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Darwin Awards. Muertes de risa cartel reducidoDarwin Awards. Muertes de risa(The Darwin Awards)
Dirigida por Finn Taylor
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Michael Burrows, un joven detective de homicidios, tiene un pequeño problemilla: sufre hematofobia (se desmaya al ver sangre). Si fuera barbero, no pasaría nada, pero para un poli es un lastre evidente.

Una noche, Burrows detiene a un sospechoso de asesinato en serie. Mientras está esposado, el sospechoso se resiste y Burrows se ve obligado a darle un puñetazo en la cara, haciéndole sangre. Burrows se desmaya de inmediato. Suspendido de su cargo en la policía, la humillación de Burrows se completa cuando descubre que todo está grabado en vídeo: nuestro intrépido héroe había accedido a colaborar en un documental sobre la policía que estaba siendo rodado por unos estudiantes de cine.

Burrows no consigue deshacerse del joven realizador, para quien un trato es un trato; éste insiste en mantenerse a su lado, sea o no policía. Al verse en la obligación de conseguir un empleo para llegar a fin de mes, Burrows decide combinar su talento para elaborar perfiles psicológicos con su obsesión por los Premios Darwin.

Burrows cree que todo lo que ocurre en esta vida se puede explicar, clasificar y anticipar. No conoce el significado de la frase “Son cosas que pasan”. Sabe que los “casos Darwin” le cuestan una millonada a las compañías de seguros cada año y llega a un acuerdo con una: si puede utilizar una matriz para la valoración de riesgos que ha creado especialmente para el caso para probar que se puede predecir qué personas tomarán grandes riesgos, podrá ahorrarle un dineral a la empresa al identificar a los asegurados que podrían presentar potenciales reclamaciones. E incluso podría salvar alguna vida de paso.

Lo que Burrows no se imagina es que tendrá que hacer trabajo “de campo” para investigar los casos de primera mano. No recibe esta información de buena gana, dado que no le gusta salir de su apartamento, y mucho menos de su amado San Francisco. A su jefe esto no le parece un problema, y le presenta a Siri Tyler, la mejor agente de campo de la empresa. Ella es tan intrépida como Burrows es contenido y su forma de trabajar es totalmente contraria a la de Burrows, ella utiliza su instinto, no ecuaciones exactas. Encima, además de inteligente, es preciosa.

Los dos personajes se embarcan en un viaje acompañados por el joven cineasta, que presenta la perspectiva desde la que se va desarrollando la historia. Entre los muchos casos que investigan está el de una persona desaparecida, que nuestros héroes deducen fue causado por un tipo que montó un cohete JATO a la parte trasera de su Chevy Impala y aceleró hasta unos 640 km/h. También investigan a dos adolescentes que haría cualquier cosa por entrar en un concierto de Metallica; y a unos tíos que creen que dinamitar un agujero en un lago helado es una gran manera de ir de pesca…

Cuando la pareja comienza a investigar cada caso, saltan chispas al enfrentar sus maneras diametralmente opuestas de ver el mundo. Tras cuidar de Burrows cuando sufre un percance físico, acaban consumando su relación –aunque se desmorona a la mañana siguiente.

Burrows consigue descifrar el misterio de qué causó cada caso Darwin, y su jefe en la aseguradora rápidamente le ofrece un puesto en la empresa. Al fin y al cabo, les ha ahorrado millones de dólares en reclamaciones. Sin embargo Burrows ha aprendido algo más valioso: el comportamiento humano no puede ser cuantificado. Se ha dado cuenta del “sentido que tienen las acciones sin sentido”. Ha aceptado su humanidad y está decidido a vivir la vida a tope.

Burrows, con una confianza hasta ahora desconocida, se siente obligado a terminar lo que había empezado y decide buscar al asesino en serie que se le escapó. En una emocionante escena de acción, nuestro héroe sale vencedor, como un hombre nuevo, posiblemente preparado para enfrentarse al mundo con Siri, que finalmente ha encontrado a un singular y brillante hombre digno de su amor.

