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The creator cartel reducidoThe creatorDirigida por Gareth Edwards
¿Qué te parece la película?

“The Creator”, de 20th Century Studios, New Regency y Entertainment One, es un thriller épico de acción y ciencia ficción ambientado en medio de una guerra futura entre la raza humana y las fuerzas de la inteligencia artificial. Dirigida por Gareth Edwards, la película está protagonizada por John David Washington, Gemma Chan, Ken Watanabe, Sturgill Simpson, Madeleine Yuna Voyles y Allison Janney. El guion de la película es obra de Gareth Edwards y Chris Weitz, a partir de una historia de Gareth Edwards. Los productores son Gareth Edwards, p.g.a., Kiri Hart, Jim Spencer, p.g.a. y Arnon Milchan. Y Yariv Milchan, Michael Schaefer, Natalie Lehmann, Nick Meyer y Zev Foreman ejercen de productores ejecutivos.


UNA DECLARACIÓN DEL DIRECTOR/CO-GUIONISTA GARETH EDWARDS
De pequeño, casi todas las películas que veía en el cine eran un éxito de taquilla original. No pasaba un mes sin que no apareciera otro clásico de ciencia ficción, como caído del cielo por los dioses del cine. Películas cuyas imágenes y personajes permanecerían en tu mente durante décadas, rondando por tu cabeza el resto de tu vida.

No recuerdo cuántos años tenía cuando vi "Star Wars" por primera vez, pero siempre ha estado conmigo. Ver esa película fue como una experiencia semirreligiosa. Por la forma en que unía la mitología antigua con un futuro tecnológico lejano, supe instantáneamente lo que quería hacer el resto de mi vida... iba a unirme a la Alianza Rebelde y hacer estallar la Estrella de la Muerte.

Luego, con el paso del tiempo, empecé a darme cuenta de la realidad. Esas cosas llamadas películas no eran reales. La Alianza Rebelde no existía, todo era una gran mentira llamada 'películas’. Así que, después de darle muchas vueltas, opté por una segunda opción. Yo también me convertiría en un mentiroso y haría películas. Pero, ¿cómo diablos te conviertes en cineasta?

Crecí en el centro de Inglaterra, así que Hollywood parecía estar a un millón de kilómetros de distancia. Pero un día, cuando tenía unos 12 años, mi padre llegó a casa y anunció que todos nos íbamos de vacaciones a Asia y, lo que era aún más emocionante, iba a comprar una cámara de video para filmar todo el viaje.

Y desde ese momento no dejé que nadie de mi familia la utilizara. Me apoderé de esa cámara desde que la trajo mi padre y filmé cada momento mientras viajábamos por las mega-ciudades de Hong Kong, Bangkok, las playas tropicales y las selvas de Tailandia. Tuvo un impacto enorme en mí, algo que no se parecía a nada que hubiera experimentado antes. No entendía nada de la cultura, los carteles, los anuncios... me sentía como un extraño absoluto, pero me encantó.

Cuando cumplí 18 años, había acumulado una colección de cortometrajes en VHS que me allanaron el camino para entrar en la escuela de cine. Dio la casualidad de que compartía casa con un alumno de cine que estaba estudiando algo tan nuevo que se denominaba "animación por ordenador.’ Corría el año 1993 y ver lo que era capaz de hacer en el ordenador de su casa me dejó alucinado. Estaba claro que esta herramienta iba a democratizar el cine, o eso es lo que creí en ese momento. No importaba que Hollywood no respondiera porque ahora cualquiera podría hacer una película épica de ciencia ficción desde su dormitorio.

Y Hollywood nunca respondió. No pude conseguir un trabajo de dirección, así que pedí un préstamo y compré un ordenador. Después de pasar muchísimo tiempo aprendiendo a hacer efectos visuales, me ofrecieron muchos más trabajos para realizar gráficos por ordenador que trabajos relacionados con la realización de películas. En la BBC terminaron diciendo que era "ese chico que hace efectos visuales desde su habitación’. Pero siempre estaba intentando sobornar a los productores con los que trabajaba y les decía: 'Si me dejas dirigir uno de tus programas de televisión, haré todos los efectos visuales gratis.’

Cada año que pasaba, seguía poniendo excusas para no abandonar mi trabajo. Hasta que llegué a un punto de inflexión en el que el miedo a fracasar era menor que el miedo a no intentarlo nunca. Llamé a la puerta de una compañía cinematográfica de bajo presupuesto, les mostré mi video de efectos visuales y mis cortometrajes y no sé cómo, pero los convencí de que la industria estaba en un punto de inflexión, que ahora se podía hacer una película espectacular con poco dinero. Y por alguna razón me creyeron…Tres meses después estaba en Centroamérica filmando "Monstruos", mi primer largometraje.

Teníamos muy poco dinero, pero no importaba. Era una película de ciencia ficción y cuanto menos control teníamos, más real parecía. Viajamos por toda Centroamérica y cada vez que veíamos un lugar interesante saltábamos y filmábamos una escena; fue increíblemente orgánico y eficiente. Filmamos a personas reales mezcladas con sólo dos actores y todo lo que te hubiera echado para atrás en una situación normal se convirtió en nuestra fuerza. Resulta que hacer una película sin dinero tiene muchas ventajas.

