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Back to black cartel reducido teaserBack to blackDirigida por Sam Taylor-Johnson
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Comentario de la directora (Sam Taylor-Johnson)
He querido hacer una película desde la perspectiva de Amy, desde su mirada. El único sitio donde podía encontrar su verdad era en la música que componía, por eso decidí contar su historia con sus palabras, a partir de las canciones que escribía, a las que entregaba su alma. Cantaba su amor, su dolor, sus decepciones, y lo hacía con una emoción profunda salpicada de un humor cortante.

Con cinco premios Grammy y 16 millones de copias vendidas, el álbum “Back to Black” es el bastidor de esta película. El latido del corazón de Amy se hacía más fuerte con cada desilusión, y volcaba sus emociones, su historia de amor entre Blake y ella en cada canción. Esta película es una historia de amor, pero también es una carta de amor para Amy Winehouse escrita con su voz, sus palabras y desde su punto de vista. Tan solo ve el bien porque el amor es ciego.


Cómo empezo todo
Los primeros pasos de BACK TO BLACK empezaron con la productora británica Alison Owen (Elizabeth, Sufragistas, Al encuentro de Mr. Banks), que tenía muchas ganas de rendir un homenaje a la increíble creación musical de Amy Whinehouse. “Me daba la sensación de que iba a unirse a ese grupo de mujeres que son más recordadas por su temprana muerte que por su talento”, dice Alison Owen, que quería luchar contra la fetichización de la trágica muerte de la estrella a los 27 años. “La gente casi olvida que fueron grandes artistas. No quería que a Amy le pasara lo mismo; debe recordársela como una de las artistas más inspiradoras del siglo XXI.

La productora pensó inmediatamente en Sam Taylor-Johnson para dirigir la película. “Sam siempre fue mi primera elección, y el sueño se convirtió en realidad cuando contestó afirmativamente”, sigue diciendo. “Conoce y entiende esa época, entendió a Amy desde el primer momento”. El proyecto significaba el regreso a la música de Sam Taylor-Johnson, cuya primera película, Nowhere Boy, de 2009, hablaba de la adolescencia de John Lennon. La directora no quería que la película fuese el típico biopic, sino que sobre todo girase en torno a la música de Amy Winehouse y su relación con Blake Fielder-Civil. “No se trata de contar su vida desde la cuna a la tumba”, explica Sam Taylor-Johnson. “La película está contenida dentro del álbum ‘Back to Black’, y la veo como una historia de amor contada a partir de la historia de amor que dio pie al disco”.

Sam Taylor-Johnson siempre quiso hablar de Amy desde el punto de vista de Amy. BACK TO BLACK muestra una versión más enfática, festiva y equilibrada del auge a la fama de la cantante, dejando atrás la imagen de la que se apoderó la prensa amarilla en la época. “La intención era conseguir que todos nos sintiéramos como si estuviéramos con ella, viviéramos ese viaje con ella”, explica. Antes de llegar a eso, fue necesario superar unos cuantos retos. “Revivir a Amy dentro de un marco positivo y, a la vez, mostrar su vida y su recorrido, era una enorme responsabilidad”.

La directora se reunió de nuevo con el guionista Matt Greenhalgh, de Nowhere Boy, y trabajó con un equipo en su mayoría femenino encabezado por la directora de fotografía Polly Morgan, la diseñadora de producción Sarah Greenwood, la decoradora Katie Spencer, la diseñadora de vestuario PC Williams, y la estilista y maquilladora Peta Dunstall. “Intentamos crear un ambiente sólido para contar la historia de una mujer muy fuerte a la que todas queríamos honrar”, añade. “La visión que tenía Sam de la película era profundamente intimista, solo quería que el público entendiese quién era Amy en realidad”, explica Polly Morgan, que se sumergió en el visionado de películas de la Nouvelle Vague, entre ellas Al final de la escapada (1960), como fuente de inspiración para los primeros planos.

