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Zulo cartel reducidoZuloDirigida por C. Martín Ferrera
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"Quién sabe si tú o yo, ahora mismo, sin saberlo siquiera,
vivimos en un zulo, nuestro zulo personal, esperando…"

C. Martín Ferrera

En 2003, con esta idea como metáfora, C. Martín Ferrera y todo su equipo se embarcan en la aventura del rodaje de Zulo, el primer largometraje tanto de su director como de la productora Discóbolo Films. Se trataba de una apuesta excepcionalmente arriesgada. Por un lado, todo un equipo de jóvenes profesionales, aceptaron la responsabilidad de implicarse en el proyecto y el compromiso de llevarlo a cabo durante todo un año, tiempo que se había estipulado para que la degradación física del personaje fuese lo más realista posible, rodando el noventa y cinco por ciento en un pozo de 2,80 metros de diámetro por 6 metros de altura, un espacio limitado que complicaba el proceso de filmación.

Por otro lado, Discóbolo Films aceptaba el reto de hacerse cargo íntegramente de la producción del film.

Con Miguel (Jaume García Arija) como personaje principal, Zulo narra todo el proceso de un secuestrado, desde el momento en que despierta, pasando por su lucha personal y la relación con sus secuestradores.

C. Martín Ferrera (El director)
Carlos Martín Ferrera, nace en Riotinto, provincia de Huelva, en 1974. Cursa estudios de dirección cinematográfica, donde dirige varios cortometrajes, entre ellos: "Sombras en la pared" y "El Barbero", éste premiado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.

En 2001 inicia su actividad en el sector audiovisual, realizando documentales para televisión: "Pau Gasol, el sueño americano" y "Mineros de Riotinto".

Se convierte en uno de los fundadores de la productora Discóbolo Films en Barcelona, con la que emprende y culmina su primer largometraje: "Zulo".

Filmografía
"Sombras en la pared" (2000) cortometraje en 35mm.
"Pau Gasol, el sueño americano" (2001) Documental para tv.
"Mineros de Riotinto" (2002) Documental para tv.
"El Barbero" (2003) cortometraje en 35 mm.
"Zulo" (2005) Largometraje en 35 mm.

Comentarios del director
Supongo que cualquier director se sentiría motivado ante la oportunidad que he tenido de dirigir este proyecto. Parece impensable, repasando todo a posteriori, que se haya podido materializar como deseaba, teniendo en cuanta las condiciones de rodaje.

Mi idea inicial de meternos en un zulo y extraer todo el realismo de que fuésemos capaces pasó por momentos de confusión. Estaba seguro que, de no ser así, se perderían la tensión y la verdad inherentes de rodar en tales condiciones.

Me decidí por la opción más arriesgada, y es aquí donde jugó un papel fundamental el compromiso de todo el equipo de jóvenes, sabiendo de antemano que el rodaje cubriría un año completo, y que el noventa y cinco por ciento del tiempo rodaríamos en el zulo real.

Zulo representa la culminación de un proyecto muy ambicioso desde el punto de vista creativo. Buscaba algo diferente de lo que se usa normalmente en España, un cine más abierto, más europeo, inquietante y a la vez onírico, que se incrustara en las retinas del espectador, con su look específico. Y no me refiero a algo agresivo. Cualquiera que, a priori, escuchase que se trata de un proyecto independiente, que transcurre en un zulo, prácticamente con un solo personaje, no tardaría en sospechar que se trata de una especie de dogma. Y nada más lejos de la realidad. Esa es la apuesta de Zulo, la aportación, el mensaje que enviamos tanto yo como todo el equipo de jóvenes que pronto darán que hablar: sin limitaciones estéticas, sin limitaciones sonoras, cine en estado puro de la nada.

Un thriller psicológico que rodea a Miguel, un hombre cualquiera con una vida cualquiera, que es secuestrado sin saber por qué. Una obra que invita a la reflexión, metáfora de la degradación personal, una propuesta diferente a lo acostumbrado en el país, y que ya ha dado sus primeros frutos: el respaldo de la distribuidora Notro Films.

Notas de producción
La búsqueda de la localización supuso una ardua tarea. Era lo primero que se necesitaba. C. Martín Ferrera localizó el pozo, acompañado por algún miembro del equipo. Todos quedaron impactados al imaginarse cómo debía ser el encierro indefinido en un sitio como aquel. Su director lo tuvo claro desde el principio: el rodaje debía desarrollarse en el pozo.

Inicialmente, C. Martín Ferrera tuvo que enfrentarse a las críticas de lo que supondría rodar en las condiciones que fijaba y a una desconfianza inicial. Se pensó e incluso se crearon esbozos de lo que sería un decorado acondicionado para los fines del rodaje, pero finalmente cuajó la idea del director ante la máxima de buscar la mayor credibilidad.

Desde el punto de vista del montaje, la idea era complicada. Se trataba de mantener la atención de un espectador sin restarle el más mínimo interés:

"Procuré que, con el trabajo en cada plano y el ritmo, el montaje funcionase. En principio el resultado nos pareció sorprendente. Pero al darle vueltas y gracias a la genialidad del montador, Xavi Carrasco, el resultado fue espectacular".

Respecto al actor, la consigna era encontrar alguien desconocido para ser fieles a la idea de la máxima credibilidad:

"Quería a Miguel, y no a un conocido haciendo de Miguel. Apostar por Jaume García Arija ha sido, sin duda, la mejor decisión. Él es el centro de gravedad del film. Necesitábamos a alguien capaz de mostrar la amplia gama de registros emocionales que exigía el personaje, de manera precisa y verosímil. No podíamos cubrir carencias interpretativas con más recursos. La película es el personaje y su degradación física y psicológica, sin más. No había tenido oportunidad de verle en trabajos de cine, sí en televisión y teatro. Y a muy poco de comenzar los ensayos de prueba, supe que era Miguel. Sin duda ha sido un reto y una prueba superada por todos".