El único inconveniente fue que tuve que hacer yo mismo las 250 tomas de efectos visuales desde mi habitación. Me serví de todo el nuevo software que prometía democratizar el cine y me dio la impresión de que estaba compitiendo con cientos de realizadores que trabajaban en sus habitaciones en todo el mundo para ser el primero en conseguirlo. Después de varias negativas, la película llegó a SXSW, donde un agente de Hollywood la vio por casualidad y se ofreció a representarme. No me lo acababa de creer pero la verdad es que ya no me importaba... parecía que se avecinaba una revolución digital, que ahora cualquiera podía hacer películas, así que ¿quién necesitaba a Hollywood? Hasta que mi nuevo agente me llamó y me preguntó: “¿Eres fan de Godzilla?”

Hacer una de las películas más importantes del verano fue como si me teletransportaran directamente a la final de la Super Bowl. Fue tan estresante como emocionante. Pero no tardé en darme cuenta de que todo lo que era fácil cuando hacías una película sin presupuesto resultaba de repente difícil, si no imposible, en una película sin presupuesto. Y todo lo que resultaba tremendamente difícil, como crear 250 tomas de efectos visuales, de repente se volvía fácil. No estaba seguro de cómo me sentía sobre ese cambio tan fuerte. Parecía que había un equilibrio perfecto para obtener lo mejor de ambos mundos. Había decidido alejarme de las grandes franquicias de películas e intentar aplicar lo que había aprendido a películas más pequeñas y muy ambiciosas, sin la presión de un número gigantesco de fans que escudriñe cada uno de tus movimientos. Fue entonces cuando mi agente volvió a llamarme: “¿Te gusta 'Star Wars’?”

Mi sueño se había hecho realidad. Era la oportunidad de entrar en ese universo que me había inspirado a convertirme en cineasta. Aunque parezca extraño, parecía como si "la fuerza" hubiera decidido que este sería mi destino. Sin embargo, durante todo el tiempo que estuvimos haciendo “Rogue One”, siempre intentamos superar los límites, volver a nuestras raíces y hacer las cosas de manera diferente. Greig Fraser e Industrial Light & Magic estaban dispuestos a traspasar esos límites. Como usar pantallas LED gigantes en lugar de pantallas verdes para filmar desde las ventanas de la nave. Filmar en lugares reales y ampliarlos posteriormente en el ordenador. Sentí que todo lo que había estado haciendo me llevaba a esta película. Pero después de tener la oportunidad de unirte a la Alianza Rebelde y hacer estallar la Estrella de la Muerte, ¿qué te queda por hacer? Qué podría superar eso?

Cuando terminas de rodar una película, tu cerebro es capaz de deshacerse de dos años de ideas e imágenes en un abrir y cerrar de ojos, como cuando formateas un disco duro. De repente tienes un inmenso lienzo en blanco en tu mente, totalmente abierto a nuevas ideas e historias; Es uno de los momentos favoritos de mi vida cuando te sientes como una esponja y todo es posible.

Cuando terminó “Rogue One”, necesitaba tomarme un descanso. Hice un largo viaje por carretera con mi novia para visitar a sus padres en Iowa. Mientras viajábamos por el Medio Oeste, observé las interminables tierras de cultivo mientras escuchábamos bandas sonoras de películas. Y de repente, allí, en medio de toda esa hierba alta, apareció una extraña fábrica. Recuerdo que tenía un logo japonés. Empecé a preguntarme qué estaban construyendo allí. Era japonés y yo soy un fanático de la ciencia ficción, así que mi mente pensó inmediatamente en robots. Tenían que ser robots, ¿no? Imagina que eres un robot construido en esa fábrica y eso es todo lo que conoces. Pero un día, todo sale mal y de repente estás fuera de esos campos por primera vez, viendo el mundo, el cielo, ¿qué pensarías?

Parecía el comienzo de una película. Lo encontré fascinante y cuando llegamos a la casa de los padres de mi novia, ya tenía casi toda la película en mi cabeza. Esto es alguno que no sucede muy a menudo. Lo interpreté como una buena señal y pensé que podría ser mi próxima película.

Pero odio escribir guiones. Es como tener que hacer los deberes más horribles del mundo. En mi caso, la única forma de lograrlo es encerrándome en un hotel agradable y prometer no salir de él hasta que el guion no esté terminado. Y eso es exactamente lo que estaba haciendo en un resort de Tailandia, cuando un director amigo mío (Jordan Vogt-Roberts, que había hecho “Kong: La isla calavera”) estaba en Vietnam y me invitó a visitarle.

Pasamos una semana viajando por todo el país y después de haber estado en un espacio mental creativo escribiendo guiones, mi imaginación se volvió loca. Empecé a imaginar enormes estructuras futuristas que surgían de los arrozales, o a pensar en fascinantes preguntas espirituales que surgirían si un monje budista fuera una IA. Me pareció apasionante y me entusiasmó la idea de algo parecido a “Blade Runner” ambientado en el Vietnam que estaba viendo. Si no hacía esa película ahora, entonces alguien más se me adelantaría... ¡Tenía que hacerla!”

