Declaración del director (Tim Fehlbaum)
El ataque a las Olimpiadas de Múnich del 5 de septiembre de 1972 fue un trágico suceso con profundas implicaciones políticas. Las retransmisiones en directo de este día marcaron un punto de inflexión en la manera de informar de los medios de comunicación, y aportaron una nueva dimensión a la forma en que el público ve e interpreta esos incidentes.
Tras el inicio del ataque, un equipo de periodistas deportivos estadounidenses tiene que asumir súbitamente la responsabilidad de dar cobertura en directo a los acontecimientos durante las 22 horas siguientes, cambiando sus responsabilidades del ámbito deportivo al geopolítico. Me interesaba la situación sin precedentes a la que se enfrentaron los medios de comunicación: era la primera vez que un acontecimiento de esta naturaleza se retransmitía en directo.
Cuando nos pusimos a investigar con los periodistas de la ABC que estaban sobre el terreno, descubrimos detalles de lo que vivieron en esa sala de control, y entonces tomamos la decisión de narrar nuestra película exclusivamente desde este ángulo, desde el punto de vista de la cobertura informativa. Estamos constantemente en el estudio de televisión, casi como en una obra de teatro, y únicamente vemos los trágicos acontecimientos que se desarrollan ante nosotros a través de los objetivos de las telecámaras.
Este enfoque parecía especialmente pertinente en el mundo actual: con la llegada de la retransmisión en directo y la disponibilidad instantánea de imágenes y vídeos, la forma de procesar los acontecimientos ha cambiado radicalmente. Las imágenes ejercen una enorme influencia: moldean la opinión pública, movilizan a la gente e incluso pueden inducir a adoptar decisiones políticas.
Al limitar el mundo narrativo a lo que sucedía en el estudio de televisión de ABC Sports tuvimos que enfrentarnos a los dilemas morales, éticos, profesionales y, en última instancia, psicológicos, de los periodistas, que sólo toman conciencia de su responsabilidad cuando pasan de informar sobre deportes a hacerlo sobre los sucesos. Como cineasta sentí como algo propio la complejidad de la situación. Por un lado, criticaba la evolución que ha llevado a tratar los acontecimientos trágicos de forma sensacionalista. Pero, por otro, me fascinaban las ambiciones y los dilemas que se planteaban los periodistas a la hora de contar la historia con precisión.
Los acontecimientos de Múnich y sus consecuencias directas e indirectas siguen teniendo repercusión en la actualidad. Mostrar el conflicto político subyacente desde nuestra perspectiva actual no haría justicia a todas las complejidades y matices. En nuestra película, los acontecimientos del 5 de septiembre de 1972 se presentan exclusivamente desde la perspectiva de los periodistas deportivos en el estudio de la ABC. Asumiendo este punto de vista específico, arrojamos luz sobre este momento decisivo del periodismo y la influencia que nos ha legado. Al igual que entonces, el panorama mediático actual y la tecnología que lo facilita evolucionan constantemente, junto con nuestro apetito cada vez mayor para absorber un bucle de noticias de última hora que cubra las 24 horas del día, 7 días a la semana. Hemos tratado de plantear cuestiones éticas, que son ahora tan relevantes como lo eran entonces, sobre las responsabilidades y el efecto de la información sobre situaciones de crisis y el consumo que hacemos de ella.
Acerca de la película
Ambientada en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, la película de suspense Septiembre 5 narra las peripecias del equipo de retransmisión deportiva de ABC Sports que se vio obligado a pasar de la noche a la mañana de cubrir la información deportiva a dar cobertura en directo al secuestro de los atletas israelíes tomados como rehenes. Algunos de los mayores retos a los que se enfrentaron las cadenas al emitir en directo fue el riesgo de difundir inadvertidamente los planes y movimientos de las fuerzas del orden, informando a los propios terroristas, que se creía que podían ver la cobertura internacional dentro de la villa olímpica, lo que podría desbaratar la misión de rescate, además del espanto de presenciar y retransmitir en directo un atentado terrorista a millones de personas de todo el mundo.
Septiembre 5 arroja luz sobre un momento crucial que transformó la cobertura informativa de los medios de comunicación y que no ha dejado de influir la interacción existente en la actualidad entre las noticias en directo y el terrorismo. Esta tragedia de los Juegos Olímpicos de 1972 cambió para siempre la forma en que los medios de comunicación abordaban los sucesos, ya fueran atentados terroristas o persecuciones por una autopista o tiroteos en colegios, y obligó a los periodistas a reflexionar sobre el impacto que estas tecnologías en evolución tendrían no sólo en el público, sino también en los contenidos que estaban cubriendo.
