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El chocolate del loro cartel reducidoEl chocolate del loroDirigida por Ernesto Martín
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Emilio representa la figura del eterno opositor. Instalado en la treintena, parece que su vida nunca va a salir a flote: "vive en un piso pequeño, lleno de padres, de hermanos y de ruidos" como le recuerda su odioso preparador don Torcuato, y Patricia, la mujer de sus sueños, sale con Javier, un pijo repelente que se ríe de él siempre que tiene oportunidad. Ante este panorama Emilio está empezando a perder los nervios, tiene sueños muy extraños y a veces éstos se mezclan con la realidad cotidiana.

Cuando parece que todo está a punto de reventar, aparece una solución mágica: el tío Rafael, hombre de buena posición económica, deja libre su chalet todo el verano, y los padres de Emilio deciden que vaya allí una temporada y así preparar en condiciones el último examen.

Parece que por fin la paz y el silencio le permitirán a Emilio organizarse su tiempo. Sin embargo, un compañero de carrera llamado Salva aparece por sorpresa, y ante lo aparentemente "desesperado" de su situación, Emilio decide invitarle a pasar unos días a cambio de liberarle del trabajo doméstico.

La llegada del nuevo inquilino (y su perro Stallone) trae consigo que la tranquilidad que pretendía Emilio se vayan definitivamente al garete: un vecino con un carácter imposible, una vidente y su criada, dos perros y un loro son los elementos que formarán parte de la peor de las pesadillas de Emilio. Para colmo, su estratagema para tratar de conquistar a Patricia se ve abortada por el carácter demasiado "extrovertido" de Salva, siempre en el centro de todos los problemas.

Sucesivamente, todo se va poniendo peor: Olmedo, un amigo de la carrera de Emilio, enloquece y ve "conspiraciones", una partida de droga aparece en el chalet, y el loro de la vecina muere en circunstancias extrañas. Desenfreno, sexo y violencia comienzan a formar parte de la nueva vida de Emilio, que se ve inmerso en todo sin comerlo ni beberlo.

Mientras el examen final se acerca cada vez más, Patricia parece que se aleja de su vida sin remedio y Salva está pegado como una lapa. ¿Cómo poner fin a todo esto sin perder la cabeza? La última palabra la tiene Emilio - ¿o quizá la tiene Salva?