Estoy convencido de que la forma en que haces una película es tan importante como la idea misma. Para mí era importante que abordáramos esta película de manera totalmente diferente o de lo contrario no valía la pena hacerla. Pero intentar convencer a un gran estudio para que haga una epopeya de ciencia ficción original en esta época es muy difícil, por no decir imposible. Estaba claro que nuestra única esperanza sería hacerla con mucho menos dinero. Era hora de encontrar ese Santo Grial del cine, donde podemos aprovechar las ventajas del cine de gran presupuesto y el cine de bajo presupuesto. Me puse en contacto con el productor de “Monsters” e intenté explicárselo con las siguientes palabras: “No estamos haciendo una superproducción de bajo presupuesto; ¡estamos haciendo la película independiente más ambiciosa de la historia del cine!”

Es fácil decir ese tipo de cosas, pero ¿qué significa realmente? Le explicamos al estudio que íbamos a hacerlo todo al revés. Normalmente, en la película de un gran estudio, primero te sientas con los artistas y diseñas todo un mundo, luego te das cuenta de que no es posible encontrar esas localizaciones y entonces tienes que construir decorados gigantes en un plató y rodar todo delante de una pantalla verde. No quería hacer eso, así que lo hicimos al revés. Queríamos rodar en países reales, en lugares reales, con gente real. Después de terminar el montaje de la película, me senté con los diseñadores y pinté encima de las tomas para crear por encima el mundo de ciencia ficción. Era todo lo contrario de lo que haces normalmente. Los estudios se mostraron escépticos: ¿funcionaría? Parecía una apuesta bastante estrambótica. Así que nos propusimos demostrarlo.

Con el pretexto de buscar localizaciones, cogimos cámaras en secreto y filmamos un cortometraje solo conmigo y mi productor Jim Spencer. Fuimos a las mejores localizaciones del mundo para rodar cada secuencia de la película. James Clyne, uno de nuestros diseñadores de producción, pintó por encima de las tomas y, afortunadamente, Industrial Light & Magic aceptó añadir toda la ciencia ficción por encima para hacer una prueba. Todo se hizo con enorme rapidez y por mucho menos dinero de lo que parecía. ¡El estudio quedó impresionado, teníamos luz verde y estábamos listos para hacer la película!


UN THRILLER DE CIENCIA FICCIÓN AMBIENTADO EN EL FUTURO CERCANO
La Inteligencia Artificial (IA) y sus posibles beneficios y peligros para la humanidad, uno de los temas más debatidos actualmente, está en el epicentro de “The Creator”, un thriller de ciencia ficción ambientado en un futuro próximo.

El director y coguionista Gareth Edwards (“Rogue One: Una historia de Star Wars”, “Godzilla”) afirma: “El timing de esta película es surrealista. Aunque llevamos años desarrollando esta película, lo cierto es que se estrena en un momento fascinante en el que nuestro mundo se enfrenta a los numerosos problemas y preguntas que queríamos abordar en la película: qué significa ser humano, si la IA puede ser consciente, cuestiones sobre el bien y del mal entre la IA y entre los seres humanos. Estoy convencido que la ciencia ficción se muestra insuperable a la hora de abordar estos temas”.

“Al principio y para esta película, pensé en la IA como una metáfora de otras personas, diferentes de nosotros, a los que solemos considerar nuestros enemigos. Después, cuando me puse a escribir, todos esos dilemas filosóficos empezaron a salir a la superficie. Por ejemplo, ¿y si hubiera una IA con la que fuera posible interactuar al 100%? ¿Qué pasaría si no nos gusta lo que hace? ¿Podemos apagarla? ¿Estaría mal apagarla? ¿Qué pasaría si no quisiera apagarse? En ese momento parecía un poco descabellado, algo a lo que podríamos enfrentarnos dentro de 30 años”.

Y continúa diciendo: "Pero lo más curioso es que mientras estábamos haciendo la película, aparecieron todas esas noticias sobre denuncias de grandes empresas tecnológicas que nos advertían sobre los enormes avances de la IA y cómo se estaba desarrollando para fines comerciales y cómo podría reemplazar a la mano de obra de los seres humanos". Y parece que ahora estamos en ese punto de inflexión; esa caja de Pandora se ha abierto. Y esta película, por pura casualidad, trata sobre ese tema. ¿Pero es real? ¿Tiene importancia? ¿Deberíamos aceptarlo? ¿Deberíamos destruirlo? Esas ideas conforman el meollo de esta película. Así que está de plena actualidad”.

“The Creator” arranca después de que se produzca un desastre de proporciones catastróficas: la aniquilación de la ciudad de Los Ángeles por la inteligencia artificial. Los gobiernos occidentales responden con una prohibición total de la IA, mientras que los países orientales continúan desarrollando la tecnología hasta el punto en que los robots se parecen muchísimo a los seres humanos y se los acepta como iguales. Esto pone en marcha una guerra entre Oriente y Occidente, de Estados Unidos contra Asia. Ese es el telón de fondo de nuestra historia.