En esta impactante película, el multigalardonado director suizo Tim Fehlbaum narra la historia de la Masacre de Múnich de 1972 desde esta perspectiva. Un equipo de televisión deportiva se enfrentó al reto de informar en directo sobre un atentado terrorista, y tuvo que poner en tela de juicio sus procedimientos, a causa de la inmediatez de los acontecimientos que se iban desarrollando sobre la marcha y de la tecnología de tenía a su disposición el equipo.
La película está protagonizada por Peter Sarsgaard (Memory, Presunto inocente), John Magaro (TA, La gran apuesta. Past Lures), Ben Chaplin (Asesinato 1, 2, 3, The Nevers) y Leonie Benesch (Sala de profesores, Babylon Berlin). El reparto internacional está, además, integrado por los actores Zinedine Soualem, Georgina Rich, Corey Johnson, Marcus Rutherford, Daniel Adeosun y Benjamin Walker.
Septiembre 5 es una producción de BerghausWobke Filmproduktion (Thomas Wobke, Philipp Trauer) y Projected Picture Works (Sean Penn, John Ira Palmer, John Wildermuth) en coproducción con Constantin Film y ERF Edgar Reitz Filmproduktion (Christian Reitz).
Septiembre 5 está escrita por Moritz Binder y Tim Fehlbaum y coescrita por Alex David, y se rodó en los estudios Bavaria y en localizaciones de Múnich (Alemania).
Acerca de la producción
Con la anterior película de Tim Fehlbaum, Tides (también conocida como The Colony), todavía en fase de postproducción, el director y dos productores -Thomas Wobke y Philipp Trauer, de Berghaus Wobke Filmproduktion- empezaron a trabajar juntos en un nuevo proyecto. “Somos una productora con sede en Múnich, así que estábamos familiarizados con los acontecimientos de 1972, y con las adaptaciones cinematográficas que se habían hecho”, afirma Wobke. “Múnich, de Steven Spielberg, narra lo que sucedió después, pero nosotros pensamos que en esta historia había aún más elementos que tenían sitio en la gran pantalla. Nos encerramos en una habitación durante varios días y acabamos decidiendo que queríamos hacer una película sobre el atentado terrorista cometido durante los Juegos Olímpicos de 1972 en Múnich”, explica Trauer.
Los cineastas se inspiraron en el documental Un día de septiembre, de Kevin Macdonald, que hace un análisis forense de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, y en la película United 93, de Paul Greengrass, que narró el trágico vuelo del 11 de septiembre de 2001 con precisión documental y en tiempo real. “Nos planteamos cómo sería narrar los acontecimientos del 5 de septiembre de 1972 de modo que pareciese que habíamos estado allí, en primer plano, como un equipo de reporteros”, explica Trauer, señalando que no se les pasó por alto que en aquel momento se acercaba el 50 aniversario de los sucesos de Múnich.
Moritz Binder se unió al proyecto para escribir el guion junto a Fehlbaum, y ambos colaboraron también con el coguionista Alex David, que ya había trabajado con Wobke. David se encargó inicialmente de colaborar en la traducción del alemán al inglés, pero también ayudó a definir los personajes y el ritmo general, realzando el lenguaje y la tensión.
A medida que profundizaban en su investigación, fueron dándose cuenta de la importancia que tuvo el papel de los medios de comunicación en los acontecimientos del día. Los productores no tardaron en descubrir un artículo escrito por un antiguo asistente de producción, Jimmy Schaeffler, que ponía en muy buen lugar a Geoffrey Mason, el entonces productor coordinador de 32 años que había estado en Múnich bajo la dirección del legendario Roone Arledge, presidente de ABC Sports en aquella época. Arledge, que fue declarado uno de los 100 estadounidenses más importantes del siglo XX por la revista Life, está considerado el inventor y pionero formativo del periodismo deportivo moderno.
“ABC Sports se había hecho con los derechos de retransmisión, porque fueron los que más dinero ofrecieron”, explica Trauer. “Habían montado su propio centro de producción justo al lado de la Villa Olímpica. Sólo una colina separaba su estudio de los alojamientos de los atletas. Y nos enteramos de que fue la única cadena de televisión que tenía instalada una cámara en directo en el lugar de los hechos del 5 de septiembre”.