El equipo trabajó con los propietarios de los derechos musicales, Universal Music y Sony, que también eran conscientes de la importancia de mostrar respeto hacia la familia y amigos de la cantante. “Sam dejó muy claro desde el principio que solo participaría en el proyecto si podía contar la historia de Amy lo más honestamente posible, a partir de la música y de las letras de sus canciones”, dice Alison Owen. “No quería tener que obtener la aprobación de nadie, quería disponer de la más absoluta libertad creativa”. Tanto la directora como la productora no querían falta al respeto a las personas que conocían bien a Amy, como sus músicos, amigos y familia, y se aseguraron de que la comunicación fuera de lo más abierta. “No teníamos la intención de seguir la versión de una sola persona”, sigue diciendo Alison Owen. “Sam y yo charlamos largamente con Janis; la conversación nos inspiró y conmovió. También hablamos con otros miembros de la familia y amigos; varios nos visitaron en el plató. Janis se emocionó y nos dijo que era como volver a pasar un día con Amy. Nos hizo llorar”.

Jack O’Connell, que da vida al exmarido de Amy en la película, se reunió con el verdadero Blake cuando preparaba el papel. Blake se describe a menudo como un hombre difícil y controvertido, pero BACK TO BLACK le ve a través de los ojos de Amy y del amor que sentían el uno por el otro. “De los dos, solo está Blake para hablarnos de esos años”, dice Jack O’Connell. “Me pareció importante hablar con él, tranquilizarle y decirle que no era nuestra intención repetir historias baratas. Cuando nos despedimos, sentí que teníamos mucho en común”.


El, guion
Sam Taylor-Johnson y Matt Greenhalgh se reunieron en Los Ángeles para hablar del guion. “Primero escogimos lo que nos parecía más interesante de su vida”, explica el guionista. “También estaba empeñado en que todo se contara desde el punto de vista de Amy”. Se documentó a través de las numerosas entrevistas que la cantante dio a la prensa y escuchando las letras de sus canciones, no en los libros y artículos escritos por terceros. “Hablamos desde la perspectiva de Amy, solo necesitaba saber si lo había dicho ella”, sigue diciendo Matt Greenhalgh, que utilizó el vocabulario habitual de Amy para escribir los diálogos. Pero lo más importante era subrayar el talento y carisma de Amy. “Queríamos asegurarnos de que homenajearíamos su vida, que no nos limitaríamos a lo más obvio, ya se sabe, las drogas, el alcohol, la toxicidad, sus padres, todo con lo que la prensa la atacaba. Se trataba de concentrarnos en su voz, talento, actitud y honradez”.

Matt Greenhalgh enfocó su trabajo en el triángulo formado por Amy, Blake y su familia. Asimismo, se mostraría lo que Amy veía en Blake. “Nos pareció muy importante mostrar que el amor entre ambos era genuino a pesar de la toxicidad que podía invadir la relación, pero ella le amaba y él a ella”, explica el guionista. “Habría sido muy fácil describirle como el malo, pero creo que podía contarse otra historia”.

También había que escarbar en la verdad emocional de la historia de Amy y entender cómo se sentía en diferentes momentos de su vida, aunque era imposible saber lo que dijo realmente. “Nunca es la verdadera persona, siempre es la versión cinematográfica”, recalca Matt Greenhalgh. “Lo único que puede hacerse en una situación como esta – como en la de John Lennon - es sacar la verdad emocional de lo que uno ve y empezar a partir de ahí”. La directora y el guionista también querían hacer hincapié en algo poco contado, el profundo vínculo que unía a Amy con su abuela Cynthia, y el golpe que representó su fallecimiento para la cantante. “Creo que entonces empezó a ir todo mal y su vida se vino abajo. Sabíamos que debíamos plasmar esta relación en toda su profundidad y significado”.

El guion, una vez acabado, gustó a Alison Owen, a STUDIOCANAL y al productor ejecutivo Joe Naftalin. “Confiamos plenamente en Sam y en Matt. Cuando nos entregaron la primera versión, supimos que no nos habíamos equivocado”, dice la productora. “Joe y yo nos llamamos nada más leerlo y los dos estábamos de acuerdo en que era el mejor guion que habíamos leído nunca. La historia cobraba vida desde la página. Una obra maestra, brillante”.

Marisa Abela, que encarna a Amy, también se quedó estupefacta con el guion y la forma en que todo partía del punto de vista de la cantante. “De pronto, Amy volvía a estar al volante de su vida; no tiene nada que ver con lo que piensa la gente a su alrededor, ni las razones que buscan, Amy había recuperado el control”, dice la actriz. “En vez de alzar dedos acusatorios, se cuenta una historia vital, con toda la energía con que Amy vivió su vida. Muestra con qué osadía se atrevió a vivir”.