Al principio de nuestra historia, Joshua (John David Washington), un soldado estadounidense que opera de forma encubierta en Asia, se ve separado de su esposa, Maya (Gemma Chan) durante un ataque. Se supone que Maya ha muerto así que Joshua regresa a Estados Unidos y se viene abajo. Cinco años después, el ejército le pide que regrese a la zona de guerra porque le preocupa que un cerebro de la IA haya creado un arma que ganará la guerra para Oriente y que está a punto de desplegarse. Quieren que Joshua encuentre ese arma y la destruya.

Joshua acepta a regañadientes incorporarse a la misión después de que la coronel Jean Howell (Allison Janney) le diga que Maya podría estar viva y viviendo en la zona de guerra. Poco después de llegar a Asia, descubre que este arma es una niña de seis años llamada Alphie (Madeleine Yuna Voyles). A partir de ese momento, Joshua empieza a cuestionarse todo lo que pensaba sobre la IA y sobre lo que es real y lo que no.

Edwards lo explica: “Vivimos en un mundo en el que nos dan miedo los demás, personas que son diferentes a nosotros. Nuestra sociedad se está polarizando a pasos agigantados. A veces creemos que los que no comparten nuestros valores son los malos y nosotros los buenos. Pero ellos también creen que nosotros somos los malos y ellos los buenos. Así es como funcionan los seres humanos. Quería abordar un tipo de situación en el que tienes un prejuicio muy fuerte contra un determinado grupo. Pero luego las circunstancias te llevan a estar entre ellos y debes vivir con ellos o encontrar la forma de salir vivo. ¿Cómo te cambia eso? ¿En qué medida lo que vives allí afecta a tus prejuicios contra esas personas? Me gusta mucho la idea de un personaje que se ve envuelto en una situación y a lo largo del camino para volver a casa empieza a verlo desde otra perspectiva”.

Continúa diciendo: “Tenemos a un protagonista que emprende un viaje a través de esta zona de guerra futurista y comienza a cuestionarse lo que creía que era la verdad. Como sociedad, ahora estamos emprendiendo ese viaje, nos guste o no, sobre la IA. ¿Es real? ¿Estamos hablando con una persona de verdad? Aunque la película plantea muchas preguntas sobre la tecnología y la inteligencia artificial, lo cierto es que en esencia, 'The Creator' también es un cuento de hadas. Una figura paterna a su pesar debe ayudar a una niña a atravesar un bosque metafórico para encontrar a su esposa. Lo que quiere de verdad es el amor de su mujer. Pero lo que realmente necesita es amar a esa niña".

Edwards cita el libro de Joseph Conrad El corazón de las tinieblas y “Apocalypse Now” de Francis Ford Coppola, como sus fuentes de inspiración para construir el mundo de “The Creator”, junto con “Baraka”, “Blade Runner” y “Akira”. La relación entre Joshua y Alphie se basó en algunas fuentes de inspiración más inesperadas como “Rain Man”, “The Hit”, “E.T. el extraterrestre” y “Luna de papel”.


ORÍGENES DE “THE CREATOR”
Tras el éxito de “Rogue One: Una historia de Star Wars”, a Edwards le ofrecieron varios proyectos, pero cuando le llegó la inspiración para “The Creator”, coescribió el guion original con Chris Weitz (“Un niño grande”) y decidió que sería su próxima película.

New Regency era un gran admirador del trabajo de Edwards y accedió a financiar el desarrollo del guion, así como un viaje de Edwards y el productor Jim Spencer (“Monsters”) al sudeste asiático a finales de 2019 para buscar localizaciones y para demostrar que el concepto podía desembocar en una gran película con un enfoque diferente.

“Demostrar la validez del concepto es una cosa pero aplicar ese enfoque a una película completa es otra", dice Edwards. “La única manera de lograrlo era adoptar lo último en tecnología punta. Unos equipos que nunca se habían utilizado en una película de grandes proporciones”.

Después de ver el material, New Regency y Entertainment One acordaron cofinanciar la película, que después se tituló “The Creator” y que distribuiría 20th Century Studios.

A la hora de describir a Edwards, con quien Spencer ha trabajado durante 20 años, el guionista dice: “Es un colaborador increíble. Su energía y pasión están presentes en todos los fotogramas de esta película. Construye mundos con una visión y un estilo únicos. Nunca tienes dudas cuando ves una película de Gareth Edwards”.


UN GRUPO DIVERSO DE ACTORES
Para trasladar su visión a la pantalla, el director y coguionista Gareth Edwards y el productor Jim Spencer, junto con los productores Kiri Hart (“Soul”) y Arnon Milchan (“L.A. Confidential”), reunieron un grupo diverso e internacional de actores de enorme talento.

