Antoine llega de Europa para supervisar la construcción de un centro audiovisual en la zona libre de impuestos de Tánger. Su misión es acelerar los trabajos. Pero el objetivo secreto de su viaje es ver a Cécile una vez más, por la que su silenciada pasión no se ha desvanecido en más de treinta años.
Cécile ha olvidado a Antoine. Emigró al norte de África y pasó por las pruebas y tribulaciones de un matrimonio con Nathan, un doctor judío, más joven que ella. Tienen un hijo, Sami. Vive en París y ha venido de visita por sus vacaciones.
Al comenzar la historia, es el final del verano y Sami llega a casa de sus padres con su compañera Nadia que tiene un hijo de padre desconocido. Sami y Nadia forman una pareja sólida. Aliados frente a la adversidad, se blindan y se protegen el uno al otro para poder vivir sus pasiones.
Nadia debe aprender a desligarse de Aicha, su hermana gemela, a costa de enfrentarse a sus viejos demonios, Sami debe aprender a reconciliar su atracción por Bilal con la ternura que siente por Nadia...
Así que lo que Cécile se encuentra en el corazón de estas pequeñas vacaciones no es tranquilidad, sino agitación y duda. Lo que sentía como cercano se hace extraño. Mientras, Antoine, un solitario, de buena posición, lejos de la vorágine del mundo, esgrime sus demandas amorosas.
Encerrado en su obsesión personal, ¿es vulnerable?. Todo es un sueño, según Cécile, y aún así, sin ser conscientes de ello, podría hacerse realidad.