Eddie Marsan (Mitch) también se sorprendió al descubrir una versión tan poco habitual de la vida de Amy y de su padre. “Al ver que nadie es el malo de la película – el malo es la droga –, me entraron ganas de interpretar el papel. No encarno a malos, solo a seres humanos”, dice. “Se nota que Sam siente una gran compasión por Amy. Aquí no se trata de sacar los trapos sucios, no es una historia vacía. Cuando leí el guion de Matt por primera vez, acabé llorando, y cuando se lo conté a Sam, me dijo: ‘Prefiero que la gente salga llorando y conmovida’”.

La película se rodó a partir de la primera versión del guion, ya que no hizo falta retocarlo. “Algo muy poco habitual”, dice Sam Taylor-Johnson. “Normalmente hay unas diez versiones antes de que se empiece a rodar, pero este guion era una maravilla desde el principio”.


Casting
Encontrar a la actriz capaz de interpretar a Amy fue uno de los mayores retos de BACK TO BLACK, pero desde el momento en que Sam Taylor-Johnson vio a Marisa Abela (“Industry”, de BBC), quedó claro que la búsqueda había acabado. La directora de casting Nina Gold había reducido varios centenares de candidatas a ocho para las pruebas definitivas. “Siete llegaron vestidas como Amy, y Marisa llegó vestida como Marisa, pero Marisa era la única que, cuando miraba a cámara, era Amy”, recuerda Sam Taylor-Johnson. “Supo encontrar algo en su interior que reflejaba quién era Amy. Son momentos mágicos para una directora. Nina, Matt y yo nos miramos, la habíamos encontrado”.

Sin embargo, antes de hacer esta prueba, Marisa Abela no estaba del todo convencida. Tardó dos semanas en decidirse después de recibir la llamada de su agente. “Supe inmediatamente que el papel demanda mucho cariño, amor y respeto, pero también muchísimo trabajo”, explica. “Cuando tomé la decisión, era consciente de que no podía engañar a nadie, ni a Amy ni a mí, y que debía darlo todo en la prueba”. Marisa Abela se documentó a fondo antes de la prueba y entró de lleno en el mundo de Amy Winehouse. “En parte, obtuvo el papel por eso, porque se presentó con toda la humildad del mundo, pero también con gran profesionalismo”, dice Sam Taylor-Johnson.

Buscaban a alguien que encarnara de forma convincente a Amy entre los 17 y los 27 años. “Tampoco buscábamos un parecido muy pronunciado, y no queríamos a alguien que hiciera una imitación, sino que se metiera totalmente en el papel”, explica Alison Owen. “Sam dejó muy claro que no era necesario que cantara bien, pero da la casualidad de que encontramos una mina de oro en Marisa porque canta muy bien. Canta todos los temas de la película y lo hace de maravilla”.

La última prueba de Marisa Abela incluía cantar. “Sé cantar, pero nunca había intentado cantar en el estilo de alguien y menos en el de Amy, que es muy particular, muy específico y auténtico”, dice la actriz. “Creo que al principio nadie se planteó utilizar mi voz, pero me parecía importante hacer todo lo posible para meterme en el papel”. Marisa Abela no dudó en aceptar el reto yendo a clase de canto dos horas y media diarias durante cuatro meses. También trabajó con el productor musical Giles Martin para aprender a imitar el estilo de Amy. “Amy Winehouse cambió dramáticamente en muy pocos años y Marisa debía hacer lo mismo”, explica el productor. “En todo el tiempo que trabajamos juntos, con cada cambio pensaba: ‘Ha dado en el clavo’”.

“Nunca pensé en utilizar la voz de la actriz porque la de Amy es muy característica, conocida y difícil de emular”, explica Sam Taylor-Johnson. “Pero Marisa trabajó su voz hasta poder contar una historia con mucha emoción y así conectar con los que la escuchan. Sabemos que no es Amy cantando, pero su interpretación es tan estremecedora que no queda más remedio que creerla”.