Para el papel fundamental de Joshua, los realizadores eligieron a John David Washington, conocido por sus papeles en “Infiltrado en el KKKlan” de Spike Lee de 2018, por la que recibió nominaciones al Globo de Oro® y al Screen Actors Guild®, y por “Tenet” de Christopher Nolan.

A Washington, la historia no solo le pareció intrigante también muy conmovedora. “Gareth tiene la habilidad para inyectar el comportamiento humano (calidez, compasión, imperfecciones humanas) en un género que suele depender más del espectáculo y del peligro, así que la combinación es extraordinaria", dice Washington.

Washington continúa diciendo: “Joshua tiene una relación muy interesante y compleja con su conciencia y aquello en lo que cree. La película explora cómo el amor puede determinar lo que crees que está bien o mal, tus razones para querer estar vivo y si tienes algún propósito en la vida”.

Algunos de los temas de la película tocaron la fibra sensible del actor, como por ejemplo cómo se puede amar algo que no está vivo, si el “amor elegido” es más poderoso que el “amor programado” o el “amor obligado” y la importancia de la empatía.

“La “empatía”, dice Washington, “podría marcar la diferencia entre vivir y sufrir un holocausto nuclear. Creo que la empatía es lo que nos hace humanos. Cada personaje de esta película toma una decisión, ya sea por empatía o por auto-conservación. Esas consecuencias se desarrollan y afectan a todo lo demás en la historia. Es muy emocionante formar parte de algo así y, como espectador, creo que esta película pondrá a prueba tu forma de empatizar con los demás”.

Al analizar el enfoque de Washington con respecto al papel, Edwards dice: “Quería vivir un tipo de experiencia transformadora como la de Joshua, no sólo como actor, sino como persona. Vivió las locuras por las que pasó Joshua, como aferrarse a un barco durante una hora e ir a los templos y charlar con monjes. Lo aguantó todo porque contribuía a crear su personaje, pero también quería vivirlo como experiencia personal. Estaba haciendo una película mientras vivía esa experiencia”.

Edwards continúa diciendo: “El tipo de viaje que emprende Joshua en la película es un viaje que nadie desea emprender. Cuando colocas a un personaje en una situación en la que no quiere estar, cada hueso de su cuerpo se resiste a emprender ese viaje, pero es el viaje que necesita hacer para convertirse en mejor persona o para arreglar sus problemas. Así que, cuando empezó a hacer la película, John David sabía que iba a ser difícil, pero se lanzó de cabeza, dispuesto a dejar que le afectara”.

Spencer añade: “La interpretación de John David Washington es asombrosa. Desde el momento en que se mencionó su nombre en el casting, estaba claro que nadie más hubiera podido interpretar a Joshua. Sólo hay un puñado de actores que tienen el físico para crear estas impresionantes secuencias de acción y que al mismo tiempo tienen capacidad para ofrecer una interpretación desgarradora”.

“John David es uno de los actores más inteligentes, generosos y trabajadores con los que he trabajado", continúa diciendo Spencer. “Ha sido un privilegio verlo hacer su trabajo. Su actitud positiva de la que hizo gala en el set animó a todos, ¡ya fuera rodando a 38 grados con 100% de humedad o en un amanecer gélido en el Himalaya! Es absolutamente imparable”.

Gemma Chan, que protagonizó “Capitana Marvel” y “Eternals” de Marvel Studios, así como “Crazy Rich Asians (Locamente millonarios)”, encarna a la esposa de Joshua, Maya, que lleva cinco años desaparecida y a la que han dado por muerta.

Edwards recuerda: “Necesitábamos a alguien que pudiera interpretar bien el enigma, algo nada fácil. El personaje de Maya es muy singular porque por mucho que la conozcas, siempre tienes la impresión de que te está ocultando algo. Gemma es una actriz brillante y supo canalizar esa cualidad misteriosa y enigmática”.

Spencer añade: “Queríamos a alguien que desprendiera reflexión e inteligencia y que, al mismo tiempo, abriera la puerta a la guerra contra la IA y al mundo de Nueva Asia". Y Gemma encajaba perfectamente”.

Chan se sintió atraída por los grandes temas del guion como los prejuicios, el dolor, la familia y las grandes preguntas de qué significa ser humano, qué significa estar vivo y si el amor puede trascender esas divisiones y límites entre los humanos y la IA.

Al referirse a la situación del mundo que describe la película, Chan afirma: "Da la sensación de que podría estar a la vuelta de la esquina con los avances que se están produciendo en la inteligencia artificial y la tecnología. ¿Quién sabe qué avances se habrán hecho realidad en 2070? No parece descabellado; es bastante realista”.

Ken Watanabe, nominado a un Oscar®, un Globo de Oro® y un premio SAG® por su papel en “El último samurái” de Edward Zwick y que ha aparecido en películas como “Godzilla” y su secuela, “Godzilla: Rey de los monstruos”, así como en “Origen” y “Sin perdón”, interpreta a Harun. El personaje es un simulador de IA que habla inglés y japonés y cuya misión consiste en capturar a Alphie y eliminar a Joshua.

