Sobreprotegido por sus padres, el inmaduro Pelayo (Gabino Diego) es expulsado de su remoto pueblo asturiano tras una de sus patólogicas gamberradas. Es enviado a Madrid para que prospere al amparo de su tío Lorenzo (Arturo Fernández), un empresario triunfador que abandonó el pueblo hace cuarenta años. Su padre le prohibe volver antes de que se haga un hombre y encuentra una buena chica para casarse.
Sin embargo la realidad se parece muy poco a la imagen que Lorenzo a base de fanfarronadas ha logrado que se tenga de él en su pueblo. El empresario es en realidad un tipo acabado, manager de un grupo de boys piltrafillas que son el hazmerreír del oficio. Ha cifrado sus últimas experanzas vitales en la inminente boda con Palmira, una prostituta retirada con un hijo obeso que posee un antro cabaretero donde actúan los boys de Lorenzo en despedidas de soltera. El ambicioso empresario del ramo Prados (Jesús Bonilla), con un grupo de boys cachas y multinacionales, aspira a desbancar a Lorenzo del local y del corazón de Palmira.
La llegada de Pelayo pondrá patas arriba la vida de Lorenzo. Con un candor de retrasado hará que Palmira descubra los encuentros sexuales que Lorenzo tiene con las clientas en los servicios dando al traste con la boda y dejando a Lorenzo y sus chicos en la calle.
En su aspiración de convertirse en un hombre para poder volver pronto al pueblo, Pelayo conocerás las delicias y amarguras del amor mercenario en brazos de Claudia una prostituta venezolana de la que cae perdidamente enamorado.
Lorenzo, que tiene un dudoso pasado de gigoló, tendrá una idea salvadora para él y sus chicos. Aprovechando la ausencia de una vecina psicóloga que se va unos meses a hacer un master y le deja las llaves de su consulta para regar el ficus, montará allí la agencia de prostitutos: Macho ibérico. Con gran ímpetu empresarial iniciará a los boys en el oficio más viejo del mundo. Pelayo necesita dinero para sus encuentros con Claudia y, a pesar de su físico poco aventajado, logra que su tío le deje trabajar como puto en su agencia.
Para sorpresa de todos el joven e inexperto Pelayo se revelará uno de los mejores sementales de Madrid, siendo el más disputado por las clientas. Su vertiginosa carrera de gigoló lo llevará por todo tipo de ambientes sociales y situaciones disparatadas.
Pero hay algo para lo que los perdedores nunca están preparados. El éxito fugaz hará más dura la caída y más fuerte los desengaños. Aún habiendo tocado fondo, tío y sobrino se tienen el uno al otro para encarar el porvenir con una sonrisa.
Desde que amanece apeteceDirigida por Antonio Del Real