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The sweet east cartel reducidoThe sweet eastDirigida por Sean Price Williams
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'The sweet east' es la ópera prima de Sean Price Williams. Nos muestra el otro lado del espejo de los Estados Unidos a través de una road movie alucinada y punk por la Costa Este. Estrenada mundialmente en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2023, donde fue recibida como "la película más lisérgica" de la edición del festival, el primer largometraje de Sean Price Williams también se pudo ver, en su presentación en España, dentro de la Sección Oficial A Competición de la SEMINCI de Valladolid.

Una aventura distorsionada e incendiaria, un juego constante, tanto narrativo como estético, y un valiente desenfreno sobre ruedas que incluye paradas en la sociedad patriarcal, el fundamentalismo y la ultraderecha, el culto y las sectas, la violencia y las fake news... Definida como una vuelta de tuerca subversiva, simbólica, irónica y multirreferencial al clásico 'Alicia en el país de las maravillas'.

Sean Price Williams recorre con espíritu satírico las miserias de la sociedad estadounidense acompañado por un casting de jóvenes y populares rostros entre los que destaca Earl Cave, uno de los hijos del artista Nick Cave. Además, 'THE SWEET EAST' cuenta con Talia Ryder ('Revancha ya', 'Nunca, casi nunca, a veces, siempre'), Jacob Elordi ('Priscilla', 'Saltburn', 'Euphoria'), Ayo Edibiri ('Bottoms', 'The Bear') y Simon Rex ('Red Rocket'), entre otros.


DECLARACIONES DEL DIRECTOR
THE SWEET EAST no es una película hecha por un solo autor. Con años de cine a nuestras espaldas sabemos que una película exige muchísimo esfuerzo.

THE SWEET EAST es una bengala que cruza el cielo de Estados Unidos. Y es Estados Unidos quien ha hecho esta película.

Queríamos hacer algo importante sobre nuestro hogar. En realidad es un país viejo, pero sus espaldas son fuertes, sus músculos son robustos y sus articulaciones ágiles. Además, ¿no resulta apasionante ver hacia dónde nos dirigiremos?

Pero también hay que decir que a veces nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos.

THE SWEET EAST tiene sus propias pretensiones de trascendencia que se manifiestan en las referencias a la historia del cine norteamericano.

Pero somos patriotas. Es una nación rica en personalidad y colorido.

Nuestra heroína se llama Lillian y, al igual que nuestra propia nación, puede parecer sabia e ingenua a la vez. ¿Hablamos de una mujer joven que todavía no ha encontrado su camino? ¿O hablamos de la democracia constitucional más antigua del mundo y ya es bastante adulta?

¿Es una road movie de iniciación a la edad adulta o una historia sobre cómo ser fiel a uno mismo cuando no se sabe todavía quién se es al 100%? Lo importante es que no estamos seguros de nada. Porque estar seguros es aburrido. Estar seguros es lo que nos paraliza.


ENTREVISTA CON EL DIRECTOR SEAN PRICE WILLIAMS Y EL GUIONISTA NICK PINKERTON

P: ¿Cuál fue la génesis de esta película?

Sean Price Williams: Recuerdo una noche en un tren. Estaba con Nick y enfrente teníamos a un grupo de jóvenes pijos. Estoy casi seguro de que eran visitantes de otro planeta. Nick los miraba de forma peligrosa y desagradable, por decirlo suavemente. Eran los primeros días de este importante cambio que ha llevado a la polarización de Estados Unidos, un fenómeno que no ha dejado de crecer como una bola de nieve. Nick y yo estamos muy orgullosos de la historia y la cultura norteamericanas. La mera reivindicación del patriotismo norteamericano en el siglo XXI parece irritar a la mayoría de los círculos en los que nos movemos. Creo que la película está inspirada en ese simple hecho. La película PERSPECTIVAS fue una inspiración (aunque es anterior al momento presente). Yo solo quería dirigir una película. Nick es un guionista absolutamente genial. Escribió el mejor artículo online sobre el final del documental Kim's Video. Le dije: "Nick, deberías escribir un guion”. Y se puso a escribir rápidamente una película de Ohio en los años 30 con la que yo no me identificaba en absoluto. Así que le pedí que escribiera algo con lo que ambos pudiéramos divertirnos. El guion está repleto de escenarios y personajes y los dos sabemos con certeza que están basados en nuestras propias experiencias vitales. La confusión refuerza la esperanza de una universalidad.

