En la siempre ruda e irremediablemente cruel jungla de Los Ángeles existen hombres como Beck (The Rock)... bueno, no exactamente como Beck, un hombre que utiliza lo que sea necesario para recuperar aquello que le paguen por recuperar. Un marcador, un pago tardío o el anillo de la Super Bowl de un quarterback con deudas, Beck no diferencia y simplemente confía en su ingenio, su actitud de "acabemos con esto" y su devastador poderío físico para lograr culminar un trabajo.
Para él es un mundo de varias opciones muy simple: (A) El estilo de Beck, (B) El estilo de Beck con violencia, o (C)... no hay "C".
Beck no va buscando problemas y ni siquiera le gusta creárselos a nadie. Desafortunadamente, a él se le contrata para solucionar problemas y hay un asunto final que debe arreglar antes de dejar todo atrás. Y éste sigue complicándose cada vez más, como si hubiera sido enviado a la Selva Amazónica en Bienvenido a la Jungla.
En el centro de su problema actual está un descerebrado de nombre Travis (Seann William Scott), un distribuidor doble de palabra rápida cuyo padre ha encargado a Beck que lo recupere de una desafortunada aventura en Brasil. Travis prueba ser más hábil de lo que Beck esperaba, no sólo por su boca y su perpetua predisposición a huir, sino por un par de complicaciones que lleva con él: Mariana (Rosario Dawson), una sensata lugareña que tiene las respuestas a algunos de los misterios escondidos de la jungla, y Hatcher (Christopher Walken), un déspota desquiciado que ha convertido la jungla en su propio imperio destinado al lucro personal.
La jungla: Beck va tras un tipo, que va tras una fortuna, y ahora todo el mundo va tras ellos. Así que va a tener que soltar todo lo que ha conseguido para seguir en la cima de esta desenfrenada persecución, la chica con el secreto, el tirano loco, los monos calientes, la fruta alucinógena, los rebeldes de espaldas a la pared, el terreno peligroso, las trampas ocultas y cualquier otro obstáculo que la jungla interponga en su camino.