poder taparse los ojos, volverse hacia el vecino y compartir esa experiencia es la mejor manera de ver esta película”.