Este épico relato, enmarcado en un vasto fresco histórico, narra una gran pasión amorosa truncada por la fortuna y los hombres...
La época (1758-61) es "una era de pasiones", el turbulento periodo que media entre la debacle de Nueva Francia en Norteamérica y la instauración del régimen inglés. Inspirada en hechos reales, la trágica historia de amor entre una joven campesina de la región de Bajo San Lorenzo y de un audaz aventurero se ve marcada por un destino inexorable que refleja otra historia ya escrita, la del abandono de Canadá por Francia.
Le Gardeur es un joven temerario y aventurero. Incapaz de integrarse en el seno de una familia demasiado burguesa para su gusto, prefiere deambular por los bosques y vivir con los indios americanos, a quienes los colonos llaman "salvajes". Al terminar la temporada de caza, François vuelve a Quebec. Demasiado tarde: su padre falleció tres días antes, y la herencia que le deja le proporcionará más penas que alegrías. En efecto, el joven descubre que su padre, confabulado con el intendente Bigot, llevaba a cabo fraudes financieros de envergadura que, con el tiempo, contribuirán a la caída de Nueva Francia.
El día después de su llegada, François conoce en la plaza del mercado a Marie-Loup, hija del molinero Carignan e inmediatamente surge entre ellos el amor. A pesar de sus orígenes humildes, Marie-Loup es una joven decidida y avanzada a su tiempo. Su franqueza y su libertad de espíritu atrae las críticas del padre Blondeau, que resultan poco enérgicas porque el sacerdote está secretamente enamorado de ella. La amistad de la joven con los "salvajes" no es bien vista por las gentes del lugar, y se rumorea que tiene "poderes de bruja" porque sabe utilizar la medicina de los chamanes indios.
La fe y el abandono. La fe en el amor eterno. La fe del sacerdote que resiste al invasor convirtiéndose en su aliado. La fe de Marie, que lo dará todo y la de François, que también lo dará todo. El abandono de Nueva Francia por parte de la madre patria. El abandono de un país. El abandono de una mujer. Un fresco inmenso. Personajes que se desmarcan de un segundo plano para cobrar protagonismo. Les seguimos, viven su pasión ante nuestros ojos. No queremos verles morir, abandonarnos. Seguimos creyendo que el amor triunfará. O tal vez no. La Historia como telón de fondo que propaga como un eco sus dramas. Ella nos conmociona con su esplendor, su fuerza. Su traición.