El oscarizado actor Russell Crowe se reúne de nuevo con el director de "Gladiator", Ridley Scott, en Un buen año, de Scott Free y Twentieth Century Fox. El experto en inversiones radicado en Londres Max Skinner (Crowe) viaja hasta la Provenza para vender un pequeño viñedo que ha heredado de su fallecido tío. Max se embarca de mala gana en lo que, a la postre, resultará ser un nuevo y estimulante capítulo en su vida, cuando empiece a darse cuenta de que merece la pena saborear la vida.
Un buen año está basada en la novela superventas A Good Year, de Peter Mayle. (Mayle y Ridley Scott, que son amigos desde hace tiempo, crearon juntos la idea para la novela). Scott produce partiendo de un guión de Marc Klein. La película también cuenta en su reparto con el admirado Albert Finney como Henry, el fallecido tío de Max, que da consejos llenos de sabiduría a su joven sobrino; Marion Cotillard ("Largo domingo de noviazgo") como la propietaria de un café por la que Max se siente atraído; Abbie Cornish ("Sommersault") como la supuestamente prima perdida e ignorada de Max, quien quizás sea la heredera legítima del viñedo; Tom Hollander ("Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto") como su mejor amigo; y Freddie Highmore ("Descubriendo Nunca Jamás") como Max de joven.
Peter Mayle es un inglés que dejó de lado una exitosa carrera en el mundo de la publicidad y se reinventó a sí mismo como novelista y escritos de best-sellers. Ha estado escribiendo sobre la buena vida en el sur de Francia durante más de quince años. La crítica ha elogiado su trabajo, tanto en libros de ficción como de no ficción, definiendo al escritor como "el primer literato de evasión del mundo" por su talento natural para ambientar sus coloridos relatos en el que una revista local considera "el lugar más atractivo del mundo a este lado del paraíso". El primer libro de Mayle, una autobiografía titulada Un año en Provenza, ha vendido más de cinco millones de copias (en veintiocho idiomas) desde que fuera publicada allá por 1991.
Fue alrededor de una botella de vino de Provenza cuando a Mayle (quien vive a tiempo completo en la zona provenzal de Luberon) y al cineasta Ridley Scott (quien tiene allí una casa de vacaciones y un viñedo desde hace quince años) se les ocurrió la idea para la fresca novela de Mayle de 2004, A Good Year. "Ridley trabajaba antes en el negocio de los anuncios para televisión y yo en el negocio de las agencias de publicidad en Londres", rememora Mayle de su primera época con el cineasta; su amista se remonta al mundo de la publicidad de Londres en los años setenta. "Estaba entre los grandes, así que usábamos siempre que podíamos su empresa para rodar anuncios publicitarios, si nos daba el presupuesto. Trabajamos juntos de forma intermitente en Londres y luego se marchó y se puso a hacer cine y yo también lo dejé y me puse a escribir libros".
Casi tres décadas más tarde, Scott y Mayle tuvieron un memorable almuerzo juntos. "Ridley llegó con un recorte de periódico que hablaba de los nuevos vinos de Burdeos vinos de garaje los cuales alcanzaban cifras mareantes sin tener detrás un chateau o un gran linaje. A pesar de eso, la gente pagaba una fortuna por ellos".
"Vi ese artículo en la sección de negocios del Times sobre un viñedo en Francia que estaba vendiendo vino de garaje a más de 30.000 libras la botella", recuerda Scott del periódico de 1996 que todavía conserva en su archivo en Londres. "Estaba buscando una excusa para regresar a Francia a rodar una película y esta historia era para mí la ocasión perfecta".
"Le solté la idea a Peter Mayle y me dijo: De ahí saldría una buena novela", recuerda Scott. "Y yo dije: Tú escribe el libro que luego yo compraré los derechos para hacer la película. De este modo, él escribió el libro, que fue un gran éxito".
Scott escogió al neoyorquino Marc Klein ("Serendipity") para adaptar la novela de Mayle a la gran pantalla. Klein reconoce que cuando aceptó la oferta de Scott, no sabía nada del vino ni de Provenza. Scott aconsejó a Klein que visitara el sur de Francia para llevar a cabo una labor de investigación y poder tomarle el pulso y el sabor a la zona. Klein hizo una visita a la Provenza en 2004, conoció a Peter Mayle y pasó casi un año investigando en la región y sus vinos.
Adaptar la novela de Mayle implicaba para Klein algunos desafíos enormes. "Peter escribe libros que son como un documental de viajes", dice el guionista. "Son más de atmósfera; la clase de libro que a uno le gusta leer en vacaciones, cuando quieres ser transportado a otro lugar. Necesitábamos darle una estructura narrativa adicional. Al mismo tiempo, queríamos ofrecer a los espectadores la misma experiencia que tendrían si hubieran leído el libro".
"Vives con esos personajes todo el tiempo que permanecen en tu cabeza", apunta Marc Klein respecto al oficio de escritor. "Luego, trabajas con alguien como Russell Crowe, que es un genio. Se me acercaba entre toma y toma y me daba ideas sobre el personaje. Se metió en la piel del personaje de una forma aún más profunda de la que hubiera nunca esperado".
"Siempre pensé que Russell sería perfecto para el papel de Max", añade Scott. "Russell es como Max. Russell posee una gran inocencia y de alguna manera logra mantener esa inocencia fresca y libre".
Crowe descubrió mucho en lo que indagar cuando logró el papel. "Max ha gozado de una infancia afortunada en la que ha tenido a este maravilloso tío bon vivant que le ha dado toda la información necesaria para convertirse en una buena persona. Pero él ha cogido los consejos de su tío sobre la emulación, el competir y sus límites y los ha convertido en el mantra de su vida, hasta el punto de que para él ya no hay nada divertido en competir".
"Uno de las cosas fundamentales que Ridley me dijo cuando hablamos por primera vez fue: Hay un dicho en Provenza que dice que si no eres dueño del chateau; el chateau se hace dueño de ti", continúa Crowe. "Ésa es una de las cosas en las que trabajamos. Max debe viajar a la Provenza para recibir su herencia. Desde el momento en el que llega, los acontecimientos parecen conspirar contra él. Sin lugar a duda es una comedia adulta sobre un pez fuera del agua que madura y se hace mayor, presentada con humanidad, lo cual le da realismo".
Aunque la película es la segunda colaboración entre Crowe y Scott, también marca la cuarta vez que el director y el actor Albert Finney, cinco veces nominado al Oscar, trabajan juntos. Esta leyenda del cine y el teatro encarna el papel del tío Henry, un personaje que existe únicamente de nombre en la novela de Mayle, pero que cobra vida a lo largo de la película.
Finney cuenta que no pasó mucho tiempo creando un pasado para el personaje, pero reconoce que un aciago viaje que hace mucho tiempo Henry hizo a la costa oeste de los Estados Unidos una visita de la que se habla pero que no se ve en la película es una parte importante de la historia del personaje. Otra intérprete australiana (y casualmente conocida de Crowe), la actriz Abbie Cornish, se hizo con el papel de la joven americana, Christie Roberts, cuya inesperada aparición en el viñedo plantea potenciales complicaciones respecto a la herencia por parte de Max de la finca y a su futuro en el chateau.
La actriz, que hizo una prueba en vídeo para Scott pocas semanas antes de que comenzara el rodaje, es bien conocida en Australasia, pero poco fuera de su país natal. Ha obtenido grandes elogios de la crítica durante varios años por su trabajo en películas como "El círculo íntimo" y el drama sexual, "Somersault", la única película de nacionalidad australiana que se presentó en la edición de 2004 del Festival Internacional de Cine de Cannes.