En cuanto a Blake, el equipo quería a un actor que transmitiera las cualidades positivas que Amy veía en él. “Los medios se encargaron de representar a Blake como a un yonqui, un chico malo en el peor sentido de la palabra. Pero Amy le veía como a un chico malo en el buen sentido de la palabra, como alguien parecido a James Dean, un chico encantador”, dice Alison Owen, que conoció a Blake durante el proceso de documentación y entendió inmediatamente qué había atraído a Amy. “Me cayó muy bien, a pesar de esperar lo contrario. Si hubiésemos escogido a alguien que le encarnase como a un malvado, habríamos dejado a Amy en ridículo, y ella estaba convencida de ser afortunada de tener a Blake a su lado”.

Nina Gold insistió en que Eddie Marsan hiciera el papel de Mitch, el padre de Amy, convencida de que aportaría calidez e inteligencia al papel. “Siempre que la cámara enfoca, estás con él, te duele por lo que está pasando. Quiere a su hija, pero la situación le supera, carece de manual de instrucciones. Eddie conecta con el público nada más aparecer en pantalla”, comenta Alison Owen. No cabía duda de que solo Lesley Manville podía encarnar a Cynthia, la abuela paterna de Amy. “Tuvimos mucha suerte, conseguimos a todos los actores que encabezaban nuestras listas. Cuando Nina le propuso Lesley a Sam, se enamoró de la idea”, dice Alison Owen.


Música
Dado que BACK TO BLACK iba a utilizar temas de Amy Winehouse para contar los momentos más significativos de su historia, se buscó la cooperación de Universal Music y de Sony desde el primer momento.

Otra de las claves fue que los músicos con los que Amy trabajó estuvieran presentes. Se contrató al bajista Dale Davis y al corista Ade Omotayo en calidad de asesores musicales y volvieron a grabarse todas las pistas utilizadas en los icónicos Abbey Road Studios, donde Amy grabó por última vez con su héroe Tony Bennett. “Pocas personas la conocen tan bien como ellos”, dice Alison Owen, hablando de los músicos del grupo. “Como era de esperar, querían proteger su legado, pero fueron muy valiosos y sumamente generosos ofreciéndonos su tiempo, sus conocimientos y compartiendo su cariño por Amy”. Ade Omotayo, que conocía a Amy desde que eran niños, dice: “Fue un placer trabajar con Marisa; me llamó al principio y me enorgullece ver lo que ha hecho. Es increíble”.

El productor musical Giles Martin trabajó mucho con Marisa Abela para recrear el sonido único de Amy y para trabajar en los matices que la convirtieron en la cantante que fue. BACK TO BLACK es la segunda película en que participa el legendario productor musical después de Rocketman, la película biográfica de Elton John. “Es un poco como ser coordinador de especialistas, pero en música”, explica, riendo. “La voz de Amy es irrepetible, pero Marisa comunica sentimientos cantando”. Marisa Abela también trabajó con la profesora de voz Anne-Marie Speed y con la instructora de movimientos Sarah Green, además de aprender a tocar la guitarra. “Sé que hemos alcanzado nuestro objetivo cuando, en ocasiones, hay personas que no creen que es Marisa quien canta”, dice Giles Martin.

En la película se recrean varias interpretaciones en directo; por ejemplo, uno de los temas que cantó en Glastonbury en 2008 y los Grammy donde ganó el Premio Disco del Año por ‘Rehab’. “El grupo que tocó en los Grammy es el mismo que tocó cuando grabamos esta escena”, dice Giles Martin. “Pero no pueden salir en la película porque tienen 20 años más”. El grupo original estaba allí durante la interpretación de Marisa Abela. “Tenerlos en el plató fue maravilloso, tremendamente emotivo”, añade Sam Taylor-Johnson.

Hablando de Amy Whinehouse en los Grammy, Marisa Abela dice: “Es una actuación icónica, y necesitaba aprenderme cada detalle. Amy es realmente una cantante de jazz, nunca vuelve a hacer exactamente lo mismo”. La versión de “Rehab” que canta Marisa Abela corresponde a la de Amy Whinehouse en la velada de los Grammy en Londres, y no a una copia exacta del álbum. “Marisa consigue algo extraordinario; fue un privilegio recrear estos momentos”, concluye Alison Owen.