Tras hablar con Mason, a los cineastas se les ocurrió que podía ser un gran personaje central para la película. “Mason nos contó vívidamente y con todo lujo de detalles lo que vivió aquel día”, recuerda Fehlbaum. “Nos habló de las 22 horas que pasó produciendo la retransmisión de la cobertura en directo, que aún recuerda con gran precisión”.
“Geoffrey habló del estrés, las decisiones difíciles, los dilemas éticos y las profundas emociones que se han mantenido presentes hasta el día de hoy”, añade Trauer. “Empezamos a darnos cuenta rápidamente de que ésta era la película que queríamos hacer. Ese fue el momento de la verdad”.
“Cuando me plantearon la idea de contar la historia de Septiembre 5 desde la perspectiva de la cobertura deportiva de la ABC, quedé muy impresionado por la profundidad de la investigación con la que se había abordado el proyecto”, recuerda Mason, que se incorporó como coproductor de la película. “Pero lo más importante es que, después de leer las primeras versiones del guion, me impresionó que narraba una experiencia profundamente personal, no solo para los que participamos en la producción, sino también en cuanto a la narración de lo que ocurrió. Es la historia de las personas que se encontraban en esa sala de control y de la forma en que reaccionamos todos ante lo que estaba ocurriendo frente a nosotros. Tengo la suerte de ser una de las pocas personas que siguen aquí para contarlo y que aún pueden ayudar a que esa historia se vea a través de los ojos y los corazones de los que estuvimos allí aquel día. Ha sido una oportunidad que solo se da una vez”.
Los ejecutivos y el personal de la ABC que tuvieron una intensa participación aquel día de septiembre, entre ellos Roone Arledge y Jim McKay, también habían escrito biografías y, como cabía esperar, los acontecimientos ocurridos en 1972 aparecían en todas ellas, dado lo mucho que habían caracterizado e influido en sus vidas. “Cada uno de ellos había descrito ese día desde su propia perspectiva”, observa Wobke.
Los cineastas también pudieron obtener información de primera mano de Schaeffler, quien, en su papel de asistente de la ABC en 1972, se encargó de pasar material filmado burlando los cordones policiales disfrazado de atleta; y de Sean McManus, hasta hace poco Presidente de CBS Sports. McManus, que entonces era muy joven, estaba sentado en la sala de control mientras su padre, Jim McKay, presentaba los Juegos Olímpicos en el estudio de al lado. Que McManus diera su bendición al proyecto y ofreciera su apoyo fue el momento de la verdad para el proyecto Septiembre 5. “Estuve junto a mi padre durante todo el día, toda la noche y toda la madrugada y le vi informar sobre lo que resultó ser el día más negro de la historia del deporte”, recuerda McManus. “Sus informes, su tranquilidad de ánimo y su compasión fueron sencillamente asombrosas, en un momento en el que el mundo contenía la respiración ante lo que podía esperarle al equipo olímpico israelí. Septiembre 5 presenta esta historia a medida que se desarrolla, con un realismo y una precisión apasionantes, desde la perspectiva de ABC Sports. La narración de este momento de la historia permanecerá en el recuerdo del público el resto de su vida”.
A medida que el equipo creativo iba desarrollando la película, se sorprendió de lo jóvenes que eran muchos de los periodistas y técnicos que trabajaban para la ABC en Múnich, algunos de ellos de veintitantos o treinta y pocos años de edad. “Para ellos fue una experiencia vital especial estar sobre el terreno en esos Juegos Olímpicos, en los que Múnich y, de hecho, toda Alemania, intentaba conscientemente romper con el siniestro pasado alemán, que en aquel momento había concluido tan solo 27 años antes”, explica Trauer. “Y también planteó un gran desafío para todos los que tenían la responsabilidad de manejar este enorme aparato técnico. La organización que la ABC había preparado para su retransmisión desde Múnich era increíble. No tenía precedentes y marcó nuevas pautas”.