P: ¿Qué te llevó a debutar como director en solitario?

Sean Price Williams: Siempre he querido dirigir. Durante bastante no supe lo que hacía un director de fotografía. Tuve que leer el libro “Masters of Light: Conversations with Contemporary Cinematographers” para descubrirlo. Las entrevistas de ese libro me convencieron de que no todo residía en la técnica y que lo más importante era el buen gusto. Me obsesioné intentando demostrar que el formato mayoritario de las películas de bajo presupuesto, el miniDV, tenía algún valor cinematográfico. Seguramente perdí muchos años en ese infructuoso empeño. Hice muchas cosas maravillosas con amigos, cosas que probablemente nunca verán la luz.

En el cine, se han hecho muchas reflexiones que cuestionan qué es un director o lo que hace un director. Creo que el respeto desmesurado que se le atribuye al papel de director hace un flaco favor a las intensas colaboraciones que son necesarias para crear obras tan complejas. Es cierto que a veces un director impregna todo el producto con su personalidad. Pero ese tipo de artista escasea.

He sido técnico en muchas películas y quería averiguar si se podía hacer una película como lo haría una banda. No como un solo artista. Sino como una banda de gente creativa que se siente realmente comprometida con la película. El equipo de nuestra película era una mezcla de viejos y nuevos amigos a los que les gusta lo que hacen. Parece increíble que a alguien le guste programar horarios. A otros les gusta supervisar el guion. Y a algunos les gusta cargar las cámaras o buscar de dónde viene la luz. Y a mí no me interesaba nada que el equipo me viera como un director. En última instancia, me atribuyo ese mérito porque alguien tiene que hacerse responsable de tomar muchas decisiones de lo más variopintas.

P: ¿Cómo fue la colaboración entre guionista y director?

Somos amigos íntimos. Nick es un pozo de conocimientos históricos y referencias. Disfruté mucho escribiendo y filmamos muchísimo material. Estaba seguro de que hubiéramos podido realizar una comedia de aventuras de tres horas, algo parecido a UN HOMBRE DE SUERTE.

Nick estaba casi siempre en el set y eso resultó muy útil para explicar ciertas referencias y dejar claras las intenciones de ciertos pasajes. Además, siempre venía con más material.

Repito que muchos de los escenarios de la película pertenecen a su vida y a la mía. En cierto sentido, ambos teníamos alguna experiencia sobre la desaparición de una novia en Washington D.C. durante un viaje escolar. Es muy posible que nunca nos pongamos de acuerdo sobre qué se inspiró en qué. Pero esa diferencia de opiniones significa que en realidad los jóvenes viven las mismas chorradas, y no sólo en ese momento concreto.

P: ¿Cómo fue el rodaje? ¿Cómo era el ambiente en el set?

Pregúntale a todos los que participaron en la película cómo era el ambiente. Valoro mucho sus opiniones.

Para mí era esencial que todos los que estaban en el set sintieran que se lo estaban pasando mejor que nunca trabajando. Es una mezcla de querer agradar y querer demostrar a algún juez de cine independiente que esté en el cielo que se puede hacer una buena película sin partir a nadie por la mitad. El hechizo funcionó tan bien que nuestra primera semana de rodaje, planeada con meses de antelación para que tuviera lugar en el norte del estado, en pleno invierno y con nieve, se desarrolló en realidad con las temperaturas más suaves que he visto jamás en un mes de noviembre. Nuestra fantasía en la nieve se convirtió en un picnic. Pero no tuvo ninguna importancia. Lo incorporamos a la película. No nos importó improvisar cuando las cosas no salían como esperábamos. Creo que cada situación imprevista nos llevó a tomar mejores decisiones. Y esto continuó también en el ajuste y la gradación del color.

P: ¿Sitúas THE SWEET EAST en la tradición de las road movies americanas?

Sean Price Williams: Durante su concepción nunca pensamos en la película como una road movie. Una road movie de verdad es algo que viene definido por reglas concretas. Nuestra película terminada podría ser una road movie, pero como ese género se rige por ciertas reglas, no creemos que forme parte de esa categoría.
Nick y yo hicimos un viaje por carretera en 2017 para buscar la inspiración del primer borrador del guion. Hicimos muchas fotos y muchos videos (afortunadamente, la mayoría se ha perdido) que podrían haber conformado el contenido de una road movie más reconocible.