“Ken Watanabe es, con razón, uno de los actores más respetados y admirados de la industria cinematográfica y estamos encantados de su participación en el proyecto", dice Spencer. “Ken y Gareth se conocen muy bien desde que trabajaron juntos en 'Godzilla', lo que fue una gran ventaja en un set tan complejo en una parte remota de Tailandia. Y como era de esperar de alguien tan genial como Ken, se lo tomó todo con mucha calma”.

Spencer continúa diciendo: “Ken es uno de los actores más encantadores y generosos con los que se puede trabajar. Cuando estaba en el set todo el mundo decía: 'Ken está en el set, será mejor que lo haga lo mejor posible.’ La impresionante interpretación de Ken dota a Harun de la sabiduría y el coraje del guerrero veterano que no se detendrá ante nada para salvar a su pueblo. Ken actúa de tal manera que sabes exactamente lo que está pensando aunque no pronuncie ni una sola palabra”.

Edwards está de acuerdo y dice: “Tiene una capacidad extraordinaria para transmitir mucho sirviéndose solo de su físico y sus expresiones. Creo que esta es una de las razones por las que Ken ha tenido tanto éxito en el mundo del cine internacional porque no es un actor verbal. Cada vez que la cámara enfocaba a Ken, era fascinante ver a alguien de su calibre en el encuadre”.

El actor y cantante de música country estadounidense Sturgill Simpson, que protagonizó la aclamada “Queen & Slim” de Melina Matsoukas y que veremos a finales de este año en “Los asesinos de la luna” de Martin Scorsese, interpreta al antiguo compañero de guerra de Joshua, Drew, a quien Joshua recurre cuando él y Alphie están huyendo y no tienen adónde ir.

"Para elegir a Drew, el mejor amigo de Joshua, solo pensamos en Sturgill: es el hombre polifacético por antonomasia", dice Spencer. “No sólo es un actor y músico de enorme talento, también fue militar, lo que aportó un gran realismo a su personaje. La verdad es que puede hacer cualquier cosa”.

Simpson recuerda: "Cuando leí el guion me di cuenta de que era como si la mayoría de las películas favoritas de mi niñez se juntaran y se pelearan en el patio de recreo. Tiene tantas cosas. Participar en una película como esta es como cumplir uno de los deseos que figuran en tu lista de cosas que quieres hacer en la vida”.

Simpson describe así a su personaje: “Creo que Drew empezó como un soldado de las fuerzas especiales súper centrado, del tipo 'Equipo América, mata al terrorista, ve a por él'. Para él la misión estaba por encima de todo. Pero ahora ya no está en el ejército, tiene una novia, Kami, dirige una fábrica de robots, está disfrutando de la vida y trata de ser más empático”.

El actor se sintió atraído por los temas de la película y el hecho de que trata sobre veteranos de guerra traumatizados. En su opinión, ese un tema del que no se habla lo suficiente porque la reincorporación a la vida civil puede ser tremendamente difícil. “Me fascinó la idea de que dentro de 40 años los seres humanos podrían estar desconectados unos de otros debido a la tecnología. A lo mejor la única solución sea que hagamos robots y los programemos para que sean compasivos y empáticos y nos den lo que más necesitamos y que no podemos obtener de los demás", dice Simpson. “La idea de Gareth me pareció muy inteligente”.

“Espero que esto no sea el futuro que nos espera”, continúa diciendo Simpson. “Es bueno saber en qué podría convertirse todo esto. Pero no estoy seguro. Es algo aterrador y fascinante al mismo tiempo”.

Para la niña IA de seis años llamada Alphie, que es el arma definitiva de la historia, los realizadores eligieron a la debutante Madeleine Yuna Voyles. “Recibimos cintas de cientos de niños de todo el mundo", explica Edwards. “La primera persona que pasó la audición fue Maddie. Entró y estuvo fantástica. Me dio ganas de llorar. Después de que saliera de la sala, miré a mi asistente y ambos dijimos: 'Es ella.’”

Simpson añade: “El mundo está a punto de conocer a Madeleine Yuna Voyles. Madeleine es una de las actrices más profesionales, trabajadoras y con más talento que conozco y solo tiene 7 años. Este rodaje no era para pusilánimes. Viajamos mucho y trabajamos en entornos difíciles y Madeleine estuvo presente durante todo el proceso. Filmamos algunas de las escenas finales de la película en una cantera a las afueras de Bangkok con un calor sofocante. Pero la interpretación de Madeleine fue impresionante. Todos se miraban unos a otros como diciendo: ‘¿Pero has visto lo que ha hecho?' Todo el equipo, incluidos algunos técnicos curtidos en mil batallas, tenían lágrimas en los ojos”.

“J.D. (Washington) supo ganarse su confianza”, dice Edwards. “Eran inseparables. Dondequiera que J.D. se sentara en el set, Maddie se sentaba a su lado. Quería mucho a J.D. y ese vínculo entre ellos fue muy bueno para la película”.

