Fernando Meirelles, nominado a un Oscar por la película Ciudad de Dios, dirige este nuevo y fascinante largometraje que cuenta el viaje emocional y político de un hombre, que le lleva a descubrir la verdad escondida detrás de la pérdida de un ser querido y de una conspiración internacional.

Ralph Fiennes, nominado a dos Oscar, y Rachel Weisz encabezan el reparto de EL JARDINERO FIEL, un thriller con tintes románticos, adaptado por Jeffrey Caine a partir de la novela del mismo título escrita por John le Carré, rodado en Berlín, Londres, Nairobi y otros lugares de Kenya. Entre el equipo técnico internacional de EL JARDINERO FIEL está el productor Simon Channing Williams (nominado a un Oscar por Secretos y mentiras), el director de fotografía César Charlone (nominado a un Oscar por Ciudad de Dios de Fernando Meirelles), la montadora Claire Simpson (ganadora de un Oscar por Platoon), el diseñador de producción Mark Tildesley (28 días después) y la diseñadora de vestuario Odile Dicks-Mireaux (Negocios ocultos).

Una presentación de Focus Features en asociación con el UK Film Council (Consejo Cinematográfico Británico) y con Scion Films. Ralph Fiennes y Rachel Weisz protagonizan EL JARDINERO FIEL con Danny Huston, Bill Nighy, Pete Postlethwaite. Director de casting, Leo Davis. Maquillaje y peluquería, Christine Blundell. Música, Alberto Iglesias. Vestuario, Odile Dicks-Mireaux. Montaje, Claire Simpson. Diseño de producción, Mark Tildesley. Fotografía, César Charlone. Coproductora, Tracey Seaward. Coproductores, Henning Molfenter, Thierry Potok. Productores ejecutivos, Gail Egan, Robert Jones, Donald Ranvaud, Jeff Abberley, Julia Blackman. Basada en la novela de John le Carré. Guión de Jeffrey Caine. Producida por Simon Channing Williams. Dirigida por Fernando Meirelles. Una presentación de Focus Features.

El director Fernando Meirelles nos dice: "La oportunidad de denunciar a la industria farmacéutica fue uno de los tres elementos que me convenció para dirigir EL JARDINERO FIEL. Otra fue la posibilidad, la elección, de rodar en Kenya. Además, es una historia de amor muy original; la de un hombre que se casa con una mujer más joven que él y no se enamora realmente hasta que ella muere y decide indagar en su vida. Es una historia preciosa, con un toque existencialista".

"En mi opinión, él se enamora retrospectivamente", nos explica Ralph Fiennes, que encarna al protagonista. "Hay dos partes igualmente importantes en la película. Por un lado, es un thriller político acerca de los escándalos corporativos, sus hechos delictivos y sus manipulaciones. Por otro lado, cuenta la relación ente Justin y Tessa Quayle. Justin emprende un viaje no sólo para sacar a la luz las investigaciones de Tessa; también va tras la pista de la relación que les unía. Redescubre y reconsidera la relación con su mujer. Es un papel maravilloso porque pasa de ser un hombre amable, aunque bastante reticente, a convertirse en alguien obligado a ver las verdades de este mundo. Espero que el público le vea como a una especie de ciudadano medio".

Rachel Weisz, que interpreta el papel de Tessa Abbott Quayle, la activista asesinada, añade: "La historia de amor y los elementos del thriller van de la mano, no existe una cosa sin la otra. Ahí reside la atracción de la novela de John le Carré y de la adaptación de Jeffrey Caine. El amor de Justin por Tessa le empuja a un viaje de descubrimiento en el que alcanza un nuevo nivel de conocimiento de sí mismo y, a la vez, descubre un enorme escándalo político".

La novela de John le Carré toca el tema de la responsabilidad y los gigantescos beneficios de una de las industrias más grandes del mundo, la farmacéutica. En un artículo publicado cuando salió la novela, en 2001, el autor escribió:
"Podía haber hablado del escándalo de las mezclas de tabaco, o de las grandes petroleras, pero el mundo multinacional de la industria farmacéutica, cuando empecé a conocerlo, me cautivó, no podía abandonarlo. La 'Gran farmacia', como se la conoce, tiene de todo: esperanzas y sueños; un vasto potencial para el bien explotado en parte; y un lado muy oscuro en el que se mueven enormes cantidades de dinero, un secretismo patológico, corrupción y avaricia".

La primera escena de la película se rodó en el mayor barrio de chabolas del África subsahariana. Kibera ocupa una zona de aproximadamente 240 hectáreas con unos 800.000 habitantes (algunos dicen 1.200.000) que viven en su mayoría en chabolas hechas de trozos de madera, adobe y placas de metal, sin agua corriente, electricidad ni alcantarillado. Kibera significa "bosque" en el idioma que hablaban los mercenarios nubios que se instalaron aquí después de ser desmovilizados de los ejércitos del África Oriental británica. Poco a poco, los numerosos trabajadores itinerantes hicieron de Kibera su hogar, siempre con la intención de ahorrar bastante y volver al pueblo.

Hoy quedan muy pocos árboles en Kibera y están representadas todas las tribus de Kenya. Las "calles" son un laberinto de pasos elevados por encima de trincheras cavadas en el suelo por donde pasan las aguas residuales. El barrio está separado por las vías del tren. Los vendedores se instalan a cada lado de las vías y venden cualquier cosa que tenga algún valor.

Fernando Meirelles nos dice: "Me cuesta reconocerlo, pero creo que Kibera es incluso peor que las favelas de Río donde filmamos Ciudad de Dios y la serie de televisión "Ciudad de hombres". César Charlone y yo pasamos mucho tiempo en las favelas, pero Kibera nos asombró. No puedo imaginar lo que pensó el equipo inglés. La pobreza nos dejó helados". Muchos de los miembros keniatas del equipo tampoco conocían Kibera y se quedaron igual de asombrados.