Nick Pinkerton: No creo que la película pertenezca a ese género porque se centra más en las ‘paradas en boxes’ que hace su protagonista que en ‘estar en la carretera’. Cuando se habla de la “road movie norteamericana”, se piensa en esos espacios abiertos de los westerns. Pero nuestra película es totalmente de la Costa Este. Así que si pertenece a alguna categoría podría ser a la de una road movie de la Costa Este, como la magnífica CANDY MOUNTAIN de Robert Frank y Rudy Wurlitzer. De hecho, visitamos a Wurlitzer y a su esposa en Hudson, Nueva York, en un viaje por carretera que hicimos para visitar todos los lugares del guion en 2017 y 2018. El escribió un guion para una road movie, CARRETERA ASFALTADA EN DOS DIRECCIONES y en cierto sentido fue una inspiración indirecta. Se rodó en plano secuencia, con la producción moviéndose lentamente de Los Ángeles a Memphis, al igual que lo hacen los personajes. Eso te permite ver cómo los paisajes y la vida vegetal van cambiando a lo largo del camino. No pudimos filmar en plano secuencia por varias razones, pero intentamos simular las cosas lo menos posible y filmarlas en los lugares en los que estaban ubicadas para que el público experimentara esa sensación de infinito y amplitud que vemos en la película terminada.

En cualquier caso, he preferido describir la película como de estilo ‘novelesco’ o ‘picaresco’ -con toques de novelas de aventuras como ‘Moll Flanders’, las novelas satíricas de Thackeray o ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’-, aunque eso tampoco es del todo exacto, porque veo a Lillian aprendiendo cosas a lo largo de la película, algo que no hace un verdadero pícaro. Quizás también entra en el estilo de ‘La Cartuja de Parma’. La forma en que Lillian se mueve entre todos esos mundos diferentes con sus costumbres y creencias tan distintas, se parece un poco a la del aventurero de Stendhal moviéndose entre las diferentes cortes y reinos de la Italia anterior a la unificación.

P: ¿Por qué elegiste a Talia? ¿Aportó algo a su personaje?

Talia fue la primera persona con la que me reuní para interpretar el papel de Lillian. Me impresionó por muchas razones. Pero ella fue la primera, así que, como amante de la historia del cine, no podía asumir que la primera persona que veía fuera la indicada. Hablé con otras. Gente estupenda que me hizo muy buena impresión. Fue emocionante descubrir tantos actores jóvenes y brillantes. Cuando volví a ver a Talia, hizo muchas preguntas. Y quedó claro que ella entendía al personaje más a fondo que cualquiera de nosotros. Confié totalmente en ella. Si no le gustaba una línea, la cortábamos. Hizo muy buenas sugerencias para el casting y siempre las tuvimos en cuenta. Hizo gala de un gran instinto durante el montaje. No paraba de impresionarme. No tuve más remedio que reconocer que Talia era Lillian. Ahora que la conozco muy bien como persona, me doy cuenta de que ella fue quien creó a Lillian y estoy impresionado por triplicado.

P: En muchos sentidos, se trata de una película de observación: pareces más interesado en mostrar a tus protagonistas como seres humanos, con sus defectos y virtudes, que en juzgarlos inmediatamente. ¿Fue una decisión consciente o simplemente surgió mientras trabajabas en el guion?

Nick Pinkerton: Nunca me interesó hacer juicios explícitamente condenatorios (o elogiosos) de ninguno de los personajes. Espero que todos los personajes resulten tan ridículos y humanos, lo que es prácticamente lo mismo.

Sean Price Williams: Me encantan las películas donde el malo lleva un sombrero negro. Y el bueno es guapo. El pelo de la chica mala le cubre un ojo. La chica buena tiene el pelo rizado. Es fantástico a la hora de contar historias rápidamente. De nuestra película emana la fantástica verdad de que casi nadie es solo bueno o malo. Es importante, de hecho más importante que nunca, comprender que en cada persona hay un arco iris de dos o tres colores como mínimo.


Han dicho
"Fascinante debut de un respetado cineasta indie que ofrece un giro estelar para la recién llegada Talia Ryder" - VARIETY.

"Una sátira en constante evolución sobre las modernas subculturas americanas. Deliciosa" - THE NEW YORK TIMES.

"Es divertida y ardiente, inteligente y tonta, una pasada total" - THE FILM STAGE.

"Una absurda y cachonda odisea americana" - VICE.

"Una sátira mordaz de la América contemporánea" - TELEGRAPH.