La delicada ambientación sonora corrió a cargo de Nick Cave y Warren Ellis. “Sam quería que la música fuese muy especial, emotiva, sin ser triste, sin arrancar lágrimas”, explica Giles Martin. “Sinceramente, creo que Nick Cave y Warren Ellis son auténticos genios y entendieron inmediatamente qué significaba. Es un placer colaborar y trabajar con ellos. El resultado es asombroso”.


Vestuario y maquillaje
Sam Taylor-Johnson y Alison Owen se alegraron mucho de contar con la brillante diseñadora de vestuario PC Williams; las tres trabajaron con la directora de fotografía Polly Morgan y la diseñadora de producción Sarah Greenwood. “Amy sobresalía en una multitud”, dice la diseñadora de vestuario. “Era feliz no pareciéndose a nadie más, tenía un sentido único del estilo”. Todas estaban de acuerdo en que era importante que el look de Amy no fuera caricaturesco, que mantuviera su autenticidad. “Era crucial atinar con el look de Amy, pero tampoco debía parecer demasiado elaborado”, explica Alison Owen. “Debía comunicar la sensación de que era algo que Amy hubiera podido hacerse en el servicio del pub”.

No fue complicado recrear el vestuario por una razón muy sencilla. “La triste verdad es que casi cada día de la vida de Amy está documentado”, dice Sam Taylor-Johnson. “Bastaba con que buscase un día cualquiera para saber qué llevaba puesto. Desde una perspectiva de documentación, nos permitió ser muy rigurosos a la hora de encontrar los trajes correctos”. En la película se ha utilizado ropa y joyas que pertenecieron a Amy. Además, los diseñadores que trabajaban con ella estaban más que dispuestos a colaborar. Por ejemplo, Dolce and Gabbana hicieron una copia exacta del vestido que llevaba la noche de la entrega de los Grammy. Estos trajes ayudaron a Marisa Abela a meterse en el papel. “No es lo mismo llevar mocasines que zapatos de tacón alto, eres otra persona”, dice la actriz. “Me pareció un proyecto de ensueño; hice cosas que me encantan en una ciudad que adoro contando la historia de una mujer que significó mucho para mí y para muchísima gente. No se puede pedir más”.

En BACK TO BLACK, el maquillaje sirve para subrayar el recorrido de Amy y reflejar sus estados emocionales. “Amy decía que cuando se sentía menos segura de sí misma, siempre quería más maquillaje. El moño crecía, los ojos eran más negros”, explica la productora Alison Owen. “Vemos aumentar el glamur, pero también vemos que cada vez es más caótico, y creo que esto enfatiza aún más el dolor”. Según el humor en el que se encontraba Amy en una escena, la altura del moño cambiaba. “Lo curioso es que en vez de hacerse más pequeño cuando se sentía más vulnerable, era todo lo contrario, crecía y acabó siendo una torre”, añade Sam Taylor-Johnson. “Tenía vida propia. Incluso hicimos un gráfico de uno a diez, y lo mismo pasaba con el lápiz de ojos”.

Los tatuajes también formaban parte de la identidad de Amy y puntuaban los cambios en su vida. “Primero se trata de una pequeña Betty Boop, pero a medida que avanza la película, vemos cómo se hace tatuar lo que le importa en el momento”, dice Marisa Abela. “El tatuaje ‘Daddy’s Girl’, o los de homenaje a su abuela Cynthia o a su novio Blake”.

También se debían plasmar los cambios físicos sufridos por Amy Winehouse debido a su adicción y su batalla con la bulimia, algo que no podía conseguirse solo con el maquillaje y el vestuario. “Una de las mayores dificultades era reflejar a Amy cuando no estaba bien, para lo que Marisa debía llegar al mismo lugar, pero siempre con asesoramiento y de forma saludable”, explica la directora. Marisa Abela se preparó con mucho tiempo con la ayuda de nutricionistas. “Debíamos mostrar esta faceta porque forma parte de su vida y de su lucha”, dice la actriz. “También debía hacerse del modo más seguro posible, pero no podía obviarse. No me habría parecido correcto no pasar por las mismas dificultades físicas que pasó Amy. Por suerte, rodamos de fin a principio, lo que me permitió empezar encarnándola cuando estaba físicamente más vulnerable”.