Allison Janney, que ha ganado Oscar®, Globos de Oro®, el premio del Screen Actors Guild® y el BAFTA por su papel en “Yo, Tonya” y numerosos Emmy® por las series de televisión “Mom” y “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, es la coronel Jean Howell que recluta a Joshua para la misión de capturar a Alphie y está decidida a lograrlo, cueste lo que cueste.

“Su misión es destruir todas las máquinas, todas las inteligencias artificiales, porque las considera malvadas y cree que si no las matamos, ellas nos matarán a nosotros”, dice Janney. “Por eso quiere eliminarlas en lugar de intentar aprender y convivir juntos”.

“Nos encantó que Allison formara parte del reparto", dice Spencer. “Llegó a los lugares más remotos del centro de Tailandia. El calor era insoportable, había un 100% de humedad. Te bastaba salir del hotel para estar empapado. ¡En su primer día rodamos dentro de un vehículo blindado que era como un horno gigante! Pero Allison dijo: 'No pasa nada. Vamos a por ello.’ Es una gran profesional. No puedo pensar en otra actriz que hubiera podido encarnar a la Coronel Howell, un personaje tan rudo”.

Janney describe la película como “una historia de amor y aceptación con un mensaje hermoso y positivo al final, pero que te lleva a recorrer un viaje salvaje para llegar al final”.

Janney disfrutó muchísimo trabajando con Edwards. “Gareth es un visionario, un magnífico narrador y un director extraordinario”, afirma la actriz. “Es como un Buda; es un hombre muy inteligente y contenido. Nunca pierde los estribos y es totalmente imperturbable. Nunca he trabajado con un director que tenga tanta confianza en sí mismo. Sabe lo que quiere y sabe que gran parte de la dirección y la realización de películas trata sobre resolver problemas, aceptar que algunas cosas salgan mal y tener que desechar una toma para hacer otra. Tiene una mente maravillosamente creativa y una gran imaginación”.

Janney tampoco se queda corta a la hora de elogiar a su coprotagonista Washington. Para ella es un actor "con un talento extraordinario, además de ser muy generoso y un hombre encantador”.

Al resumir su experiencia en “The Creator”, Janney dice: “Para mí ha sido un gran privilegio formar parte de esta película. Nunca había hecho este tipo de película. Ha sido genial”.

SOBRE LA PRODUCCIÓN
Para trasladar la visión del director y coguionista Gareth Edwards a la pantalla, el equipo de producción recorrió más de 16.000 kilómetros en 80 localizaciones diferentes y ocho países distintos incluidos Tailandia, Vietnam, Camboya, Nepal, Japón, Indonesia, el Reino Unido (en los estudios Pinewood a las afueras de Londres) y Estados Unidos (en Los Ángeles).

“Gareth quiso contar con talentos locales (tanto en el reparto como en el equipo técnico) siempre que fuera posible", dice el productor Jim Spencer.

Spencer continúa diciendo: “Gareth trabaja más que nadie y abarca todos los aspectos del proceso cinematográfico. No hay una frase de los diálogos, una toma de efectos visuales, una prenda de vestuario, una pieza de atrezzo y, en última instancia, un fotograma de esta película, que no tenga su toque. No sólo se implicó al 100% en el diseño del vestuario, la escenografía y el atrezzo, también desarrolló el sistema de cámaras con el que filmamos”.

Para hacer realidad la visión de Edwards, los realizadores reunieron a un equipo de primera fila como los directores de fotografía Greig Fraser, ASC, ACS (ganador del Oscar® por “Dune”) y Oren Soffer (“Action Royale”); el diseñador de producción James Clyne (“Star Wars: El ascenso de Skywalker”); los montadores Hank Corwin, ACE (nominado al Oscar® por “No mires arriba”), Joe Walker, ACE (ganador del Oscar® por “Dune” y Scott Morris (“Armageddon Time”); el compositor Hans Zimmer (ganador del Oscar® por “Dune” y “El Rey León”); los diseñadores de sonido Erik Aadahl (nominado al Oscar® por “Un lugar tranquilo”) y Ethan Van Der Ryn (ganador del Oscar® por “King Kong” y “El Señor de los Anillos: Las dos torres”) y el productor de efectos visuales Julian Levi (“Banderas de nuestros padres”).

En lugar de diseñar la película por adelantado, adoptaron el enfoque poco convencional de rodar primero la película sin decorados, dejando el trabajo de diseño de producción para después, durante la posproducción. Edwards utilizó este método de “ingeniería inversa” en su primera película, “Monsters”, que resultó ser un proceso mucho más eficiente.

Spencer dice sobre Fraser: "Desde 'Rogue One: Una historia de Star Wars", Greig tiene un conocimiento profundo de cómo trabaja Gareth y esto, unido a su experiencia, era la combinación perfecta para lo que intentábamos hacer, ya sea basándose en sus experiencias al filmar un road movie como 'Lion', una película de acción como 'La noche más oscura' o utilizar las últimas tecnologías, como el volumen LED, en 'The Batman'. Queríamos fundir todo esto en una sola película”.