En 1972 ABC Sports estaba innegablemente en vanguardia, muy por delante no sólo de su división de noticias, más centrada en los bustos parlantes, sino también de todos los demás canales de televisión. “Roone Arledge fue un renovador del relato”, señala Fehlbaum. “Las historias personales de los atletas pasaron a formar parte de la narrativa, sus biografías, deseos y anhelos. Pero ABC Sports también iba muy por delante de los demás en términos de tecnología: tecnologías innovadoras, como el uso de la cámara lenta y las cámaras en mano, unidas a unos diseños de títulos sensacionales, integraban el repertorio de herramientas del equipo de Arledge. En sus memorias, el ingeniero de radiodifusión Joe Maltz describe el enorme esfuerzo técnico que fue necesario para la primera retransmisión en directo de los Juegos Olímpicos y cómo el equipo de la ABC tuvo que improvisar el día del secuestro para conseguir que la audiencia estuviera lo más cerca posible de los acontecimientos. Esto, en combinación con los innovadores planteamientos narrativos de Arledge, dio lugar a una paradoja que caracterizaría las décadas venideras: las noticias se convirtieron en infoentretenimiento”.
Y a lo largo de sus entrevistas con Mason, Fehlbaum señala que hubo una respuesta en particular que le dejó absolutamente claro cuál era la historia que quería contar. “A la pregunta de si durante la emisión habían pensado en esas implicaciones y consecuencias de más profundo calado, Geoffrey se limitó a decir: ‘Sencillamente, no tuvimos tiempo’”, recuerda Fehlbaum. “En ese momento Moritz y yo nos dimos cuenta de que así era exactamente el sentimiento que tenía que transmitir la película. El público tenía que experimentar la tensión a la que se vieron sometidos los personajes por la cobertura en directo, y tenía que estar presente cuando hubiera que tomar decisiones de índole ética con el telón de fondo de un reloj que avanzaba implacablemente”. Mason revisó el guion para asegurarse de que los cineastas captasen el tono y el sentido de la jornada.
Binder señala que a él y a Fehlbaum les atraía especialmente la idea de explorar el impacto que tienen las imágenes en las informaciones que ofrecen los medios de comunicación. “La huella que dejan los acontecimientos concretos es la resonancia de las imágenes” dice. “Todos hemos conservado los acontecimientos del 5 de septiembre de 1972 en nuestra memoria colectiva, pero es importante reconocer que si tenemos esas imágenes en el recuerdo es a causa de la información. Así que queríamos contar la historia que había detrás de esas imágenes y cómo surgieron de este acontecimiento. No queríamos dar respuestas simples, sino que preferimos plantear preguntas serias como los profesionales de los medios de comunicación, narradores y espectadores que somos”.
Trauer recuerda al leer el guion recién redactado, no podía apartar la mirada de las páginas. “Era apasionante, electrizante, y estaba cargado de suspense. Tenía una concepción radicalmente novedosa y respetaba el planteamiento de que toda la trama se desarrollara dentro del complejo de los estudios. La idea de no salir al exterior en absoluto, al margen de los vídeos que se veían en los abundantes monitores, resultó ser todo un éxito”.
Después de establecer una narrativa tan específica para la película, los cineastas se dieron cuenta del efecto que tendría utilizar el metraje original de la ABC en su película; no obstante, acceder a los archivos y conseguir las licencias del material original no iba a ser sencillo. “Si queríamos que Septiembre 5 fuera un thriller centrado en ABC Sports, las grabaciones originales eran imprescindibles”, dice Wobke, respecto del imponente obstáculo que tenían que superar. “Teníamos claro que Geoffrey Mason tendría que ayudarnos a acceder al material, aprovechando su estrecha relación con la ABC”.
Disponer de las cintas originales de la ABC resultó esencial para Fehlbaum y Binder. “Al ver las grabaciones de lo emitido pudimos hacer una reconstrucción de los hechos desde la sala de control y estructuramos el guion en consecuencia”, indica Fehlbaum. “Esto también dio pie a la estrategia visual de la película. Planificamos el plató de modo que el material original de 1972 se viera en los monitores y se integrase en nuestras escenas cinematográficas”.
Fehlbaum dice que, al ver las grabaciones, fue quedando cada vez más fascinado por el trabajo del presentador Jim McKay, siempre profesional y comedido en sus reportajes. “A pesar de todo, fue capaz de irradiar empatía con todos los afectados”, destaca el director. “Reproducir esta actuación con un intérprete me parecía una tarea imposible. Éramos conscientes de que para transmitir la urgencia del momento tendríamos que incorporar el material original de Jim a nuestra película”.
