53 Festival De Cine De San Sebastián 2005 - Zabaltegi-Nuevos Directores.
Premio a la Mejor Película y el Premio al Mejor Director en La Mostra de Cine de Valencia 2005.
Notas del director
Siempre he pensado que el verdadero acercamiento a la realidad cinematográfica es a través de la mirada del documental, que se alimenta de memoria y de realidad inmediata, que se convierte en el motor de la estructura narrativa. He visitado y vivido en los campos de refugiados creados en los avatares del siglo XX. He filmado guerras y alzamientos revolucionarios. He vivido la "democráticas" elecciones de Nicaragua. La tiranía de los campos de refugiados, pero sobre todo he visto el sufrimiento en ese vivir. La injusticia y la desesperanza. Después del documental, incursión en las cercanías.
Mi amigo, alias "el maestro" en la clandestinidad de los años 70, me acusaba al ver mis trabajos de irme muy lejos para observar realidades. Me anunciaba que los mismos avatares que narraba estaban a nuestro lado, cerca. Búscalos. Varios años después "el maestro", controvertido amigo, murió estando yo inmerso en las geografías del Sahara y supongo que algo de mi se fue con él.
Es verdad, los avatares están a nuestro lado, muy cerca. Tan a nuestro lado que apenas difieren diez, cuatro, tres horas de viaje. Como es el caso de Chiapas, Nicaragua, Sahara o Bosnia. Sin embargo, ahora esta historia Agua con Sal, sucede aquí en la Ribera Alta de Valencia, y tengo la sensación que esta mucho mas lejos.
Nunca he pensado en continentes, solo he querido adentrarme en contenidos y esos contenidos a menudo están mucho más lejanos que los continentes. Quién puede cuantificar la distancia de la mirada y como se cuantifica. Que alguien me dé el instrumento de la medida.
Quería adentrarme en el mundo que responde a la cara culta de los prolongados viajes de las distancias que una inmigrante viaja hacia la sociedad del primer mundo. Quiero adentrarme en los alejados viajes de la marginación propia del primer mundo.
Quería viajar para acercarme a la vida de Olga, un inmigrante cubana ilegal, y a la vida de Mari Jo, una valenciana en el mundo de la marginación. Dos mundos tan lejanos como unidos. Dos mundos que coinciden en el mismo paralelo y sin embargo, son de continentes distintos.
Ahora me he adentrado a través del guión de Lilian en un campo de refugiados más cercano, más difícil aparentemente de mirar y esta en la Ribera Alta valenciana. Agua con Sal es una historia real de mujeres, que buscan lo que siempre desearon y quisieron ser, felices.
Conversaciones entre director y guionista
Pedro Pérez-Rosado y Lilian Rosado González
Lilian
Le conté a Pedro que ya teníamos al personaje. Le puse nombre, Olga. Le confesé que Olga había pedido permiso a su Yemaya, a la reina de las aguas para cruzar el mar y venirse a España a buscarse la vida. Que por el camino conoció a otras mujeres supervivientes, cansadas, pero tan luchadoras como ella. Que al final de una cuesta descubrió que salió de Cuba mintiendo y en España se dio cuenta que se engañaba a si misma. Pedro, me dijo, vale y ¿ahora qué?...
Pedro
Quería contarlo todo, combinar la mirada que tenía sobre Latinoamérica con la realidad de la sociedad del supuesto Primer Mundo en el que vivimos. Me interesaban los contrastes y la cruda realidad, que para quitar o desechar, antes del cierre final de la película hay tiempo. Siempre me ha llamado la atención el papel y la fuerza de la mujer en mis trabajos anteriores, siempre presentes, calladas, tímidas, pero con fuerza y empuje suficiente para ser las verdaderas protagonistas. Quizás tenía una deuda pendiente que había que saldar en cualquier momento y por eso decidí, que esta vez no iba a traicionarlas. La protagonista de Agua con Sal debía ser una de ellas.
Lilian
Para escribir la historia puedo decir que conocí en carne propia lo que es trabajar en esa fábrica el tiempo suficiente como para sentirte miserable, conocí todo de aquellas mujeres, me sentí una más, las amé a todas, lloré como ellas, padecí su dolor y el que también era mío. Me recordaron muchas cosas y me crecí ante el papel, contando lo que ni ellas mismas sabían que se podía contar y que yo he tenido el privilegio de hacerlo en una sola voz, la de la mujer.
Pedro
Cuando terminamos de elegir a las actrices que iban a interpretar a Olga y Mari Jo. Lo primero que les pregunté es si habían trabajado en alguna fábrica de muebles. Por supuesto que no. Bien, pues el primer de ensayos les di 5 euros a cada una por separado y les dije que les esperaban en Picassent a las 06,00 de mañana para trabajar en una Fabrica, a 10 kilómetros de Valencia.
A esas horas de la madrugada tienen que coger el autobús necesariamente cerca de la esquina de un hotel, donde se hacinan centenares de inmigrantes, que quieren ir a la "naranja". Se amontonan, se pelean por un trabajo que se hace día a día.
Cada una por separado llegaron a la cita donde una furgoneta les esperaba para ir a la fabrica. Estuvieron diez horas lijando muebles y a la hora del bocadillo se dieron cuenta que apenas les quedaba dinero para comer. Durante 8 semanas, entre ensayos y rodaje, dejaron de ser Yoima y Leyre.
Lilian
A Olga le duele también recordar el calor de Cuba y la lluvia traicionera, el cañonazo de las nueve, el arroz con frijoles de dos días, perderse el saborcito del café de los domingos, no escuchar la música bien alta y a todas horas, la visita a deshoras de los vecinos, discutir en el camello sobre la telenovela del mediodía o las películas del sábado. Porque estando en España reconoce que ya ni se acuerda de qué color son sus dientes...
Pedro
Es una historia que se acerca a ver la vida de dos mujeres educadas en dos sociedades, en dos continentes diferentes. Una es inmigrante. La otra, una olvidada. Las dos juntas, unas supervivientes. No es fácil contar desde la mirada femenina, después de todo soy del bando contrario, aunque diga que las entienda, pero eso sí, compartimos un destino, buscamos algo siempre, porque quien no busca, no encuentra.
Lilian
A Cuba no se le olvida nunca, siempre se piensa en volver aunque llegues tarde. Olga, así lo siente. Que para sentirse en tierra de nadie mejor estar en la tuya, aunque le sea duro reconocer que todo lo que ha hecho, que todo lo que ha perseguido, que todo lo que ha soñado o todo por lo que ha luchado, a estas alturas, algunas cosas han servido de poco y otras tantas, para nada.
Pedro
Siempre hice documentales, pero en la preparación y el rodaje de AGUA CON SAL, he tenido la sensación de haber hecho un viaje mucho más lejano, más difícil y temerario que cualquier otro trabajo. Es una historia sobre la explotación aquí, a diez kilómetros de mi casa. Con esta película he aprendido que la cámara sigue siendo un arma cargada de futuro.
Agua con salDirigida por Pedro Pérez-Rosado