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Destacado: Paul Mescal es Lucio en 'Gladiator II' de Ridley Scott
Sin tí cartel reducidoSin tíDirigida por Raimon Masllorens
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Lucía cae en la bañera en un absurdo accidente mientras Toni, su marido, se está acostando, su hija Alba habla por teléfono con alguna amiga y Sergio, el pequeño, se atiborra de pizza ante su ordenador.

Nadie piensa en quedarse ciego. Lucía tampoco y el diagnóstico del médico representa para ella el fin. Ya no podrá pintar, su gran afición, no podrá ver el mar, ni cómo crecen sus hijos. Ya no podrá huir de una vida que no le gustaba. La ceguera es como vestir la mortaja en vida. Lucía siente ahogarse. Siente morir.

Con el regreso a casa, tras dejar el hospital, llega la depresión. Lucía se siente inútil, torpe, incapaz. Lo es. Se siente sola, aislada, incomprendida. Lo está. Siempre lo ha estado aunque la vista le ha permitido ocultárselo hasta ahora. Se hunde y precipita en su caída a los demás. Quizá por ellos, escucha el último grito de supervivencia y acepta el odioso ejercicio de aprender a ser ciega.

No es una buena alumna. Rechaza la ayuda de Laura, su terapeuta, una chica joven pero esforzada en su trabajo. Tampoco acepta la amistad de Casimiro, un paciente que lleva tiempo arrastrándose por la residencia con un resto visual que sólo le sirve para errar las distancias.

Para Lucía, cada ejercicio se le antoja un paso hacia la aceptación de una situación que no quiere aceptar. Ha tocado fondo. Ya no queda sino recuperar, remontar, intentar vivir otra vez. Y lo hace. Aprenderá a vivir, y mejorará como persona y como pareja y como madre... Debe empezar de nuevo, pero Toni, Alba y Sergio no saben exactamente qué significa empezar de nuevo. ¿No estaban ya bien?

La familia decide que eso de empezar de nuevo, debe significar proteger a Lucía. Ayudar a un ciego es, para los videntes, protegerle, alejarle de problemas, de peligros, de pensar demasiado en desgracias inevitables... La familia no cae en la cuenta que un ciego, o al menos Lucía, quiere salir a la calle y pensar y soñar en empezar de nuevo.

Pero el camino que ha iniciado Lucía es otro y al fin se da cuenta. Su lucha no depende de quien tiene al lado, su lucha es estar bien consigo misma. Aceptarse tal como es. Y a partir de aquí comenzará su vida. Mucho más de lo que había hecho antes de ser ciega.