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Lost in La Mancha cartel reducidoLost in La ManchaDirigida por Keith Fulton, Louis Pepe
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Historia de la producción
"La batalla de Don Quijote es una batalla contra la realidad. Y creo que hacer películas es eso, una batalla contra la realidad. Pero en este caso, la realidad ha sido más fuerte que el sueño". -Bernard Bouix, Productor Ejecutivo, The Man Who Killed Don Quixote

En Marzo de 1999, cuando Terry Gilliam inició la pre-producción de su largometraje "The Man Who Killed Don Quixote", pidió a Keith Fulton y Louis Pepe que documentaran el proceso. Los realizadores se emocionaron con la oportunidad. Las metáforas no podían haber sido más ricas: Gilliam el fantasioso, el inconformista, el iconoclasta, luchando con su alter ego - un carácter cuyas grandiosas fantasías definen la ética y la estética de Gilliam y su trabajo. Dos meses después el principal financiador de Gilliam confesó que no tenía realmente todo el dinero necesario y las dos películas fueron languideciéndose. La carrera por Don Quijote - que fue previamente la obsesión de otro realizador inconformista, Orson Welles - fue de nuevo reemprendida.

En Junio de 2000, Gilliam llamó otra vez. La película iba para adelante - esta vez de verdad. Fulton y Pepe montaron un equipo con la productora Lucy Darwin que colaboró con el equipo del documental "The hamster factor and other tales of twelve monkeys(Doce monos)". Conscientes de no cubrir el mismo terreno, decidieron un aproximamiento completamente fresco, uno que pudiera ser focalizado como un proceso de pre-producción nunca visto todavía, documentando las vías por las cuales una película no llega a su fin.

Financiando la película independientemente y con la completa colaboración de Gilliam y sus productores, tuvieron un acceso sin precedentes a Don Quijote. Su fuerte relación con Gilliam les permitió capturar el proceso en una única e íntima vía: Gilliam estuvo de acuerdo en llevar un micrófono sin cables durante todo el proyecto. E incluso Fulton y Pepe le enseñaron como funcionaba el interruptor, aunque Gilliam demostró su candor no apagándolo nunca.

Las dificultades con "The man who killed Don Quixote" surgieron rápidamente. Cuando la producción empezó a fallar debido a muchos factores - uno de los cuales fue la creciente inflexibilidad de la programación y presupuesto de la película- el trabajo de Fulton y Pepe se convirtió en enormemente dificultoso. En lugar de una crónica de una película tomada "a ras de tierra", el documental se convirtió en un tipo de proyecto completamente diferente. Fue destapando cada vez el derrumbamiento inminente de una gran producción cinematográfica.

Fulton y Pepe encontraron en su conflicto el descubrimiento más valioso cuando rodaron el documental e intentaban estructurar una buena historia. Gilliam tenía un sueño inamovible, pero la realidad de una película de gran presupuesto fueron demasiado duras pera su visión. Si tu das algún crédito a la fórmula, el buen conflicto mejora con un final feliz - un carácter que prevalece contra todos los problemas. Los realizadores empezaron a preocuparse cuando vieron que su historia era pura tragedia. En palabras de diversos miembros del equipo de Gilliam, fue la historia de un hombre tan desesperado para realizar su sueño que hubiera intentado conseguirlo por cualquier medio - extrañamente similar al loco Don Quijote, arremetiendo contra los molinos de viento.

Incómodos con la naturaleza de lo que grabaron en cinta, y con las extrañas respuestas de los miembros del equipo de producción cada vez que enfocaban sus cámaras, Fulton y Pepe comentaron sus preocupaciones con Gilliam. Él les aseguró que debían documentar cualquier cosa que pasara, no importaba lo que se respirara en el transcurso de las próximas semanas. Gilliam se mantuvo firme en su apoyo al documental, diciendo a los realizadores: "Este proyecto ha sido tan largo en la realización y tan desgraciado que alguien puede necesitar tener una película de ello. Y no parece que vaya a ser yo". La maldición de Don Quijote ha golpeado de nuevo.

Después de documentar solo seis días en el set del Quijote de Gilliam - días que se desarrollaron como una serie de plagas bíblicas - Fulton y Pepe eran todavía reacios a creer que el Quijote no prevalecería. Aunque ellos intentaron en vano mover su coche de una carretera que una inundación transformó en un río. Una carretera que desparramó los equipos de filmación y los trípodes, los realizadores oyeron a Gilliam reír a través de su micrófono sin cables. Se dijeron que, si el director no estaba preocupado, por qué ellos debían estarlo? Pero, qué tipo de risa estaban oyendo?

Los realizadores grabaron los días en los cuales la producción de Gilliam estaba atascada, se debían tomar decisiones rápidas, el concepto de "fuerza mayor" fue definido y redefinido, y el destino de la película fue finalmente decidido. Todo lo que quedaba eran 15 millones de dólares de reclamación a la compañía aseguradora, la mayor en la historia del cine europeo. La trágica ironía de la búsqueda de Gilliam que tuvo que superar Cervantes.

Durante un año de postproducción, Fulton y Pepe reconstruyeron cuidadosamente la historia del "un-making" de "The man who killed Don Quixote" de más de 80 horas de filmación y entrevistas. El proceso de edición se realizó como una autopsia: en algunos momentos en que algo antes había parecido insignificante, ahora se revelaban a sí mismas como claves de la muerte de la producción de Gilliam. Enfrentándose a la dificultad de caracterizar una película que nunca existió, los realizadores incorporaron los propios storyboards de Gilliam, lecturas del guión de Gilliam, y el escaso metraje de la corta vida de la producción en un intento de dar vida al Quijote de Gilliam. Concibieron la animación original para contar la historia de Cervantes y completarla (o compararla) con la historia de la carrera de Gilliam. Encargaron una banda sonora apropiada la cual describen como "Nino Rota va a los toros".

Lost in La Mancha da al espectador una visión única en la forma en que las películas se hacen o se deshacen, un vistazo a la peculiar fragilidad de hacer películas como una forma de arte, y un retrato de la locura y nobleza del espíritu creativo.

Apariciones especiales
Jeff Bridges es el narrador y aparecen entre otros Terry Gilliam, Jean Rochefort, Johnny Depp.