Para ayudar a Edwards a transmitir la libertad y la intimidad que necesitaba, Fraser trabajó incansablemente con él para desarrollar un revolucionario sistema de cámaras ligeras que pudieran ofrecer múltiples configuraciones. Esto permitiría a Edwards rodar sobre la marcha y aún así ofrecer una imagen de alta resolución. También ayudó a los realizadores a ser pioneros en una metodología de trabajo "multitarea" con el equipo, donde los roles no se limitaban a un campo limitado, sino que los técnicos trabajarían por ejemplo tanto en los departamentos de cámaras y de iluminación. Este enfoque abierto e innovador proporcionó una gran flexibilidad a la hora de rodar.

“Utilizamos una cámara de cine Sony increíblemente ligera, que es tan sensible a la luz que puedes rodar de noche solo con la luna", dice Edwards. “Gracias a esto solo necesitamos las luces gigantes que son habituales en los sets de filmación. De hecho, algunas de las luces LED que utilizamos eran tan pequeñas y ligeras que a menudo no necesitábamos ponerlas en un soporte, sino que un asistente de los eléctricos las sujetaba en un palo, de forma parecida a como el técnico de sonido sujeta un micrófono. De esta forma, a medida que los actores se movían, la iluminación podía adaptarse al instante, sin perder horas cada día moviendo equipos gigantescos de un lado a otro".

Edwards continúa diciendo: “Esta manera orgánica de rodar fue mucho más fácil porque contamos con una excelente compañía de efectos visuales para la película. ILM hizo todo lo posible para aportar realismo a la película, permitiéndonos filmar a los actores sin trajes de captura de movimiento ni colocando marcadores de seguimiento por todas partes. Estoy convencido que este enfoque naturalista ha dado dio sus frutos en los efectos visuales finales. Dicho esto, estaba claro que algunas localizaciones de nuestra película serían imposibles de encontrar en lugares reales. Para esas situaciones, optamos por StageCraft. La tecnología pionera de producción de pantallas LED surgió en los primeros experimentos con Greig Fraser en películas como 'Rogue One: Una historia de Star Wars.’”

Los realizadores sabían que su estilo de rodar poco convencional significaba que gran parte de la película tendría que diseñarse en posproducción. El diseñador de producción Clyne, con experiencia en efectos visuales, trabajó estrechamente con Edwards para crear el aspecto de “The Creator”.

Spencer señala: “James y Gareth se entendían sin palabras y esa relación se hizo aun más patente durante el desarrollo, cuando tuvieron que abordar de forma más profunda el diseño de los sets y el atrezzo de la película. La experiencia de James en películas como 'Star Wars' y 'Avatar' resultó ser muy valiosa”.

Clyne, a quien Spencer describe como "una fiera", trabajó con numerosos equipos en toda Asia, en estrecha colaboración con el supervisor de efectos visuales Levi, que sorteó las distintas zonas horarias y reunió a equipos de ILM que realizaron la mayor parte de los efectos visuales, junto con Weta Workshops y otras compañías de efectos de todo el mundo. Todas las partes estuvieron perfectamente sincronizadas para crear el mundo asombroso y nunca visto de "The Creator" que Edwards había imaginado.

"Realizar las numerosísimas tomas de efectos visuales de la película fue un esfuerzo hercúleo", afirma Spencer.

Incluso antes de que se diera luz verde a la película, los supervisores de edición y diseño de sonido Erik Aadahl y Ethan Van Der Ryn fueron fundamentales para poner en marcha la película ya que realizaron el diseño de sonido para el tráiler de prueba de concepto rodado en el sudeste asiático en 2019. Su compromiso con el proyecto no cesó a partir de ese momento, aportando un inmenso paisaje sonoro que, según Spencer, es "tan rico y diverso como el mundo visual de 'The Creator'".

Fue en la fase de posproducción cuando la película cobró de verdad forma. “Pude trabajar con dos de mis héroes cinematográficos, Hans Zimmer y Hank Corwin", explica Edwards. "Para mí era importante que la película conservara en su esencia un sentido de poesía visual y realismo. En ese sentido, si alguien me preguntara qué películas están mejor montadas, dudaría entre elegir 'J.F.K.: Caso abierto' y 'El árbol de la vida'. Y el montador de ambas es Hank Corwin”.

“Y para cruzar esa delgada línea entre un éxito de taquilla y una película artística, no hay nadie mejor que Hans Zimmer”, continúa diciendo Edwards. “Trabajar con él y con Steve Mazzaro ha sido un sueño hecho realidad. La música que han creado es el núcleo emocional de la película y no tiene nada que ver con ninguna de sus composiciones anteriores".

Edwards concluye diciendo: “Las cosas han cambiado mucho desde la época en la que me enamoré del cine. Lamentablemente, la idea de una gran película de ciencia ficción original para el cine se ha convertido en una excepción. Pero al igual que en los años 90, cuando empecé a experimentar con la tecnología cinematográfica, ahora vivimos una época en la que las herramientas de las que disponen los realizadores se están desarrollando a un ritmo alucinante. Y es posible que haya llegado la hora de la democratización del cine. La idea de que cualquiera pueda hacer una película desde su habitación podría por fin hacerse realidad”.