Decorados
Para las cineastas, el barrio de Camden era otro personaje en la película y tenía la misma importancia que Amy. Se rodó en los pubs The Good Mixer y Dublin Castle, Jeffrey’s Place, la plaza Camden y el canal. “Filmar en Camden era básico, el barrio formaba parte de la vida y del destino de Amy”, dice Sam Taylor-Johnson. “Vivía allí, le encantaba el barrio”.

“Era imposible rodar en otro lugar, jamás hubiéramos podido recrear estos decorados en un plató”, explica Alison Owen. “Tiene una textura, un olor particular, y se nota que rodamos allí. También creo que ayudó a los actores, aportó algo a la interpretación”.

Marisa Abela incluso decidió mudarse a Camden para preparar el papel. “Intenté sumergirme al máximo. Dejé a Marisa en casa y me metí de lleno en la preparación”.

“La película se rodó en decorados naturales en Londres, lo que planteaba ciertas dificultades teniendo en cuenta el tráfico y tamaño de algunos decorados”, recuerda Polly Morgan. “Evitamos las zonas más famosas del barrio, como el mercado, y nos centramos en enseñar zonas menos conocidas. Queríamos mostrar el Camden que no suele ver el turista, las orillas de los canales, debajo de los puentes, las zonas tranquilas que muy poca gente visita”.

“Había belleza y decadencia en Camden, y esto sigue estando. Creo que representa lo que Amy sentía”, añade Giles Martin. “Me gusta que soñara con el Carnegie Hall y el local Ronnie Scott’s, pero en el fondo era una chica de Camden hasta la médula”.

En total se rodó en 54 decorados londinenses diferentes en 40 días; entre estos destacaremos Primrose Hill, el zoo de Londres, Ronnie Scott’s y los estudios Riverside en Hammersmith, donde se filmó la noche de los Grammy.

El interior de la casa familiar, su piso y el escenario de Glastonbury se rodaron en los estudios Ealing. La diseñadora de producción Sarah Greenwood y la decoradora Katie Spencer se documentaron a fondo acerca de la profunda relación que unía a Amy con su abuela, y lo mucho que esta la influenció, una información que utilizaron para el estilo de su primer piso fuera de casa. “Disponíamos de fotos del piso que nos permitieron replicar los colores”, dice Sarah Greenwood. “Rodar en Ealing fue maravilloso”, añade Alison Owen. “Rodar en exteriores para mayor autenticidad implica darse mucha prisa siempre, pero cuando llegamos al estudio para rodar los interiores era como volver a casa. Estábamos cómodos, un poco como se sentía Amy en casa, alejada de las cámaras. Sarah y Katie crearon unos ambientes muy realistas, daba la sensación de que nos metíamos en la psique de Amy. Sam siempre supo que quería filmar desde la perspectiva de Amy, y se hace aún más palpable cuando rodamos en los decorados preparados por Sarah y Katie. Se documentaron meticulosamente para recrear a la perfección el mundo de Amy. Era como entrar en su mundo interior”.

La diseñadora y la decoradora hablan de su experiencia durante el rodaje: “Fue muy especial trabajar con tantas mujeres, sobre todo porque formamos un verdadero equipo”, dice Katie Spencer. “Fue maravilloso colaborar con Sam; confió plenamente en nosotras, es delicada, espontánea. Solo una artista del calibre de Sam podía alcanzar el equilibrio contando la historia de Amy”.

Una vez acabado el rodaje principal, un equipo reducido y Marisa Abela se trasladaron a Nueva York para una filmación de dos días. “¡Rodar en Nueva York era como estar de fiesta!”, dice Alison Owen. “Fue al final de todo, estábamos entusiasmadas, y se nota en las escenas, aunque para Amy, Nueva York fue el periodo más triste de su vida. Pero en Manhattan es imposible no tener la sensación de que cualquier cosa es posible”.


Para concluir
“El mayor cariño es el que sienten las personas cuyas almas han sido tocadas por la música de Amy y cuyos corazones sienten que Amy es suya. Una mujer diminuta con el poder de una leona y una voz que trasciende nuestra época. Haber llevado a la pantalla la historia de Amy es un privilegio, y es un auténtico regalo sumergirse en su música, conocer su corazón y plasmarlo para que el mundo lo vea”, concluye Sam Taylor-Johnson.