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Edmond cartel reducidoEdmondDirigida por Stuart Gordon
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Selección Oficial Festival de Venecia
Premio Noves Visions – Festival de Sitges 2006

Comentarios del director
"Todo temor oculta un deseo"

Es lo que dice David Mamet a través de Edmond, su atribulado protagonista. "Cuando tememos algo, creo que en fondo lo deseamos. Muerte o Ladrones". Los temores de Edmond le llevan a comprar un cuchillo de supervivencia, que pronto pondrá en uso.

Julia Stiles me dijo que el guión de Edmond le hizo recordar el brillante documental de Michael Moore, Bowling for Columbine, en el que Moore sugiere que la excesiva violencia de las calles de América es resultado el temor racial. Los nerviosos hombres blancos compran armas para defender a sus familias y hogares, y descubren que no pueden esperar a comenzar a usarlas. Todo temor oculta un deseo.

Todos podemos identificarnos con Edmond porque compartimos sus miedos. Todos somos racistas. Continuamente me sorprendo ante las palabras que salen de mi boca cada vez que alguien me corta el paso mientras conduzco. Tratamos de esconder nuestro racismo de los demás y de nosotros mismos, pero secretamente sabemos que está vivo y coleando dentro de nosotros.

Edmond elige enfrentarse a su miedo a los negros, los gays y las mujeres, y todos se convierten en deseos que, al final de la historia, se hacen realidad.

Interpretando a Edmond
Por William H. Macy

Escogí este papel por varias razones. La primera es que he interpretado a muchos de los personajes escritos por David Mamet, probablemente más que cualquier otro actor, y no quería que nadie más encarnara a Edmond. Así que, pese a que el presupuesto era pequeño, levantar el film fue a veces una tortura, y el rodaje ocasionalmente brutal, estaba determinado a ser Edmond. Edmond es una obra muy importante en el teatro americano y en la carrera de David; así que me siento muy afortunado por ser el tipo que interpretó el papel en la película. Muchos actores serios lo querían.

También encuentro que la historia de Edmond puede ser real. Es una fascinante y muy original exploración del odio y temor racial; y encuentro que cada una de las escenas resultan absolutamente ciertas. Hollywood siempre tiende a retratar el racismo en términos de "ellos y nosotros". Al racista se le define siempre de forma muy basta, unidimensional, y su odio jamás tiene una base. Siempre me ha parecido que los cineastas quieren que la audiencia entienda que deben odiar a ese personaje, que no son como él, pero eso hace que la película sea mala. No puedes tener a un buen bueno sin un buen malo.

Creo que no hace falta decir que el ocio racial necesita ignorancia, miedo y falta de información para existir, pero también necesita experiencia, experiencias personales que refuercen nuestras creencias. Esto es territorio abonado para una película, algunas lo han explorado, y creo que el guión de David es extraordinariamente valiente siguiendo el viaje de Edmond. El final es bastante inesperado, pero a la vez lo encuentro sumamente plausible, cierto y profundo.

Hacer Edmond fue difícil, y la razón de que el film exista se llama Stuart Gordon. La producción se cayó muchas veces, no puedo recordar cuántas, y Stuart nunca parecía perder la fe… simplemente recogía las piezas y comenzaba de nuevo. Cuando al fin comenzó el rodaje, y tras tres días en los que el film estuvo en peligro de venirse abajo otra vez, Stuart dijo "Estoy sobre un caballo de carga, y la única forma que tendrán de detenerme es disparando al caballo".

Rodamos en las calles del centro de Los Ángeles en hora punta y sin cortar las aceras. A veces, mientras me dejaba la piel actuando, alguien se acercaba a mí para decirme "¡Tío, me encantaste en Fargo!", e interrumpía la toma. Una noche, debido a un problema de horarios, no sólo no poseíamos la calle, sino que no teníamos permiso para rodar. Algunas de las mejores interpretaciones en ese set fueron realizadas por los productores Molly Hassell y Michael Gallart charlando con los dueños de las tiendas hasta que tuvimos nuestras tomas.

Recuerdo las noches con la maravillosa Julia Stiles, y la extraña combinación de sentirse tan regocijado trabajando con una actriz tan dotada en una escena tan terrorífica. Recuerdo también la larga noche con Bokeem Woodbine (que interpreta al prisionero) y diciéndome a mí mismo, "Esto es tan bueno como lo podemos hacer. Podrás hacerlo de otra manera, pero no creo que puedas hacerlo mejor".

También viene a mi mente la escena en el metro con Patricia Belcher. Tras la primera toma, donde le grito epítetos raciales y sexuales en la cara, podía ver lo incómoda que estaba. Después de la segunda toma, podía verla armándose de coraje y tratando de tomárselo profesional y no personalmente. Tras la tercera toma, estaba lista para golpearme; y tras la cuarta toma, a punto de llorar. En otras palabras, ví a una verdadera actriz viviendo una escena, y dándolo todo en ella.

Me fascinaba observar las caras del equipo mientras la historia avanzaba. Algunos no se habían leído el guión, y se fueron sintiendo intrigados, repelidos y horrorizados según iban pasando los días.

Edmond es lo más duro que he hecho jamás y me siento orgulloso de haberlo hecho. No puedo esperar a ver cómo resulta.