Junto a Antonio Banderas protagonizan esta película actores y bailarines del talento de Rob Brown (Coach Carter, Buscando a Forrester), Yaya DaCosta (Top Model), Dante Basco (Biker Boyz), John Ortiz (Narc), Laura Benanti (Nine), Marcus T. Paulk (Moesha), Jenna Dewan (Tamara), y Alfre Woodard (Beauty Shop, Mujeres desesperadas).
Take the Lead es el primer largometraje de la veterana directora de videos musicales Liz Friedlander, que ha dirigido las producciones de numerosos artistas como U2, Joss Stone, Blink 182 y Simple Plan. El guión es de Dianne Houston y los productores son Diane Nabatoff, Michelle Grace y Christopher Godsick. Los productores ejecutivos son Toby Emmerich, Matt Moore, Mark Kaufman, Ray Liotta y Mathew Hart.
El equipo creativo cuenta con el director de fotografía Alex Nepomniaschy, el diseñador de producción Paul Denham Austerberry, el montador Robert Ivison y la diseñadora de vestuario Melissa Toth. La música es de Aaron Zigman y Swizz Beatz, la coreografía de JoAnn Jansen y la coreografía hip-hop de Rich y Tone Talauega.
Acerca de la producción
La idea para Take the Lead surgió cuando la productora Diane Nabatoff vio en el programa CBS Early Show un espacio sobre Pierre Dulaine, un profesor de baile que trabajaba en las escuelas públicas de Nueva York. A Nabatoff le intrigó inmediatamente la idea de un hombre dando clases de baile de salón a jóvenes de barrios pobres y decidió localizar a Dulaine para saber más acerca de su vida. Tras dos meses de búsqueda le encontró en Nueva York y quedaron en verse. "Supe enseguida que tenía que contar esta historia, tardara lo que tardara en llevarla a la pantalla", recuerda Nabatoff.
Nabatoff y su antigua colaboradora Michelle Grace se pusieron en contacto con Christopher Godsick, en aquel entonces vicepresidente senior de producción de New Line Cinema, que se sintió inmediatamente atraído por el proyecto: "Siempre me han gustado las historias sobre mentores y también las películas de baile", constata el productor. "Y me parecía que la historia de Pierre unía lo mejor de los dos géneros. Si consiguiéramos atraer a los actores apropiados sería fácil realizar todo el potencial del proyecto".
Con New Line Cinema a bordo, empezó en serio el desarrollo de la película. Aunque la historia se inspira claramente en el trabajo de Pierre Dulaine, los cineastas decidieron cambiar algunos detalles para hacer más accesible la trama. Como resultado, el lugar en el que se desarrolla la historia es un instituto, en vez de una escuela elemental. Nabatoff nos cuenta que optaron por chicos mayores con el fin de abrir la historia a un público más amplio y por el mismo motivo decidieron fusionar dos tipos de baile.
Por su parte, Christopher Godsick señala que querían tratar temas que se corresponden con chicos más maduros y asuntos que cobran más importancia en el instituto. El toma y daca en la relación de Pierre con sus alumnos también se magnifica. Mientras él les enseña los clásicos bailes de salón, ellos interpretan estas formas desconocidas con sus propios movimientos hip-hoperos, creando una fusión, una mezcla de los dos mundos. Según Godsick, la guionista de Take the Lead se enfrentó a un verdadero reto: "Aunque nos mantuvimos fieles al espíritu del trabajo de Pierre, el escritor tenía que crear una historia y unos personajes que cautivaran la imaginación de los espectadores. Tras una breve conversación, Dianne Houston vino al estudio y nos contó una historia maravillosa".
"Dianne tiene una voz única", comenta Diane Nabatoff, "y además antes era bailarina, lo cual le permitía comprender y tener una visión muy personal de la historia".
Con el borrador del guión en la mano, los productores comenzaron la búsqueda del director. Liz Friedlander, una veterana directora de videos musicales, fue una elección fácil, según nos indica Diane Nabatoff: "Quedó claro nada más conocernos. Entendía muy bien lo que queríamos contar y tenía un enorme respeto por la historia. Su experiencia con los videos musicales y el baile también le permitía comprender el mundo de estos chicos y el público que queríamos atraer".
Friedlander se puso manos a la obra inmediatamente, ayudando a Houston a dar forma a la historia. Le interesaba especialmente asegurarse de que Dulaine fuese un personaje creíble, no simplemente una caricatura. Explica su punto de vista diciendo que, "aunque es la historia de alguien que entra en un entorno desconocido, Pierre tenía que ser retratado como una persona real, alguien que camina, respira y evoluciona. Así parece mucho más humano y como consecuencia aún más extraordinario".
Mientras Friedlander y Houston desarrollaban el guión, los productores hablaban acerca del mejor actor para encarnar a Pierre Dulaine. Antonio Banderas fue su primera elección. "Pierre es alguien que entra en la habitación, atrae la atención de todos y les convencen para hacer lo imposible", dice Diane Nabatoff. "Tiene presencia y carisma, al igual que Antonio". Para Christopher Godsick, el atractivo de Banderas es muy amplio: "Es sencillo, las mujeres le desean y los hombres quieren ser como él".
"Antonio es tan buena persona que no tiene problemas para reflejar el gran corazón que posee su personaje. Sabe lo que es dar a los demás y por eso comprende bien a Pierre. Tanto Antonio como Pierre tienen el aire de estar chapados a la antigua y por eso es muy creíble en su papel", explica Liz Friedlander.
Banderas señala que se comprometió con el personaje porque es muy diferente de cualquier cosa que haya hecho antes. También le interesaba la relevancia social de la trama: "Es una historia urbana, contemporánea e internacional. Utiliza el baile como vehículo para hablar de los problemas que existen en las calles de Estados Unidos y en las calles de Europa".
Tras su incorporación la atención se centró en el resto del reparto. Para los papeles de los alumnos, los cineastas querían actores que parecieran de verdad del Bronx, según indica la directora: "Pasé mucho tiempo en los institutos de Nueva York, observando a los chicos, viendo lo que hacían, cómo se relacionaban, qué aspecto tenían y cómo de vestían. Quería un reparto que reflejara lo que había visto, no una versión hollywoodiense del Bronx".
Alfre Woodard da vida a Augustine James, la directora que da permiso a Pierre Dulaine para dar clase. "Buscábamos un digno adversario para Pierre y Alfre tiene la presencia necesaria", comenta la productora Diane Nabatoff.
A Woodard le encantó el guión: "Es el tipo de película que me gustaría ver". La relación entre su personaje - Augustine - y Pierre es conflictiva en un principio pero aprenden a respetarse mutuamente: "Augustine es especialista en resolver problemas y hará lo que sea para conseguir su objetivo", dice Woodard. "En Pierre ve muchas posibilidades. Le engaña para que dé clase a sus alumnos más problemáticos, los que pasan más tiempo castigados. Cuando nota que le escuchan se ve obligada a reconocer y respetar las cualidades de Pierre".