NOTAS DEL DIRECTOR (por Juan Gautier)
La banalidad del mal y el deseo de pertenencia al grupo, en una clara metáfora de la necesidad de integrarse y sobrevivir. Además son un problema internacional con una iconografía desgraciadamente poderosa: ingredientes dramáticos que permitían reflexionar sobre los ritos de paso que perpetúan ese sistema de valores.

Todos estas ideas cogieron gran relevancia nacional el mes de octubre pasado al hacerse virales los vídeos del CMU Elias Ahuja. Reabriendo un debate interesante justo cuando nosotros terminamos el rodaje de la película.

La propia realidad permite al relato caminar por el terror psicológico aprovechando las posibilidades dramáticas que se dan en este contexto: chicos recién llegados a una gran ciudad, con deseos de integrarse y ser alguien, que, durante un día de novatadas, pasan por todos los estados anímicos posibles. Ríen, lloran y sienten el terror en apenas veinticuatro horas, posibilitando fusionar el cine de género con el drama realista.

Para trasladar esa montaña rusa emocional a la pantalla, partimos de ciertas reglas del cine de género. Incorporamos después una mirada política sobre los temas. Y utilizamos formalmente la experimentación, mezclando dispositivos de rodaje de ficción y documental con un objetivo: encontrar una energía en la puesta en escena que provoque en el espectador una experiencia singular de realidad viviendo la tensión que sufren los protagonistas.