Al centrar la narración firmemente en ABC Sports, el proyecto se convirtió predominantemente en una película de habla inglesa. A excepción de Marianne Gebhardt, interpretada por Leonie Benesch, uno de los personajes centrales, una alemana que desempeña un papel crucial en términos de comunicación exterior y traducción de las noticias alemanas para el equipo de televisión estadounidense, los demás personajes principales son estadounidenses y todos hablan inglés. “De repente, el proyecto se había convertido en una producción internacional”, dice Trauer. Esta dinámica provocó interés en contar con el apoyo de un socio productor estadounidense. “Queríamos hacer justicia a los personajes y a las circunstancias”, prosigue el productor.
Lo que acabaría siendo una asociación perfecta surgió de una conexión facilitada por el director de fotografía de Septiembre 5, Markus Forderer, y uno de los socios productores de Sean Penn, John Wildermuth. Forderer debutó en 2011 en el mundo del largometraje y también colaboró con Fehlbaum en su película Tides. Afincado en Hollywood en la actualidad, Forderer ha trabajado en grandes producciones de Roland Emmerich, Mike Cahill y Rawson Marshall Thurber. Forderer y Wildermuth trabajaban juntos en la película de Thurber Alerta roja, en 2021 y hablaron del nuevo proyecto de Fehlbaum durante el rodaje, lo que propició una reunión con la productora de Sean Penn, Projected Picture Works. BerghausWobke Filmproduktion y Projected Picture Works acordaron colaborar para llevar a la pantalla Septiembre 5.
“Sean Penn y sus socios John Ira Palmer y John Wildermuth nos hicieron saber que la calidad del guion les había convencido absolutamente”, recuerda Trauer. “Y en el momento en que Projected Picture Works se unió al proyecto, las puertas empezaron a abrirse de repente para Septiembre 5 en Estados Unidos. Cuando envías un correo en el que pone “Producido por Sean Penn”, ya tienes un pie en la puerta. De la noche a la mañana el guion despertaba interés y recibíamos respuestas rápidamente. Gracias a esto acabamos reuniendo un reparto magnífico”.
Palmer confirma que el trío quedó instantáneamente impresionado por la singular perspectiva de la película sobre un tema que nunca había sido abordado en profundidad, y que no había dejado de influir en la forma en que los espectadores asimilan las noticias. “Además, la película narra una historia buenísima”, afirma el productor. “Tim Fehlbaum y Moritz Binder habían escrito un guion increíble que te agarraba por las solapas y no te soltaba. Todos sabíamos que la película debía proyectar una sensación de autenticidad y urgencia, y se aseguraron de que toda esa tensión dramática se manifestase sobre el fondo del metraje existente”.
Penn, que sólo tenía 12 años en 1972, recuerda que era un “adicto de las Olimpiadas” en la época en que se celebraron. “Recuerdo estar con mi familia alrededor del televisor mientras todo esto ocurría”, comenta. “El guion suscitó recuerdos de esa tensión y de esos momentos desgarradores, unos recuerdos muy similares a los míos propios, pero que, además, nos colocaban literalmente en el centro de producción junto a las personas que lo cubrían in situ. Tim tiene una mano extraordinariamente firme como cineasta, una gran habilidad para conectar y organizar los puntos de tensión, un estilo que podría describirse como dirección sin fisuras, en la que los puntos y el drama nunca se anticipan ni distraen al público con digresiones”.
Wildermuth también tuvo una fuerte conexión en su infancia con los acontecimientos de los Juegos Olímpicos de Múnich 72. Wildermuth, que entonces tenía diez años de edad, acababa de entrar en un equipo de natación y estaba fascinado por el nadador estadounidense Mark Spitz, que estableció un récord olímpico al ganar siete medallas de oro ese verano. “Cuando Markus Forderer me habló de Septiembre 5, quedé inmediatamente seducido por la idea de contar la historia desde la perspectiva del equipo deportivo de la ABC, porque tenía claros recuerdos de los acontecimientos de aquel momento y la retransmisión en directo. Desde nuestra primera reunión con Tim, su pasión por esta historia y su carácter colaborador me cautivaron, y no tuve duda de que Septiembre 5 encajaba perfectamente con lo que hacemos en Projected Picture Works”.
Tras haber reunido a un equipo creativo envidiable, Fehlbaum afirma que todos estuvieron de acuerdo de principio a fin. “Lo que hizo especial a esta película fue el excepcional equipo de productores creativos que tuvimos”, destaca. “Mantuvimos constantemente abiertas las comunicaciones y siempre nos centramos en contar la historia de la mejor manera posible”.