La historia
"Estudiar a las personas me ha enseñado una cosa: la valentía y la estupidez no son excluyentes. De hecho podría incluso argumentarse que son lo mismo". - Burrows

El realizador Finn Taylor oyó hablar de los premios por primera vez hace 20 años, en los albores de la era de Internet. Se concedían por Internet –de manera póstuma– a las personas que, tras matarse accidentalmente de maneras realmente estúpidas, habían contribuido a mejorar el acervo genético.

Tenían todos los ingredientes para una leyenda urbana. Sin embargo comenzó a investigarlos y descubrió que algunas de las alocadas historias resultaban ser ciertas –casos bien documentados por los medios locales que inevitablemente incluían una prueba irrefutable: el cuerpo de la víctima.

Por tanto, lo mejor, o lo peor según se mire, de estos casos reales en los que la realidad supera la ficción se convirtió en el pasto de la deliciosa comedia negra que ha creado Taylor, The Darwin Awards.

"Siempre me han fascinado estas historias, no tanto la locura, sino el por qué… Hay algo característicamente americano en ellas, algo muy humano, bello y divertido. Una combinación de poesía y testosterona", dice el director.

En el guión ficticio narrativo de Taylor, las historias de los premios Darwin se integran en una trama sobre dos personajes que lidian con sus propias identidades. Burrows (Joseph Fiennes) es un brillante detective con un talento especial para elaborar perfiles psicológicos de criminales. Sin embargo tiene un defecto imperdonable para alguien que trabaja en su campo: No aguanta la sangre, y de hecho se desmaya en cuanto la ve. Siri (Winona Ryder) también es una brillante detective a su manera, una dura investigadora de seguros cuya firmeza y actitud de "pasar de la cautela" es directamente opuesta a la reflexiva vacilación de Burrows. Cuando el jefe de Siri contrata a Burrows para elaborar el perfile de los potenciales ganadores de los premios Darwin – que le están costando un dineral a la aseguradora– comienzan a buscar qué es lo que mueve a estos personajes a hacer lo que hacen.

"Burrows es algo temeroso y está demasiado obsesionado con lo que pueda pasar. Siri es el polo opuesto, está acostumbrada a entrometerse en la vida de los demás”, dice Taylor. “Pero les une el hecho de que ambos están acostumbradas a la soledad".

Dos personajes que aparentemente forman una extraña pareja y que se ven envueltos en la misma historia debido a circunstancias que ellos no pueden controlar, es una seña de identidad de los guiones y la dirección de Finn Taylor. En su película Soñando con peces (1997), tras un encuentro fortuito, un voyeur suicida es salvado por un enfermo terminal a cambio de que el primero le ayude a realizar algunas de las fantasías con las que siempre soñó antes de morir. En Cherish (2002), una mujer de unos veintitantos años, tímida y dada a la fantasía, se resiste a enamorarse de su agente de condicional, un maniático del control, cuando acaba en arresto domiciliario tras ser acusada erróneamente de darse a la fuga tras atropellar a un peatón.

Las debilidades de la gente corriente interesan a Taylor como cineasta. "Las flaquezas más grandes de los seres humanos son su mayor belleza. Esas son las cosas que me atraen", dice.

En The Darwin Awards, la misión que comparten Burrows y Siri los lleva a viajar por Estados Unidos donde se encuentran con un muestra representativa de personas que han muerto en circunstancias extraordinarias causadas por ellos mismos. ¿Pero realmente el destino ha causado la muerte prematura de estos seres humanos?, como supone Siri basándose en sus años de experiencia en el sector, ¿o podría estar tramándose algo más? Burrows reta las nociones preconcebidas de Siri y se propone demostrar que estos personajes, aparentemente patéticos, son mucho más que víctimas a la espera de que ocurra un accidente.