Conclusión
Septiembre 5 deja claro que el impacto de los acontecimientos del 5 de septiembre de 1972 perdura hasta nuestros días. “Empezamos a comprender que la responsabilidad que teníamos de ser honestos, veraces y minuciosos en nuestra cobertura iba más allá de lo que cualquiera de nosotros había podido imaginar”, dice Geoffrey Mason sobre la forma en que esa fecha ha afectado personalmente a lo que piensa sobre su trabajo. “Incluso hoy en día, cada vez que arranco una producción, pienso en la calidad del trabajo que hacemos y de la narración de una forma mucho más profunda”.
La película también plantea una serie de cuestiones que, hoy más que nunca, es importante abordar, señala el director y guionista Tim Fehlbaum. “Además de narrar una historia trepidante y emocionante, la película también arroja luz sobre este acontecimiento histórico, desde una perspectiva muy específica; espero que la combinación de estos elementos cree una experiencia que emocione al público y que le haga pensar”.
“Se ha pasado por alto que esta era la primera vez que un acontecimiento tan traumático y trágico se exponía en todo el mundo en el momento en que estaba sucediendo”, reflexiona el actor John Magaro. “No ha pasado tanto tiempo desde el instante en que cambió la forma en que consumimos las noticias, y ese cambio se produjo con personas que estaban en muchos sentidos mal equipadas para afrontarlo, y que pusieron en el vocabulario cotidiano expresiones que todavía se emplean. No tuvieron ocasión de pensar: ‘¿Está bien decir esto?’ Simplemente hicieron lo que pudieron. Y por desgracia, creo que esa situación no ha hecho sino reforzarse en los medios de comunicación, en los que no se reflexiona mucho sobre las consecuencias, sólo se ofrece acción”.
El actor espera que Septiembre 5 ofrezca al público la oportunidad de plantearse con familiares y amigos los temas que se exponen en la película. “¿Para qué sirven los medios?”, dice. “¿Qué responsabilidad tienen? ¿Cuál es su función? Damos por sentado que vamos a ver explosiones de bombas en directo en la televisión casi todas las noches, vemos tiroteos en escuelas y es como el que ve llover, porque nos hemos acostumbrado. Y la cuestión es si esto es útil o valioso para nuestra toma de decisiones como ciudadanos o como personas que forman parte de una democracia. No sé si ver tragedias todos los días nos permite tomar decisiones más informadas, pero espero que nuestra película lleve a la gente a plantearse esas preguntas sobre los medios de comunicación”.
Y Peter Sarsgaard dice que lo que más le atrae es participar en esas conversaciones después de que la gente haya visto la película. “Me interesa saber qué lecciones va a extraer el público y si van a hablar de ello. ¿A quién le corresponde contar lo que ha pasado? ¿Cómo se cuenta lo que está pasando, si tenemos todas esas cámaras en marcha a la vez, si vemos violencia constantemente en las noticias? ¿Nos hace más empáticos o levanta un muro que nos separa de lo que realmente ocurre? Merece la pena hablar de todo eso”.
El guionista Binder señala que hubo un momento en particular que le hizo sentirse especialmente orgulloso de su participación en la película. “Fue un comentario de Geoffrey Mason, la fuente de inspiración de nuestro personaje principal”, comparte Binder. “Después de ver la película, dijo: ‘Me habéis vuelto a llevar a aquella sala’. Este fue nuestro reconocimiento personal más importante. Porque eso es exactamente lo que queríamos: narrar los detalles con precisión fidedigna”.
“El 5 de septiembre fue un día trágico que nadie olvidará jamás, en el que la belleza de lo que se había dado a conocer como las ‘Olimpiadas serenas’ se hizo añicos ante una audiencia televisiva mundial”, señala Sean McManus. “Los hombres y mujeres de ABC Sports, los mejores profesionales de su campo, se encontraron súbitamente cubriendo no un evento deportivo, sino uno de los mayores acontecimientos noticiosos de la historia. Mientras la tragedia se desarrollaba en directo ante un aturdido público mundial, su profesionalidad, excelencia periodística y sensibilidad fueron simplemente admirables”.
Penn tiene la esperanza de que las conversaciones que suscite la película sean una de las muchas razones por las que Septiembre 5 deje huella en el público. “Sin duda, la película aborda unos desafíos éticos que cada espectador tendrá que resolver por sí mismo, adentrándose en los orígenes del actual del ciclo de noticias de 24 horas al día”, concluye Penn. “Creo que, como yo, verán lo bueno, lo malo y lo feo de las repercusiones que ha tenido ese aciago día”.